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Tenemos las tripas revueltas y los mensajes de whatsapp no dejan de llegar. Creo que no me equivoco si digo que la dimisión de Íñigo Errejón es la crónica de una muerte anunciada. Y es eso, lo que resulta profundamente doloroso: se ha esperado en silencio su adiós y, ahora, la noticia es el adiós, y no el silencio colectivo.
Violencia machista
Política Errejón dimite tras no poder contener una acusación de violencia machista
En cuanto la periodista Cristina Fallarás publicó ese mensaje en Instagram, el nombre de Íñigo Errejón corrió como la pólvora. No hubo lugar a dudas de que el mensaje hacía referencia a él. Ahora, tras más de 48 horas de silencio por parte del político, y una horda de mensajes en los que buena parte de la izquierda española entona un “esto ya se sabía”, Íñigo Errejón abandona la política en solitario. Lo hace solo y con un comunicado donde reconoce vagamente su papel, pero en el que nos explica que el problema es de la “subjetividad tóxica”, que “en el caso de los hombres el patriarcado multiplica”. Un ejercicio de cirugía política con el que busca eximir su responsabilidad, generar algo de lástima y contener al máximo los daños. Es táctica pura. Salir lo más dignamente posible cuando estás de mierda hasta el cuello. Sin embargo, más allá del acontecimiento, la pregunta que tenemos que hacernos ahora es ¿por qué ha llegado a estar de mierda hasta el cuello?
El que agrede es el responsable primero de sus actos, pero no el exclusivo, porque la política es un ejercicio colectivo
El que agrede es el responsable primero de sus actos, pero no el exclusivo, porque la política es un ejercicio colectivo. Si lo suyo era tan conocido como lleva diciéndose varios días, cabe preguntarse ¿por qué nadie le paró los pies? Si esto se ha sabido desde siempre, ¿por qué nunca se activaron los mecanismos de control de cada uno de los partidos por los que ha pasado? ¿Por qué se ha esperado a que un mensaje anónimo de una víctima hiciese explotar todo por los aires? Es, sencillamente, porque quien ha estado a su lado no lo ha considerado relevante, lo ha practicado junto a él o le ha parecido que era mejor mirar para otro lado y aupar al político.
— Íñigo Errejón (@ierrejon) October 24, 2024
Previsiblemente, los próximos días se pedirá a las víctimas que hablen y que lo cuenten todo, porque ya no se puede ocultar lo que el propio responsable ha reconocido. Lo que esperamos de ellas pidiéndoles que hablen es un comportamiento ejemplar y valiente. Ellas, sin embargo, llevan años contándonos entre bambalinas lo que les había pasado. Somos muchas las periodistas a las que nos lo han contado, son muchas las veces que en círculos políticos se ha comentado y muchas las que activistas feministas nos han preguntado: ¿por qué no les estamos haciendo caso? Puede que en los próximos días eclosione un #metoo, pero lo realmente necesario es que también haya un #meaculpa.
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Para que las víctimas puedan hablar, el pacto de silencio patriarcal que opera en las altas esferas de la política se tiene que romper y no solamente fracturar. Hoy, con la dimisión de Errejón, solo se ha rasgado un poco y sigue tan intacto como siempre. Así que no les podemos pedir a ellas que hablen, porque lo harán cuando seamos capaces de repararlas, en vez de juzgarlas, y cuidarlas. La mirada debe dirigirse hacia ellos.
La política está llena de íñigos errejones que ahora mismo respiran tranquilos porque no es su nombre el que circula por las redes, pero que en cuanto se les pase el susto volverán a las andadas. Volverán a amenazar a mujeres con las que comparten vida política o a las que coinciden en un espacio de ocio. Identificarán también a aquellas que les plantan cara y sobre ellas ejercerán una violencia mayor. Auparán y mimaran, sin embargo, a aquellas que sostengan su silencio porque “lo importante es el proyecto político”.
Así opera la violencia política contra las mujeres en política. También opera así en los medios, en la cultura, en el deporte, en el trabajo, etc. Tenemos un profundo problema con los hombres y el poder, con la camaradería masculina que opera para perpetuar una violencia que es histórica y también con la dulzura femenina que los acuna y cuida con una mística de la feminidad colaboracionista y recalcitrante. Es un problema estructural, es político y es profundamente urgente.
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Es un riesgo caer en el puritanismo, pero me acuerdo de ese "lo personal es político". ¿Qué saben pero nunca cuentan los periodistas sobre los políticos de Madrid? ¿Qué saben sobre adicciones, comportamientos machistas, violencia...? Las estructuras políticas de izquierdas están ahora en duda por no haber dicho nunca nada sobre Errejón, pero también los periodistas de izquierdas que dicen "algo se sabía". Va a haber mucho trabajo que hacer para recuperar la confianza de votantes y lectores.
Vergonzosa actitud machista de un vergonzoso político. Espero que esto no quede aquí y se logre poner en su sitio, el juzgado, a muchos políticos machistas que siguen sentados en sus cargos.
Se trata del poder, en este caso el poder que ejercen los hombres desde e la atalaya del patriarcado, amplificado por el poder político, el endiosamiento y el narcisismo que lxs que lo ejercen destilan.
Ningún hombre que yo conozca, haciendo un ejercicio honesto de introspección, esta libre de encontrar en su historia personal algun episodio en el que haya ejercido algún tipo de violencia contra las mujeres. El privilegio del que disfrutamos desde una posición de poder, ya sea este patente o velado, es difícil de desdeñar, no ejercerlo, en la mayoría de las ocasiones sin mala conciencia.
Es difícil asumir que has hecho daño, que has abusado de tu posición, que te has comportado de forma censurable, es más cómodo negarnoslo o justificarlo, evitar enfrentar nuestros monstruos.
Dentro de esta sociedad jerarquizada y patriarcal, llena de injusticias y abusos normalizados lo raro es no haber sido parte de ellos, ya sea como parte activa o como cómplice silente.
Dentro de este sistema no caben las relaciones humanas sanas, todo está mediado por el poder y el abuso.
Gracias por el texto, creo que da en las claves, especialmente en los silencios cómplices y la banalización de el abuso.
Los mea culpa que vayan entonandose y tambien que vaya saliendo el nombre de la diputada en Madrid, la que ha salido haciendose pasar por una tal "loreto" y que se terminaba ofreciendo como "mediadora" lo que viene siendo, la que iba tapando la mierda del egomaniaco sobón. Todo mientras los sumanditos y mas errejoners ahora estan cruzando declaraciones de forma patetica para marcarse el tanto de haberlo obligado a irse, cuando lo que se infiere de este y otros articulos y lo que se va sabiendo, es que lo SABIAN y lo tapaban hasta que les explotó en la cara.
Ademas de dociles, ahora encubridores...
Errejón no es santo de mi devoción y de su actuación política tengo una opinión bastante negativa, ahora bien, la señora que escribe esta crónica consideraría una manifestación de contubernio machista decir que este turbio asunto no puede ser extrapolando ni elevado a categoría general como me ha parecido deducir de su artículo? Como hombre me siento interpelado porque hago mío el proverbio latino: "Soy un hombre, nada de lo humano me resulta ajeno".
Evidentemente no es así. Flaco favor se nos hace a las mujeres si a cada acusación de violencia hay que explicar que no se ataca a los hombres como colectivo.
La pregunta que me hago, si esto lo sabían los periodistas de los medios, porqué nadie dijo nada y se corrió un tupido velo.
Lo que faltaba. Con esto PPVox tendrán municion para años contra la izquierda y la borregada se acabará de intoxicar con el "todos son iguales" o mucha ley feminista pero los tios de izquierdas se comportan asi. Que desastre.
¿Pero de que izquierda está usted hablando? Y claro que todxs lxs politicxs profesionales son iguales, progres o fachas todxs al servicio del capital y las opresiones con las que se fortifica. Todavía recuerdo cuando una minoría del 3% avisamos en Vistalegre 1 sobre lxs profesionales de la política. De aquellos polvos estos lodos. Menos superioridad intelectual y más trabajar en la base con "la borregada".