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Gobierno de coalición
Sánchez resiste, los aliados se ilusionan y Feijóo se llena de barro

John McClane era un policía neoyorquino que, de visita en Los Angeles, se enfrenta con pesos pesados del crimen organizado que intentan mil y un veces asesinarlo para salirse con la suya. Pero McClane, rol protagonizado por un por entonces joven Bruce Willis, evita la muerte una y otra vez. Die Hard (difícil de morir, sería la traducción en castellano) se estrenó en el Estado español como La Jungla de Cristal en 1988.
En otra jungla, la de las Cortes Generales, sin rascacielos pero con muchos escaños, algunas lealtades y muchos ajustes de cuentas, sigue sobreviviendo Pedro Sánchez. Para más moraleja, la citada película está basada en la novela Nothing lasts forever (nada dura para siempre), de Roderick Thorp.
Y no, nada dura para siempre y no se puede vivir sobreviviendo. Los partidos aliados de investidura se lo han recordado esta semana al presidente del Gobierno y le han mostrado que el precipicio está cerca pero, todavía, no lo empujarán hacia él. De hecho, intentarán sacar tajada y apretar para cumplir los acuerdos pendientes (que son demasiados). Es el momento de hacerlo: Sánchez está más débil que nunca y en su Manual de Resistencia de 2019 faltaba un capítulo sobre cómo subsistir cuando la corrupción viene del bando propio.
Historia de un supermiércoles
Sí, Sánchez no ha respondido todas las preguntas que debiera (como se lo recalcó en tono sobrio pero firme la portavoz del PNV), muchas dudas penden sobre su relación con los dos secretarios de Organización imputados y su credibilidad, no por este caso sino por todos estos años, está muy dañada. Fuera de micrófono los propios aliados lo tachan de mentiroso, o poco confiable como mínimo, y las peripecias discursivas muy poco claras como lo ocurrido con el gasto militar y la OTAN no hacen más que reafirmar el prejuicio negativo.
Gobierno de coalición
Gobierno de coalición Sánchez sale del Congreso escaldado pero vivo tras su comparecencia por el Caso Koldo
Pero en la España bibloquista, el líder del PSOE viene siendo hace siete años el encargado sostener un heterogéneo grupo de partidos que mantienen, como en ningún otro país de la UE, a la derecha y ultraderecha fuera del poder central desde la década pasada. En su peor momento, Sánchez resiste y cuenta con la asistencia de tener enfrente a quien tiene. Como decía por lo bajo en los pasillos del Congreso una diputada de uno de los grupos soberanistas: “Qué suerte que tiene de tener a Feijóo y a Vox. Hoy este hombre está más vivo que ayer”.
Los ‘popes’ socialistas terminan la semana con mejor humor de lo que la comenzaron. “Esperábamos un pleno mucho más difícil, más bronco, y nos habíamos preparado para ello. Pero bueno, enfrente...”, decía con media sonrisa un alto cargo de Moncloa. Lo de enfrente era un PP aislado y fuera de sí que descendió a otro subnivel de barro, acusando de proxenetismo al fallecido padre de Begoña Gómez.
La mayor baza que esgrimen en Ferraz es que ningún socio está pidiendo elecciones inmediatas ni está coqueteando con la moción de censura
Los dos días que han seguido al superpleno de doble comparecencia del miércoles han ratificado que no fue un error de Feijóo sino que es una táctica (la palabra estrategia sería demasiado) de guerra total para desequilibrar emocionalmente a Sánchez, disparando contra su entorno familiar. Minutos después de que dos veces Feijóo hiciera mención a esos presuntos prostíbulos, una de sus personas de máxima confianza y trato cotidiano respondía a El Salto que no fue un exabrupto sino “una réplica”, y la frase de haber usufructuado dinero de ese origen ilícito fue dicha porque “Sánchez tiene un piso pagado por el suegro”. Así, sin más y con desparpajo ayusista.
Desde el PP filtraron que Feijóo tenía ese botón de fango pensado para pulsarlo cuando lo viera necesario y lo ha enfadado, dicen, la mención a Marcial Dorado por parte de Sánchez (“El único en España que tiene una foto con un delincuente es usted”). Desde Moncloa, responden: “No saben más qué hacer, lanzaron lo de los prostíbulos a ver si cuela. ¿De dónde tienen idea de cómo compró el presidente su piso?”, preguntaban azorados.
En Sumar hay ilusión de que la vulnerabilidad de Sánchez sirva para obtener una legislación más ambiciosa
Un alto cargo de Ferraz compartía estos días el optimismo. Sobre la encuesta de principios de mes de 40dB, que indicaba un peligroso trasvase de 8% de votos del PSOE hacia el PP (lo que parece poco pero en la treintena de circunscripciones pequeñas eso puede significar un diputado menos en cada una para los socialistas), desde la cima del partido responden: “En este contexto y a dos años de las elecciones, eso es música para nuestros oídos”.
La mayor baza que esgrimen en Ferraz es que ningún socio está pidiendo elecciones inmediatas ni está coqueteando con la moción de censura. “Quien quiera que esta España de los 22 millones de cotizantes se acabe, que lo diga”, añaden. Sobre los socios progresistas que critican con dureza, la orden es expresar amistad: casi exactos mensajes irradian de las terminales de comunicación de Moncloa y Ferraz: “A los socios hay que entenderlos, nos parece bien que exijan, es normal”. Y sobre Junts: “Mientras sigamos dando cosas a Catalunya no van a poder irse con Feijóo”.
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Pero más allá de cumplir los acuerdos y las inversiones pendientes, el problema de seducción con el partido de Puigdemont lo tiene Feijóo. ¿Algún perspicaz estratega de Génova cree que Junts puede hacer siquiera tibios gestos de acercamiento al PP en la misma semana en que Feijóo posa con Aznar y Rajoy, el autor de la aplicación del 155 en Catalunya? Pero hay más: la nueva portavoz, Esther Muñoz, (el halcón del ala dura que reemplazó a la pragmática Cuca Gamarra) dijo en sus redes sociales, respondiendo un posteo de Rufián, que sí, que Feijóo ha dicho que tiene voluntad de “derogar la amnistía”, aunque añade que es “inderogable” en términos jurídicos por el “principio de irretroactividad”. En Waterloo están flipando.
En Sumar hay ilusión de que la vulnerabilidad de Sánchez sirva para obtener una legislación más ambiciosa. Como reclamaba Vicenç Vidal, del soberanista balear Més, mirando al presidente a la cara, “¡BOE, BOE, BOE!”. Cuando los diputados vuelvan de las vacaciones, el grupo plurinacional insistirá con leyes en materia de vivienda y ampliación de permisos de maternidad. “Hay que echarse la legislatura al hombro”, dijo el ministro Urtasun.
Por su parte, fuentes de Esquerra Republicana han avanzado a El Salto que los dos ejes en las negociaciones con el Gobierno serán la llamada financiación singular y el traspaso de Rodalies. “Antes de fin de mes se concretaría el cambio de los estatutos de la nueva empresa que operará el servicio”, han señalado y también dicen que para septiembre están negociando que haya algún tipo de anuncio sobre inversiones que sirva para la espera hasta que se desatasque lo de la financiación.
¿Y si cae Sánchez?
Rufián lo dijo con claridad: “Si esto no escala y queda en estos tres, usted no debe renunciar”. Fuentes de Bildu y de Sumar dicen lo mismo. Un diputado cercano a la vicepresidenta Díaz lo graficaba: con crudeza “Si esto acaba en financiación ilegal del partido o en algo de Sánchez, nos tenemos que ir todos y nos gobernará la ultraderecha por décadas”.
Más de un diputado el miércoles estaba sorprendido que no hubiera habido ninguna otra filtración esa misma mañana o en la noche de la víspera. Quizás sea una muestra de que no hay mucho más, o que no escalará más. ¿Pero si el ‘Bruce Willis’ del PSOE no aguanta?
Maribel Vaquero, la portavoz jeltzale que ha reemplazado a Aitor Esteban, es la primera aliada en mostrarle un menú de posibles salidas a la crisis, que vaya más allá de la merca cuestión de confianza que varioS proponen (entre ellos el líder de Coalición Canaria). Entre tanto ruido y cacareo reaccionario de la derecha española, han pasado desapercibidos algunos matices.
La gipuzkoana menciona que para evitar una “agonía diaria” en el resto de la legislatura, el sistema legal provee tres alternativas. Sin mencionarlo, trae sobre la mesa el artículo 114 de la Constitución, en el que se explicita que “si el Congreso niega su confianza al Gobierno, éste presentará su dimisión, procediéndose a la designación de presidente del Gobierno”. Hasta ahí es similar a lo dicho por otros.
Pero luego habla de una solución a la británica, que hasta ahora nadie se había animado a mencionar. “También usted puede dimitir sin disolver la Cámara y dejar que entre en funcionamiento el artículo 99 de la Constitución. Ello supondría intentar armar una mayoría en torno a un nuevo candidato de su partido que pudiera suscitar el consenso necesario sin necesidad de convocar elecciones”. Vaquero añadió: “Nunca se ha intentado esto, es verdad, pero es un mecanismo posible”.
Finalmente la tercera opción que menciona es una moción de censura, que según ella Feijóo “aunque no lo diga, no la desea, porque quiere que usted siga un poco más”, para seguir “envenenando con medias verdades y a veces bulos del debate político”.
Nunca practicado en la política estatal española pero muy frecuente en el Reino Unido (así se tumbó a Margaret Thatcher y con este resquicio legal llegaron al ejecutivo John Major, Theresa May, Liz Truss y Rishi Sunak), la opción esgrimida por el PNV es un híbrido que evitaría las generales inmediatas en caso de ser insostenible el Gobierno pero significaría la salida de Sánchez para que otra persona de consenso lidere el Ejecutivo hasta 2027. ¿Teresa Ribera, tal vez? ¿Salvador Illa? Algunos de los nombres que suenan como sucesores (recordemos que no hace falta ser diputado para ser investido presidente).
Vaquero ahí lo dejó. Como para recordarle a Sánchez la novela de Thorp: nada dura para siempre.
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Curiosa crónica que habla de todos los partidos menos de Podemos, ¡Qué despistado este Galvalizi!
El Sr Galvalizi, y con él El Salto, se suma a la legión de ninguneadores mediáticos de Podemos, único partido que dijo algo diferente en el Congreso a la tendencia general de "Salvar al soldado Sánchez".
El PSOE se ha convertido, con su corrupción y sus negativas a aplicar el programa de coalición, en el mayor sustento de la extrema derecha franquista y ultraliberal.
O sacamos al PSOE medidas reguladoras como intervención pública de la vivienda, la reducción de la jornada laboral, o estamos acabados con la derecha gobernando.
Sánchez no es el que mantiene alejada la ultraderecha, somos los votantes los que resistimos y luchamos por ello. Sánchez, de hecho, me parece que está consiguiendo todo lo contrario a nuestro propósito porque la población gira a la derecha brúscamente cada vez que se le nombra en algún lugar. Está haciendo mucho daño a la izquierda, no es un John McClane
Hay silencios informativos injustificables.
La falta de confianza por la mentira permanente del “Bruce Willis” del PSOE parece indicar que la acción del gobierno y del partido se va a concretar en paliar el desgaste electoral y poco más. Este “poco más” será la política de contentar a Junts y contentar a ERC (financiación autonómica y rodalies).
Ahora sí que sí Sumar va a atornillar al PXXE; hasta ahora ¿qué ha hecho? ¿Quién se cree a estas alturas y sabiendo cómo es la socialdemocracia “liberal” que Sumar pueda “echarse la legislatura al hombro” (Urtasun dixit)? Mal empieza con ensalzar la honestidad de Sánchez; no será la honestidad política, ¿verdad?
Si “PSOE, PP, la misma mierda es” en materia económica, en militarismo, en racismo y migración, en feminismo, en ecologismo, en genocidio y en corrupción, sería muy necesario acabar con los dos por el precio de uno haciendo crecer una IZQUIERDA ALTERNATIVA Y TRANSFORMADORA, que, ante el espectáculo bochornoso y antipolítico que estamos viviendo, la sociedad civil organizada, las formaciones políticas que denuncian y renuncian al “esto es lo que hay” y los medios de comunicación de izquierdas tienen la obligación de mostrar la alternativa al bipartidismo antisocial y corrupto.