Industria armamentística
Las armas que golpean Rojava vuelan desde Sevilla

Una concentración denunciaba el 18 de febrero ante la planta de Airbus de Getafe la venta de aviones militares de esta compañía a Turquía. Trabajadores y colectivos que apoyan a Rojava recordaban que la guerra contra el Norte de Siria persiste, y que, en gran medida, es así gracias al armamento que procede de Europa.

Airbus A400M
El Airbus A400M fabricado por Airbus Military. Foto: Enrique Freire
19 feb 2020 06:59

Mientras que Rojava se adentra en su quinto mes tras la invasión turca, en un polígono industrial del Sur de Madrid, frente a la planta que el consorcio europeo Airbus tiene en la ciudad de Getafe, unas cincuenta personas se concentraban ayer para denunciar la venta de aviones militares a Turquía.

Lejos quedan las airadas reacciones de la comunidad internacional cuando, el pasado 9 de octubre, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan inició su ofensiva contra el kurdistán sirio. También se han ido espaciando las muestras de solidaridad con el pueblo kurdo, ante la crudeza de una ofensiva que llegaba después de que EEUU retirara sus tropas, en lo que se interpretó como un favor a su aliado de la OTAN y una traición a las fuerzas kurdas integrantes de la alianza que había derrotado al Daesh.

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David Gallego, de la CGT, sindicato convocante de la concentración, cuenta que en realidad hacía meses que planeaban realizar un acto en apoyo al pueblo kurdo, con el fin de mostrar su rechazo a la venta de aviones militares a Turquía por parte de Airbus. En concreto, se trata del modelo A4000M que —según reveló el pasado noviembre eldiario.es en cooperación con la organización Lighthouse Reports— el ejército turco usaría para transporte de tropas y materiales en el Norte de Siria.

“Ahora tenemos que enfrentarnos a algunos planteamientos sobre por qué hemos elegido este momento para manifestarnos, es algo que nos puede pasar factura”, lamenta Gallego. Se da la circunstancia de que hoy, 19 de febrero, al personal de Airbus le pueden llegar malas noticias: se prevé que les sea comunicado que hay un exceso de plantilla en la sección militar del consorcio. Por ello, comenta Gallego, muchos compañeros no piensan que sea el mejor momento para estas reivindicaciones, cuando peligran sus puestos de trabajo.

La iniciativa ha surgido de la CGT de la Zona Sur de Madrid, que venía tiempo colaborando con colectivos que apoyan a Rojava. Gallego entiende las resistencias a abordar el tema entre los empleados, pues, si bien él ha conseguido no acabar en el ámbito militar de la empresa tras declararse objetor, es consciente de que no todo el mundo ha podido elegir. Los A400M, de hecho, no salen de la planta de Getafe sino que se exportan desde Sevilla, donde se ensamblan las piezas.

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Jorge Sepúlveda pertenece a la sección sindical de Airbus Getafe. Comenta que si bien en Sevilla no se ha hecho concentración, no descarta que en algún momento esto suceda. De momento, a la protesta de Getafe no se han unido muchos trabajadores. Son sobretodo activistas del resto de los colectivos convocantes quienes entonan lemas en apoyo al pueblo kurdo.

Consuelo Núñez es integrante de las iniciativas Women Defends Rojava y Azadi Rojava, ambas entre las convocantes de la concentración. Cuando se le pregunta ¿por qué ahora?, se remite a la invasión por parte de Turquía del Norte de Siria. Una invasión que ha causado el desplazamiento de 400.000 personas y que no se ha detenido. “Turquía quiere dejar la franja libre para poblarla con desplazados árabes sirios, propiciando un cambio demográfico en la zona”, afirma rotundamente esta activista que denuncia el silencio cómplice con el que se estaría permitiendo este “crimen contra la humanidad”.

Según Ramzi Mobati, de la Asociación de Amistad con el Kurdistán —colectivo también presente en la convocatoria— “mientras que otros países europeos bloquean la venta de armas. España sigue con buena armonía y vende las armas que quiere Turquía. Bombas, aviones de combate, accesorios para luchar con los kurdos a los que Turquía trata como terroristas”.

Consuelo cuestiona el embargo de armas anunciado por varios países europeos tras la invasión.  España se sumó a las restricciones el 15 de octubre. Sin embargo, como ha analizado el Centro Delàs de Estudios por la Paz, los contratos ya comprometidos siguieron su curso, contemplándose el embargo solo para nuevas licencias. Por otro lado, según denuncia la alianza “Armas bajo control”, es difícil saber si incluso los compromisos mínimos se han cumplido dado que el gobierno lleva un año sin facilitar nuevos datos sobre el comercio de armas.

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Las últimas cifras de 2017, según el Centro Delàs de Estudios de la Paz, eran contundentes: España es el tercer exportador de armamento de la UE (con un 19% en total) solo detrás de Francia y Alemania. Además es el segundo país que exporta a Turquía con un 37%. Por delante, solo Italia. Con estos números muchos ven complicado que el rumbo cambie.

“El tema es el capital. Turquía es un país que es una economía importante y que tiene muchos proveedores a los que no les interesa perder un buen cliente”. Núñez piensa que el gobierno socialista está siendo prudente porque no quiere malas noticias en un momento en el que tendrá que defender sus políticas económicas frente a la derecha. Por otro parte, recuerda: “Europa está atada de pies y manos porque tiene mucho miedo a las oleadas de refugiados que puedan llegar desde Turquía”.

“La industria armamentística europea no duda en vender material militar al gobierno de Turquía a sabiendas de que este va a a ser utilizado contra la población civil”, rezaba el comunicado que convocaba a la concentración del 18 de febrero. “En concreto el consorcio europeo Airbus ha suministrado a Turquía los aviones A400m que están siendo utilizados para transportar material militar, tropas turcas y milicias yihadistas para la ocupación de esta zona”.

De fondo, para los trabajadores del consorcio, la contradicción entre defender ideales pacifistas y jugarse el propio trabajo. “No es fácil, yo he podido elegir estar en la parte civil, pero no todo el mundo puede elegir”, admite David Gallego. Lo que quiere es que así como hay un veto en Arabia Saudí, se vete a Turquía.

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En efecto el veto por parte de Alemania a la venta de Eurofighter en Arabia Saudí detuvo la venta de aviones al país por su uso contra la población civil yemení, decisión que originó unas pérdidas de 221 millones de euros. Como recuerda Gallego, Guillaume Faury, CEO del consorcio europeo, lamentó estas pérdidas en la presentación del balance del gigante aeronaútico. Sin embargo, para dimensionar esta cifra, Gallego cita los 3.598 millones de euros que la compañía tuvo que abonar a franceses, británicos, y estadounidenses por malas praxis.

Para los portavoces de CGT la dirección a seguir está clara: “Airbus está formado por una parte civil y otra militar, la parte civil es espectacularmente beneficiosa, año tras año se supera, y este año ha habido un récord de beneficios y de ventas, en efecto se facturaron 7.500 millones de euros. Vemos que Airbus debería centrarse en la parte civil, dar un giro hacia otro tipo de producción”.

Más allá de las contradicciones que deben enfrentar, contradicciones que ya tuvieron que enfrentar otros trabajadores, como en el caso de Navantia ante la venta de corbetas a Arabia Saudí, apunta Sepúlveda: “Creo que es importante que los trabajadores tengamos claro que no queremos ser partícipes de que lo que fabricamos sirva para matar a nadie en ningún lugar del mundo. Por eso es importante tener una visión internacionalista”.

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