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En el margen
Sitapha Savané: “La diáspora tiene un papel muy importante en el desarrollo económico de África”
Nacido y criado en Senegal, Sitapha Savané empezó a jugar al baloncesto profesionalmente en Estados Unidos. Comprometido con la justicia social y el antirracismo, es uno de los portavoces de la CNAAE (Comunidad Negra Africana y Afrodescendiente de España).
Hijo de un político senegalés y de una alta funcionaria de la ONU, Sitapha Savané nació en Senegal y pasó su adolescencia en EEUU donde realizó estudios universitarios en la Academia Naval de Annapolis, una de las más prestigiosas del mundo. Durante su etapa universitaria comenzó a jugar profesionalmente al baloncesto, deporte en el que se ha mantenido en la élite hasta que se retiró hace dos años para cursar un MBA con el objetivo de reforzar y ampliar las relaciones económicas entre España y Senegal. Comprometido socialmente, ejerce como uno de los portavoces de la CNAAE (Comunidad Negra Africana y Afrodescendiente de España), pues siempre ha intentado utilizar el protagonismo que tiene como deportista de élite para arrojar luz sobre temas como el antirracismo “que en otros momentos no reciben tanta atención”.
¿Por qué decidiste ser jugador de baloncesto?
El deporte ha sido siempre algo que ha estado presente en mi casa, para mi madre era muy importante que practicáramos algún deporte, por salud y por estar activos. Comencé, como tantos niños africanos, con el futbol, pasé por otros deportes y ya llegando a 1.992, con la creación del Dream Team americano, me empecé a enganchar al baloncesto.
Te has mantenido muchos años en la élite del baloncesto, ¿cómo se consigue eso?
Con muchísima disciplina, yo creo que ese es el factor principal. Luego hay que tener una pizca de suerte con el tema de las lesiones, pero destaco la disciplina porque llegado a un cierto punto tienes que hacer unos cambios bastante drásticos en tu alimentación y en tu cuidado y muchas veces los jugadores o no están dispuestos a ello o no son capaces de hacerlos. Y eso no les permite alargar su carrera tanto como quisieran.
Naciste y te criaste en Senegal, has vivido muchos años en EEUU y ahora, desde hace más de una década, en España, ¿cómo te sientes con respecto a tu identidad?
¿En qué sentido lo dices?
Pues esto que se suele decir, ¿te sientes ciudadano del mundo?
Sí, bueno, mi madre nos ha criado para que fuéramos ciudadanos del mundo de Senegal. Porque ser ciudadano del mundo a veces puede significar no sentirse de ningún país y yo siento muchísimo mi tierra. Primero, ella se esforzó porque la conociésemos, después también en que nos abriésemos al mundo y lo conociésemos. Siempre nos decía: “A mí me gustaría veros vivir en cuantos más sitios posibles, viajar a cuantos más sitios posibles. Cuando vayáis allí, aprended todo lo que podáis, llevaos todo lo bueno y dejad todo lo malo”.
Tuviste una formación militar en EEUU, ¿qué ha supuesto eso en tu vida?
Sí, fui a la Academia Naval de Annapolis. Esto ha supuesto un hito muy importante en mi vida. No fue una decisión fácil para un chaval de 17 años, porque es una de las academias militares más duras del mundo. Pero después de hablar con mis padres, y gracias al consejo de algunas personas, me di cuenta de que cuadraba con lo que yo quería, que era desarrollarme como futuro líder, desarrollar mi disciplina y, de esta forma, prepararme para el futuro. Es además una muy buena Universidad a nivel académico.
Para mi cualquier persona capacitada tiene que tener un cierto nivel de activismo (...) lo que no entiendo es lo de desconectar totalmente y decir: “Esto de la política no va conmigo”
Tu madre ha sido alta funcionaria de la ONU y tu padre opositor político en Senegal, ¿cómo es vivir desde pequeño el compromiso político y social, de qué forma te ha influido?
Es algo con lo que me he criado. A veces es extraño porque no concibes el no estar activo en la política en general. Mi padre desde antes de mi nacimiento estaba en la oposición, luego llegó al gobierno, y mi madre es una de las pioneras del movimiento feminista en África del Oeste y me llevaba de niño a sus reuniones feministas. Para mi cualquier persona capacitada tiene que tener un cierto nivel de activismo, algunos serán activistas del todo, otros apoyarán desde la banda, pero lo que no entiendo es lo de desconectar totalmente y decir: “Esto de la política no va conmigo” porque la política es la que decide la mayor parte de las cosas de tu vida.
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La escritora Remei Sipi aborda desde el ensayo las realidades de las mujeres africanas, y recupera en sus cuentos las historias de Guinea Ecuatorial. Editora, investigadora y militante, es una referencia para las nuevas generaciones afrodescendientes.
Has sido un jugador de baloncesto comprometido con la justicia social y con fuertes opiniones políticas, ¿te ha granjeado eso muchos enemigos?
Algunos seguramente, pero no se han significado mucho. Son más los trolls por Twitter y este tipo de cosas. Yo tengo opiniones muy fuertes, pero siempre las expreso desde el respeto y también me considero una persona muy inclusiva, puedo tener amigos de derechas o de izquierdas, de todo signo político, siempre y cuando sean personas que respeten los derechos humanos.
¿Has pensado alguna vez implicarte de forma activa en la política española?
Siempre lo he pensado, desde niño iba bastante con mi personalidad. Cuando estás muy activo, antes de entrar tú, incluso la propia política te llama. A mí me ha pasado aquí, en España. Me pasaba también mientras estaba jugando, ofertas bastante concretas para ir en listas de algunos partidos para las elecciones, pero mientras jugaba era algo casi imposible. He colgado las botas hace solo dos años y enseguida me he metido a cursar un MBA y esto es en lo que he estado enfocado estos últimos años. Ahora voy a terminar a finales de junio y esto quizás me abre más posibilidades de planteármelo.
¿Hay en el deporte más o menos racismo que en la calle?
Dentro del deporte, entre los deportistas, yo considero que hay menos racismo. El deporte siempre se significa como una gran herramienta para la integración, ya no hablando a nivel profesional, sino para los niños. Cuando juntas a la gente en un equipo, cualquier diferencia queda diluida y se entiende mejor al otro. Y entender al otro suele quitar cosas como la ignorancia o el racismo. Así que dentro de lo que son los equipos, hay menos. Luego puedes tener ciertas cosas en las gradas.
¿Y esas cosas de las gradas cómo se viven?
Se viven mal. Yo casi lo vivo peor cuando es hacia otro, que cuando es hacia mí. Porque yo ya sé cómo llevar algo así, tengo mi identidad muy marcada y a mí el hecho de que alguien me diga: “Negro de mierda”, no va a hacer que me sienta mal. Me sentiré mal por la persona que lo ha dicho, no por mí, y tomaré la reacción que debo tomar hacia cualquier persona que me falte al respeto.
¿Por qué decidiste jugar con la selección de baloncesto de Senegal en vez de con la española?
Como te he dicho, soy nacido y criado en Senegal y creo que era la selección con la que debía jugar. Cuando me tocaba elegir, cuando ya tenía también la nacionalidad española, podía decir que llevaba 26 años como senegalés y dos ó tres como español. Creo que eso facilitaba bastante la decisión. Además, siempre digo que Senegal necesitaba más de mí que España, que ya iba sobrada de buenos jugadores.
En la lucha contra el machismo ha habido una evolución bestial en los últimos 20 años. Esa es la misma evolución que deseo ver con el racismo
Has vivido en muchas partes de España, ¿cómo dirías que es este país? ¿Ha cambiado en algo desde que llegaste?
Sí, yo en general veo una evolución positiva del país en muchísimos sentidos. Por ejemplo, en la lucha contra el machismo ha habido una evolución bestial en los últimos 20 años. Esa es la misma evolución que deseo ver con el racismo. Cuando hablan de la plurinacionalidad de España, por ejemplo, yo he tenido la suerte de vivirla en primera persona. He vivido en Canarias, en Baleares, en Catalunya, en Madrid y ahora en el País Vasco y veo, efectivamente, las diferencias pero también las muchas cosas que nos unen. Por eso me parece lógico que España como conjunto siga caminando junta, pero siempre reconociendo las diferencias que hay en los distintos territorios y resaltándolas, porque las diferencias son algo positivo, que aportan.
“España necesita a África más que África a España” es el titular de una entrevista que te hicieron en El País, explícame esa idea
Por desgracia, el nacionalismo malo está muy de moda últimamente y hay gente que puede leer esto y pensar: “Esto es mejor que lo otro”, pero esto no es un partido de futbol. Eso lo dije en un momento refiriéndome a un contexto económico porque, por lógica, un solo país necesita más a 54 países que a la inversa. Pero realmente lo decía en el sentido de que España viene de una gran crisis económica y ahora encaramos otra, España es un país que tiene competencias en muchos sectores con raíces en los países africanos. España está pegada a África, pero por desgracia, solo hablamos de África en un sentido negativo, hambrunas que pueda haber, guerra, enfermedades o la llegada de migrantes irregulares.
El conocimiento y las competencias que tiene España dentro de la industria del turismo, de la construcción, de las renovables… ¡Hay tantos sectores donde es puntera! Todos los grandes se están acercando hacia África, EEUU, China, India, España quizás no pueda competir de tú a tú, pero puede presentarse como un país amigo, que ofrezca mejores términos y, de esta manera, poder entrar a un mercado gigante que podía llegar a darle muchísimos puntos de crecimiento en las décadas que vienen.
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Ngoy Ramadhani: “Nado entre diferentes identidades sin intentar encerrarme en una sola, pero tengo clara mi identidad negra allí donde esté”
Y en este sentido, ¿qué tiene África que aportar al mundo? ¿Cuáles son sus potencialidades?
Bueno, por ahora la razón por la que el mundo entero va a África es porque es donde está la mayor parte de riquezas naturales que hay. África es enorme, mucho más grande de lo que vemos en los mapas, con una cantidad ingente de recursos. Pero lo más importante que tiene es su capital humano, vemos la resiliencia del africano a muchísimos niveles, los que se quedan en su país o los que se van fuera para mejorar su vida, lo ingeniosos que pueden ser cuando faltan recursos materiales. Yo creo que todo eso son cosas que África puede y va a aportar al mundo.
Yo insisto mucho en el tema de invertir en África, porque si toda la diáspora invirtiese allí, eso tendría un impacto brutal
¿Qué pueden hacer los africanos de la diáspora, como tú, para ayudar al desarrollo económico de África?
En mi opinión, la diáspora tiene un papel muy importante en el desarrollo económico de África. Hemos visto cómo en muchos países, por coger un ejemplo extremo, en Israel, el poder que ha desarrollado su diáspora y cómo lo ha utilizado, con todas las precauciones y salvedades posibles, para generar el desarrollo de su país y diferenciarlo de todos sus vecinos. África tiene una gran diáspora fuera, pero esa diáspora primero tiene que tomar conciencia, tiene que organizarse y realmente plantearse esta misión y decir: “Nos hemos establecido fuera, hemos hecho la vida fuera, tenemos un poder aquí fuera, podemos utilizarlo para tener un impacto positivo sobre nuestro país”. Y yo insisto mucho en el tema de invertir en África, porque si toda la diáspora invirtiese allí, eso tendría un impacto brutal. Pero para eso también nuestros gobiernos tienen que proveer los canales para que esto se pueda hacer de una manera eficiente y segura. El gran problema viene de muchos de los gobiernos que tenemos allí, que no solo no facilitan, sino que dificultan muchísimo estas aportaciones de la diáspora.
Eres padre de dos niños mestizos, ¿qué supone para ti la afrodescendencia, con qué valores intentas educar a tus hijos?
La afrodescendencia es para mí una parte fundamental de su identidad. Me he asegurado de llevar a mis peques a Senegal para que conozcan lo que es aquello, para que conozcan a su familia y para que sean muy conscientes de que aquí viven en un sitio donde ellos son la minoría, y algunos les pueden mirar por ello de una manera negativa, pero que hay otra parte del mundo donde son la mayoría y hay un montón de niños exactamente como ellos. Sé lo difícil que es ser un niño mestizo muchas veces, porque yo nunca he tenido dudas sobre mi identidad, lo que me preguntabas antes, pero lo que para mí es una obviedad, para ellos es algo que puede convertirse en una fuente de conflicto interno. Para mí es muy importante reforzar la parte positiva de España, estando aquí la pueden ver y vivir, y también reforzar la parte positiva de África, para que no se queden solo con el estigma negativo.
En Bilbao hay una comunidad africana y afrodescendiente numerosa, potente y bastante reivindicativa, ¿qué relación tienes con ella?
En un principio, he conocido compañeros senegaleses que están aquí desde hace mucho más tiempo que yo y que están metidos en el activismo afro en Bilbao. Para mí era muy importante hacer esta conexión, llegar y decir: “Oye, estoy aquí, ¿en qué puedo ayudar?”. Este ha sido el caso de las manifestaciones contra el asesinato de George Floyd y contra el racismo, donde de manera activa he podido entrar a colaborar con la nueva plataforma CNAAE y ser uno de sus portavoces.
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Un placer leer a este hombre tan afortunado como consciente de su entorno. Senegal, ese gran país, nos aporta mucha gente valiosa como este hombre. Destacaría varios puntos: su compromiso político, por desgracia, acostumbrados a una cultura de la sumisión y la obediencia, muchos africanos han comprado el cuento de que la política es tema de unos pocos ricos, poderosos o temerarios; que pueden hacer su vida al margen.
Luego el hecho de que a pesar de su origen pudiente, no parezca presumir de ello sino que lo utilice para empoderar a los demás.
Una postura conciliadora sin caer en lo ridículo de aceptar cosas y posturas inaceptables.
Es muy interesante lo que dice de la necesidad de invertir, pero más aún que reconozca que los gobiernos africanos no lo potencian ni mucho menos, aunque digan lo contrario con la boca pequeña. En el fondo temen una diáspora muy activa y muy participativa porque les restaría poder político y económico sobre las poblaciones locales. Quieren continuar con la política de las remesas, pero no facilitar de forma organizada la inversión de su diáspora. Lo he visto durante los últimos meses en Camerún, que cuenta también con una diápora muy formada y potente en países como Francia, Alemania, Bélgica o UK.
Me ha gustado leer a un deportista comprometido con su raza, su país y con África.