Ecofeminismo
Crisis de crisis: las múltiples cabezas del paradigma capitalista

Si bien las cabezas de la crisis son múltiples, la base del sistema es el mismo cuerpo, el mismo monstruo, y las soluciones a investigar tienen que considerar este factor.

Socióloga y activista ecofeminista

13 feb 2024 07:01

Hoy en día, el cambio climático está en boca de todo el mundo. Si se hace el ejercicio de controlar las noticias diariamente, no habrá ni un día en que no se encuentre una relativa al concepto. Han pasado 52 años de la celebración de la primera Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Humano en Estocolmo, donde se puso en marcha la creación de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático; y hacía ya 28 años que las COP –Conference of Parties– reconocen formalmente el cambio climático y toman decisiones en torno al clima a nivel internacional, produciendo acuerdos internacionales como el Protocolo de Kioto (1997) o el Acuerdo de París (2015).

La comunidad científica y las instituciones políticas y gobernativas llevan debatiendo más de 4 décadas sobre cómo transitar hacia un modelo de producción que reduzca el impacto sobre el planeta, tratando de producir “soluciones” que en muchos casos acaban resultando meros mecanismos de mercados y que justifican las acciones fomentadas por empresas multinacionales hacia un “capitalismo verde”, sin generar un cambio real. A pesar de todo ello, el cambio climático no deja de ser un problema de extrema urgencia. Sin embargo, esto sólo es la punta del iceberg, uno de los síntomas de una enfermedad del sistema que presenta una profunda fractura medioambiental.

En 2000, el científico Paul Crutzen acuñó el término “antropoceno” para definir la época geológica actual, caracterizada por el conocido impacto de la humanidad sobre el planeta (impacto empezado, en gran medida, a partir de la revolución industrial). El término antropoceno es ahora ampliamente utilizado por la comunidad científica y se considera que abrió un diálogo entre las ciencias naturales y sociales, ayudando a posicionar el problema del cambio climático en la esfera pública global.

Jason Moore habla del “capitaloceno”, señalando la responsabilidad de un sistema específico: el capitalismo

Sin embargo, el concepto ha sido objeto de debates y dudas: las problemáticas relativas a la degradación del planeta son tales que Jason Moore criticó el término, explicando que referirse a la humanidad como una entidad indiferenciada no profundiza en las causas de la crisis ecológica; en otras palabras, la dinámica de la degradación ambiental a gran escala no puede interpretarse solo como un proceso geológico, sino que también debe considerarse a nivel histórico y social, lo que incluye las relaciones entre poder, naturaleza y acumulación capitalista. Por ello, el autor habla del “capitaloceno”, señalando la responsabilidad de un sistema específico: el capitalismo que, en sus diferentes formas y fases, dio inicio a una era histórica basada en relaciones de dominación que tratan el mundo como si no tuviera límites biofísicos, y a la vez, por el contrario, como si los recursos fueran infinitos, lo que nos está acompañando al borde del colapso.

A pesar de estas evidencias, la fractura mencionada arriba es también epistemológica y no se puede tratar solo a nivel ecológico: la expresión de extrema desigualdad que estamos viviendo se debe a la asociación con el proceso de dominación colonial y patriarcal, que ha fomentado una sociedad en constante emergencia y riesgo. Históricamente, el capitalismo ha tenido rasgos sexistas y racistas, ejerciendo despojo, violencias racistas, expulsiones, guerras, saqueos de recursos, violencias machistas. Como destaca el colectivo ecofeminista venezolano LaDanta LasCanta: “La dominación de la naturaleza y la dominación de las mujeres son dos caras de una misma moneda, propias de la civilización patriarcal-capitalista”  para el mantenimiento del orden político. De esta forma, denuncian la existencia de un “faloceno” más que de un “capitaloceno”.

La fractura en cuestión, por lo tanto, se sintetiza en una crisis civilizatoria del sistema causadas por jerarquías globales de dominación, que ha provocado muchas implicaciones intrínsecas a una forma de funcionar que hace que las discriminaciones y desigualdades sociales se reproduzcan de forma sistemática. Como se lleva denunciando desde hace tiempo, tanto a nivel activista como académico, desde los feminismos y colectivos ecologistas y antirracistas, no es una “etapa” del capitalismo, ni una forma económica o un “problema solucionable” de economías específicas, sino que se trata de un rasgo constitutivo del capitalismo como economía-mundo, que usa la crisis y otras formas de control (violentas) como condición necesaria para el funcionamiento de la acumulación capitalista a escala mundial.

El concepto de crisis forma parte de los debates internacionales desde hace varias décadas, y las sensaciones más difusas son acerca de la necesidad de impulsar un nuevo modelo económico, siendo la crisis una crisis económica global que implica inestabilidad a nivel mundial. Tal es así que, para “salvar” la economía, se justifican constantemente maniobras económicas “urgentes”, consideradas imprescindibles y que operan a través de una modalidad discursiva estratégica del concepto de “emergencia” y por tanto del miedo, que funciona como dispositivo de poder para restringir derechos a cambio de seguridad.

La “crisis económica” de este sistema biocida causa devastación ambiental y desigualdades estructurales

Como observan María Mies y Vandana Shiva, las relaciones capitalistas son claramente estructurantes, y si bien son tratadas como “económicas”, en realidad atraviesan todos los ámbitos de la vida, por lo que “la crisis” no es relativa al solo campo de la economía, es una crisis multidimensional que tiene repercusiones en todo el mundo y en diversos ámbitos: cuidados, migraciones, clima, medioambiente, sistema agroalimentario, sanidad, educación, entre otros. La “crisis económica” de este sistema biocida causa devastación ambiental y desigualdades estructurales. No se trata de efectos colaterales, sino de rasgos estructurales: las diferentes crisis son consecuencia del mismo sistema.

Por lo tanto, la “crisis” se presenta como lo que me gusta llamar una “crisis de crisis”, es decir una estrategia de acumulación capitalista que usa las diferentes crisis (todas), para sacar la máxima rentabilidad posible. Si quisiéramos representar el sistema capitalista global con una imagen mitológica podríamos visualizarlo como el monstruo de la Hidra de Lerna, una serpiente policéfala cuyo número de cabezas variaba de un mínimo de 3 hasta 10.000. Según la leyenda, al decapitar una cabeza, la Hidra tenía la capacidad de regenerar 3 más. Esta metáfora resalta la necesidad de abordar diferentes temas considerando el mínimo común denominador: si bien las cabezas son múltiples, la base del sistema es el mismo cuerpo, el mismo monstruo, y las soluciones a investigar tienen que considerar este factor.

Frente a todo esto, es evidente la necesidad de un cambio de paradigma. La epistemología dominante se vincula con una estructura de pensamiento que organiza el mundo mediante una construcción del conocimiento no inclusiva, manteniendo tres sesgos principales procedentes de la modernidad: androcentrismo, antropocentrismo, etnocentrismo.

Silvia Federici destaca que los procesos que históricamente han expulsado el trabajo reproductivo de las relaciones económicas, naturalizando la explotación de las funciones “femeninas” para que las relaciones capitalistas se expandieran, y cada fase de la globalización, siempre han ido de la mano con un retorno a los aspectos más violentos ligados a la acumulación primitiva, lo que explica la fuerte ola de expulsiones, saqueos de recursos, violencias contra las mujeres, explicitando que más que una fase “originaria”, es continua y permanente, además que sangrienta.

La violencia contra las mujeres es intrínseca al sistema neoliberal y se ha intensificado, adoptando formas que se han fusionado con las estructuras emergentes del patriarcado capitalista

En el enfoque de construcción para un paradigma alternativo sostenible, es fundamental reflexionar sobre la relación entre los seres humanos y entre la humanidad y la naturaleza. Según Anna Bosch, Cristina Carrasco y Elena Grau, la sostenibilidad debe implicar ”una relación armoniosa entre humanidad y naturaleza y entre humanos y humanos. De lo contrario, será imposible hablar de sostenibilidad si no va acompañada de equidad“. De hecho, la violencia contra las mujeres es intrínseca al sistema neoliberal y se ha intensificado, adoptando formas que se han fusionado con las estructuras emergentes del patriarcado capitalista: las mujeres son las principales víctimas de la degradación ambiental y los conflictos socioambientales. Rita Laura Segato considera el patriarcado como el ”pilar del edificio de todos los poderes“ por ser misógino, racista, homofóbico y especista y por tanto ”una maquina productora de anomalías y ejecutora de expurgos“.

Por todo ello, transformar la realidad o proponer cambios de paradigma requiere incluir también una crítica ecofeminista del sistema. La perspectiva ecofeminista es transversal, y resalta el papel de sujetos históricamente invisibilizados en la construcción de una sostenibilidad real, que es la “sostenibilidad de la vida”, descrita por Cristina Carrasco como un proceso que incluye “las múltiples interdependencias e interrelaciones entre lo ecológico, económico, el social y el humano, considerando como prioridad, como objetivo fundamental, las condiciones de vida de las personas, mujeres y hombres y, explícitamente, es un compromiso político para transformar las relaciones de poder capitalistas-heteropatriarcales”.

El desarrollo de proyectos intelectuales alternativos debe incluir necesariamente la igualdad entre todos los seres, así como el respeto de los territorios y de los seres vivos. Por esta razón, la perspectiva ecofeminista es fundamental, siendo capaz, en palabras de Ariel Salleh, de “conectar” los vínculos entre capitalismo neoliberal, neocolonialismo, deforestación, militarismo, abuso infantil, cambio climático, deforestación… y, por tanto, analizar, bajo el mismo marco político, las diferentes “cabezas” del mismo “monstruo”.

Ecofeminismo
Vandana Shiva “El ecofeminismo tiene que ser antifascista”
Física, filósofa y escritora, Vandana Shiva es un referente del ecofeminismo que mira a lo pequeño para plantear grandes desafíos. Fue una de las ponentes del Encuentro Internacional Feminista.
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Ecofeminismo
Camins públics Els camins públics: un deure col·lectiu
Els camins públics són molt més que simples senders: són la xarxa viva que connecta pobles, paisatges i memòria.
Ecofeminismo
Ecofeminismo Kit de supervivencia ecofeminista
Nuestra compañera Salomé Preciado reflexiona sobre cuál es el verdadero kit de supervivencia que necesitamos para afrontar los tiempos que vivimos.
Ecofeminismo
Cuando la ciencia y el feminismo se encuentran en la naturaleza. Carson y Margulis sembraron ecofeminismo.
Rachel Carson y Lynn Margulis desafiaron el pensamiento dominante y patriarcal.
derROTista
14/2/2024 19:50

Feminismo esencialista-reduccionista anti/postmarxista: El manifiesto

0
0
Laboral
Laboral Coidar sen dereitos: a loita das traballadoras nas residencias privadas de Galiza
Sen tempo nin medios para ofrecer uns coidados axeitados, alertan dunha situación insostible nos centros e denuncian a privatización dun servizo a costa do benestar das persoas maiores e dependentes.
Galicia
Galicia Vigo, A Coruña e Ourense mercaron material policial a Israel por medio millón de euros en só catro anos
O alcalde ourensán, Gonzalo P. Jácome, adxudicou un contrato por 70.000 euros días despois do sete de outubro. Abel Caballero asinou outro de máis de 200.000 euros e a alcaldesa da Coruña seguiu a estela cun contrato de 170.000 euros.
Galicia
Galicia Cuidar sin derechos: la lucha de las trabajadoras en las residencias privadas de Galicia salta a la huelga
Sin tiempo ni medios para ofrecer unos cuidados adecuados, alertan de una situación insostenible en los centros y denuncian la privatización de un servicio a costa del bienestar de las personas mayores y dependientes.
LGTBIAQ+
Juicio el 9 de mayo Lidia Falcón pide cinco años de cárcel a una mujer trans por un tuit de 2021 que no la menciona
La activista antiderechos Lidia Falcón denunció a Diana Juan Cano en 2021 por un tuit que apenas tuvo repercusión. La acusación pide una pena de cinco años de prisión y 50.000 euros de indemnización.
Francia
Francia Militantes e intelectuales exigen la absolución de Anasse Kazib, perseguido por su apoyo a Palestina
El Estado francés utiliza el tipo penal de “apología del terrorismo” para perseguir a personalidades y colectivos que han mostrado su apoyo a Palestina y su repulsa al genocidio cometido por Israel.
Medio ambiente
Medio ambiente Máis de 200 colectivos esixen transparencia sobre a mina Doade e piden a intervención do Parlamento Europeo
Organizacións de toda Europa, lideradas por SOS Suído-Seixo, esixen a Bruxelas acceso á documentación sobre a explotación prevista, denunciando opacidade, privilexios empresariais e risco ambiental en zonas protexidas de Galiza.

Últimas

Gobierno de coalición
Gobierno de coalición Sánchez piensa en un paréntesis legislativo para evitar roces con los socios tras una semana explosiva
El choque bronco por el caso de las compras de balas israelíes a cargo de Grande Marlaska puso sobre la mesa como nunca la ruptura de la coalición, aunque nunca fue una opción.
Opinión
Opinión “Tener correa” y la ridiculización del afecto
Existe una presión muy fuerte sobre los propios hombres para que no amen demasiado, no cuiden demasiado. El ideal de “libertad masculina” tradicionalmente se entiende como independencia, desapego, y muchas veces, desinterés.
València
València Convocan una huelga general contra Mazón el próximo 29 de mayo
CGT, CNT, COS e Intersindical llaman a la movilización por la gestión de la Dana, los recortes y la situación de acceso a la vivienda.
Gasto militar
Gasto militar ¿De dónde sacará Sánchez el dinero para financiar el incremento del gasto en defensa?
La promesa de aumentar las partidas presupuestarias militares necesita redirigir 10.471 millones de euros para alcanzar el 2% del PIB. Cumplirlo este año abre a su vez un grave problema para hacerlo en 2026.
Opinión
Opinión Las sáficas también somos trans, deseamos trans y amamos trans
Resulta irónico que a quienes tanto nos han cuestionado la identidad de “mujeres de verdad” en función de nuestra expresión de género o la vida que decidimos emprender no levantemos antorchas al ver el mismo odio operando con estrategias similares.
Opinión
Opinión IA: un proyecto tecnosupremacista
La pregunta que me hice hace algunos años fue: ¿Por qué existe un evidente interés en “crear la cuestión de la IA”, cuando las tecnologías y las lógicas que la componen están ya operativas desde hace años?
Salud
El precio justo La nueva ley del medicamento o estrategias para bajar el precio de los genéricos (que son caros)
En España pagamos de media un 10% más por los medicamentos genéricos que consumimos que en el resto de la UE. Al mismo tiempo, nuestro gasto farmacéutico ha aumentado un 33% en la última década.

Recomendadas

Guinea-Bissau
Internacional Guinea-Bissau arranca una ola de represión tras el sabotaje popular de una mina de arena en un parque natural
Una acción liderada por las mujeres del pueblo de Varela provocó un incendio en la bomba de extracción de la mina de arena pesada. El Gobierno ha llevado a cabo la detención de 16 personas, entre las que se encuentran líderes locales.
Turquía
Pinar Selek “Turquía sigue gobernada en base al miedo”
La profesora y socióloga turca, quien ha sufrido además de cárcel, un acoso judicial por 27 años, habla de la falta de independencia del poder judicial, del adoctrinamiento social y de la formación de la sociedad turca.
Medio ambiente
Medio ambiente Que papel xoga Abanca no proxecto da celulosa de Altri en Galiza?
A sociedade público-privada Impulsa Galica, que cimentou os primeiros plans da multinacional papeleira e Greenalia está participada fundamentalmente pola Xunta e polo banco que xurdiu da desastrosa fusión das caixas de aforro galegas.