Derechos Humanos
Los derechos humanos “desde abajo”: un espacio en disputa

Hablar en serio de los derechos humanos implica radicalizar la democracia, defender la soberanía de los pueblos, construir proyectos colectivos y reconfigurar nuevos espacios de contrapoder en el ámbito local, nacional y global

Manifestación contra el racismo institucional 2
Manifestación contra el racismo institucional Manu Navarro
Profesor de la UPV/EHU e investigador del Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL)
10 dic 2018 12:29

Hoy, 10 de diciembre, se celebra el Día Internacional de los Derechos Humanos y se conmemora el 70 aniversario de la aprobación de la Declaración Universal.

El contexto global mantiene ciertas continuidades desde entonces, pero también notables cambios, nuevos sujetos, nuevas dinámicas que marcan nuestra realidad vigente.

Estas pasan por una agudización en la mercantilización de la vida, la desregulación, la expropiación y la necropolítica, cuestiones que impactan en los núcleos centrales de los derechos. Por tanto, no parecen buenos tiempos para una reflexión en profundidad sobre el marco internacional de los derechos humanos. No obstante, es urgente y estratégico que posicionemos una reconfiguración de este desde abajo, desde los pueblos, comunidades y movimientos sociales.

Los derechos humanos en un momento crítico

El telón de fondo, el contexto del debate actual sobre los derechos es que vivimos una ofensiva mercantilizadora a escala global, en la que las dinámicas capitalistas, patriarcales, coloniales, autoritarias e insostenibles se exacerban. Se instaura así un modelo donde las grandes empresas amplían exponencialmente su poder.

Estas ponen en cuestión la propia democracia liberal-representativa, y aspiran a un gobierno corporativo de facto, vía privatización y/o cooptación de las instituciones democráticas. El resultado es una progresiva destrucción de la soberanía popular y la captura de países y territorios como si formasen parte de la organización interna de las grandes corporaciones.

Los derechos humanos se van vaciando como categoría sustantiva al perder espacio normativo frente a la mercantilización de la vida

En este marco, las personas se están convirtiendo en una mercancía más, y por tanto, susceptibles de ser desechadas, lo que implica situar la mercantilización de la vida en el vértice de la jerarquía de las normas jurídicas. Se agudiza de este modo la asimetría normativa que protege los derechos de las corporaciones transnacionales y el capital financiero, que cuentan con reglas de obligado cumplimiento y con tribunales privados que aplican las mismas con una eficacia absoluta. Mientras tanto, los derechos humanos se mueven entre la fragilidad de las normas internacionales, las recomendaciones de los comités encargados de su aplicación, y la impunidad de los gobiernos ante el incumplimiento de los textos de derechos humanos. Esta asimetría pone en evidencia la fractura de sus sistemas de garantía y demuestra cómo evolucionan hacia territorios de la retórica jurídica.

Por otro lado, la mercantilización viene acompañada de una gran acumulación de riqueza en muy pocas manos, frente a un gran acopio de pobreza en muchas otras. La desigualdad que el modelo genera, se maquilla con la idea de estabilidad, que aparece vinculada a la seguridad que necesitan los recursos mundiales para llegar a los países ricos y con garantizar la movilidad de los flujos financieros, pero no con la protección y seguridad de los derechos humanos.

Así, en la región fronteriza con México, los empresarios y propietarios estadounidenses exigen la libre circulación de mercancías para evitar supuestas pérdidas millonarias, mientras que el presidente Trump autoriza disparar contra los migrantes que crucen ilegalmente la frontera. Es decir, se garantiza la libre circulación de personas consumidoras y se criminaliza el desplazamiento de personas que huyen de la miseria y la violencia.

En definitiva, los derechos humanos se van vaciando como categoría sustantiva al perder espacio normativo frente a la mercantilización de la vida.

En otro orden de ideas, el patriarcado también marca su propia impronta sobre los derechos humanos, y, como apunta Amaia Pérez Orozco, “la vida se resuelve mediante los trabajos que no existen, realizados en los ámbitos que no son económicos y por los sujetos que no son sujetos políticos”. Es decir, el trabajo comunitario no valorado, el implementado en el interior de los hogares o los cuidados de las personas que los Estados no atienden, son algunos ejemplos de cómo se ignoran los elementos imprescindibles para el mantenimiento de la vida cotidiana. Por eso, los derechos humanos no pueden quedar hipotecados por una permanente invisibilidad de los procesos que sostienen la vida.

Por último, la relación entre los derechos y el colonialismo ha sido siempre una relación muy conflictiva. Por un lado, el discurso oficial sobre los derechos humanos ha venido acompañado de un supuesto universalismo, y por otro, se ha vinculado a la acción estatal, al mercado y al modelo de desarrollo capitalista. Todo ello, además, impuesto en muchas ocasiones desde relaciones de poder sustancialmente violentas, racistas y jerárquicas. Por eso, considerar los derechos humanos como formas de liberación y de resistencia contra la explotación de los pueblos y comunidades de los países del Sur pasa por resignificar los contenidos e instrumentos que los regulan.

Derechos humanos: desregulación, expropiación y necropolítica

El punto de partida, tal y como afirma Gonzalo Fernández, es que “el capitalismo atraviesa un momento especialmente crítico, en el que a las escasas expectativas de reproducción de un enorme excedente financiero se le une la incuestionable merma física en la que opera el sistema”. Por tanto, el capital y las empresas transnacionales se lanzan a la destrucción de toda barrera que impida la mercantilización a escala global y, en este sentido, si las élites quieren mantener y aumentar sus beneficios codiciosos, las prácticas contra las personas, las comunidades y la naturaleza se extreman. 

Es en este contexto donde se generan modificaciones sustanciales en la propia categoría jurídica de los derechos humanos, que sufren una triple reconfiguración. En primer lugar, se desregulan en función de la explotación generalizada de las personas y de los procesos de privatización. Segundo, se expropian en base a la acumulación por desposesión en un contexto colonial. No podemos olvidar que la disputa por la escasez de materiales y fuentes de energía es uno de los conflictos más graves en la crisis actual de acumulación y de crecimiento económico. Por último, se destruyen en función de un colonialismo/racismo extremo vinculado a la necropolítica de los seres humanos.

El discurso oficial sobre los derechos humanos ha venido acompañado de un supuesto universalismo, y por otro, se ha vinculado a la acción estatal, al mercado y al modelo de desarrollo capitalista

La desregulación de los derechos sociales, laborales y colectivos se impone como categoría jurídica inmutable. El trabajo informal; el trabajo infantil y esclavo; la persona trabajadora pobre; la limitación de la acción sindical y colectiva de trabajadores y trabajadoras; la división sexual del trabajo; y el trabajo reproductivo realizado gratuitamente por las mujeres —que, ahora en gran medida y de manera muy precaria, ejecutan las mujeres migrantes—, son el espejo sobre el que se refleja parte de la realidad de los derechos humanos.

Pero además de la desregulación intrínseca al neoliberalismo, también vemos como comunidades y personas son expulsadas de sus casas y de sus tierras para generar beneficios en la agroindustria, en la minería, en las petroleras, en las eléctricas, en el turismo, en las finanzas, en las constructoras, en la industria de la seguridad y la guerra, etc. Por ejemplo, la adquisición de tierras a gran escala por parte de las corporaciones transnacionales destruye las economías locales y redefine vastas extensiones de tierra como lugares para la extracción y el negocio, lo que provoca espacios desnacionalizados que expulsan a sus habitantes. A su vez, los desahucios en las ciudades europeas, por ejemplo, dejan sin hogar a quienes no pueden afrontar la codicia de los especuladores inmobiliarios.

Por otro lado, el cambio climático y la devastación de los ecosistemas empujan a miles de comunidades a abandonar sus tierras y a embarcarse en travesías del horror, lo que va consolidando una gradual “destrucción en masa” de los derechos humanos de efectos imprevisibles en el marco de una crisis sistémica global.

Finalmente la necropolítica completa el cuadro de desregulación y expulsión, apostando explícitamente por dejar morir a la gente. Como afirma Achille Mbembe “los dirigentes de facto ejercen su autoridad mediante el uso de la violencia y se arrogan el derecho decidir sobre la vida de los gobernados”. La violencia se revela como un fin en sí misma y se utiliza para discernir quién tiene importancia y quién no, quién es fácilmente sustituible y quién no.

Resulta muy evidente por tanto que las instituciones globales y la mayoría de los Estados no sólo están eliminando y suspendiendo derechos. También están reconfigurando quiénes son sujetos de estos, quiénes quedan fuera de la categoría de seres humanos, lo que provoca una sensación de descomposición generalizada del sistema internacional de los derechos humanos y la formalización “de facto” de sistemas racistas que establecen un orden jerárquico entre grupos étnico o raciales.

En suma, los seres humanos que no puedan consumir o producir estorban, y se convierten en desechos humanos, tal y como afirma Bauman.  Además, se asesina a líderes y lideresas de los movimientos ecologistas, feministas, LGTBI, campesinos, afrodescendientes e indígenas, por encabezar respuestas en defensa de la tierra y en contra de los grandes proyectos hidroeléctricos —300 activistas asesinadas en 2017—, a la vez que se criminaliza a las defensoras de los derechos humanos y a las personas disidentes con el modelo político y económico.

En definitiva, hablar en serio de los derechos humanos conlleva ajustar los discursos vacíos a contextos donde los derechos se subordinan a los intereses del capital. En realidad, en el imaginario del discurso oficial se siguen vinculando los derechos humanos con la propiedad privada, la libertad y la seguridad de su único titular, el hombre blanco, propietario y judeocristiano. Se obvia, de este modo, la realidad concreta que vivimos las grandes mayorías sociales que habitamos el planeta.

Reconfigurar los derechos humanos “desde abajo”

Afrontar los desafíos descritos en las líneas anteriores requiere construir espacios globales donde disputar la hegemonía a las clases dominantes, donde rediseñar el sistema internacional de tutela de los derechos humanos.
Muchos de los imperativos universales de los derechos humanos conectan con la emancipación y la resistencia de los pueblos, pero otros colisionan con otras categorías de derechos y de maneras de entender las relaciones humanas.

Los derechos contrahegemónicos requieren por tanto de una nueva reinterpretación que responda a las propuestas de los movimientos sociales y comunidades en resistencia. Así, la dignidad de los seres humanos debe quedar fuera de visiones coloniales, patriarcales y capitalistas, asumiendo las agendas propuestas por las organizaciones populares.

La dignidad de los seres humanos debe quedar fuera de visiones coloniales, patriarcales y capitalistas, asumiendo las agendas propuestas por las organizaciones populares

Estas miradas basculan entre los derechos individuales y los colectivos, entre los derechos de la naturaleza y los derechos de las personas y comunidades, entre los valores inmanentes y transcendentes de los pueblos, y entre los nuevos “pueblos transnacionales” de migrantes y la ciudadanía nacional. También sitúan en el centro de las relaciones humanas, la sostenibilidad de la vida, los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia machista.

El feminismo, el ecologismo, el movimiento a favor de los derechos humanos y la diversidad sexual, el sindicalismo, las comunidades indígenas y afrodescendientes, el movimiento campesino, anticolonial, antirracista etc., tienen que establecer diálogos y convertirse en los protagonistas de una nueva conceptualización de los derechos humanos, que permita reapropiarse de los mismos mediante categorías alejadas de las lógicas estatales y del mercado, siempre vinculadas al realismo en las relaciones internacionales y a los intereses de los poderosos.

Los pueblos, las comunidades y los movimientos sociales buscan ser sujetos, no meros objetos de derecho. Buscan su espacio constituyente y normativo en el devenir de la humanidad. La categoría de los Estados no puede ser por tanto el principio y el fin del Derecho Internacional, por lo que el protagonismo y el reconocimiento de los movimientos sociales y pueblos en resistencia deben ocupar el lugar que les corresponde, reconstruyendo formas de acción colectiva al margen de la visión tradicional del Estado y en pos de nuevas relaciones basadas en soberanías entendidas como nuevos vínculos entre personas, pueblos y comunidades.

Hablar en serio de los derechos humanos implica radicalizar la democracia, defender la soberanía de los pueblos, construir proyectos colectivos y reconfigurar nuevos espacios de contrapoder en el ámbito local, nacional y global.

Arquivado en: Derechos Humanos
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Migración
Derechos Humanos Las fronteras españolas, más mortales que nunca: 10.457 personas han fallecido intentando acceder al país
En 2024 un 58% más de personas migrantes murieron en las rutas migratorias del Estado español, una cifra récord, según el informe Monitoreo del Derecho a la vida de Caminando Fronteras.
Cádiz
Derechos Humanos Algeciras se moviliza contra la apertura inminente de un nuevo CIE
La Coordinadora CIEs No Cádiz ha convocado una manifestación este sábado 14 de diciembre contra la apertura de un nuevo centro de internamiento para extranjeros en la localidad
Argentina
María Servini “Argentina avanzará en la causa del franquismo en tanto el Gobierno español nos apoye”
La jueza federal argentina María Servini instruye la única investigación del mundo sobre los delitos de la dictadura española y la Transición.
Crisis climática
Balance climático 2024, año 1: bienvenidos a un planeta 1,5ºC más cálido
El año más caluroso jamás vivido, aquel en que la temperatura global superó el primer límite impuesto por el Acuerdo de París, el de un nuevo récord de emisiones, el de los “océanos de fuego”… El balance anual en materia climática no es bueno.
Palestina
Genocidio Israel se enfoca contra los hospitales de Gaza, atacando a heridos y personal médico
Unicef denuncia que un niño ha muerto asesinado cada hora por Israel desde que comenzó la campaña de exterminio en Gaza. Oxfam revela que solo 12 camiones de ayuda han llegado al norte en los últimos dos meses.
Fronteras
Fronteras Del paraíso del Caribe al infierno de las deportaciones: Punta Cana se resiste a la caza de personas migrantes
El pasado octubre el gobierno de República Dominicana anunció la deportación de 10.000 personas a la semana hacia Haití y los planes no se han hecho esperar: así lo están viviendo las personas a pocos kilómetros de las mejores playas de Punta Cana.
Música
Música Parquesvr: “Nos encantaría hacer una canción sobre Mario Conde, el Donald Trump español”
Hijos del extrarradio de Madrid, inclasificables aunque encasillados en la música-humor, Parquesvr pasea nuevo disco, “Si molesto, os vais”, con una mezcla ecléctica de guitarras, teclados y dardos contra la clase política.
Inteligencia artificial
Resumen 2024, el año en que nos hartamos de la Inteligencia Artificial
El rechazo de quienes crean cultura al uso de los modelos de inteligencia artificial generativa ha sido una tónica habitual a lo largo de 2024. El Ministerio de Cultura ha impulsado medidas que no convencen a artistas y autores.

Últimas

Camino al paraíso
Camino al paraíso La inmensidad contra el desierto
La Gran Muralla Verde africana pretende frenar el desierto a lo largo de 8.000 kilómetros. Es el mayor plan contra la erosión del planeta.
Análisis
Análisis Más allá del caftán: El reto de preservar el patrimonio lingüístico amazigh
La lengua amazigh es la lengua materna del norte de África. Una lengua afroasiática que fue hablada desde el archipiélago Canario hasta Egipto, abarcando una extensa línea geográfica a la que se suma el Sahel. Actualmente se halla en peligro.
Perfiles con tiempo
Perfiles con Tiempo María Jesús Jiménez Donaire, astrofísica: “Me apasiona aprender técnicas nuevas”
En las palabras de María Jesús Jiménez Donaire late la pasión por aprender, por encontrar nuevas formas de observar las galaxias, por descubrir en las galaxias cercanas hallazgos que nos ayuden a entender mejor la nuestra.
Más noticias
Editorial
Editorial Estado Terrorista de Israel
La única salvación posible es frenar el horror y la escalada bélica actuales para, a partir de ahí, replantear la existencia del Estado que más ha desestabilizado la geopolítica internacional en las últimas décadas.
Cuidados
Cuidados familiares Familias colaboradoras: apoyo y cuidados para una infancia sana
Más de 2400 niños y niñas andaluzas viven en centros de protección infantil tutelados por la Junta de Andalucía. A través de la historia de María José Fernandez nos acercamos al proyecto “familias colaboradoras”.
Opinión
Opinión ¿Se está produciendo un genocidio en Gaza?
No incluir la opinión de las víctimas en la escritura de la historia de las víctimas es un grave error metodológico a la hora de escribir la “historia”.
Agricultura
Agricultura El regadío imparable: el olivar ya supera las 900 mil hectáreas, un 8% más que hace cinco años
La paradoja hídrica detrás de la modernización del riego, la solución del Gobierno y del sector para evitar lo que pide el ecologismo y la comunidad científica: ajustar la demanda a una oferta en declive por el cambio climático.

Recomendadas

Xunta de Galicia
Exclusiva A empresa da irmá de Feijóo facturou 1,8 millóns en 175 contratos a dedo da Xunta en 2024
Estas licitacións con Eulen, a empresa que Micaela Núñez Feijóo dirixe no noroeste do Estado, súmanse ás 1.311 concedidas polo Goberno galego por un total de 4,8 millóns e que motivaron unha comisión de investigación en Galiza.
Venezuela
Omar Vázquez Heredia “La marcha de siete millones de venezolanos se debió a la destrucción de los salarios”
El escritor, politólogo y dramaturgo venezolano Vázquez Heredia desgrana las transformaciones en el mundo del trabajo. Tercera entrega de una serie para entender Venezuela con voces que surgen de abajo y a la izquierda.
Arte
Arte Gabriele Münter, la artista no degenerada que inició el expresionismo alemán
Una exposición en Madrid y un cómic rescatan del olvido a la pintora alemana Gabriele Münter, fundadora del expresionismo y dueña de una obra oculta mucho tiempo e inseparable de su recorrido vital.
Punk
César Strawberry “Se ha encumbrado la estupidez a un nivel increíble y la izquierda también ha colaborado”
Def Con Dos publica un nuevo disco volviendo a sus orígenes punk-rap para “seguir ofendiendo a cuantas más personas mejor, de todo el arco parlamentario y de todas las ideologías”.