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Elecciones 10N
Emergencia climática y ciclo electoral
El 10 de noviembre no es una repetición electoral, son unas nuevas elecciones. No podemos permitir convertir las elecciones democráticas en una burla.
Todos los actores políticos actuales pretenden convertir las elecciones del 10 de noviembre en una repetición, una especie de segunda vuelta de las elecciones generales de abril. Todos trabajan no en función de los resultados a obtener sino de su relación con los resultados ya obtenidos y en función de ellos medirán sus éxitos o fracasos. En este sentido, el único miedo que comparten todos es al cambio, sea este en forma de nuevos actores políticos como Más Madrid o la fractura o creación de nuevas alianzas que reconfiguren los equilibrios dentro y fuera de cada bloque, como España Suma. Pero nadie dirá nada nuevo ni propondrá nada nuevo al electorado. Son las elecciones de las resistencias, aguantar posiciones y debilitar al otro, mientras los gurús del tecnomarketing político rezan para que sus nuevas apuestas comunicativas y estratégicas se traduzcan en más escaños que afiancen su nueva categoría de infalibles oráculos electorales. Los ludópatas es lo que tienen, siempre quieren más y siempre creen que van a ganar. Bienvenidas de nuevo al casino electoral de la expertocracia.
En este contexto, solo una sociedad civil especialmente activa y movilizada podría exigir cambios en los discursos, las propuestas, los protagonistas y, sobre todo, los ejes fundamentales de la nueva campaña electoral. Los partidos en liza pretenden que esta sea una repetición, pero todas nosotras ya votamos el 28 de abril. El 10 de noviembre no es una repetición electoral, son unas nuevas elecciones. No podemos permitir convertir las elecciones democráticas en una burla.
La gran ausente en las pasadas elecciones generales ha sido la crisis climática y el posicionamiento político de los diferentes actores ante ella
La gran ausente en las pasadas elecciones generales ha sido la crisis climática y el posicionamiento político de los diferentes actores ante ella. Nadie ha hablado de ello, si acaso alguna pequeña mención de último momento para parecer preocupado por algo que sus gurús les han dicho que todavía no moviliza suficiente voto como para prestarle atención. De este modo, y en el mejor de los casos, hemos caminado entre el negacionismo climático de las derechas, la conversión de la caza y los toros en el anatema de la identidad ecologista o antiecologista y la observancia pasiva y el silencio abrumador de una izquierda que incluso en esto ya es muchas veces más vieja que la vieja izquierda. No se enteran.
Esta semana ha comenzado la semana del clima con movilizaciones por todo el Planeta que culminarán hoy viernes 27 de septiembre con una huelga mundial por el clima. En España el silencio político al respecto es clamoroso y a excepción de las discretas y desapasionadas declaraciones de emergencia climática aprobadas en algunos parlamentos autonómicos, ayuntamientos varios y el propio Congreso de los Diputados no hay más que eso: papel y palabras sin auténtica motivación de cambio. Declaran la emergencia climática pero ni se la creen ni hacen nada para combatirla. El PSOE en esto es el maestro pero ya tiene dignos aprendices a su izquierda. Es la nueva política de la desesperanza a la espera. A la espera de una nueva oleada de movilizaciones masivas que aúpen a nuevos líderes que ocupen los sillones vacíos de acción y contenido de la política actual. Porque hablan sin creer, escriben sin creer, militan sin creer. Son los aventajados nihilistas de la política representativa. Bienvenidas al vacío. Tras su paso solo quedan movimientos y organizaciones desiertas, vaciadas por ellos mismos, no vaya a ser que alguien pueda poner en peligro sus efímeros tronos del parlamentarismo. No se enteran.
En estos momentos no hay ningún partido político que se esté poniendo detrás de las demandas climáticas de la ciudadanía para transformándolas en propuestas políticas concretas
En estos momentos no hay ningún partido político que se esté poniendo detrás de las demandas climáticas de la ciudadanía para transformándolas en propuestas políticas concretas, programa electoral y, sobre todo, convirtiendo la ecología y la agenda verde no en un asunto de política sectorial de segunda o una campaña de greenwashing sino en el auténtico eje fundamental de toda su campaña electoral, el núcleo fundamental de su sentido. Así que nos tocará hacerlo a nosotras con nuestro voto.
Actualmente, EQUO, el partido verde representante del partido verde europeo en España aparece invisible tras un Podemos y una IU obsoletos que no creen en esto, o una entelequia llamada Más Madrid que pinta de verde su nuevo marketing. A menos que hoy viernes 27 las calles estén tan llenas que entiendan que ahí hay votos, muchos votos y de nuevo intenten capitalizarlos, luchar por ello, competir por ello. Pero les pillará de sorpresa, con el pié cambiado, hablando todavía de ministerios, vicepresidencias, negociaciones fallidas, culpables y traidores.
Hemos pasado del NO NOS REPRESENTAN al NO SE ENTERAN. No sé, supongo que tendremos que gritar más alto o decirles simplemente que se aparten y dejen paso.
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Gracias por compartir tus reflexiones... no puedo decir nada más, salvo que estoy de acuerdo.
Va a ser difícil ir a votar con ilusión en esta expertocracia, pero auto-motivarnos es nuestro único camino.
Así es, ni nos representan siguen las indicaciones de otros intereses más "elevados", ni se enteran de nada, vivimos en el gobierno burgués de la idioticracia más completa