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Elecciones Madrid 4M
Díaz Ayuso pasa el trago del debate ante los ataques coordinados de PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos
Que a Isabel Díaz Ayuso le sobraba el debate de esta noche ya se sabía. Las encuestas le van bien, sabe lanzar los mensajes diseñados para situar su mercancía pero no es un as de la retórica. No era previsible que fuera a desvanecerse durante las discusiones entre bloques. La candidata del PP ha delegado en Rocío Monasterio la labor de portavoz oficiosa y ha aguantado el tirón tras un inicio titubeante. Si Ayuso arrasa como dicen las encuestas no será gracias a este debate sino por la férrea composición de clase de su electorado, a quien ha dado las claves necesarias para acudir a las urnas el 4 de mayo.
El debate, emitido con señal de Telemadrid y realizado en la Academia de la Televisión, ha visto en pie la unidad de los partidos de la izquierda de cara al 4 de mayo. Una novedad. Mónica García (Más Madrid) y Pablo Iglesias (Unidas Podemos) se han complementado y han evitado interpelarse en todo momento. Iglesias ha buscado la complicidad con Ángel Gabilondo (PSOE) que ha mantenido la concordia entre las tres fuerzas opuestas a la reelección de Díaz Ayuso tras el 4M. Las encuestas ponen difícil el objetivo de que Gabilondo sea presidente de un tripartito, pero las tres candidaturas se han esforzado porque no se descontase ningún voto del amplio pero no mayoritario espectro del centro izquierda y la izquierda madrileña.
Con su habitual estilo a un par de minutos de la abducción extraterrestre, Díaz Ayuso ha sufrido en la primera tanda del debate, sobre la gestión de la pandemia y el sistema sanitario en Madrid. Primero ha sufrido un ataque de Iglesias que le ha pedido que no sonriera cuando se hablaba de los 23.600 fallecidos en Madrid. Tanto García como Iglesias y Gabilondo han recordado la gestión de las residencias llevada a cabo por el equipo de Díaz Ayuso y el consejero de Sanidad Enrique Ruiz Escudero durante la primera ola del coronavirus. Aunque Monasterio ha salido a la defensa de su socia sénior, Ayuso ha terminado defendiendo que “no se podían haber evitado” las muertes en las residencias. A partir de ese momento, la presidenta ha pasado al modo avión y solo ha atacado al ausente Pedro Sánchez.
Coronavirus
Las muertes en las residencias de Madrid se incrementaron un 245% durante la primera ola de la pandemia
En la faceta económica es donde Ayuso se ha encontrado más cómoda. Su defensa de las rebajas fiscales apuntan a una base aparentemente rocosa en Madrid. Monasterio ha apoyado el discurso aportando las notas con las que Vox pretenden aguantar el chaparrón del “ayusismo”. La diputada ultra explotará durante toda la campaña la vía del ataque a la migración. Lo ha vuelto a explicitar con sus películas de terror basadas en bulos sobre los Menores Extranjeros No Acompañados (MENA) y sobre la inseguridad ciudadana, un ritornello sobre el que ha vuelto en distintos momentos del debate.
Tanto Iglesias, que la ha llamado 'filonazi', como Mónica García, quien ha acusado de xenófoba a Monasterio, se han fajado contra la extrema derecha. Gabilondo ha preferido evitar la confrontación directa con Vox y se ha entretenido en duelo bastante estéril con Edmundo Bal, dando lugar a uno de los momentos más chisposos del debate, cuando ha asegurado que ya sabía “qué sitio es ese” en referencia al centro, posición política que cree encarnar Ciudadanos.
Los tres partidos del centro izquierda y la izquierda han coincidido en que será posible llegar a acuerdos económicos respecto a vivienda y fiscalidad, aunque Gabilondo ha mantenido el argumentario del Gobierno central en dos de los puntos de fricción con Unidad Podemos: la reforma fiscal y la futura Ley de Vivienda. Las consignas: no se implementarán nuevos impuestos y no se controlarán precios de la vivienda o se dispondrá de pisos vacíos: “No sin seguridad jurídica”, ha dicho Gabilondo.
Posteriormente, la pregunta sobre pactos ha confirmado el encuentro de la izquierda. “Pablo, tenemos doce días para ganar las elecciones”, ha dicho Gabilondo al líder de Unidas Podemos, de quien pedirá el apoyo y a quien rogará que no entre en un hipotético futuro gobierno. Antes, si no la suma no daría de ninguna forma, Gabilondo ha asegurado que quiere formar Gobierno con Mónica García y Más Madrid.
El reparto de roles entre la izquierda ha dejado a Edmundo Bal de nuevo un pequeño, casi mínimo, resquicio para reivindicar el papel de Ciudadanos como socio beta del Partido Popular. Edmundo no se ha parado ni un momento en ese afán. Ha recordado la labor del consejero Alberto Reyero, denunciante de la crisis de la residencia y “dimitido” limpiamente por el Gobierno del PP... y de Ciudadanos en la Asamblea de Madrid. Así es Ciudadanos, capaz también de defender medidas socialdemócratas para una Comunidad que está moldeada por el neoconservadurismo más acabado del territorio y de terminar hablando sobre Esquerra Republicana de Catalunya para recordar la foto de Colón antes de que su figura termine de desaparecer. Bal ha querido confrontar con Vox y ha tratado de situar al espectador en una dicotomía entre los dos socios menores de la “reina” Ayuso.
La candidata del PP no ha entrado al trapo ni contra Ciudadanos ni contra Vox. A cambio, ha dejado nuevas perlas lingüísticas, como llamar “subvenciones” a las cestas de alimentos que se reparten en las colas del hambre, y ha marcado la agenda de su partido: primero conseguir la mayoría en Madrid, después marchar contra el Gobierno de Sánchez.
Nada demasiado nuevo. A Ayuso le sobraba el debate, le sobran sus dos socios, tanto el inocente Edmundo Bal como la redundante Rocío Monasterio, y le sobran las consideraciones mínimas sobre los hechos ocurridos durante la pandemia y durante los 26 años de Gobierno para los poderes económicos de Madrid.
A la izquierda, el programa televisivo le ha servido para presentarse cohesionada y lanzar una serie de mensajes en una botella en materia económica y social que, si se cumplen las encuestas, volverán al cajón de los intentos archivados de cambiar la hegemonía en la Comunidad. Gafas y dentistas cubiertas por lo público, planes de cuidados, de atención a la salud mental y de mitigación de los efectos del cambio climático, coto a la especulación con los alquileres, apertura de nuevos centros de salud y hasta una nueva línea de Metro.
Una serie de proyectos que parece imposible llevar a cabo en la Comunidad de Madrid. O al menos es lo que Ayuso y sus escuderos Monasterio y Edmundo Bal han tratado de transmitir a la audiencia. Hasta el 4 de mayo no se podrá comprobar si la candidata del PP, con el apoyo de sus comparsas, lo ha logrado.
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No hay que ser muy listo para saber que la fuerza que va cogiendo Vox es una reacción a la aparición de Podemos.Se retroalimentan. Leed un poco a Hegel.
Cuando se convoca entre semana es para que voten los "curritos" para aprovechar las 4 horas,Adolfo Suarez fue un maestro en ello,el 5 veremos lo que dicen en el cinturon rojo de Madrid,nos van a sorprender algunas interpretaciones de los augures sobre la fea realidad ....
Ni Ayuso ni Monasterio tienen capacidad intelectual y mucho menos categoría ética para gobernar la Comunidad de Madrid. El debate descubrió quiénes son estas dos “políticas”. Una es el resultado de la construcción que los medios de comunicación pesebreros, cloaqueros y delincuentes han hecho de ella, la IDA; la otra es puro y duro fascismo y, como tal, no cabe en democracia.
La izquierda real y el centro izquierda, visto lo visto, tienen una oportunidad de oro para echar a la derecha fascistoide. Saben lo que dicen y hacen lo que dicen.
A me me parece que Gabilondo está varios años luz por encima de todos ellos y eso se notaba bastante, no sabía ni como hablarles. Lastima que esté en el PPSOE
Percepción subjetiva al extremo, el contexto político y social que queda excluido del plato de tv deja a Gabilondo en mal lugar por su incoherencia electoralista y su dubitación en el conflicto existente frente al gobierno de Madrid.
Muchos de los datos que dio no están actualizados y ni aun así destaco en nada, que su ciclo ha pasado ya son buenas noticias para la izquieda
Casi sería un gustazo ver que Iglesias te hace rabiar así si tu argumento no tuviese tan poca consistencia, pero vaya, que por más que te gustaría el deseo no hace realidades.
Ayuso y su miniyó no dejando hablar como pijas acostumbradas al ordeno y mando con sus criados. Asco de debate.
A mí me ha encantado Edmundo por el Mundo, ni rojos ni azules pero con Ayuso.