Opinión
Excargos del PP, historiadores franquistas, neonazis confesos y guardias civiles
Solo se echa en falta, dada nuestra incomparable ganadería brava, algún insigne torero. Pero denles tiempo.

No hay desperdicio o, mejor dicho, en Vox caben todos. La publicación de las listas electorales del partido de extrema derecha en los respectivos boletines oficiales de Extremadura ha acabado de clarificar que lo que se presentaba, también, como un movimiento de regeneración del corrupto sistema de partidos no es más que un puzzle grotesco en el que encajan a la perfección antiguos altos cargos del Partido Popular, historiadores revisionistas de la dictadura, filonazis provenientes de grupúsculos diseminados, toda clase de fauna machista y, cómo no, algún guardia civil. Solo se echa en falta, dada nuestra incomparable ganadería brava, algún insigne torero. Pero denles tiempo.
Si tenemos que hacer caso a lo que decía el otro día Ortega Smith (o Schmitt) en un abarrotado mitin en la plaza de toros de las Rozas, Vox no pretende representar a nadie en las instituciones, pues ellos -lo dice un exmiembro de las COEs- son el "verdadero pueblo". Es de agradecer, de hecho, la claridad del planteamiento: nunca una idea de pueblo resultó tan excluyente como la suya, nunca este pueblo mínimo se pareció más al reduccionista y caricaturesco constructo discursivo que expulsa el héroe patriotero por su boca.
Vox no pretende representar a nadie en las instituciones, pues ellos son el verdadero pueblo
Es posible que ya sea tarde para contrarrestar esa fascinación por lo “nuevo” que emerge en la comunidad política cuando reinan la desafección, el desencanto y las ansias de revancha propias de repliegue identitario de los últimos tiempos, pero no está de más recordarle al muchas veces resiliente electorado extremeño que el cabeza de lista de Vox a la Asamblea de Extremadura por Badajoz es el exdiputado del PP José Antonio Morales, tristemente famoso por el reconocimiento que la Fundación Francisco Franco hizo de sus servicios contra la Ley de Memoria Histórica. Su número dos, para que no quede duda, es Antonio Pozo Pitel, otro adalid antimemorialista premiado por la funesta Fundación.
Pero todo charlatán tiene su escribano, su Pío Moa, su César Vidal, su Sánchez Dragó. En nuestro caso, no siendo menos pero siéndolo, contamos con Antonio Manuel Barragán Lancharro, historiador natural de Monesterio que pasó años vilipendiando a las víctimas del franquismo en uno de esos blogs ultraderechistas que pululan por el inframundo de la red. Barragán va de suplente por la provincia de Badajoz y de número cuatro al ayuntamiento pacense, pero no cabe duda de que su impronta ocupa un lugar preeminente en el Partido, su nueva válvula de aliviación después de que, asustado consigo mismo, hiciera desaparecer de internet en 2014 todo rastro de su “creación literaria”.
Cáceres no quiere ser menos. Y no es que José M. Acebedo Rato, Jefe de Servicio de Prevención de riesgos laborales de la Guardia Civil, no tenga derecho a meterse en política. Pero es que hemos conocido en los últimos meses tantas filtraciones de grupos de whatsApp de la Bememérita con contenido dudosamente democrático (cuando no directamente fascista), que bien haría el “demonio” saliendo de este Cuerpo. Después del “a por ellos oé”, de todas maneras, no es convincente que nadie se sorprenda.
Hemos debatido mucho sobre la pertinencia de dar espacio informativo a Vox, pues considerábamos que la crítica, más que aplacarla, alimentaba a la bestia
¿Corruptos? Sí, claro. A Leopoldo Barrantes, candidato a diputado autonómico por la provincia de Cáceres, se le conoce en Andalucía (el que le conozca) por haber aparecido vinculado a la Operación Malaya, esto es, el saqueo de las arcas públicas del ayuntamiento de Marbella. Barrantes fue el todopoderoso Secretario del consistorio marbellí durante los años locos de Jesús Gil y Julián Muñoz. Pero antes de eso, este paisano de Albalá (Cáceres) ejerció el mismo puesto 15 años en Casar de Cáceres. Si ya nadie le recuerda en el pueblo de la famosa torta de queso, nosotros, como él mismo hacía con la especulación inmobiliaria en Puerto Banús, damos fe.
En arenas municipales, Mérida y Badajoz se llevan la palma. En la lista de la capital autonómica por el partido de Abascal, figura José Francisco Correa Gabardino, excoordinador del área de igualdad de UPyD Extremadura, que fue denunciado en 2017 por la asociación feminista Nosotras Extremadura por “apología de la violencia machista”. Correa es uno de esos tuiteros de gramática parda que denuncia, día tras día, la “ideología de género” y su empeño “antihombre”. Un pieza.
Por su parte, la alcaldía de Badajoz contará con la candidatura de Alejandro Vélez Ferreira, cabeza de lista en 2007 y 2011 a la capital pacense por el residual (de residuo) partido neonazi Democracia Nacional. Vélez ya lo intentó en 2015 de la mano del pseudosindicato Manos Limpias (cuyos responsables se encuentran ahora en prisión), con el lírico lema: “Que no te toquen los huevos, primero los de casa”. Dios nos libre, don Alejandro.
Estos son algunos de los hombres de la ultraderecha (las mujeres, a fregar) que aspiran a ocupar las instituciones extremeñas en las próximas elecciones autonómicas y municipales del 26 de mayo. En este medio, hemos debatido mucho sobre la pertinencia de dar espacio informativo a Vox, pues considerábamos que la crítica, más que aplacarla, alimentaba a la bestia. Lo que no íbamos a permitir en ningún caso es que el producto fascista controlara también nuestra agenda comunicativa, cosa que ya ha pasado, de manera más o menos consciente, con otros medios presuntamente independientes. Sirva este ejercicio de desenmascaramiento como herramienta para arrojar luz sobre la nebulosa que se cierne sobre nuestras vidas.
Extrema derecha
Incubando a Vox
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