Gentrificación
Nómadas de ciudad

Al sur del río Manzanares, algunos barrios considerados tradicionalmente obreros se han convertido en una vía de escape para los expulsados del centro. Son los desplazados por la gentrificación, que en su búsqueda de un nuevo hogar, provocan también la expulsión de los vecinos de los barrios a los que llegan.
Turistas en Malasaña, Madrid
Un grupo de turistas en busca de su alojamiento en el barrio de Malasaña, en Madrid. Álvaro Minguito
24 nov 2022 05:18

A las 11h de la mañana, las calles de Malasaña adoptan una vida distinta, ya lejos de los gritos y la música que regentan las noches. Una guía turística relata a su séquito las alocadas aventuras que se vivían durante los años 80, señalando un emblemático bar de la Movida Madrileña, que,  asegura, es conocido por todos los madrileños, pero del que yo nunca había oído hablar. El ruido metálico de las persianas de las cafeterías y las tiendas despierta a algún que otro estudiante que se asoma somnoliento por la ventana. Comienza un día más en el barrio.

Entre sus edificios se esconde el santuario de María García Martín, conocida por sus vecinos como Marujita, la abuela de Malasaña. La anciana de 92 años recibe en su hogar las numerosas visitas de los malasañeros, que muestran una enorme preocupación por la matriarca de su barrio. “Yo no me quiero ir al pueblo”, afirma en referencia a la tierra abulense que abandonó hace 75 años, cuando se estableció en el bloque donde todavía hoy pasa sus días.

“El cambio se va notando poco a poco, no es como cuando pones la leche a cocer y brota enseguida”, aclara Marujita

“De aquel entonces a ahora, la zona no tiene nada que ver”, comenta Marujita desde su salón, repleto de fotos, diplomas y cartas de agradecimiento por una vida dedicada al vecindario. “El cambio se va notando poco a poco, no es como cuando pones la leche a cocer y brota enseguida”, aclara con una sonrisa, dando una pista más sobre su pasado. La anciana fue regente de una antigua lechería que, como tantos otros locales de la zona, ha desaparecido. Lamenta que los negocios tradicionales hayan cerrado. “Echo de menos el pequeño comercio”.

Marujita Malasaña
María García Martín, conocida por sus vecinos como Marujita, se estableció en Malasaña hace ya 75 años. Hoy echa de menos el pequeño comercio que antes poblaba el barrio. Patricia Antón Varela


Se trata de uno de los efectos más evidentes del enorme flujo de turistas que absorbe el centro de Madrid. “Las dinámicas que están sometidas al turismo hacen que se produzca otro tipo de desplazamientos que tienen que ver más con el uso y el consumo, como es el cierre de locales tradicionales, de comercio de proximidad”, explica Eva García Pérez, arquitecta especializada en fenómenos de desigualdad urbana, quien añade que el centro está sometido a una cada vez mayor presión inmobiliaria.

“Esto lo estamos viendo ahora en Malasaña, Chueca, La Latina, cada vez con más frecuencia, dónde están transformando edificios completos en apartamentos turísticos, esto hace que sean espacios cada vez más inaccesibles para un tipo de población que trata de fijar su residencia en el centro”, explica Eva García Pérez

Fue a partir de 2008, coincidiendo con la crisis del ladrillo, cuando se transformó el mercado inmobiliario. Los fondos de inversión extranjeros encontraron un nicho de rentabilidad financiera en la compraventa de vivienda: el alquiler temporal o turístico en zonas de interés cultural. “Esto lo estamos viendo ahora en Malasaña, Chueca, La Latina, cada vez con más frecuencia, dónde están transformando edificios completos en apartamentos turísticos —señala la arquitecta—, esto hace que sean espacios cada vez más inaccesibles para un tipo de población que trata de fijar su residencia en el centro”.

La temida gentrificación

José Luis García, un salmantino que, buscando su ciudad en la capital, se estableció en Malasaña 27 años atrás, está sentado en la terraza del Café Tatiana. “Era lo más parecido que había a Salamanca”, comenta entre el rumor de algún grupo de jóvenes que ha adelantado la hora del vermut. García es miembro de la Asociación de Vecinos de Malasaña y ha protagonizado importantes batallas contra el Ayuntamiento para evitar el deterioro del barrio. “El centro hay que protegerlo, porque tiene un valor histórico y cultural; es la identidad de la ciudad”, defiende el salmantino.

La gentrificación, entendida como el proceso de sustitución de los vecinos tradicionales por una población más pudiente, se inició con la rehabilitación de algunas zonas del centro a partir de los años 80. Así sucedió inicialmente en Chueca, con la llegada de la comunidad LGTBIQ+, que favoreció la renovación del barrio al presentarse como una opción atractiva para las clases medias. La transformación de Malasaña vino un poco más tarde, con el empujón de la Administración, que restauró las fachadas de los edificios en los noventa. Y, posteriormente, Lavapiés, que también ha sufrido un cambio similar ante la intervención municipal.

AAVV Malasaña
José Luis García se estableció hace 27 año en Malasaña, barrio que le preció lo más parecido a Salamanca, su ciudad de origen. Patricia Antón Varela


“A la par que cambiaba su panorama estético, aparecieron jóvenes con un poder adquisitivo notable”, explica el vecino de Malasaña, resaltando el encanto de una zona que había dejado atrás la época de las drogas y que se había convertido en un espacio cultural y vital. “El precio de la vivienda era moderadamente alto, pero no exageradamente más caro que el resto del centro. Ahora es imposible”.

El barrio de Malasaña, también conocido como Universidad, se posiciona el tercero en la lista de alquileres más caros del distrito, después de Chueca —2.010 euros al mes— y Sol —1.545 euros—. Es el sexto en el municipio de Madrid, con una media de 1.360 euros al mes, según estadísticas de Fotocasa. Asimismo, el precio incrementa anualmente un 17%, tendencia ascendente que comparte con sus barrios vecinos. Mientras tanto, los alquileres más bajos se sitúan en la parte inferior de la ciudad, siendo aquellos más altos cuanto más próximos se encuentren del centro.


La afluencia de turistas ha paralizado este proceso de gentrificación. “El centro ha dejado de ser atractivo —señala José Luis—, yo llevo media vida aquí, pero no volvería a comprarme un piso”. El crecimiento exponencial de vivienda turística —un 349% solamente entre 2016 y 2020 en el distrito centro, según datos del Ayuntamiento de Madrid—, ha provocado un efecto expulsión de los residentes. “Son zonas muy caras, la gente de aquí se marcha a la periferia”.

La vida más allá del centro

Al sur del río Manzanares, algunos barrios considerados tradicionalmente obreros se han convertido en una vía de escape para los expulsados del centro. “Se está produciendo una llegada de esos pobladores que han sido desplazados y que, a su vez, probablemente, generen un desplazamiento”, evidencia Álvaro Ardura, profesor de urbanismo e investigador de los procesos de gentrificación en estas zonas. Recalca que aquellas zonas que mantienen mejores comunicaciones son las más propensas a verse afectadas.

“Se está produciendo una llegada de esos pobladores que han sido desplazados y que, a su vez, probablemente, generen un desplazamiento”, evidencia Álvaro Ardura

Asier Gil Vázquez es un joven pamplonés cuyo destino le ha llevado a vivir tanto en Retiro como en Puente de Vallecas, aunque ahora su residencia se sitúa en Carabanchel. Hace poco más de un año decidió trasladarse a Plaza Elíptica, donde los edificios de ladrillo y los bares tradicionales conviven con los nuevos residentes. Asier, como tantos otros jóvenes de provincia, vino a estudiar a Madrid y acabó enamorándose de la ciudad. El ahora profesor de universidad explica qué motivos le han empujado a mudarse a la periferia.

—¿Por qué te viniste a vivir a este barrio?
—Me venía estupendo para ir a trabajar. Pero sobre todo, era más barato.

Durante seis años estuvo compartiendo piso en la zona de Pirámides. Al cumplir la treintena, decidió que era el momento de emprender el camino solo. Sin embargo, y para su sorpresa, el alquiler estaba por las nubes. “Aunque a mí me gustaba mucho el barrio en el que vivía, me di cuenta de que no podía pagarlo”, relata Asier que, además, señala el atractivo añadido gracias a la reforma de Madrid Río y las nuevas viviendas que han construido. “Esa zona se ha convertido en centro cuando no era centro”.

En la infinita búsqueda por encontrar un hogar, descubrió una clara diferencia de precios a ambos lados del río. “Yo dentro de la M-30 no me podía pagar nada”. Pero una amiga le ofreció una alternativa: Plaza Elíptica. Justo, en su mismo rellano, alquilaban uno de los inmuebles. “La zona me parecía agradable y el piso se ajustaba a lo que necesitaba”. Asier afirma que la mayoría de sus conocidos se han trasladado a la periferia. “Ahora estamos todos por Usera, Marqués de Vadillo… Ya no tengo amigos que vivan en el centro”, asegura.


La llegada de los nuevos residentes hace saltar las alarmas ante un posible arranque de gentrificación. “Son procesos muy largos en el tiempo. Lo que matiza un poco la situación es que los inversores todavía no tienen muy claro dónde invertir de forma segura”, aclara Álvaro Ardura. La predilección de las clases medias por las zonas verdes, las vistas sobre la ciudad o la vivienda unifamiliar son características que se dan de manera desigual en estos barrios. “Solo algunas partes de estos distritos tienen este potencial”.

Sin embargo, la especulación del ladrillo ya comienza a hacer estragos. Las inmobiliarias han desembarcado en Puerta del Ángel. Subiendo por Paseo de Extremadura, la avenida está repleta de jóvenes que caminan a un ritmo frenético, parroquianos que fuman a las afueras de los bares y de parejas que, con el pelo ya canoso, pasean del brazo con la ayuda de un bastón.

Es cerca de este boulevard donde Pilar Sanjurjo y su madre comparten portal, pero no piso. Una vive en el cuarto y la otra en el tercero. Una se asentó en los años 80 y la otra hace casi una década. Y si hay algo que diferencie a ambas mujeres es su contrato de alquiler. Contratada por renta antigua, Pilar no ha tenido dificultad para resistir a la especulación inmobiliaria. Tanta suerte no ha corrido su madre.

La anciana de 96 años entró al piso poco después de la Ley Boyer, que permitió que los contratos de alquiler no mantuvieran una prórroga obligatoria e indefinida. La inmobiliaria Madlyn, responsable directa de la gentrificación en Puerta del Ángel, compró hace cinco años la empresa que gestionaba los inmuebles del edificio. “A nosotros no nos han tocado el contrato”, explica Pilar, “pero a los vecinos que no eran de renta antigua, incluida mi madre, la inmobiliaria ha dejado que sus contratos temporales terminasen para después echarlos”.

“Reforman la casa, lavan la cara y 1.200 euros. Que quieres, bien; si no, ahí tienes la puerta”, denuncia Pilar Sanjurjo

A través de un burofax, recibían la misiva: los inquilinos debían abandonar el piso. La mujer aclara que la situación económica de los vecinos no era complicada. “La gente se fue a otra casa y ya está”. Pero el caso de su madre fue distinto. Ella se quedó cerca de su hija. “Si antes pagaba 700 euros, ahora paga 1.200 euros”, señala indignada. “Reforman la casa, lavan la cara y 1.200 euros. Que quieres, bien; si no, ahí tienes la puerta”.

En los rellanos ya no se paran los vecinos de siempre a hablar de lo de siempre. Quizás algún chismorreo sobre el nuevo del quinto o los erasmus que han llegado al segundo. Aparecen caras nuevas, distintas, que se renuevan con frecuencia, que hablan otros idiomas, entre el sonido intermitente de las maletas. “Es una historia de vecinos que entran, vecinos que salen, vecinos que entran, vecinos que salen”, repite Pilar. “Viene mucha gente joven, supongo que estudiantes. Están poco tiempo, van y vienen”.

El bloque cuenta con 70 viviendas. “Se habrán marchado entre 30 y 40 familias”, estima, y añade que tan solo quedan ocho vecinos de renta antigua. “Eran personas mayores, muchos han fallecido ya”. La inflación de los precios también influye sobre el resto de las viviendas del barrio. “Cuando una empresa comienza a subir los alquileres, todos los demás van detrás, incluso los particulares. Esto ha encarecido la vida aquí”, se queja.


Pilar Sanjurjo es también la vicepresidenta de la Asociación de Vecinos de Puerta del Ángel. El pequeño local está situado en una plaza custodiada por altos edificios de viviendas, escondida y accesible por unas escaleras. La fachada morada está decorada con flores rosas y un cartel que anima a los vecinos a apropiarse de alguno de los maceteros. En su interior, un gigantesco mural de fotos en blanco y negro, un pequeño recordatorio de la historia del barrio. Andrés Vales, su portavoz, conoce las calles como la palma de su mano y es capaz de enumerar una infinita lista de obras que se están construyendo bajo la etiqueta de Madlyn.

“El barrio comenzó a cambiar hace tres años, tras el desembarco de la inmobiliaria”, comenta Vales, quien asegura que la situación está resultando insostenible para algunos vecinos con un poder adquisitivo más bajo. “Hay varios procesos de desahucio en esta zona”, y añade que la inmobiliaria “lo está haciendo con argucias y triquiñuelas legales para que las personas que no tengan mucho conocimiento se vean abocadas a marcharse”. El portavoz asegura que muchos de ellos dejan de pagar porque se sienten “engañados” y es cuando la empresa actúa por la vía legal.

Los pisos están siendo ocupados por familias jóvenes, de clase media que, según Vales, probablemente no puedan vivir en el centro y recurran a estos barrios. “Que venga gente nueva enriquece la zona”, pero advierte que “lo que ya no enriquece, es que se creen barreras de clase, donde las personas más desfavorecidas tengan que mudarse a barrios con peores infraestructuras y peores recursos, eso sí, más baratos”, sentencia. La asociación está ofreciendo asesoramiento jurídico para retrasar lo máximo posible los desahucios, pero lamenta que “luchar contra estos fenómenos es muy complicado, por una simple razón: son procesos legales, procesos de mercado”.


Algunas familias han llegado a su límite tras las continuas luchas por evitar el desahucio ante la falta de alternativas habitacionales. Ahmed y Fátima, dos marroquíes que llegaron a España hace 22 y 15 años respectivamente, han criticado duramente a la inmobiliaria. Junto a sus tres hijos, de nacionalidad española, tratan de amarrarse al que ha sido su hogar durante los últimos años. “Madlyn está echando a la gente”, asegura Ahmed.

Fátima relata que, en julio de 2020, poco después del confinamiento, la casera vendió el edificio. “Nos mintió. Avisó de que venían a medir las ventanas para remodelar la fachada. En realidad, eran los nuevos propietarios”. Una vez se formalizó la compra, una mujer se presentó a los inquilinos como la representante de los dueños. Ni Ahmed ni Fátima estaban en casa. “La vecina me dejó el número de teléfono, pero nadie respondía”. Cuatro meses después, recibieron la factura acumulada por impago ante la falta de comunicación y la imposibilidad de depositar el dinero en una cuenta bancaria.

“Casi 2.000 euros”, explica Fátima indignada. “La antigua dueña conocía nuestra situación. Era el momento de la pandemia, ninguno trabajaba y no podíamos pagar el alquiler de cuatro meses juntos”. A pesar de las continuas súplicas por parte del matrimonio para establecer un sistema de cuotas, la única salida que les ofreció la agencia fue perdonarles la deuda y darles 4.000 euros a cambio de abandonar el piso. “Muchos del bloque cogieron el dinero y se marcharon. Claro, ellos tenían contratos de trabajo”, señala Ahmed. “¿Dónde vamos nosotros con cuatro mil euros?”.

“Me llamaron una vez por teléfono y me dijeron que les daba igual si podíamos pagar o no, que les interesaba dejar el piso vacío”, detalla Fátima

Ambos sostienen que el único propósito de la agencia es echarlos. “Me llamaron una vez por teléfono y me dijeron que les daba igual si podíamos pagar o no, que les interesaba dejar el piso vacío”, detalla Fátima. “Estoy harta, no vivo tranquila, no puedo salir”, lamenta la mujer. “Ojalá cambie la situación para todos, porque no somos los únicos”.

La perspectiva de un futuro estable es cada vez más inviable. La falta de alternativas ante la especulación del ladrillo y el desembarco de las inmobiliarias coloca al ciudadano en una situación asfixiante. Lejos de poder configurar una vida, los residentes de Madrid están abocados a convertirse en nómadas en su propia ciudad. Hogar, pasajero hogar.

Derecho a la vivienda
¿Quién puede alquilar en Madrid?
Los contratos de alquiler social de cientos de familias llegan a su fin mientras el precio de los alquileres alcanza sus máximos históricos.
Arquivado en: Madrid Gentrificación
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

1 de mayo
1 de mayo “Nuestro mundo frente a su sistema”, lema de la cuarta convocatoria del 1 de mayo interseccional en Madrid
Este año CNT Madrid, CNT Comarcal Sur-Madrid, CGT MCLMEX, sindicatos de vivienda y colectivos feministas y LGTBIQ+ repiten recorrido de otros años, de la Plaza Mayor-Jardín de Las Vistillas, bajo el lema “Nuestro mundo frente a su sistema”.
Seguridad Social
Pensiones A pesar de dos sentencias del Supremo a favor de pensionistas el INSS reclama devolver ganancias patrimoniales
Las “viudas de Orcasitas”, como se conoce a la veintena de vecinas de este barrio obrero que dieron a conocer esta anomalía, recurren al Defensor del Pueblo para que tome cartas en el asunto.
Universidad
UC3M Alumnado de la Universidad Carlos III saca músculo contra la “deriva represiva y censora” del Vicerrectorado
La Asamblea de Estudiantes ha protestado enérgicamente en relación al aumento de las políticas coercitivas en la UC3M que afectan gravemente a la actividad de los distintos colectivos universitarios
1 de mayo
1 de mayo La transición ecosocial y frenar el genocidio de Palestina, ejes de la clase trabajadora de Bilbao
En una ciudad acostumbrada a buscar consensos y apartar las siglas abrazando un eslogan común y caminar detrás de una sola pancarta, hoy es el día de sacar pulso, ondear bandera propia y tomar la Gran Vía, el Arenal y la plaza Santiago.
Derecho a la vivienda
Elecciones catalanas El futuro de la regulación de los alquileres en Catalunya se juega el 12M
El decreto que regula los alquileres de temporada que lanzó el Govern era la pieza que faltaba para que funcionen los topes de los precios. Pero la norma debe ser revalidada con los votos socialistas y convergentes, que se han opuesto a la medida
Francia
1 de mayo La policía carga violentamente contra la manifestación de CGT en París y detiene a 45 personas
Las cargas policiales extremadamente violentas, de la unidad BRV-M, dejaron decenas de heridos. Según CGT en la manifestación participaron más de 50.000 personas.
Reducción de jornada
Laboral Los convenios colectivos del País Vasco tienen la jornada anual más baja y los de Canarias, la más alta
La jornada anual varía muy lentamente desde que el Ministerio de Trabajo tiene una serie histórica, apenas 22 horas desde 2001. El País Vasco aventaja en 49 horas a esa media estatal en los convenios colectivos firmados.
Opinión
Opinión El debate europeo… contaminado
Hoy más que nunca necesitamos abrir un debate europeo que supere los lugares comunes y el regate corto porque es mucho lo que nos jugamos.
Genocidio
Genocidio Las acampadas por Gaza se expanden mientras Netanyahu espera noticias de La Haya
Desde que estudiantes de la Universidad de Columbia levantaran la primera acampada, iniciativas similares se están repitiendo llamando al fin del genocidio. En Gaza, Israel castiga a la población superviviente a una muerte silenciosa, denuncia MSF.
En el margen
Francisco Godoy Vega “El ojo del blanco es como el ojo de Dios: es abstracto, es superior y puede verlo todo”
Doctor en Historia del Arte, Francisco Godoy Vega forma parte del colectivo de arte colaborativo Ayllu. Este activista antirracista aborda las consecuencias del supremacismo blanco. En 2023 publicó el libro ‘Usos y costumbres de los blancos’.

Últimas

Poesía
Galiza Morre aos 92 anos a poeta, activista e revolucionaria Luz Fandiño
O falecemento foi anunciado publicamente pola súa amiga e alcaldesa de Santiago de Compostela, Goretti Sanmartín.
Obituario
Obituario | Luz Fandiño Ata sempre, comandanta!
Luz Fandiño era unha punky, inamovible nos seus ideais e no seu discurso. Unha muller que, a pesar de ter vivido as peores miserias, chegou ao final da súa vida coa súa enerxía adolescente e co seu espírito de loita intacto.
Represión
Represión La Policía detiene por segunda vez en 2024 al portavoz del SAT, Óscar Reina
La Policía Nacional ha detenido al Portavoz del Sindicato Andaluz de Trabajadores, Óscar Reina, durante la mañana del jueves en Navarra. El líder del SAT es uno de los sindicalistas que más detenciones acumula dentro del Estado español.
Sindicatos
1 de mayo Cargas policiales mandan a una persona de 70 años al hospital en el 1 de mayo de Castelló
Desde CGT Castelló anuncian que tomarán medidas legales por las provocaciones y agresiones sufridas por los diferentes cuerpos policiales que han actuado en las cargas.
Arte contemporáneo
Artivismo Lara Ge: “A través de la práctica creativa nutrimos el espacio comunitario”
Ideadestronyingmuros desarrolla temas sobre feminismo, alternativas de vida al capitalismo y también sobre movimientos migratorios, con una fuerte posición transfronteriza.
Más noticias
PNV
CLIENTELISMO El Ayuntamiento de Bilbao coloca como interventor al cuñado de Josu Erkoreka por libre designación
Juan Mari Aburto explicó que Mikel Astorkiza, pareja de una hermana del vicelehendakari, “es el único candidato que cumple con los requisitos del puesto” para el control y fiscalización interna de la gestión económico-financiera.
Banca
Beneficios caídos del cielo Los grandes bancos reciben 7.000 millones de dinero público mientras pagan mil de impuesto a la banca
Los altos tipos de interés que asegura el Banco de España a entidades financieras les generan siete veces más dinero que el impuesto que pagaron por sus beneficios extraordinarios en 2023.
1 de mayo
1 de mayo Un centenar de sindicalistas de CGT ocupan el edificio de la patronal catalana en Barcelona
“Ahora que la tecnología, la digitalización y los medios de producción han avanzado, es el momento de poner encima de la mesa la reducción de la jornada laboral sin recorte salarial en todos los centros de trabajo”, han reclamado.
Sidecar
Sidecar La izquierda gana terreno en Corea del Sur
El 10 de abril, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, y su conservador Partido del Poder Popular sufrieron una sorprendente derrota a manos del progresista Lee Jae-myung y su Partido Democrático.
Gobierno de coalición
Política institucional Pedro Sánchez no dimite: “He decidido seguir”
El presidente del Gobierno vuelve a sorprender y anuncia que no se va. Sánchez se encarama como cabeza visible de un movimiento cívico contra la intoxicación política.

Recomendadas

Política
Política Redes clientelares, falta de autogoberno e consensos neoliberais: as claves do novo Goberno galego sen Feijóo
Políticas e analistas debullan a folla de ruta da primeira lexislatura galega da era post-Feijóo: reforzamento dos fíos de poder locais, falta de vocación autonómica, complexo de inferioridade e a axenda marcada polos grandes consensos neoliberais.
Genocidio
Fairouz Qasrawi “En Alemania, si eres pro-palestino, harán todo lo posible por intimidarte”
Aliada incondicional de Israel, Alemania es uno de los países donde más se están persiguiendo las protestas contra el genocidio en Gaza. La palestina Fairouz Qasrawi, aporta una panorámica de cómo se vive la represión y la censura en el país.
Genocidio
Genocidio Rebelión en las universidades y acampadas: ¿una primavera antisionista?
Los principales aliados de Israel, Estados Unidos y Alemania, están siendo testigo de un desborde en las protestas contra el genocidio.