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Carnaval de Cádiz
La Andalucía peregrina
He de confesar al lector que la persona con la que he compartido más tiempo durante estas largas semanas de confinamiento ha sido con Don Juan Carlos (el Aragón, no el corrupto Borbón, no se vaya a llevar usted equivocación). Sus coplas han sido tintos de verano para uno de los tantos andaluces condenaos a vivir en tacitas, hogares pequeños en los que también uno puede sentirse millonario. Este artículo bebe de su obra, un humilde homenaje para agradecerle la cantidad de horas de alegría.
Cuando aún no hemos empezado la tan deseada desescalada, una certeza ya parece evidente en esta tormenta de incertidumbre. Si hay un pueblo que vaya a pagar con creces las consecuencias del virus, esa será el andaluz. A alguno no le sorprenderá, ya que también fuimos los principales castigados por la crisis financiera de 2008. Aquello tampoco fue novedad, cuando la reconversión industrial no es difícil adivinar a quiénes engañaron. Hace cien mil primaveras que nos acostumbramos a costear las copas de más de otros, ¡nosotros!, pueblo señalado desde hace cien mil otoños como holgazanes, vagos y maleantes. No son adjetivos escogidos al azar, sino la selección de algunos de los muchos descalificativos pronunciados por terratenientes y chulos a caballo “como el cabrón del Cayetano”, uno de tantos que representan a esa pléyade de señoritos dedicados a explotar a generaciones y generaciones de andaluces trabajadores.
Las cifras de desempleo que se comienzan a barajar son desoladoras, asumiendo Andalucía prácticamente la mitad de los nuevos parados provocados por el Coronavirus. Nosotros, poco dados al nacionalismo desde los albores de la historia, enfermamos de gripe cuando el mundo tose. Con un virus desconocido, da miedo imaginar cuán mal vamos a pasar los próximos años. Mientras asimilamos la tragedia recién comenzada, da que pensar que no paguen igual que nosotros esta crisis todos esos mandatarios populistas que culpan a China – como si no hubieran avisado de la que se venía – y a la OMS (cualquiera pensaría que con una comparsa sobre la pandemia quizás les hubieran hecho caso). Parece que a los andaluces solo nos queda culpar a las conspiraciones. Tenemos el consuelo de que en esta ocasión no nos engañarán, como en aquella reconversión industrial que nos condenó sin derecho a juicio a ser juglares de bares, ferias y hoteles.
No sé como nadie nos ha definido a los andaluces, con la de calificativos románticos y denigrantes que nos han adjudicado, como un pueblo peregrino
Las posibilidades de trabajo digno, escasas antes de la llegada del bicho, se tornan ahora aún más difíciles. “No me ha preguntado mi viejo si me agobia el paro”, dando por supuesto que me hallo en solidaridad con el otro millón de parados – por el momento – actuales en Andalucía. No sé como nadie nos ha definido a los andaluces, con la de calificativos románticos y denigrantes que nos han adjudicado, como un pueblo peregrino. Nuestro eterno retorno al extranjero se torna pauta común a lo largo de la historia, huyendo de la miseria, claro, pero también del paraíso en la tierra que supone este “sur pobre pero caliente”. Iniciamos en nuestra marcha un caminar lleno de pesares, aceptando todos los sueños incumplidos de prosperar en la tierra que nos vio nacer. Porque cuando uno se va de Andalucía lo que se siente debe ser muy similar a abandonar el barrio. No podemos dejar pasar la otra gran peregrinación, aquella que transcurre desde los barrios trabajadores hacia las oficinas del INEM. Para tanto estereotipo de que no queremos trabajar, aún nadie me ha explicado porque insistimos tanto en buscar trabajo. Aunque bueno, después de meses sin vernos, el INEM puede ser un espacio de reencuentro respetando el estado de alarma y el distanciamiento social.
Culturas
Capitán Veneno
Esta ciudad se fundó así. En las penas y en las alegrías, en las leyes de seis mil años de antigüedad que estaban en verso y, con seguridad, se cantaban. En la guasa y el hambre, en la carne de bragueta y en Haydn componiéndole a la Santa Cueva. En la felicidad y la desgracia. Uno de los días más felices de mi vida como escritor y una de las tristezas más grandes.
Nuestra condición de pueblo peregrino trasciende lo económico, por si algún despistado desconoce que el andaluz solo puede sentirse millonario en su tierra. Hay varios sucesos a rescatar aquí. Primero, aquella Desbandá, donde peregrinamos por carreteras escarpadas sin descansar un instante huyendo de la muerte, representada en la figura del genocida Queipo de Llano. Segundo, en aquel cuatro de diciembre cuarenta años después, donde decidimos que ya tocaba unirnos para pedir autonomía, sinónimo del pan, trabajo y dignidad negados por el franquismo. ¡Ojo!, nuestro carácter peregrino no nos convierte en ningún pueblo elegido, sabedores de lo que ocurre cuando un pueblo se cree digno de tal mención. Quizás por ello solíamos condenar con firmeza a “los gobiernos que enfrentan a sus pueblos por frontera”. Escribo en pasado porque bueno, en este, último acontecimiento destacable – otros cuarenta años después – quién nos iba a decir después de todo lo sufrido por “ser la patria del sur, esa que el andaluz quiso tanto” que seríamos los primeros en abrir la puerta a los señoritos a caballo…
Un momento como este se antoja único para avivar el grito de la gente, agónico aullido de un pueblo cansado de su continuo marchar
La situación actual es trágica. Descubrimos hace ya un tiempo cómo iba a ser lo de la moneda única en Europa, cumpliéndose aquello de “el que la coja primero para él”. Hoy, el primer ministro holandés aparece haciendo gala de un exacerbado nacionalismo a la vez que provoca pérdidas milmillonarias al resto de miembros de la Unión Europea. En España la cosa anda algo mejor, aunque el ‘protogolpismo’ y la ‘bulocracia’ amenazan a un Gobierno elegido por la gente. Aquí, con la Junta de Andalucía intentando aplicar una Doctrina del Shock neoliberal vía decretazo mientras la otrora mayor organización civil progresista andaluza se halla enferma y malherida, la coyuntura no parece halagüeña. En este clima de incertidumbre y desafección política, donde oportunistas como Spiriman buscan sacar tajada del dolor, no me cabe lugar a dudas de que el pueblo de Andalucía será la última línea de defensa frente a esta terrible crisis sanitaria, económica y social. Es momento de acoger como lema el ¡Cádiz resiste!, entonado en la última comparsa de Juan Carlos Aragón, extendiendo su mensaje a toda Andalucía.
Un momento como este se antoja único para avivar el grito de la gente, agónico aullido de un pueblo cansado de su continuo marchar. En esta tarea, las coplas de Juan Carlos Aragón suponen una oportunidad para todos aquellos creyentes en una Andalucía en pie no contra ningún otro pueblo, sino por sus derechos, su libertad y su dignidad. Después de que el virus nos haya separado a los unos de los otros, rompiendo ese hilo de resistencia basado en la comunidad mediante el que hemos aprendido a afrontar la pobreza, el desempleo y la precariedad, es momento de unirnos para que el pueblo vuelva al gobierno. Ha llegado la hora de que este pueblo, empezando por cada uno de nosotros, recupere su autoestima y deje atrás a esa vergüenza en forma de desigualdad, discriminación y menosprecio a los que lleva sometido toda su infancia. Aún con todo lo malo, nos queda una historia común de gente anónima cuya vida se ha llenado de colores tras las décadas del blanco y negro franquista. Confío compañera en que “si tú recitas conmigo los tiempos contiguos del verbo volver, serán para siempre”, podremos encontrarnos en este continuo peregrinar por la dignidad de Andalucía.
Carnaval de Cádiz
Carnavales de Cádiz: mujeres de calle y letra
La primera chirigota callejera 100% femenina sale a cantar a la calle en 1995 y en los últimos diez años se han multiplicado las agrupaciones ilegales integradas solo por mujeres. Actrices, pedagogas, funcionarias, licenciadas en Derecho o Humanidades. Son gaditanas y han llevado, de manera más o menos intencionada o consciente, la perspectiva de género al Carnaval de Cádiz.
Pasodoble “En el norte los del norte”. Las ruinas romanas. 1997.
Pasodoble “Aunque diga Blas Infante. Los yesterday. 1999.
Pasodoble “Hoy me ha preguntado mi viejo”. Los yesterday. 1999.
Popurrí. Los yesterday. 1999.
Popurrí. Los condenaos. 2001.
Pasodoble “Cuando me vaya del barrio”. Los ángeles caídos 2002.
Pasodoble “Esta la canto en gaditano”. La sereníssima 2012.
Pasodoble “Hace cien mil primaveras”. Los millonarios. 2015.
Pasodoble al dinero. Los millonarios. 2015.
Pasodoble “Tiempos del verbo volver”. Los millonarios. 2015.
Presentación. Los peregrinos. 2017.
Presentación. La gaditaníssima. 2019.
Pasodoble “Quién me iba a decir a mí”. La eterna banda del Capitán Veneno. 2020.
Pasodoble de mis sueños cumplidos. La eterna banda del Capitán Veneno. 2020.