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Elecciones Madrid 4M
Las ciudades y los distritos del sur tienen la llave del cambio político en las elecciones del 4 de mayo
Un mes antes de las elecciones, el candidato de Unidas Podemos lo expresaba así: “Lo único que pido a la gente de los barrios trabajadores, a la gente de las ciudades del sur, a la gente del Henares, a la gente de los municipios de Madrid es que vayan a votar lo que les dé la gana (...) pero que no tengan que sufrir la humillación que los niveles de participación en el Barrio de Salamanca son mucho mayores que en Parla, que en Vallecas, que en Pinto, que en Alcorcón o el corredor del Henares”.
”En el barrio de Salamanca (Madrid), la participación siempre es más alta porque es una manera de defender esos privilegios que les está donando la señora Ayuso“, señalaba Mónica García, la candidata de Más Madrid, en una entrevista reciente para Público.
Pablo Iglesias y Mónica García han puesto durante la campaña la mirada en las diferencias territoriales. La búsqueda del voto de clase en una Comunidad marcada por el eje norte sur y por la centralidad de la ciudad de Madrid, a su vez dividida también por ese eje, ha llevado a los candidatos de la izquierda a intensificar sus actos en los distritos y municipios con menor renta.
La agenda de Iglesias desde el 26 de abril le ha llevado a Alcorcón, Vallecas, Getafe, Leganés, Usera y el distrito de Tetuán, el más popular de los del norte de Madrid.
Mónica García ha participado en menos actos en la última semana de campaña y ha optado por mayor presencia en prensa y en streaming, pero su equipo ha marcado la misma línea: el acto de ayer sábado se celebró en Móstoles y el domingo pasado, la líder de Más Madrid llevó su mitin a San Blas.
En un clima de campaña irrespirable, tras las amenazas de muerte vertidas contra el candidato Pablo Iglesias y contra la actual presidenta, Isabel Díaz Ayuso, y en pleno estado de alarma, la participación es una incógnita y una clave
Aunque las encuestas los sitúan en dos escalones distintos, García e Iglesias deben cumplir cada uno su parte para el objetivo que comparten con el PSOE de cambiar el Gobierno de la Comunidad de Madrid. Los votos en “el sur” en una región marcada por la desigualdad cobran una especial importancia ante la constatación de que tanto el voto como la participación en los municipios de mayor renta favorecen el objetivo de la mayoría conservadora y de extrema derecha en la región.
Efecto Torrejón
Las elecciones de 2019 dan muestra de esas diferencias. En municipios por encima de 130.000 habitantes como Fuenlabrada, Leganés y Getafe, el voto combinado de Partido Popular, Ciudadanos y Vox no alcanzó el 40%. Pero la atracción del voto de izquierda no lo explica todo: la participación en Fuenlabrada en esos comicios, por ejemplo, estuvo casi dos puntos por debajo de la media de la Comunidad. En Getafe y Leganés, aunque fue superior a la media, votaron menos personas proporcionalmente que en la capital, Madrid, que con el 51,29% de votos a los partidos de derecha decantó la victoria del llamado “trifachito” en mayo del 19.
Junto con la capital, los municipios de Torrejón de Ardoz y San Sebastián de los Reyes ejercerán de termómetro en la noche del martes 4. En ambos se produjo una victoria mínima de los tres partidos que votarían posteriormente a la investidura de Isabel Díaz Ayuso.
Hay una relación clara entre la renta media y el porcentaje de voto a los partidos de derechas, también entre la renta y la participación electoral. El viejo adagio de que “los ricos votan siempre” se cumple. Solo en Alcobendas, entre las poblaciones con más de 20.000 euros de renta media de la Comunidad, la participación descendió del 70% en 2019. Tiene truco. Entre las ciudades españolas de más de 50.000 habitantes, Alcobendas es la que tiene mayor desigualdad de renta.
Este efecto permite explicar que en el cuadrante de las ciudades más ricas Alcobendas es una excepción: aunque la derecha ganó allí en 2019, solo obtuvo un 54,58% de los votos. En esa cohorte, de más de 20.000 euros de renta media, se encuentran solo otras cuatro ciudades: Las Rozas (68% voto a la derecha), Majadahonda (69%), Torrelodones (66%) y Boadilla del Monte (72%).
Solo en dos de los once municipios con una renta media inferior a 12.000 euros por persona se produjo una mayoría de votos a favor de los tres partidos de la derecha: el citado Torrejón de Ardoz y Navalcarnero. En Parla, el único municipio de la Comunidad de Madrid que no alcanza los diez mil euros de renta media, el voto a PP, Ciudadanos y Vox bajó del 40%, pero la participación fue también la más baja de las ciudades de la Comunidad: del 58%.
En la siguiente cohorte, en la que se sitúan nueve municipios con una renta media entre 12 y 14.000 euros, la derecha solo consiguió la victoria sobre el bloque del centro izquierda y la izquierda en tres municipios: Valdemoro, Galapagar y Arroyomolinos.
A partir de 14.000 euros de renta media, la mayor parte de las ciudades de más de 20.000 habitantes de la Comunidad de Madrid optaron en 2019 por una de las tres opciones de la derecha. Esto incluye a Madrid que, como Alcobendas, alberga gran desigualdad en el interior de la ciudad. Según publicó Fedea en 2020, con datos tomados entre 2011 y 2014, la capital vio cómo su índice Gini de desigualdad subió 4,1 puntos, lo que la convirtió en la ciudad grande más desigual de España, por encima de Barcelona y Valencia.
Elecciones Madrid 4M
Los números para el optimismo de la izquierda de cara a las elecciones del 4 de mayo
La diferencia por distritos
El efecto norte-sur dentro de la ciudad de Madrid quedó grabado en el mapa nítidamente tras las elecciones municipales de 2015. En aquella ocasión, los distritos por debajo del centro (incluido este) apoyaron a Ahora Madrid, mientras que en el norte se mantuvo el voto mayoritario al Partido Popular. Los desequilibrios vienen de lejos, desde la propia configuración de la ciudad. En el sur estaban los graneros, las huertas, las ventas y posteriormente las fábricas y las industrias, en el norte las oficinas, las embajadas, las sedes institucionales y posteriormente los rascacielos. Esta simplificación, y es que no todo el norte tiene una renta por encima de la media, sigue operando políticamente en la ciudad.
Hace un año, la llamada revuelta de los cayetanos supuso una exhibición de fuerza de barrios tradicionalmente alérgicos a la movilización. La consigna del “Gobierno ilegítimo” de Sánchez se extendió principalmente en los pocos kilómetros que discurren entre la calle Núñez de Balboa y la Plaza de Castilla. El “barrio” de Salamanca, en realidad un distrito, marca el paso del voto mayoritario a la derecha en la ciudad de Madrid: en 2019 tres de cada cuatro censados dieron su voto a PP, Ciudadanos o Vox.
Salamanca es el segundo distrito con más renta, por detrás de Chamartín, donde el apoyo a la derecha el próximo martes también se da por descontado. Chamartín es el segundo distrito en nivel de participación, tras el no tan exageradamente por encima de la media pero también conservador Retiro. Salamanca es el quinto distrito en participación. Chamberí y Moncloa-Aravaca completan un quinteto con características similares: renta media por encima de 20.000 euros, participación en 2019 superior al 70% y voto a la derecha superior al 60%.
Solo en cinco de los 16 distritos con una renta media inferior a 20.000 euros se produjo una mayoría de PP, Ciudadanos y Vox en 2019. Pero para la izquierda el principal handicap en esos distritos es la participación por debajo de la media. Solo en dos de los distritos con más participación de la media, Moratalaz y Arganzuela, se produjeron mejores resultados para PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos.
En los distritos con menor renta, Carabanchel, Villaverde, los dos distritos de Vallecas y Usera, la participación en 2019 se situó seis puntos por debajo de la media. Mucho terreno para remontar por parte de las organizaciones que tienen su base social en las zonas más depauperadas de la ciudad.
En un clima de campaña irrespirable, tras las amenazas de muerte vertidas contra el candidato Pablo Iglesias y contra la actual presidenta, Isabel Díaz Ayuso, y en pleno estado de alarma, la participación es una incógnita y una clave. El incremento del voto por correo, contundente pero no espectacular, y la movilización de los dos bloques ideológicos para no dejar ningún voto atrás puede suponer un empujón definitivo para mejorar los números de participación de 2019, un factor en el que la izquierda tiene mucho más que ganar que la derecha, que sabe que los suyos acudirán a las urnas pero que, en los últimos comicios, se vio beneficiada de la baja participación en los distritos y municipios donde menos simpatía generan sus políticas.
La insistencia de los candidatos de la izquierda en conseguir que la participación suba en esos lugares tiene sentido: sin un incremento del voto en las zonas con las rentas más bajas el objetivo de sacar a Isabel Díaz Ayuso de la Puerta del Sol es casi imposible.
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La fuerza superadora
Para el que se juega la vida en el tajo, la que está en paro o el que no llega a fín de mes, estas elecciones son otra farsa más de ricos. Saben bien que gane quién gane su vida en todo caso irá a peo. Es curioso que las lecciones vengan de la izquierda parlamentaria cuando quién demuestra saber realmente cómo funciona edte sistema es la clase obrera que da la espalda a sus simulacros mientras se organiza y combate en los barrios
La prensa ha publicado que NINGUN candidato vive en el Sur,solo pasan por alli como la Vuelta Ciclista,dan el mitin y hasta luego Lucas,y de lo prometido,nada de nada,la crisis siempre justifica que mande quien mande la gallina siga en el mismo corral....