Antifascismo
¿Sería legítima una república vasca antifascista? Una hipótesis para el debate

El derecho a la resistencia, la acción directa y la desobediencia civil, son parte de nuestro bagaje político y no debemos dudar en emplearlas cuando sea necesario
Varios Pasaia Euskal Herria - 5
Mural pro independencia en Pasaia, Gipuzkoa. David F. Sabadell

@juan_ibarrondo

13 feb 2024 05:20

Hemos asistido este año a un deterioro sin precedentes de los derechos humanos y la democracia en buena parte del planeta, tanto en el llamado norte global como en el sur. El genocidio palestino ha dejado definitivamente al descubierto la doble vara de medir de los gobiernos occidentales frente a los autoritarismos violentos, defendiendo a “nuestros hijos de puta” y demonizando a los demás, independientemente de su cumplimiento o no de cualquier atisbo del Derecho Internacional de Derechos Humanos.

La impotencia de Naciones Unidas para ni siquiera humanizar mínimamente los conflictos ponen en cuestión la validez de un sistema puesto en marcha tras la Segunda Guerra Mundial y que hace aguas acosado por sus propias limitaciones estructurales y por la laminación que sufre desde los poderes económicos transnacionales y el creciente auge del autoritarismo, la guerra y la impunidad de los poderosos.

Berlín propalestina
Cartel: "Scholz, vergüenza" en Berlín. Carmela Negrete

La propia idea de democracia tal y como la conocemos, es decir la democracia liberal, está en crisis, aunque todavía se la considere mayoritariamente como el menos malo de los sistemas. Sin embargo, la crisis de las democracias es sobre todo interna, a pesar de los intentos mainstream para dibujar un escenario de guerra entre totalitarismos y democracias, algo que cada vez es más difícil de sostener desde una mirada mínimamente objetiva de los conflictos internacionales.

El avance de la extrema derecha es global, aun con características diferentes en el norte y en el sur global, o dicho de otra forma, en los centros y en las periferias del mundo, y se extiende como una mancha de aceite al ritmo de la música militar de las cada vez más numerosos guerras que asolan el planeta, a mayor gloria del nuevo capitalismo militarizado.

En semejante tesitura, para las personas de izquierdas antiautoritarias que tratamos de cambiar ese sistema, se abren cuestiones cruciales que deberemos afrontar si queremos tener una mínima oportunidad para lograrlo.

¿Cómo se combate un nuevo fascismo que se apoya en buena medida en el apoyo electoral mayoritario? ¿Debemos aceptar los desmanes de gobiernos autoritarios por ser respaldados por esas mayorías? ¿Hasta qué punto y en que ámbitos? Responder estas preguntas supone reflexionar sobre los límites y posibilidades emancipatorias de las democracias liberales realmente existentes.

¿Cómo se combate un nuevo fascismo que se apoya en buena medida en el apoyo electoral mayoritario?

En realidad, es éste un debate que no tiene nada de nuevo y que se ha suscitado en distintos momentos de la historia de las luchas populares. El periodista vasco francés Prosper Olivier Lissagaray, en su crónica en primera persona de la Comuna de París, relata una y otra vez los problemas de los sectores más avanzados de la revolución comunera con la Asamblea Nacional, que invocaba el sufragio universal del conjunto de la nación para aprobar medidas que ya se estaban poniendo en práctica en distintos barrios de París de manera autónoma y asamblearia, y que eran fundamentales para su defensa.

También podemos leer al médico y revolucionario anarquista vasco Isaac Puente, cuando, tras el triunfo de las derechas en las elecciones republicanas españolas, escribía: «Han triunfado las derechas en el tinglado político. Los políticos están obligados a dejarles libre el paso de la legalidad. Pero nosotros no estamos dispuestos a consentirlo ni a respetar esa legalidad».

El caso argentino es tal vez el más actual y llamativo, pero desde luego no es ni mucho menos el único en que la extrema derecha llega al gobierno sin poner en cuestión-por lo menos en su retórica- la democracia, pero sí laminándola y debilitándola en la práctica.

Sidecar
Sidecar La motosierra de Milei
En vísperas de las elecciones generales del 22 de octubre, Milei encabeza en solitario todos los sondeos. La única incertidumbre es si podrá superar el umbral estipulado para evitar la segunda vuelta.

En el Estado español, la posibilidad de la llegada al poder por la vía electoral de la derecha extrema es una amenaza muy real, que ya se da en otros lugares de Europa de manera más o menos explícita.

¿Qué podemos hacer desde Euskal Herria para evitarlo? Y, en caso de producirse, ¿cómo deberíamos actuar? O dicho de otra forma: ¿Qué argumentos y prácticas podemos esgrimir desde la izquierda antiautoritaria vasca para confrontar con el neofascismo español?

Para empezar, deberíamos recordar que la democracia -por lo menos una visión progresista de la democracia- no se limita a la celebración de elecciones, sino que implica el respeto y cumplimiento de los derechos humanos, entendidos como reglas básicas de interacción social de las que nos hemos dotado como humanidad libre e igual en derechos y deberes, así como la separación de poderes en el marco de una ciudadanía informada y consciente.

El derecho a la resistencia, la acción directa y la desobediencia civil, son parte de nuestro bagaje político y no debemos dudar en emplearlas cuando sea necesario, con inteligencia y cautela, pero a la vez con decisión

De forma, que por mucho que la extrema derecha autoritaria tenga mayoría en determinado ámbito electoral eso no le da derecho a discriminar a las minorías, ni a laminar derechos sociales básicos como la salud, la educación o la vivienda, y desde luego tampoco a atacar el derecho a la libre asociación y circulación, incluido el derecho a la huelga, la manifestación pública, el derecho de asilo…

En esto es necesario ser radicales e intransigentes, no puede ser de otra forma, pues no se puede utilizar la democracia para acabar con ella, y debemos serlo no sólo con los partidos y gobiernos expresamente autoritarios sino con los que a la chita callando llevan a cabo las mismas políticas antidemocráticas.

El derecho a la resistencia, la acción directa y la desobediencia civil, son parte de nuestro bagaje político y no debemos dudar en emplearlas cuando sea necesario, con inteligencia y cautela, pero a la vez con decisión.

En ese sentido, si un territorio como el vasco, inserto en un Estado donde ha triunfado un régimen autoritario que es rechazado mayoritariamente en Euskal Herria, estará legitimado para reivindicarse como sujeto soberano y ejercer su derecho de autodeterminación para liberarse y proteger a su ciudadanía de la tiranía.

Varios Pasaia Euskal Herria - 15 Pablo Hasel
Pintada en apoyo a Pablo Hasel en Pasaia, Gipuzkoa. David F. Sabadell

En puridad, también cualquier grupo, comunidad o individuo estaría en su derecho de negarse a cumplir leyes injustas, y a ejercitar la desobediencia civil frente a la imposición de la mayoría electoral en el Estado al que pertenece si se vulneran sus derechos inalienables según el Derecho Internacional de Derechos Humanos.

De manera, que si la reacción neofascista triunfara en España (dejemos por un momento aparte la cuestión francesa), Euskal Herria se vería legitimada a ejercitar el derecho de autodeterminación, separándose del Reino de España para proteger a su ciudadanía y salvaguardarla de normas discriminatorias y contrarias a los derechos humanos, desde luego, en el supuesto de que la ciudadanía vasca así lo decidiera de manera mayoritaria.

Tal vez, podría aducirse que tal acción sería insolidaria con la población resistente española, dejándola vendida a su suerte. La respuesta a ese argumento debería darse desde el campo de la solidaridad internacionalista, incluido el derecho de asilo a las personas perseguidas por el neofascismo español, así como el apoyo a la resistencia antifascista española desde las instituciones y la sociedad vasca.

Si la reacción neofascista triunfara en España, Euskal Herria se vería legitimada a ejercitar el derecho de autodeterminación, para proteger a su ciudadanía y salvaguardarla de normas discriminatorias y contrarias a los derechos humanos

Dicho sea todo esto sin obviar tampoco, que en nuestra tierra también puede producirse un avance neofascista, adoptando alguna de las mil caras de la hidra autoritaria global, sin exceptuar un nacionalismo vasco excluyente, racista y xenófobo, como los brotes recién nacidos en Cataluña, o el rojo-pardismo racista, como ya sucede entre la izquierda alemana.

Opciones que de momento vemos lejanas, pero no descartables en el futuro si no se hace una labor de pedagogía, también desde el ejemplo y la práctica de políticas de izquierdas, antiautoritarias, ecológicas, feministas y descoloniales.

Es necesario apuntar, en ese sentido, que nuestro argumento también valdría para legitimar que un Estado Nación, por ejemplo la hipotética república vasca, prohibiera normas locales que provocaran discriminación o conculcaciones graves de los derechos humanos, por ejemplo discriminación flagrante a los derechos de las mujeres o bien a las minorías étnicas, personas migrantes, LGTIB… en un determinado municipio.

Obviamente, no será posible constituir esa potencial republica como un ente separado del resto del mundo, y habrá que optar y ser coherentes apoyando a los pueblos del sur en sus justos reclamos de equidad en las relaciones internacionales, a la vez que se desarrollan políticas de izquierdas no autoritarias al interior.

Huelga general en Euskal Herria  - 1

Esto no puede quedarse en mera retórica y habría que hacer renuncias imprescindibles para una mínima coherencia, como la prohibición de la industria y el comercio de armas y su conversión en industria de valor social, así como la salida de la OTAN.

Desde luego, esto implicara encarar un debate de fondo sobre nuestra política de alianzas y relaciones geopolíticas y económicas, incluida la pertenencia a la UE o la política de acogida a las personas migrantes.

La republica debería también encarar la senda del decrecimiento, o mejor de un crecimiento alternativo, no fósil, no neoliberal, no desarrollista, limitando el consumo superfluo y fomentando una nueva escala de valores solidarios frente a la triada neofascista de miedo, odio y venganza.

Debemos asumir, para no viajar por los mundos de Yupi, que la ciudadanía vasca no está ahora mismo dispuesta ni preparada para estos cambios, pero también es verdad que-por lo menos de momento- también es contraria a la vía neofascista, de manera que haríamos mal si diéramos por perdida esta contienda política antes de haberla librado, pues podría ser que no hubiera términos medios a los que agarrarse.

La republica debería también encarar la senda del decrecimiento, o mejor de un crecimiento alternativo, no fósil, no neoliberal, limitando el consumo superfluo y fomentando una nueva escala de valores solidarios

Una parte relevante de la sociedad vasca responde en las encuestas que estaría a favor de la independencia dependiendo de las circunstancias; algo que deja una ventana de oportunidad abierta para debates como este.

Imaginación y cautela en el accionar político, reforzamiento de los vínculos comunitarios, pedagogía desde el ejemplo, frentes amplios antiautoritarios, batalla cultural… no hay otra salida, no hay atajos; pero también deberemos ser firmes en nuestras convicciones por la justicia social, la igualdad de oportunidades y el apoyo mutuo; sin hacernos trampas al solitario sobrevalorando nuestras fuerzas, pero tampoco asumiendo  de forma acrítica las propuestas de quienes apuestan por dejarse llevar por la corriente del neoliberalismo autoritario, limitando solamente algunos de sus aspectos más lesivos. 

Puede que estas ideas parezcan un tanto marcianas o fuera del debate político actual, que va por otros derroteros, pero –según todo parece indicar- estamos ante la agudización de una crisis global que incluye el auge del autoritarismo neofascista, y que precisará de propuestas valientes e imaginativas. En cualquier caso, el debate está servido.

Arquivado en: Antifascismo
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

València
València “‘El vol de Guillem’ ha supuesto la liberación de todos estos años de lucha”
Ricard Tàpera, autor del cuento, y Betlem Agulló, hermana de Guillem Agulló, que ha puesto voz a la historia, nos explican cómo ha sido el proceso de creación de esta obra coral, ilustrada por Helga Ambak.
Represión
Represión Una marcha reclama la liberación de los seis de Zaragoza tras un año en prisión
Organizaciones como Amnistía Internacional han expresado su preocupación por este caso, apuntando a posibles vulneraciones de derechos y al aumento de la represión de la protesta social.
Memoria histórica
No olvidamos Aparato legal y de blanqueo
Hoy seguiremos el rastro a las empresas, unas ficticias y otras no, hoteles, bases guerrilleras, cambio de moneda y demás mandangas.
Israel
Israel Netanyahu acelera los planes de ocupación total de una Gaza diezmada por el hambre
El ejército israelí quiere movilizar a 30.000 reservistas para una nueva expansión de la ofensiva sobre Gaza. Las organizaciones dependientes de la ONU alertan de la hambruna y las enfermedades en un enclave en el que escasea el agua potable.
Comunidad de Madrid
Universidad pública El alumnado de la UNED denuncia el “modelo antipedagógico” tras la supresión de tutorías presenciales
El proceso de eliminación de clases se remonta a 2008, aunque ha sido este año, con el nombramiento Claudia Sevilla como directora de centros asociados de Madrid, cuando el gobierno de Ayuso “ha pisado el acelerador”.

Últimas

O Teleclube
O Teleclube 'Os Pecadores' loitan contra montruos reais e mitolóxicos no novo episodio de 'O Teleclube'
O dúo do director Ryan Coogler e o actor Michael B. Jordan estrean unha película sobre a experiencia afroamericana cunha ameaza sobrenatural engadida.
València
València Rechazada la querella por tortura contra Ramón, policía infiltrado en València
Un juzgado de València desestima el recurso presentado por Alerta Solidària contra la inadmisión de la querella criminal por torturas contra el agente que pasó dos años infiltrado.
Gobierno de coalición
Gobierno de coalición El PSOE se mira en el espejo de Canadá
La irrupción de un enemigo exterior poderoso como Trump ha provocado un giro rotundo en las elecciones del país norteamericano, catapultando a los progresistas tras estar al borde de una dura derrota.
Más noticias
Economía social y solidaria
Cooperativismo Economías tejidas por mujeres: feminismo y cooperativismo en Madrid, una genealogía por contar
La Economía Social y Solidaria feminista no ofrece fórmulas mágicas, pero sí un horizonte: uno donde lo productivo y lo reproductivo, lo económico y lo afectivo, dejen de estar enfrentados.
Huelva
Huelva Jornaleras de Huelva en Lucha interpone la primera denuncia por el despido de una temporera marroquí
La sección sindical, recién constituida, asegura que “abren la veda” para denunciar otros atropellos laborales similares en contratos fijo-discontinuos de trabajadoras contratadas en origen.
Artes gráficas
Andalucía Poevélez: Cuando poesía e imagen mezclan, funden y subliman
La muestra colectiva de diversos artistas del panorama nacional nos presenta ejercicios de poesía visual desde diversas disciplinas como el collage y la fotografía y se puede visitar en la Fundación Eugenio
Opinión
Opinión Sobre la guerra y la paz
Parece que los alemanes y el resto de europeos no aprenden con la historia que ellos mismos han protagonizado en los últimos 400 años. Ni siquiera con la historia del siglo XX, tan inmediatamente próxima y tan inmensamente trágica.

Recomendadas

Laboral
Laboral Coidar sen dereitos: a loita das traballadoras nas residencias privadas de Galiza
Sen tempo nin medios para ofrecer uns coidados axeitados, alertan dunha situación insostible nos centros e denuncian a privatización dun servizo a costa do benestar das persoas maiores e dependentes.
Galicia
Galicia Vigo, A Coruña e Ourense mercaron material policial a Israel por medio millón de euros en só catro anos
O alcalde ourensán, Gonzalo P. Jácome, adxudicou un contrato por 70.000 euros días despois do sete de outubro. Abel Caballero asinou outro de máis de 200.000 euros e a alcaldesa da Coruña seguiu a estela cun contrato de 170.000 euros.