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América
Día de la Hispanidad: del genocidio al feminismo hegemónico
En el Día de la Hispanidad se conmemora el mal llamado “Descubrimiento de América”, el preludio de una conquista genocida que exterminó territorios, cuerpos e imaginarios en nombre de la civilización y la modernidad. Este colonialismo incipiente fue una semilla que dio y sigue dando frutos, entre los que se encuentra el feminismo dominante.
Cada 12 de octubre en el Estado español se reavivan las llamas que nunca apagó la “Transición”. Este día los dos bandos confrontados vuelven a ocupar la palestra para demostrar que la guerra nunca finalizó del todo, solo se llevó a un plano simbólico. Mientras los vencedores exhiben sus banderas rojigualdas y celebran el “Día de la Hispanidad” con orgullo, los vencidos padecen de la incomodidad a los que estos símbolos le remiten, por no identificarse con la idea de “nación española” que desde los medios de socialización estatales emana desde tiempos inmemoriales.
Desde los bandos más escépticos se pretende mantener una perspectiva crítica hacia los sistemas de significación nacional. A pesar de ello, no podemos negar que no somos asépticxs a este discurso hegemónico: hemos interiorizado gran parte de sus valores, y estos han determinado en gran medida nuestra visión del mundo sin perjuicio de resistirnos a ello. En última instancia, el día 12 de octubre responde a una estructura discursiva racista y colonialista que articula nuestros imaginarios, y que debe ser conocida para ser combatida.
“Descubrimiento” de “América”
El “Descubrimiento de América” se fecha el 12 de octubre de 1492, cuando la expedición capitaneada por Cristóbal Colón llega a Guanahani con la convicción de estar pisando tierras asiáticas. Explica Enrique Dussel en Encubrimiento del Otro que, para él, y para todos lxs europexs renacentistas de la época, el mundo se dividía en tres continentes, y la “gente desnuda” que describe Colón en sus diarios, eran “indios”, “asiáticos”, en definitiva, una invención que prevaleció en el imaginario europeo hasta que se “descubrió” que se trataba de un “Mundo Nuevo”, un cuarto continente. Cuando se pasa de la “Invención” al “Descubrimiento”, es cuando se produce un cambio en la autointerpretación que tiene Europa de sí misma: “La Europa provinciana y renacentista, mediterránea, se transforma en la Europa ‘centro’ del mundo: en la Europa "moderna", dice Dussel.
Fue Américo Vespucio quien reveló que desde Brasil no observaba las mismas estrellas que desde el Mediterráneo. Así, el territorio denominado hasta ese momento como “las Indias” pasó a llamarse “América”, en honor a quien descubrió que se trataba de otro continente. En los libros de historia falta mencionar que “América” ya estaba “descubierta” y que ya tenía nombre: Tawantinsuyu a la región andina, Anáhuac a lo que se conoce actualmente como México, Abya-Yala a lo que hoy denominamos Panamá. En los libros de historia también se encargaron de disfrazar la violencia del primer contacto entre europeos e indígenas mediante conceptos encubridores. Y es que es cuanto menos perspicaz hablar de “encuentro entre dos mundos”, pues lo que no se dice es que este “encuentro” no fue más que un confrontamiento violento entre tecnologías militares completamente desequilibradas; y que estos “dos mundos”, se trataban verdaderamente de un mundo conquistador y de otro mundo conquistado.
Dussel define la “conquista” como un “proceso militar, práctico, violento que incluye dialécticamente al Otro como ‘lo Mismo’”. Aquí entenderíamos “dialécticamente” como lo entiende el séptimo apartado de la RAE: “relación entre opuestos”. El “Otro”, es el y la indígena, o más bien, la concepción que se tiene de estxs, en tanto que no forma parte de un “nosotrxs” como colectividad. Es “Otro” porque no comparte todo lo que configura nuestro imaginario colectivo: nuestras tradiciones y costumbres, nuestra lengua, nuestras concepciones del “bien” y del “mal”... Así, “incluir al Otro como lo Mismo” es, en definitiva, anular un imaginario colectivo en favor de otro – del nuestro -. En este sentido, también se olvidan de mencionar en los libros de historia que las comunidades indígenas se vieron obligadas a abandonar su cultura; su lengua, sus tradiciones, sus costumbres, sus creencias, su vida cotidiana; y a adoptar de forma forzosa la cultura europea.
Los dioses vencedores
Cuando Dussel afirma que a raíz del “Descubrimiento” Europa se “transforma en la Europa ‘centro’ del mundo”, no se refiere únicamente desde un punto de vista geográfico. Europa pasó a ser el centro regidor de todas las esferas, incluida la espiritual. Así en 1495 los Reyes Católicos ordenaron que partiesen misioneros cristianos a este “Nuevo Mundo”, y que comenzaran a evangelizar a la población indígena, empezando por lxs niñxs. Esta evangelización fue un proceso violento y forzoso, cuyo primer paso consistía en obligar a la población a destruir sus lugares sagrados y sus objetos de culto religioso.
De esta forma, en 1502 comenzaron las primeras edificaciones eclesiásticas en Santo Domingo. Se crearon las primeras diócesis latinoamericanas (en Puerto Rico en 1511, en Concepción de la Vega en 1512 y en la Abadía de Jamaica, en 1515). En 1513 Vasco Nuñez de Balboa “descubría” el océano Pacífico, al que bautizó como “Mar del Sur”, y en este mismo año, se funda la primera diócesis en tierra firme, la diócesis de Panamá, convirtiéndose en el centro de operaciones de evangelización. A partir de entonces esta colonización espiritual iría expandiéndose por América del Sur.
Fue esta alteridad la que se empleó de forma estratégica para legitimar las atrocidades que se cometieron por parte de los conquistadores
La razón de este exterminio de las creencias y los cultos indígenas reside en que Europa los concebía como cultos paganos y demoniacos. Aquí subyace la alteridad con la que se tomó perspectiva de este “encuentro entre dos mundos”, tratándose para lxs europeos del encuentro entre su propia población (civilizada, con unos “correctos” principios morales y una “adecuada” noción del bien y del mal, en definitiva, superior); y una población bárbara, (de valores erróneos, inmadura, salvaje e inhumana, y en última instancia, inferior). Fue esta alteridad la que se empleó de forma estratégica para legitimar las atrocidades que se cometieron por parte de los conquistadores. Es lo que Dussel denominó “mito de la Modernidad”que, a grandes rasgos, es la falacia que se articuló en el imaginario europeo a través de la cual se justificó la violencia y la dominación ejercida por los conquistadores como mal “necesario” para “civilizar” y “modernizar” a la población bárbara.
Europa, el ombligo del capitalismo
La Europa moderna también se situó en el centro de la esfera económica. Debemos contextualizarnos en plena crisis de la economía feudal y la consecuente transición hacia el capitalismo, caracterizada, en palabras de Silvia Federici en su Calibán y la bruja, por el abandono de una economía de subsistencia basada en la “producción-para-el-uso”, y la instauración de un nuevo régimen monetario sostenido en la “producción-para-el- mercado”.
La implantación del sistema capitalista no sólo fue liderada por Europa (instituyéndose como “sede” de las relaciones salariales de trabajo), sino que lo hizo con base en el dominio de territorios no-europeos: apropiándose de los territorios americanos y de los cuerpos del “Otro”, mediante el tráfico de esclavos africanos y la imposición de otros trabajos forzados a la población aborigen del “Nuevo Mundo”. Se estima que de dos a cuatro millones de esclavos africanos murieron en lo que se denomina Middle Passage. Los barcos salían de Europa con productos manufacturados que intercambiaban por esclavos en África, y que luego vendían en América a cambio de materias primas con las que regresaban a Europa. El tráfico de esclavos suponía el trayecto intermedio, de ahí a que este circuito se bautizase como Middle Passage.
A su vez, en el “nuevo continente” nos encontramos con diversas estrategias de sometimiento de la población indígena, como los sistemas de “encomienda”, “mita” y “catequil”. Describe André Gunder Frank la “encomienda” como “un sistema bajo el cual los derechos sobre el trabajo de las comunidades indígenas eran concedidos a los terratenientes españoles”. En 1548 se remplaza por el “repartimiento” (“catequil en México y “mita” en Perú), que “obligan a los jefes de la comunidad indígena a suministrarle al juez repartidor español una cierta cantidad de días de trabajo por mes”. Y es que tal y como desarrolló Aníbal Quijano en Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina, las causas sobre las cuales se apoya el genocidio de lxs indixs en las primeras décadas de la colonización, más allá de las enfermedades europeas o la violencia de la conquista, fue que la población indígena fue usada como mano de obra desechable, forzada a trabajar hasta morir.
En definitiva, cuenta Federici, el desarrollo capitalista necesitó un salto inmenso en la riqueza apropiada por la clase dominante europea y en el número de trabajadores puestos a su mando, unas condiciones que halló en la mano de obra y en los recursos de los territorios que acababa de conquistar. Pues como bien describió Dussel, “lo que era oro y plata en Europa, dinero del capital naciente, era muerte y desolación en América”.
El “otro” oro: la mujer indígena
De la misma forma que se “coloniza” el cuerpo de los indios reduciéndolos a mano de obra desechable, el conquistador europeo “colonizaría” además la sexualidad de la india. Explica Gerardo León en El “otro oro” en la conquista de América: las mujeres indias, el surgimiento del mestizaje que las mujeres terminaron por ser parte del botín de los territorios conquistados, siendo repartidas entre los soldados como el “otro oro”.
Así narraba Michel de Cúneo, cronista en el segundo viaje a América, cómo violaba a una “india” que Colón le había regalado: “Mientras estaba en la barca, hice cautiva a una hermosísima mujer caribe, que el susodicho Almirante me regaló, y después que la hube llevado a mi camarote, y estando ella desnuda según es su costumbre, sentí deseos de holgar con ella. Quise cumplir mi deseo pero ella no lo consintió y me dio tal trato con sus uñas que hubiera preferido no haber empezado nunca. Pero al ver esto (y para contártelo todo hasta el final), tomé una cuerda y le di de azotes, después de los cuales echó grandes gritos, tales que no hubieras podido creer tus oídos. Finalmente llegamos a estar tan de acuerdo que puedo decirte que parecía haber sido criada en una escuela de putas.”
Este periodo sirvió para identificar la masculinidad con la afición a la guerra, el celo cristiano y la potencia sexual
Los frutos de esta violencia sexual a la que fueron sometidas las mujeres indias serían sus hijxs mestizxs e ilegales por ser fruto de una relación extramatrimonial. Como desarrolla Fernanda Molina, en Crónicas de la hombría. La construcción de la masculinidad en la conquista de América, la proliferación de la población mestiza significó la “coronación de la excelente actuación sexual que los españoles desplegaron en las Indias, reafirmando la masculinidad del hombre europeo”. De hecho, explica la autora que este periodo sirvió para identificar la masculinidad con la afición a la guerra, el celo cristiano y la potencia sexual; y para ello, fue necesario “desplazar” la imagen indígena “reduciéndola” a la feminidad, la cobardía y la sodomía.
Otra forma de “fusión racial” según León serían las donaciones de las mujeres “indias” por parte de los caciques. Véase el caso de Hernán Cortés, que recibió de los caciques de Tabasco, Cempoala y Tlaxcala hasta veinte mujeres “indias” para “que sean vuestras mujeres y hagáis generación”. Entre estas mujeres se encontraba la famosa Marina, conocida como “Malinche”, quien sirvió de intérprete al conquistador en la toma de los Aztecas. También describe los casos en los que se produjeron uniones por conveniencia. Se trataban de matrimonios entre europeos e “indias nobles”, que se concertaban de forma estratégica para aumentar las riquezas y el prestigio social de los europeos entre los pueblos aborígenes.
Explica Molina que a medida que avanzó la colonización las relaciones de dominación entre españoles y mujeres indígenas se convirtieron en más “sutiles y cotidianas”. Se consolidó la prestación de “favores sexuales” entre las encomendadas, y los abusos sexuales se normalizaron hacia las indias que prestaban servicios domésticos. Según Federici, el trabajo doméstico femenino introdujo una “nueva jerarquía sexual que privó a las mujeres indígenas de su autonomía y les otorgó a sus parientes más poder sobre ellas”. Con la introducción de nuevas leyes - nuestras leyes - , las mujeres casadas pasaron a ser propiedad de los hombres. Es decir, que yendo los colonos a “salvar de la barbarie” a la población indígena, resultó que finalmente acabaron por exportar su propia barbarie – nuestra propia barbarie -, imponiendo las dinámicas patriarcales que regían a la sociedad europea y que poco tenían de “civilizadas”.
Cuando las blancas fuimos dueñas de esclavas
Dice Federici que cuando se institucionalizó la esclavitud las mujeres blancas fueron “elevadas de categoría”, esposadas dentro de las filas de la estructura de poder blanco. Y cuando resultó posible, ellas también se convirtieron en dueñas de esclavxs, generalmente mujeres, empleadas para realizar el trabajo doméstico. Aura Estela Cumes en Mujeres indígenas, patriarcado y colonialismo sintetiza bien este proceso: “La colonización oprimió a los hombres en el mundo público, pero los empoderó en lo privado. Al igual que la colonización acerco a las mujeres blancas con los hombres por medio de un pacto racial”.
El colonialismo nos brindó unos privilegios que seguimos sustentando, y unas dinámicas de poder que siguen enquistadas en nuestras estructuras discursivas
Como señala Liliana Suárez en Descolonizando el Feminismo, el colonialismo es una semilla que aún da sus frutos. El colonialismo nos brindó unos privilegios que seguimos sustentando, y unas dinámicas de poder que siguen enquistadas en nuestras estructuras discursivas. Y el producto ha sido un feminismo dominante que concibe a la mujer blanca como sujeto político, y a la mujer del llamado “Tercer mundo” como objeto de una estructura de poder, como víctima del patriarcado de las sociedades no occidentales, y no como “agentes activos conscientes de sí mismas y de su entorno”. Esto hace del feminismo, en palabras de Suárez, “una misión civilizadora que se pone en marcha sin preguntar a las mujeres afectadas”, o en palabras de Cumes, “un proyecto civilizatorio, en cuyas entrañas se gestan los procesos de colonización y se legitima el racismo”.
El resumen es un panorama en el que el feminismo blanco combate la cosificación que sufre la mujer occidental mientras cosifica a la mujer no occidental, negándole su capacidad de hablar en sus propios términos. Por esto cobra tanta importancia hablar de la descolonización del feminismo, una descolonización que implica, según Cumes, “abandonar atalayas y laboratorios, instituciones de diagnosis y prognosis, identidades certeras, y herramientas analíticas monocordes. La descolonización implica trabajar en alianzas híbridas, multiclasistas, transnacionales, para potenciar un movimiento feminista transformador que pueda contrarrestar con organización, solidaridad, y fortaleza la dramática incidencia del capitalismo neoliberal en la vida de las mujeres del sur”.
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Por desagradable que resulte reconocerlo, buena parte del Estado español es por lo que fue. La negación de la historia y la falta de autocrítica marcan la ‘celebración’ de otro 12 de octubre.
Estaría genial que el autor lea algún libro de historia.Un concepto básico que se aprende en historia , es que no puedes juzgar hechos de hace 500 años con los valores morales del siglo XXI. Para ser justo, entonces tendrá que juzgar los actos de los indigenas de la misma perspectiva ; y no lo hace. Debería saber que muchos pueblos indígenas eran canibales, ofrecían sangre a sus dioses y mataban virgenes en ofrendas. Si el autor considera que eso es un valor moral civilizado, maduro , humano y acertado...., rechazaré ir a su casa a cenar.... a ver si voy a ser yo la cena . Ni los malos eran tan malos , ni los buenos eran tan buenos.
Argumento franquista de la ayuda servida a los indígenas por bárbaros, caníbales y demás patrañas. Los libros de historia no atienden a la realidad, más si cabe si leemos nacionalistas españoles que buscan manipular ese periodo llamándolo mestizaje. Claro que sí guapi. Indígenas violadas , mezcladas con negros esclavos africanos y europeos lo encubren como mestizaje. Caraduras los que defienden la hispanofobia barata.
Cuanto racismo e ignorancia hay en los comentarios al llamar a los nativos de América indigenas, aparte se equivocan al de ir que eran caníbales y todas las patrañas que cuentan, esos son inventos de los invasores para justificar sus terribles actos genocidas.
Coincido con los comentarios. No sé puede hablar de genocidio. Insistir machacinamente en este tema es de una torpeza infinita. Llamarlo el día de la resistencia indígena en países de América donde se margina a sus indígenas y hasta asesina impunemente si van contra los intereses de su gobierno no es más que un acto de hipocresía falaz y cobarde. Dicho esto estoy en contra del sainete que organiza el gobierno de España cada año de despilfarro y vergüenza agena. Viva el día de la hispanidad y de unión
A los indios los hicieron subditos de la corona con los mismos derechos y obligaciones q cualquier español. Genocidio el de ingleses alemanes belgas y holandeses
Por cierto, españa nunca tuvo ni colonias ni un imperio colonial. Eran virreinatos, es decir, provincias, con un consejo autónomo.
El artículo es en sí un tributo a la ignorancia histórica y la falacia ideológica.
Más vale y el autor de este artículo leyera algún libro de historia antes de catalogar de "conquista genocida" el descubrimiento de América. Déjense ya de la maldita leyenda negra antiespañola y revisen la historia y las fuentes principales. Acudan, por ejemplo, a las cédulas reales de 1503 donde se prohibió la esclavitud indígena o las leyes de indias, que contienen el primer código laboral de la historia que protegió a los indígenas contra los abusos de los capataces.
Lean Historia y déjense de historias, de inventar y de dar alas a la leyenda negra, llena de falsedades. Un periodista serio se informa antes de escribir.
El victimismo español con respecto a su historia es lamentable. Existieron culturas y se acabaron prácticamente con ellas implantando un sistema feudal a sociedades neolítica nativas. Abuso lo hubo, es la verdad. Nos guste o no esa es la realidad histórica. Hubo leyes de protección al indígena pero nadie para obligar a cumplirlas. Los europeos fueron asesinos al servicio de la explotación de un territorio y formaron un circuito comercial mundial. Protocapitalismo y mucho historiador españolista enfermo por exculpar a España de sus acciones. Artículo acertado.