Opinión
El fin del mundo aún no ha llegado, pero estamos trabajando en ello

Incluso las noticias más atroces palidecen ante el espectro de una planta nuclear en llamas en medio de la guerra sin sentido.
Ataque Zaporiyia
Ataque ruso a la central nuclear de Zaporiyia, Ucrania.
Common Dreams
4 mar 2022 11:47

Estábamos escribiendo sobre la idiotez del Partido Republicano de EE UU cuando se conoció la noticia del incendio de la central nuclear ucraniana de Zaporiyia, la más grande de Europa, que nos hizo frenar en seco. Así es la relatividad: incluso las noticias más atroces palidecen ante el espectro de una planta nuclear en llamas en medio de la guerra sin sentido de un loco contra una población civil asediada.

Las noticias de la última catástrofe hicieron que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, pronunciara un emotivo discurso, declarando: “El fin para todos, el fin para Europa”. Según múltiples informes y actualizaciones, probablemente todavía no se esté dando, pero posiblemente se esté acercando.

Un cartel en ucraniano en un tanque ruso quemado en una calle de una ciudad llena de escombros lo decía mejor: “Bienvenidos al infierno”

Según informes anteriores, las tropas rusas habían bloqueando a los equipos de emergencia ucranianos: “Los ocupantes no nos permiten empezar a eliminar (el) fuego”, señalaban. Más tarde, los funcionarios ucranianos confirmaron que los equipos estaban en el lugar y trabajando para apagar el fuego, según señalaron al Organismo Internacional de Energía Atómica, desde donde apuntaron que el incendio no había afectado a equipos “esenciales” y que no habían registrado “ninguna lectura de radiación elevada”.

En su última actualización, los servicios estatales de emergencia de Ucrania han asegurado que el incendio estaba ya extinguido y que “no había víctimas”. Incluso antes de que se apagara el incendio, varios expertos habían opinado sobre los peligros que suponía esta central en comparación con el desastre de 1986 en Chernóbil. Muchos afirmaron que los reactores de Zaporiyia son “mucho más seguros”, argumentando que las posibilidades de explosión, fusión nuclear o liberación de radiactivos eran mucho menores gracias a las “robustas estructuras de contención” de la central, los sistemas de refrigeración de emergencia de reserva y los sistemas de protección contra incendios incorporados, aunque un experto reconoció que “obviamente, no es una buena idea empezar a disparar masivamente misiles contra los reactores”.

En el tenso aquí y ahora, las garantías de los expertos no sirvieron para calmar a un mundo en vilo y a una nación que lucha por su vida. Un cartel en ucraniano en un tanque ruso quemado en una calle de una ciudad llena de escombros lo decía mejor: “Bienvenidos al infierno”.

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