Galicia
Las mujeres gallegas ocupan el segundo puesto de menor retribución por hora del Estado español

Su precariedad se manifiesta en la temporalidad, las escasas oportunidades de promoción y el menor acceso a puestos de liderazgo. La desigualdad estructural afecta especialmente a las trabajadoras del sector primario, donde siguen invisibilizadas.
Redeiras traballando na nave de Portosín
Redeiras trabajando en la nave de Portosín, (A Coruña). Alba Cambeiro

Las trabajadoras gallegas son el colectivo con una de las mayores brechas salariales de todo el Estado español, situada en el 18,7%. Según un reciente estudio de la Confederación Intersindical Galega (CIG), el sueldo medio anual de las mujeres es de 20.840 euros, mientras que el de los hombres asciende a 25.527 euros, lo que supone una diferencia retributiva de 4.687 euros anuales.

En Galicia, las mujeres constituyen el 49% de la población activa, pero continúan sufriendo discriminación en términos de salario, promoción y acceso a puestos de liderazgo. Según la Encuesta Anual de Estructura Salarial del Instituto Nacional de Estadística (INE), las mujeres gallegas ocupan el segundo puesto de menor retribución por hora de todo el Estado español. Desde los sindicatos denuncian la supresión de la Secretaría Xeral de Igualdade del organigrama del gobierno de la Xunta y reivindican la necesidad urgente de implementar políticas públicas efectivas para paliar la desigualdad de género en el ámbito laboral.

El informe presentado por la CIG revela el aumento de la brecha de género en lo que respecta a las modalidades de contratación, ya que el 60% de los contratos fijos-discontinuos están suscritos por mujeres. En el caso de los contratos indefinidos a jornada completa, solo el 45,6% de las mujeres tienen este tipo de contrato; frente a los 71% de los hombres. “La reforma laboral del 2021 ha incrementado la parcialidad y la temporalidad; y este tipo de contratos precarios afecta en mayor medida a las mujeres” explica Nicolasa Castro, responsable de la Secretaría das Mulleres de la CIG.

Gandeira explotación Ponteceso
Ganadera trabajando en una explotación de leche en Ponteceso. Alba Cambeiro

Trabajadoras invisibilizadas

“Cuando me presenté al cargo de vicepatrona tuve que aguantar amenazas e insultos constantes” relata Rita, mariscadora a pie en la Cofradía de Carril. “Muchas mujeres no se presentan por miedo a las represalias y al acoso psicológico”. Las mariscadoras denuncian un machismo estructural en el sector pesquero, así como la infrarrepresentación de las mujeres en los espacios de toma de decisiones. 

El colectivo femenino supone un 42,3% de la población pesquera en Galicia, en el sector del marisqueo a pie, más del 74%. A pesar de esto, según un estudio realizado por la Diputación de A Coruña junto con la Asociación Nacional de Mujeres de la Pesca (Anmupesca), todos los patrones mayores de las cofradías de pescadores son hombres. Asimismo, en las Juntas Generales de las cofradías las mujeres suponen el 19,24% sobre el total de representantes.

Las mujeres gallegas han formado una parte fundamental del sector primario, pero su labor ha sido invisibilizada. La asunción de una mayor carga de cuidados, la infravaloración de las propias capacidades para acceder a los puestos de representación y los retos asociados a las condiciones sociolaborales siguen perpetuando la desigualdad entre mujeres y hombres en el ámbito laboral.

“Las mariscadoras a pie tenemos un sueldo anual de unos 7.000 euros brutos, llevamos años sin poder ganar el sueldo mínimo vital”, afirma María Porto, presidenta de la agrupación de Mariscadoras de Carril. La contaminación y los efectos del cambio climático tienen un brutal impacto en la producción de marisco en las rías gallegas, pero según explica María, la Consellería do Mar no autoriza la compatibilización del marisqueo con otra actividad que genere más ingresos. “Aún sin llegar al sueldo mínimo vital y a pesar de la situación extraordinaria que se está viviendo, nos arriesgamos a perder la licencia de marisqueo”. 

El Sindicato Labrego Galego (SLG) lleva años trabajando por la incorporación de las mujeres a los derechos económicos del sector agrario. “Hay muchas mujeres que no están dadas de alta como autónomas ni constan como titulares de los proyectos agrarios que hay en la unidad familiar”, afirma María Ferreiro, ganadera y responsable de la Secretaría das Mulleres del SLG. “En el sector agrario el espacio productivo y el espacio reproductivo es el mismo, porque la mayoría de las actividades labradoras está al lado de la casa familiar. Estás dándole de comer a las vacas; pero llegan las doce de la mañana y vas a prender el fuego para preparar la comida”.

Mariscadora ría de Arousa
Mariscadora a pie trabajando en la ría de Arousa. Alba Cambeiro

Durante la elaboración de la Ley sobre Titularidad Compartida —que busca el reconocimiento jurídico, social y económico de la actividad agraria femenina— se estimó una cifra de unas 55.000 mujeres susceptibles de pasar a figurar como titulares de una explotación. Según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, solo hay 1.358 inscripciones de titularidad compartida en toda España; en Galicia, 44. 

Desde el sindicato también denuncian los elementos discriminadores de las mujeres en la reforma de la Política Agraria Común (PAC). “La PAC es la gran ayuda del sector, pero las granjas cobramos en función de las hectáreas de terreno de las que disponemos”, explica María. “Si miramos la distribución de fondos, quien percibe la mayoría de las ayudas son los hombres, ya que las granjas de titularidad femenina son mucho más pequeñas”, recalca. 

El documento de la Estrategia para la Igualdad de las Mujeres Rurales del ministerio reconoce que en todas las comunidades autónomas la superficie media de las explotaciones de titularidad masculina es superior a la de las explotaciones de titularidad femenina. Según un estudio de la Fundación Mundubat y la Confederación de Mujeres del Mundo Rural (CERES), el importe medio de la ayuda de la PAC en Galicia es de 9.736,53 euros en el caso de los hombres; y de 4.106,07 euros en el caso de las mujeres.

Incumplimiento de la Ley de Igualdad

“Hace un año que se constituyó la mesa de negociación del Plan de Igualdad para los trabajadores y trabajadoras de la enseñanza pública, y no se ha hecho absolutamente nada” afirma Nicolasa Castro. “La administración es la primera en incumplir la legislación en materia de igualdad”. A pesar de que existe un Plan Igualdad de la Xunta de Galicia, este excluye a la enseñanza pública, del que dependen unas 30.000 personas. Este medio contactó con la Consellería de Educación para obtener información sobre el estado del Plan de Igualdad en la enseñanza pública, pero no recibió respuesta hasta el momento de la publicación de este artículo.

CNT Galicia ha llevado al Tribunal Supremo un conflicto colectivo en el Consorcio Galego de Servizos de Igualdade e Benestar, organismo de la Xunta que gestiona centros de día, servicios de cuidado a personas mayores y centros de la Galiña Azul. Desde su creación en el 2006, todo el personal fue contratado como temporal. “El 98% del personal del consorcio en todas las categorías son mujeres; alrededor de unas 1.500”, explica Rita Giráldez, abogada del sindicato. “Estamos hablando de un ente público que trabaja con su personal en fraude de ley por abuso de temporalidad en la contratación”. 

Según un reciente estudio de la Federación de Mulleres Rurais de Galicia (FADEMUR Galicia), las trabajadoras del Servicio de Ayuda en el Hogar apenas perciben el Salario Mínimo Interprofesional, con una media de 8,23 euros por hora. El gasto público en Galicia, pese al envejecimiento poblacional, es el sexto más bajo del estado Español. Además, la espera para acceder a la dependencia supera el año de tramitación.

Los últimos datos del Instituto de las Mujeres revelan que el 92,94% de las personas que tienen una jornada parcial por el cuidado de hijos o adultos dependientes son mujeres. Los sindicatos alertan de las graves consecuencias del desmantelamiento de los servicios públicos en relación a la precariedad laboral y a la inseguridad económica. “Los cuidados se están convirtiendo en un gran problema social en Galicia”, explica Nicolasa Castro. “La carencia de servicios públicos afecta a todas las mujeres trabajadoras porque no cuentan con el apoyo suficiente para ser suplidas en las tareas de cuidado” , remata.

Feminismos
As mulleres galegas ocupan o segundo posto de menor retribución por hora de todo o Estado español

A súa precariedade maniféstase na contratación temporal, oportunidades limitadas de promoción e acceso limitado a postos de dirección. A desigualdade estrutural afecta especialmente ás traballadoras do sector primario, onde permanecen invisibles.
Redeiras traballando na nave de Portosín
Redeiras traballando na nave de Portosín, Galiza. Alba Cambeiro

As traballadoras galegas son o colectivo cunha das maiores fendas salariais de toda España, situada no 18,7%. Segundo un recente estudo da Confederación Intersindical Galega (CIG), o soldo medio anual das mulleres é de 20.840 euros, mentres que o dos homes ascende a 25.527 euros, o que supón unha diferencia retributiva de 4.687 euros anuais.

En Galiza as mulleres constitúen o 49% da poboación activa, mais continúan a sufrir discriminación en termos de salario, promoción e acceso a postos de liderado. Segundo a Enquisa Anual de Estrutura Salarial do Instituto Nacional de Estadística (INE), as mulleres galegas ocupan o segundo posto de menor retribución por hora de todo o Estado español. Desde os sindicatos denuncian a supresión da Secretaría Xeral de Igualdade do organigrama do goberno da Xunta e reivindican a necesidade urxente de implementar políticas públicas efectivas para paliar a desigualdade de xénero no eido laboral.

O informe presentado pola CIG revela a medra das fendas de xénero no que respecta ás modalidades de contratación, xa que o 60% dos contratos fixos-descontinuos están subscritos por mulleres. No caso dos contratos indefinidos a xornada completa, só o 45,6% das mulleres teñen este tipo de contrato; fronte aos 71% dos homes. “A reforma laboral do 2021 incrementou a parcialidade e a temporalidade; e este tipo de contratos precarios afecta en maior medida ás mulleres” explica Nicolasa Castro, responsable da Secretaría das Mulleres da CIG.

Gandeira explotación Ponteceso
Gandeira traballando nunha explotación de leite en Ponteceso. Alba Cambeiro

Traballadoras invisibilizadas

“Cando me presentei ao cargo de vicepatroa tiven que aguantar ameazas e insultos constantes” relata Rita, mariscadora a pé na Confraría de Carril. “Moitas mulleres non se presentan por medo ás represalias e ao acoso psicolóxico”. As mariscadoras denuncian un machismo estrutural no sector pesqueiro, así como a infrarrepresentación das mulleres nos espazos de toma de decisións.

O colectivo feminino supón un 42,3% da poboación pesqueira en Galiza, no sector do marisqueo a pe, máis do 74%. A pesar disto, segundo un estudo realizado pola Deputación da Coruña xunto coa Asociación Nacional de Mulleres da Pesca (Anmupesca), tódolos patróns maiores das confrarías de pescadores son homes. Así mesmo, nas Xuntas Xerais das confrarías as mulleres supoñen o 19,24% sobre o total de representantes.

As mulleres galegas sempre formaron unha parte fundamental do sector primario, mais o seu labor foi invisibilizado. A asunción dunha maior carga dos coidados, a infravaloración das propias capacidades para acceder aos postos de representación e os retos asociados ás condicións sociolaborais seguen a perpetuar a desigualdade entre mulleres e homes no eido laboral.

“As mariscadoras a pe temos un soldo anual duns 7000 euros brutos, levamos anos sen poder gañar o soldo mínimo vital” afirma María Porto, presidenta da agrupación de Mariscadoras de Carril. A contaminación e os efectos do cambio climático están a ter un brutal impacto na produción de marisco nas rías galegas, mais segundo explica María, a Consellería do Mar non autoriza a compatibilización do marisqueo con outra actividade que xere máis ingresos. “Aínda sen chegar ao soldo mínimo vital e a pesar da situación extraordinaria que se está a vivir, arriscámonos a perder a licencia de marisqueo”.

No Sindicato Labrego Galego (SLG) levan anos traballando pola incorporación das mulleres aos dereitos económicos do sector agrario. “Hai moitas mulleres que non están dadas de alta como autónomas, nin constan como titulares dos proxectos agrarios que hai na unidade familiar” afirma María Ferreiro, gandeira e responsábel da Secretaría das Mulleres do SLG. “No sector agrario o espazo produtivo e o espazo reprodutivo é o mesmo, porque a maioría das actividades labregas está a carón da casa familiar. Estás dándolle de comer ás vacas; pero chegan as 12 da mañá e vas prender o lume para preparar a comida”.

Mariscadora ría de Arousa
Mariscadora a pé traballando na ría de Arousa. Alba Cambeiro

Durante a elaboración da Lei sobre Titularidade Compartida -que busca o recoñecemento xurídico, social e económico da actividade agraria feminina- estimouse unha cifra dunhas 55.000 mulleres susceptibles de pasar a figurar como titulares dunha explotación. Segundo os últimos datos do Ministerio de Agricultura, Pesca e Alimentación, só hai 1358 inscricións de titularidade compartida en toda España; en Galiza, 44.

Dende o sindicato tamén denuncian os elementos discriminadores das mulleres na reforma da Política Agraria Común (PAC). “A PAC é a gran axuda do sector, pero as granxas cobramos en función das hectáreas de terreo das que dispoñemos” explica María. “Se miramos a distribución de fondos, quen percibe a maioría das axudas son os homes, xa que as granxas de titularidade feminina son moito máis pequenas”.

O documento da Estratexia para a Igualdade das Mulleres Rurais do Ministerio recoñece que en tódalas comunidades autónomas a superficie media das explotacións de titularidade masculina é superior á das explotacións de titularidade feminina. Segundo un estudo da Fundación Mundubat e a Confederación de Mulleres do Mundo Rural (CERES), o importe medio da axuda da PAC en Galiza é de 9.736,53 euros no caso dos homes; e de 4.106,07 euros no caso das mulleres.

Incumprimento da Lei de Igualdade

“Fai un ano que se constituíu a mesa de negociación do Plan de Igualdade para os traballadores e traballadoras do ensino público, e non se fixo absolutamente nada” afirma Nicolasa Castro. “A administración é a primeira en incumprir a lexislación en materia de igualdade”. Malia que existe un Plan Igualdade da Xunta de Galiza, este exclúe ao ensino público, do que dependen unhas 30.000 persoas. Este medio contactou coa Consellería de Educación para obter información sobre o estado do Plan de Igualdade no ensino público, pero non recibiu resposta ata o momento da publicación deste artigo.

CNT Galiza ven de levar ao Tribunal Supremo un conflito colectivo no Consorcio Galego de Servizos de Igualdade e Benestar, organismo da Xunta que xestiona centros de día, servizos de coidado a persoas maiores e centros da Galiña Azul. Dende a súa creación no 2006, todo o persoal foi contratado como temporal. “O 98% do persoal do consorcio en tódalas categorías son mulleres; arredor dunhas 1500” explica Rita Giráldez, avogada do sindicato. “Estamos a falar dun ente público que traballa co seu persoal en fraude de lei por abuso de temporalidade na contratación”.

Segundo un recente estudo da Federación de Mulleres Rurais de Galicia (FADEMUR Galicia), as traballadoras do Servizo de Axuda no Fogar (SAF) apenas perciben o Salario Mínimo Interprofesional, cunha media de 8,23 euros por hora. O gasto público en Galiza, pese ao envellecemento da poboación, é o sexto máis baixo do estado Español. Ademais, a espera para acceder á dependencia supera o ano de tramitación.

Os últios datos do Instituto das Mulleres revelan que o 92,94% das persoas que teñen unha xornada parcial por coidado de fillos ou adultos dependentes son mulleres. Os sindicatos alertan das graves consecuencias do desmantelamento dos servizos públicos en relación á precariedade laboral e á inseguridade económica. “Os coidados estanse a converter nun gran problema social en Galiza” explica Nicolasa Castro. “A carencia de servizos públicos afecta a tódalas mulleres traballadoras porque non contan co apoio suficiente para ser suplidas nas tarefas de coidado” asevera.

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