We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Galicia
Galicia vuelve a la calle contra la celulosa de Altri, Greenalia y la Xunta: el desastre natural, en datos

La reciente Declaración de Impacto Ambiental (DIA) aprobada para el megaproyecto industrial de Greenfiber SL, la sociedad instrumental de las multinacionales Altri y Greenalia, ha avivado todavía más la contestación de la izquierda social en Galicia. Presentado y avalado como un “proyecto industrial estratégico” por la Xunta de Galicia, primero con Alberto Núñez Feijóo y luego con Alfonso Rueda, este plan implica la construcción de una fábrica de fibra textil a base de celulosa en Palas de Rei (Lugo) y sus infraestructuras auxiliares en Melide, Santiso y Agolada. Aunque la administración autonómica lo impulsa con promesas de desarrollo y empleo, la realidad del proyecto revela graves riesgos ambientales y patrimoniales, así como un proceso de aprobación marcado por la falta de transparencia.
Galicia
Galicia ¿Quién es quién en Greenalia? La empresa que quiere otra celulosa en Galicia y arrasa olivares en Andalucía
Un trámite exprés con respaldo institucional
El 29 de diciembre de 2022, el Consello de la Xunta otorgó al proyecto el estatus de “proyecto industrial estratégico”, lo que permitió acelerar su tramitación considerándolo como prioritario. La gestión del proyecto pasó, entonces, de Altri Participaciones y Trading SL a su filial Greenfiber SL en julio de 2023, donde comparte accionariado con Smarttia, la sociedad patrimonial de Manuel García Pardo, el CEO de Greenalia. La Secretaría Xeral de Industria y Desenvolvemento Enerxético se encargó a partir de ese momento de tramitar la autorización, enviando la solicitud de evaluación ambiental ordinaria en febrero de 2025. El pasado 14 de marzo se hacía efectiva la autorización ambiental con el viso bueno de la Consellería de Medio Ambiente de Ángeles Vázquez.
Desde que los números reales de la potencial producción saltaron a la palestra, el proceso comenzó a ser duramente criticado por organizaciones ecologistas y plataformas ciudadanas debido al “engaño absoluto” con el que se presentó: la mayor parte de la producción de la planta sería de celulosa y no de lyocell, como se pretende argumentar desde ambas multinacionales y el propio Gobierno gallego. Además, la sociedad civil —conformada por las plataformas de afectadas y todas las organizaciones de la izquierda social— ha señalado como “temeraria y precipitada” la decisión por la rapidez con la que se ha llevado a cabo, en contraste con los amplios efectos ambientales y sociales que podría causar. Según los datos de la consellería del ramo, se han presentado más de 27.000 alegaciones en contra del proyecto, reflejando en números la fuerte oposición social que ya ha trascendido Galicia.
Un impacto hídrico descomunal
Uno de los aspectos más alarmantes del proyecto es su demanda de recursos hídricos. La fábrica pretende extraer hasta 46 millones de litros de agua diarios del embalse de Portodemouros en Agolada (Pontevedra), poniendo en riesgo el equilibrio hídrico de la región. Además, planea verter 30 millones de litros diarios de aguas residuales en el río Ulla, lo que ya ha sido señalado por todas las sociedades científicas de Galicia como un potencial daño ambiental irreversible.
A pesar de las afirmaciones de Greenfiber sobre un tratamiento adecuado de los residuos líquidos, la magnitud de las descargas y la sensibilidad ecológica del río Ulla hacen que las promesas de sostenibilidad sean difíciles de creer. La explotación del agua en estas cantidades podría afectar tanto a la biodiversidad acuática como a las comunidades locales que dependen de este recurso. Además, el río Ulla desemboca en la ría de Arousa, uno de los tesoros ecosistémicos del país, ya diezmado por cientos de vertidos de decenas de proyectos industriales.
Galicia
Galicia La ría de Arousa, al borde del colapso ecosistémico
Contaminación atmosférica y amenaza forestal
El proyecto contempla la instalación de una chimenea de 75 metros de altura desde donde se emitirán gases y partículas derivadas del proceso industrial de la producción de celulosa, algo que ha resonado en el imaginario de gallegos y gallegas por las afecciones que ya ha producido la celulosa de Ence en la ría de Pontevedra y su entorno. Si bien los informes técnicos aseguran que las emisiones estarán dentro de los límites legales, la experiencia de Ence —también en lo que se refiere a sus lazos políticos— demuestra que estas plantas generan impactos negativos en la calidad del aire y la salud pública. Los informes técnicos, el papel, lo aguanta todo.
Además, la materia prima utilizada será madera de eucalipto, una especie invasora que ya ha causado graves problemas ambientales en Galicia, siendo uno de los principales agentes deforestadores y causantes de la pérdida de biodiversidad en el territorio. La fábrica de Greenfiber incentivará aún más la expansión del monocultivo de eucalipto, reduciendo la biodiversidad y aumentando el riesgo de incendios forestales, una preocupación constante en la comunidad autónoma.
Patrimonio en peligro: el impacto en el Camiño de Santiago y la Serra do Careón
El emplazamiento de la planta y sus infraestructuras afectan áreas de gran valor cultural y paisajístico, incluyendo la Serra do Careón, un espacio protegido dentro de la Red Natura 2000. La proximidad del proyecto al Camiño de Santiago, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, también ha sido otro de los factores que ha generado alertas por parte de Icomos-España, que advierte sobre el impacto visual y ambiental que podría alterar la experiencia de los peregrinos y afectar el atractivo cultural de la zona.
Además, en los terrenos afectados por el proyecto se han documentado hallazgos arqueológicos, como el petroglifo de Tras da Costa. La Dirección Xeral de Patrimonio Cultural, también dependiente del Gobierno de Alfonso rueda, ha solicitado medidas para la conservación de estos elementos, pero la efectividad de estas acciones es incierta, especialmente teniendo en cuenta el carácter irreversible de algunos daños que ya han sido documentados en otros procesos industriales en Galicia.
¿Desarrollo económico o modelo extractivista?
El argumento central de la Xunta para defender el proyecto es el de “la creación de empleo y el impulso económico” que supuestamente traerá a la región. Sin embargo, experiencias anteriores con la industria de la celulosa en España han demostrado que estos megaproyectos benefician principalmente a las empresas promotoras, mientras que el empleo generado suele ser precario y limitado en el tiempo.
El modelo extractivista de Greenfiber supone la sobreexplotación de los recursos naturales sin garantizar beneficios duraderos para la población local. En lugar de apostar por un desarrollo sostenible, el proyecto refuerza una dinámica industrial que ya ha demostrado su impacto negativo en otros territorios.
Una batalla aún en curso
La oposición ciudadana al proyecto sigue creciendo, con movilizaciones, protestas y acciones legales en marcha. Plataformas vecinales, asociaciones ecologistas y expertos en sostenibilidad insisten en la necesidad de replantear el modelo de desarrollo que se está imponiendo en Galicia, priorizando la protección del territorio y la búsqueda de alternativas verdaderamente sostenibles.
Mientras la Xunta, Altri y Greenalia celebran la aprobación del proyecto, la sociedad civil continúa luchando para evitar que esta fábrica de celulosa se convierta en otro ejemplo de industrialización depredadora. El desenlace de esta batalla marcará un precedente sobre el futuro ambiental y social de Galicia.
Por eso, la Plataforma en Defensa da Ría de Arousa y la Plataforma Ulloa Viva, que aglutinan a la mayor parte de las personas afectadas más directamente, han convocado una movilización en A Pobra do Caramiñal (A Coruña) para este sábado 22 de marzo a las 12h, en la que se prevé una asistencia por mar, con más de 500 barcos anotados, y por tierra, con una afluencia que, probablemente, ni el viento ni la lluvia puedan parar.
Medio ambiente
Galiza volve á rúa contra Altri, Greenalia e a celulosa da Xunta: o desastre natural en cifras
A recente Declaración de Impacto Ambiental (DIA) aprobada para o megaproxecto industrial de Greenfiber SL, joint venture das multinacionais Altri e Greenalia, avivou aínda máis as protestas entre a esquerda social en Galiza. Presentado e avalado como un “proxecto industrial estratéxico” pola Xunta de Galiza, primeiro con Alberto Núñez Feijóo e despois con Alfonso Rueda, este plan supón a construción dunha fábrica de fibra téxtil a base de celulosa en Palas de Rei (Lugo) e as súas infraestruturas auxiliares en Melide, Santiso e Agolada. Aínda que o goberno autonómico impúlsao con promesas de desenvolvemento e emprego, a realidade do proxecto revela graves riscos ambientais e patrimoniais, así como un proceso de aprobación marcado pola falta de transparencia.
Medio ambiente
Altri Quen é quen en Greenalia? A empresa que quere outra celulosa en Galiza e arrasa oliveirais en Andalucía
Un procedemento expreso con apoio institucional
O 29 de decembro de 2022, a Xunta de Galiza concedeu ao proxecto a condición de “proxecto industrial estratéxico”, o que permitiu acelerar a súa tramitación, considerándoo prioritario. En xullo de 2023, a xestión do proxecto pasou de Altri Participaciones y Trading SL á súa filial Greenfiber SL, onde comparte a participación con Smarttia, a sociedade patrimonial de Manuel García Pardo, o conselleiro delegado de Greenalia. Correspondeu entón á Secretaría Xeral de Industria e Desenvolvemento Enerxético a tramitación da autorización, remitindo a solicitude de avaliación ambiental ordinaria en febreiro de 2025. O 14 de marzo fíxose efectiva a autorización ambiental co visto e prace da Consellería de Medio Ambiente que dirixe Ángeles Vázquez.
Desde que saíron á luz as cifras reais de produción potencial, o proceso comezou a ser duramente criticado por organizacións ecoloxistas e plataformas cidadás polo “absoluto engano” co que se presentou: a maior parte da produción da planta sería de celulosa, non de lyocell, como afirman tanto as multinacionais como o propio Goberno galego. Ademais, a sociedade civil —formada por plataformas de afectados e todas as organizacións da esquerda social— tachou a decisión de “temeraria e precipitada” pola súa celeridade, en contraste co xeneralizado impacto ambiental e social que podería provocar. Segundo os datos da consellería, contra o proxecto presentáronse máis de 27.000 alegacións, reflectindo a forte oposición social que xa se estendeu por toda Galiza.
Un enorme impacto naos recursos hídricos
Un dos aspectos máis alarmantes do proxecto é a súa demanda de recursos hídricos. A central prevé extraer ata 46 millóns de litros de auga ao día do encoro de Portodemouros, en Agolada (Pontevedra), poñendo en perigo o balance hídrico da comarca. Ademais, prevé verter 30 millóns de litros de augas residuais diariamente ao río Ulla, o que xa foi destacado por todas as sociedades científicas de Galiza como potencialmente causante de danos ambientais irreversibles.
Malia as afirmacións de Greenfiber sobre un correcto tratamento das augas residuais, a magnitude dos vertidos e a sensibilidade ecolóxica do río Ulla fan que as súas promesas de sustentabilidade sexan difíciles de crer. A explotación da auga nestas cantidades podería afectar tanto á biodiversidade acuática como ás comunidades locais que dependen deste recurso. Ademais, o río Ulla desemboca na ría de Arousa, un dos tesouros do ecosistema do país, xa diezmado por centos de vertidos de decenas de proxectos industriais.
Costas
Costa A ría de Arousa, ao bordo do colapso ecosistémico
Contaminación atmosférica e ameaza forestal
O proxecto contempla a instalación dunha cheminea de 75 metros de altura da que se emitirán gases e partículas derivadas do proceso industrial de produción de celulosa. Isto resoou na mente dos galegos polo impacto que xa tivo a planta de celulosa de Ence na ría de Pontevedra e a súa contorna. Aínda que os informes técnicos aseguran que as emisións estarán dentro dos límites legais, a experiencia de Ence —incluíndo os seus vínculos políticos— demostra que estas plantas teñen impactos negativos na calidade do aire e na saúde pública. Os informes técnicos, o papel, pode con calquera cousa.
Ademais, a materia prima empregada será a madeira de eucalipto, unha especie invasora que xa causou graves problemas ambientais en Galiza, sendo un dos principais axentes de deforestación e causante de perda de biodiversidade na comarca. A factoría Greenfiber fomentará aínda máis a expansión do monocultivo de eucalipto, reducindo a biodiversidade e aumentando o risco de incendios forestais, unha preocupación constante na comunidade autónoma.
Patrimonio en perigo: o impacto no Camiño de Santiago e na Serra do Careón
A localización da planta e as súas infraestruturas afectan a zonas de gran valor cultural e paisaxístico, entre elas a Serra do Careón, espazo protexido dentro da Rede Natura 2000. A proximidade do proxecto ao Camiño de Santiago, declarado Patrimonio da Humanidade pola Unesco, foi tamén outro dos factores que xerou as alertas de Icomos-España, que xa alerta sobre o impacto visual e ambiental que podería alterar a experiencia dos peregrinos e afectar ao atractivo cultural da zona.
Ademais, nos terreos afectados polo proxecto documentáronse achados arqueolóxicos, como o petróglifo de Tras da Costa. A Dirección Xeral de Patrimonio Cultural, dependente tamén do goberno de Alfonso Rueda, solicitou medidas para a conservación destes elementos, pero a eficacia destas actuacións é incerta, sobre todo tendo en conta o carácter irreversible dalgúns danos que xa están documentados noutros procesos industriais do país.
Desenvolvemento económico ou modelo extractivista?
O argumento central da Xunta na defensa do proxecto é a “creación de emprego e o impulso económico” que supostamente traerá á comarca. Non obstante, a experiencia previa coa industria da pasta de papel no Estado español demostrou que estes megaproxectos benefician fundamentalmente ás empresas patrocinadoras, mentres que o emprego xerado adoita ser precario e de curto prazo.
O modelo extractivo de Greenfiber implica a sobreexplotación dos recursos naturais sen garantir beneficios duradeiros para a poboación local. En lugar de promover o desenvolvemento sostible, o proxecto reforza unha dinámica industrial que xa demostrou o seu impacto negativo noutras rexións.
Unha batalla aínda en curso
A oposición cidadá ao proxecto segue crecendo, con mobilizacións, protestas e accións legais en marcha. Plataformas veciñais, asociacións ecoloxistas, e expertos en sustentabilidade insisten na necesidade de repensar o modelo de desenvolvemento que se está a impoñer en Galiza, priorizando a protección territorial e a procura de alternativas verdadeiramente sostibles.
Mentres Xunta, Altri e Greenalia celebran a aprobación do proxecto, a sociedade civil segue loitando para evitar que esta fábrica de celulosa se converta nun exemplo máis de industrialización depredadora. O desenlace desta batalla sentará un precedente para o futuro ambiental e social de Galicia.
Por iso, a Plataforma en Defensa da Ría de Arousa e a Plataforma Ulloa Viva, que agrupan á maior parte das persoas máis directamente afectadas, convocaron unha mobilización na Pobra do Caramiñal (A Coruña) para este sábado, 22 de marzo, ás 12 horas. Prevese asistencia por mar, con máis de 500 embarcacións matriculadas, e por terra, cunha afluencia que, probablemente, nin vento nin choiva poderán frear.