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Entrevista La Poderío
María Peláe: “Mi acento y mi música es lo que me hace ser yo misma”
Aviso importante. En esta entrevista hay muchas risas, una pechá, como se dice en Málaga, la ciudad donde nació María Peláe en 1990. Esta artista no canta, ella “pregona”, porque dos discos lleva grabados en estudios, pero una mijita más encima del escenario componiendo y poniéndole acento a todas sus canciones. Le han dicho que es la Lola Flores del momento y eso le abre el pecho de orgullo, porque ella es una ‘folcrónica’.
He leído por ahí que María Peláe es “música con acento andaluz y con proyección internacional”.
Por lo que se ve es lo primero que se me ve a legua (risas). El otro día estaba en un bar y dije “¿me pones una tapita?”, y me dijeron “tú eres andaluza” y yo: “anda, me lo has cogido a la primera” (risas).
El acento no se puede disimular, ¿verdad?
Yo creo que es algo que, aunque en otro momento se me haya insinuado que para que me escuchase más gente tenía que suavizar mi acento, es lo primero que se reivindica. Pero vamos, de todas todas y a boca llena. En canciones como La niña o en La confesión escuchar a una persona con este acento decir “oy, oy oy” no es lo mismo que si se dice con otro acento. Esa mezcla es lo que hace que se pueda definir la música “con acento andaluz”. Mi acento y mi música es lo que me hace ser yo misma.
¿Te han pedido que “cambies” tu acento?
Nunca he tenido que guardar mi acento, pero se me ha podido insinuar. Yo creo que muchos andaluces, como yo digo, cuando nos sacamos el pasaporte y nos vamos de Despeñaperros pa’rriba hay veces como que te lo insinúan con la excusa de que se te entienda mejor. Pero bueno, aquí luego todo el mundo está como loco por sacarse el B1 de inglés. Eso no quita de que nosotros mismos los andaluces nos vayamos quitando ese antiguo prejuicio y que no tengamos que esconder el acento para parecer más entendibles. Es histórico es nuestro país tachar al andaluz de ciertas cosas, con ciertos prejuicios que tenemos que quitarnos ya. En ese sentido, se ha trabajado mucho y los que venimos detrás venimos empujando también.
Es histórico en nuestro país tachar al andaluz de ciertas cosas, con ciertos prejuicios que tenemos que quitarnos ya
Tu último disco, La Folcrónica, es una reivindicación es toda su pompa.
Yo creo que cada cosa que salga de mí o de mi manera de expresarme, lejos de pretender un abandonamiento o una revindicación, es así. Yo no puedo explicarte las cosas de otra manera. De pequeña, por ejemplo, quería hacer un rap y no me salía rapeao, me salía pregonao de tanto que escuchaba a Chano Lobato, Lola Flores, carnaval de Cádiz. Toda esa mezcla es lo que hace que me salga desde el punto de la reivindicación. Evidentemente, hay andalucismos en cada una de las costuras de las canciones, pero porque es mi manera de expresarme. Sería otra persona si me expresara de otra manera.
En cuanto al acento, si yo ahora empezara a soltar “eses” por todos lados pues es que no sería yo. El acento, mi acento, puede ser algo característico en mis canciones, pero es algo natural. Yo digo que mis canciones suenan todas a enfadas, porque normalmente yo compongo cuando me enfado con alguien, pero intento que también sea de la manera más amable posible. Por ejemplo, el caso de “La niña”, o en otras canciones que me puesto más seria como en “Que vengan a por mí”. Vengo de la escuela de canción de autor y para mí cada tema sí tiene un mensaje. Quiero decir algo e intento hacerlo siempre de la manera más respetuosa posible, pero que no se me queden cositas en el tintero.
Seguro que te lo han preguntado muchas veces, pero ¿quiénes son tus referentes?
Por un lado, tengo musicales y, por otro lado, personales. En la música, todas las folclóricas habidas y por haber. Sería mentira si te dijera que no he visto todos los vídeos de Rocío Jurado, de Lola Flores, Conchita Piquer y me falta ir por la casa con una bata de cola. Las folclóricas en sí es una cosa que me fascina. Sobre todo, por la libertad que tenían en la boca de decir las cosas o ciertas cosas en el momento y en la sociedad donde las soltaban. En ese sentido, son referentes máximas. Por otro lado, lo primero que yo escuché de pequeña era el carnaval de Cádiz incluso antes de poner una radio. Imagínate lo que eso es para mí. Para mí, los compositores del carnaval me han atravesado durante tanto tiempo hasta el punto de que yo escucho una canción y digo “ahí mira como se parece este verso de Martínez Ares del año no sé qué”. Tengo un punto de frikismo bastante gordo (risas).
Sería mentira si te dijera que no he visto todos los vídeos de Rocío Jurado, de Lola Flores, Conchita Piquer y me falta ir por la casa con una bata de cola
Y en lo personal, ¿quiénes son las mujeres con más poderío de María Peláe?
Empezando por La Maruja que era mi abuela. De hecho, fue de la que heredé el amor a Lola Flores. Siempre digo que mi amor, esa cosa con Lola Flores, es un amor heredao, porque es algo de mi abuela. También son mis referentes mi madre, mi hermana y mi padre evidentemente que está dentro de esta lucha feminista interna.
No sé si lo sabes o lo quieres saber, pero en estos años por cómo tú eres y por tu música te has convertido en una referente para la juventud. ¿Te hubiese gustado tener referentes así tan directas desde pequeñita?
(Risas) A mí me cuesta decirlo, ni tampoco es mi intención primera ser una referente. Me cuesta verme como una referente. Pero en mí caso, sí tengo un altavoz que lo puedo usar para normalizar ciertas cosas sin inventarme una vida paralela a la mía. Mi vida es así. Yo tengo una pareja que es una mujer, ¿por qué tengo que esconderlo? Con esas pequeñas, y grandes, cosas se abren otros caminos. Cuando yo era pequeña ponía una serie, ponía la tele y mis referentes eran heteropatriarcales absolutos y parejas heterosexuales. Como mucho, antes, había un hombre gay que se le ponían todas la connotaciones habidas y por haber.
Lo bueno del arte es que sin querer queriendo te metes en las casas de la gente y que tú puedas poner la tele y se hablen abiertamente de ciertas cosas, o que una canción una mujer habla en femenino, pues es algo que sin ningún tipo de intención te sale natural. Igual que soy muy andaluza escribiendo, pues mi pareja es una mujer, ¿por qué no voy a hacerlo y encima al mismo tiempo eso puede transformar?
Qué le hubieses dicho a Lola Flores si hubiera sido tu amiga.
“Lola, te invito un vino” (risas). Es lo que yo me atrevería a decirle (más risas). Eso y “habla lo que tú y yo te escucho, por dios”. Creo que es lo único que me vendría a la cabeza (risas).
¿Cómo ves el feminismo andaluz? ¿Tú crees qué es necesario?
Es necesario que exista un feminismo en cada uno de las cosas y de los grupos que tú te consideras más cercana. Si nosotras, yo por ejemplo, me siento más identificada con maneras de expresarme, con sentires, con historias relacionadas con Andalucía, y si encima tengo un grupo feminista que si mantiene mi propia historia de manera verdadera y cercana,… ¡bendito sea! Pero la cuestión es que se haga lo que se haga que sea feminista.
Se haga lo que se haga que sea feminista
El año pasado abriste el Fulanita Fest, este lo cierras. ¿Deberían de tomar otros festivales nota de este para que hayan más espacios en la música que sean feministas como este?
Festivales como el Fulanita Fest son súper necesarios también para poner al frente festivales en femenino. En mi caso, tengo la suerte de repetir. El año pasado lo pasamos gloria bendita y este va a ser una cosa de tirar p’alante, p’atrás y hacer la voltereta. Es un espacio donde además se puede charlar, compartir. Uun espacio donde nos podemos sentir seguras, sin prejuicios y esto es una semilla para el resto de festivales.