Los insuficientes resultados del bloque de derechas en Extremadura darían para gobernar la Junta

La suma de la derecha fragmentada (PP, Cs y Vox) estaría en disposición de hacerse con la Junta de Extremadura, a pesar del descalabro del Partido Popular, gracias a la creciente pujanza de Ciudadanos y Vox y, sobre todo, al desmoronamiento de Unidas Podemos, que retrocedería hasta la quinta posición en número de votos y quedaría en una situación residual en la Asamblea.

Vara y Sánchez
29 abr 2019 11:30

Tras las primeras lecturas de los resultados de las Elecciones Generales en Extremadura, casi nadie duda de que la victoria del PSOE es un éxito sin paliativos en uno de los graneros tradicionales del partido que lidera Pedro Sánchez. Los llamamientos a la participación masiva para frenar a la extrema derecha y a la unificación del voto progresista en el Partido Socialista han dado resultado. El PSOE recupera el terreno perdido en 2016 —cuando el PP se hizo con cinco de los 10 escaños que reparte la Comunidad y Unidos Podemos consiguió arañar uno al PSOE en Badajoz—, dejando a su derecha un espacio hiperfragmentado (cinco escaños repartidos entre tres formaciones) y a su izquierda, excluida de la representación parlamentaria.

Sin embargo, si extrapolamos estos resultado a los próximos comicios autonómicos, el desenlace podría ser bien distinto. La suma de la derecha fragmentada (PP , Cs y Vox) estaría en disposición de hacerse con la Junta de Extremadura, a pesar del descalabro del Partido Popular, gracias a la creciente pujanza de Ciudadanos y Vox y, sobre todo, al desmoronamiento de Unidas Podemos, que retrocedería hasta la quinta posición en número de votos y quedaría en una situación residual en la Asamblea, insuficiente para respaldar una mayoría del PSOE.

Cada ámbito electoral habla en su propia lengua, por lo que las conclusiones bien podrían depender de la capacidad de los partidos bisagra (PSOE y Cs) para moverse hacia izquierdas o hacia derechas según la correlación de fuerzas dentro de cada uno de los bloques después del 26M

Esta situación se explica por el distinto comportamiento del sistema electoral en las Elecciones Generales y en las Autonómicas. El reducido tamaño de las circunscripciones en la comunidad extremeña en las Generales (seis escaños en Badajoz y cuatro en Cáceres) otorga ventaja a la lista más votada en el reparto y penaliza la división del voto del bloque de derechas, mientras que la mayor proporcionalidad de los comicios autonómicos, donde se reparten 65 asientos (36 en Badajoz y 29 en Cáceres), elevaría la representación del PP, Cs y Vox por encima de la del PSOE, en consonancia con los mejores resultados en número de votos de la suma de los tres partidos del bloque de derechas (unos 328.000 de PP, Cs y Vox frente a los 312.000 de PSOE y UP).

En un escenario político de bloques antagónicos, esta sería la principal lección que los partidos extremeños podrían extraer de los resultados de las Generales de cara a las próximas Autonómicas y Municipales. No obstante, cada ámbito electoral habla en su propia lengua, por lo que las conclusiones bien podrían depender de la capacidad de los partidos bisagra (PSOE y Cs) para moverse hacia izquierdas o hacia derechas según la correlación de fuerzas dentro de cada uno de los bloques después del 26M. Cs ya ha demostrado esta reversibilidad en incontables ocasiones y, claro está, el PSOE de Vara no es el de Sánchez. Gran parte de las opciones de un gobierno progresista en Extremadura tras las Autonómicas de mayo va a depender de la capacidad de movilización de los potenciales votantes de la coalición Unidas Podemos.

Al PSOE extremeño no le basta con conseguir unos resultados como los logrados este 28A

La formación morada ha perdido en estos comicios más de 17.000 votos de los obtenidos en 2016, casi cuatro puntos porcentuales menos que la dejan fuera del reparto de escaños en las Generales. Además, el retroceso hasta el quinto puesto, si se repite el 26M, podría lastrar su capacidad para disputar escaños en unos comicios autonómicos en los que es probable que disminuya la participación. Este es precisamente el cóctel propicio a la derecha que posibilitó el cambio de gobierno en Andalucía pese a la victoria del PSOE de Susana Díaz y el hundimiento del PP de Juanma Moreno, un riesgo plausible que los socialistas extremeños confían sortear —dicen— gracias a la mayor solvencia de su candidato respecto a la líder andaluza, un cadáver político.

Sea como fuere, al PSOE extremeño no le basta con conseguir unos resultados como los logrados este 28A. Sus opciones de reeditar el Gobierno de la Junta pasan por evitar el previsible naufragio de Unidas Podemos, aunque puede que sus intenciones estén más puestas en fortalecer posiciones y ofrecer a Ciudadanos un acuerdo entre “fuerzas de centro”. Definitivamente, no sabemos qué es Sánchez, pero Vara es otra cosa.

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