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Cuidados
Inútil, inseguro, insatisfacción
De un tiempo a esta parte, un sentimiento de una oscuridad densa y pegajosa rellena los huecos porosos que dejan las derrotas y los fracasos. La inseguridad es tenebrosa y se funde en un clima asfixiante con las velocidades malignas del capitalismo en una sensación ansiosa donde la esperanza entra en una parálisis frenética. Hay días en los que todo es flácido, todo se disuelve entre los huecos de los dedos, en los que resuenan truenos en el corazón que taponan los oídos.
Esa negritud viscosa ha manchado gran parte de mi vida, hay en mí un sentimiento de que todo lo hago mal, de que nada sirve para nada. Los días y los meses se caen por un precipicio donde el tiempo se clausura. Hay una sal lacerante en la tierra donde florecen mis ideas.
Salud mental
Rompernos, cuidarnos, aprender
Supongo que todo se entrelaza en una red que me ha atrapado a lo largo de mi vida. La clase pesa en las dudas de un mundo que construyen ellos, no se si lo llamaría síndrome del impostor, nunca me ha gustado ese término. Más bien es un espacio hostil que anidó dentro, una vida subordinada a la supervivencia donde no queda espacio para otra cosa. De hecho fue esa misma situación la que me llevó a circuitos donde, más que escuchado, me sentía desoído sistemáticamente; cuando escucho mis palabras las siento débiles, vulnerables. Estoy acostumbrado que al otro lado del móvil esté solo y al lado de casa el enemigo que me llamaba maricón o flipado de pequeño. Encerrado entre dos vastas carreteras que me dejaban solo, minúsculo e indefenso. En mi casa aprendí a estar entre las sombras de lo que sobraba en un mundo donde no había espacio para mí. No quiero imaginarme qué pasa cuando interceden otros factores como el género o la raza.
Sin embargo, siempre he creído que avanzar no está en dejar que el tiempo que se resbala te arrastre con él, no militábamos para acercarnos al mundo que está por venir, sino para construir el mundo que queremos. No somos artífices de la teleología, sino conjuradores de la ternura y la rabia, de las potencias que nos muevan por el futuro.
Apoyarse en las compañeras porque con ellas habitamos el tiempo lento y farragoso que nos ha tocado vivir. Sin miedo al camino. Con la duda como (amarga) compañera y enemigos de la resignación
Aprendimos que salirse de los angostos caminos que nos trajeron hasta aquí no es fácil y tenemos la sensación de no poder enfrentarnos al futuro. Más que una sensación es una realidad, no nos podemos enfrentar al futuro, al menos no solas. No hay respuesta para la pregunta ‘’qué haré’’ porque nunca andamos solas y para eso nos organizamos, para no enfrentarme para el futuro, sino para enfrentarnos al futuro. Estamos tristes y locas pero no estamos solas. Tristes porque la espera es dura. Tristes por sobrevivir. Tristes, en fin, en una realidad en la que no se nos enseña a estar tristes. Sin embargo, en la larga marcha de un mundo donde quepa la tristeza y la felicidad, la risa y el llanto, porque sabemos que donde no hay espacio para ellas es en este mundo donde gobierna la insatisfacción y el vacío.
Y cuando los nervios se nos hacen un nudo de la garganta compartimos el malestar con quien aflora el amor. Compartimos el peso de nuestro dolor y hacemos de los camaradas trinchera porque nadie se salva sola. Que el apoyo mutuo del compañerismo y las amistades está para deshacer la madeja de nervios que revuelve el estómago. Solas es difícil hacer, solas es difícil fracasar, los futuros se construyen mano a mano. Sabiendo que no tenemos todas las respuestas y ni mucho menos todas las preguntas. Se construye en fraternidad radical, a pesar de cuanto cale entre nuestros huesos un sentimiento de independencia que es una derrota constante que solo las clases altas pueden idealizar, somos interdependientes y nos construimos en colectivo.
Apoyarse en las compañeras porque con ellas habitamos el tiempo lento y farragoso que nos ha tocado vivir. Sin miedo al camino. Con la duda como (amarga) compañera y enemigos de la resignación. Siempre encontraremos más preguntas, nunca dejaremos de construir las respuestas