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Industria textil
¿Qué hacemos con la ropa que ya no usamos?

Cada persona en España consume una media de 34 prendas al año, según datos de la Asociación Ibérica de Reciclaje Textil de 2017), casi seis de cada diez compran ropa cada mes y generan más de 20 kg de residuo textil por persona al año, según Agencia Europea del Medio Ambiente. Tres de cada cinco prendas textiles, acabarán en un vertedero o incineradora en un año.
Visto así es innegable que hay que poner remedio. ¿Qué hacer con toda esta ropa que ya no vive en nuestros armarios? Y que conste que son armarios de toda clase: el mismo estudio de AEG antes citado mostraba como, no por ser de clase más alta, tiramos antes la ropa. Justo es la clase social media la que aguanta su ropa más de 10 años, aunque con patrones bastante similares a la clase baja seguida de la clase alta.
¿Tirar o no tirar la ropa al contenedor del reciclaje?
Hace unos meses se publicó un artículo en El País dispuesto a dejarnos la conciencia intranquila ante un informe de Greenpeace que alertaba que tirar ropa al contenedor de reciclaje no es solución de nada: el informe, hecho a raíz de una investigación poniendo localizadores a prendas de ropa depositadas en contenedores para reciclar textil, tanto de tiendas como de ayuntamientos, advertía que la mayoría de esas prendas iban fuera de España y a sitios inciertos.
Celia Ojeda, responsable de esta campaña de Greenpeace afirma que “con este informe demostramos que no todas las prendas que tiramos al contenedor tienen la finalidad que pensamos. Es lo mismo que con el plástico: depositamos la confianza en la administración y en las empresas, pensando que la ropa tendrá una segunda vida o que tendrá un proceso de reciclaje textil industrial. Pero demostramos que muchas de estas prendas acaban en vertederos, muy a menudo en terceros países. Y que estas prendas dan muchas vueltas. Si suman todos los kilómetros, viajan más que cualquier rico: que si a Abu Dabi, a Qatar, a países del este de Europa… Demostramos que la cantidad de ropa que acabamos tirando o reciclando no es sostenible”.
Si analizamos bien el informe de Greenpeace, queda claro que las prendas viajaron muchísimos kilometros. El que más, un pantalón recorrió 22.532 kilómetros. Pero la investigación no aclara dónde acabaron todas las prendas. Algunas sí las identificaron (de las dos que se quedaron en España, una acabó en un vertedero; otra en una planta de reciclaje) pero otras no, por lo que cabe tener esperanza que son vestidas en una segunda vida.
Si vamos al contenedor, ¿dónde acaba esa ropa?
Pero vayamos por partes: Greenpeace afirma que solo el 4% de los residuos que se generan se recogen para reciclar; pero entidades gestoras de residuos textiles, como Solidança, afirman que esa cifra asciende hasta el 12%. Solidança, a través de su responsable de Medio Ambiente, Nati Yesares, afirma que entre un 10 y un 20% de esa recogida se puede reciclar en tiendas de segunda mano, un sector de venta, recuerda, “que ha sido desarrollado por las gestoras, generando una opción de compra diferente y que no existía hasta el momento”. Yesares también reivindica su papel: “Nuestra recogida de ropa anual es de 7.700 toneladas al año”. Greenpeace, en cambio, afirma que la generación de residuos textiles en España es cercana a un millón de toneladas anuales. “Solo en la Fundación Solidança están vinculadas laboralmente a esta recogida 180 personas, 143 de las cuales haciendo un itinerario de inserción laboral en Barcelona, Girona y Madrid”, afirma Yesares. Y Setem, desde su campaña Roba Neta, recuerda que duplicar el tiempo de vida útil de una pieza de ropa supone una reducción del 44% de gases de efecto invernadero que produce el sector de la moda.
Las ropas de desecho de un 20% de la población mundial visten al 80% del resto del mundo
Sigamos con los tanto por cientos. Si a las tiendas vintage solo va, como máximo, el 20% de la ropa para reciclar: ¿dónde va el 80% restante? “Se vende fuera de España. Y es verdad que una vez vendida, no sabes muy bien dónde acaba”, cuenta Yesares. “Esto es lo que está dando a conocer Greenpeace, que Europa está exportando mucho volumen de ropa para su venta de segunda mano, y que una vez fuera, es más difícil prever una buena gestión e información sobre esa ropa”, admite. “Pero es demasiado parcial decir que no sirve de nada tirarla al contenedor. La gestión del textil es muy limitada, en parte, por la tipología del propio residuo. El textil es muy complejo y no hay desarrollado un circuito de reciclaje que pueda acoger tantos kilos de ropa”, sentencia la responsable de Solidança.
Lo que no nos “pone”, otros se lo ponen
Los países en vías de desarrollo son los principales consumidores de ropa de segunda mano. Las ropas de desecho de un 20% de la población mundial visten al 80% del resto del mundo.
Tanto Greenpeace, como Solidança como Setem coinciden en lo mismo: cada día la ropa es de menor calidad lo que dificulta su reciclaje y su vida útil, sea en Europa como en otros países. Porque como aclara Ojeda: “La ropa de segunda mano es una ropa valorada. Pero si la calidad de la ropa es muy mala, y la calidad va empeorando según se desarrolla más la fast fashion, va empeorando la generación de residuos en estos países, que no tienen infraestructura suficiente”.
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Reciclar no es suficiente
Setem, Solidança y Greenpeace van a una cuando dicen que “reciclar no es suficiente”. “Lo único que hace es abrir más puertas al problema”, aclara Ojeda. “Debemos reforzar las otras partes de la cadena, reducir y reutilizar. No nos esforzamos en consumir moda local, más sostenible, en reutilizar ropa, en repararla. Nos han enseñado a vaciar el armario, reciclar y volver a comprarte lo que quieras. Y a las empresas les viene fenomenal, porque continúan con su negocio y tú, cómo consumidora no critica, piensas 'lo estoy haciendo bien'”. Y continúa Ojeda: “Aclaro, a veces nos pasamos pidiéndole al consumidor. Y la demanda va a las empresas. Éstas han generado un modelo y se hacen las cómodas. Y las clientas también”.
Judith Salvy, responsable de la campaña Roba Neta, está alineada con la misma visión: “El consumo se está sobre desbordando”, especialmente con la moda ultrarrápida de marcas como Shein. La moda rápida conseguía nuevos diseños en tres semanas. La ultrarrápida, lo consigue en uno. Este sobre consumo tiene implicaciones en todo: en los residuos que genera y en la calidad de los textiles (que implica poder reciclar o no). “Así que nosotros recomendamos la prevención para reducir el consumo y la generación de residuo”.
Ojeda, más allá de crítica, es también propositiva: desde Greenpeace promueven otros modelos de consumo textil, como en los países nórdicos, donde existen centros comerciales de segunda mano; o la posibilidad de encontrar en tiendas grandes y pequeñas, talleres de reparación o de reactualización de tu ropa.
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Y la ley, ¿no dice nada?
La Ley 7/2022 de residuos y suelos contaminados para una economía circular, sí dice. Respecto al textil, pide fomentar el diseño y la fabricación de unos productos eficientes y duraderos en términos de vida útil, con ausencia de una obsolescencia prematura y preparados para ser reparables, reutilizables y actualizables. Y establece para antes del 31 de diciembre de 2024, que las entidades locales deberán de pasar a instaurar una recogida separada para los residuos textiles, cuyo tratamiento, gestión, reciclaje y revalorización deberán asumir los agentes productores en los términos con los que siga desarrollándose la norma.
Para agarrar la ley, el 2023 se fundó la Asociación para la Gestión del Residuo Textil y el Calzado, hoy llamada Re-Viste, donde las principales multinacionales de la moda con presencia y actividad en España dicen trabajar para la gestión de los residuos del sector construyendo un futuro más eficiente e innovador.
“Incluso el gremio de recicladores no quieren la fast fashion, porque ellos utilizan el textil para procesos industriales, pero la moda rápida no tienen calidad, por lo que no les sirve”
Pero Ojeda vuelva a la carga: “Estas empresas se están basando en los contenedores. Todo son Zara y HM poniendo contenedores… HM, por ejemplo, te ofrece un cupón digital de agradecimiento para utilizar en tu siguiente compra. Un bono para seguir comprando. Y la idea no debería ser esa: la idea es parar este motor. Pero ellos no quieren parar. Solo miran el reciclaje. Y nuestro país no está preparado para tanto reciclaje. Incluso el gremio de recicladores no quieren la fast fashion, porque ellos utilizan el textil para procesos industriales, pero la moda rápida no tienen calidad, por lo que no les sirve”.
Ojeda defiende que otro modelo debe ser posible, como el de revender ropa usada de la misma marca, como ya hacen algunas marcas, aunque minoritarias, como Boboli. “El sector textil debe cambiar y el sector del reciclaje, mejorar. Necesitamos normativas más duras a nivel estatal y europeo. Y no podemos poner toda la presión en la gente: la debemos poner en las empresas y el gobierno” reafirma esta activista de Greenpeace.
Preconsumo: ropa diseñada para que nadie la compre
Si nos centramos en los pormenores de la Ley española hay un dato clave y carente de sentido: queda prohibida la destrucción de la ropa preconsumo. ¿Y qué es la ropa preconsumo? Los retales y desechos para hacer las prendas… pero también el colmo del consumismo: la industria de la moda ha llegado a un nivel de producción tan bestia que genera ropa que nadie compra. Generar colecciones de moda sin parar genera costes y uno es generar prendas que nadie comprará en tienda.
La industria de la moda ha llegado a un nivel de producción tan bestia que genera ropa que nadie compra
Parece que algunas empresas de moda donan este tipo de ropa a algunas gestoras, pero no es una información confirmada. Las cuatro fuentes preguntadas en este artículo, no respondieron. Entre ellas, la asociación Retail Textil España (ARTE), que agrupa a más de 40 grandes marcas españolas como H&M, Inditex o Mango, y que ante nuestras preguntas (les preguntamos con qué gestoras de reciclaje trabajan, los kilos de ropa que recogen de sus contenedores, sobre si generan ropa preconsumo, sobre la calidad de su ropa…) aseguraron “no disponer de la información” y “solo poder informar del carácter institucional de la asociación”. Entre las preguntas que sí quisieron contestar, su Presidenta Ana López-Casero, la de su misión: “La sostenibilidad, la transparencia, el talento y el conocimiento”.
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¿Y ahora qué hacemos?
Solidança pide a los gobiernos ser más ambiciosos en la sensibilización, la reducción de la producción y el fomento del reciclaje y la calidad. A las empresas, pedirles mejoras y uso del ecodiseño y mejorar el proceso de reciclaje; y a las personas, prevenir y no tirar ropa. Pero si la tiramos “sí es importante la recogida selectiva”.
“En Cataluña existe el Pacto para la Moda Circular, donde se han juntado empresas, gestoras de reciclaje y entidades de sensibilización para trabajar y crear sinergias. Un pacto donde se han avanzado a una posible ley catalana y se han marcado unos objetivos de reciclaje”, cuenta Yesares. No existe nada similar a nivel estatal pero cuentan desde Solidança que el Ministerio está fijándose en él.
Solidança se ha unido a Retexcat, “una iniciativa con empresas de moda, trituradoras y otras entidades que pone en circuito la producción de colecciones con hilo reciclado, para demostrar que se pueden producir colecciones competitivas de la misma calidad que otras colecciones producidas con hilo natural pero con apuesta de km0 y aprovechando residuo”, cuenta Yesares. Iniciativas como esta también suman y dan visión de futuro a las empresas.
Desde ARTE aseguran que el compromiso del sector en materia de sostenibilidad medioambiental se refleja en acciones concretas como la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, el uso de materias primas más sostenibles y la implementación de prácticas de economía circular. Afirman que, desde 2018, el sector retail textil ha reducido sus emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en un 19%, mientras que las emisiones de CO₂ han disminuido un 16%, según datos del informe.
También afirman apostar por la optimización de los recursos naturales (uso de algodón orgánico y otras materias primas sostenibles y recicladas, sustitución de plástico en embalajes, reducción de consumo de bolsas) y la apuesta por la circularidad de los procesos y productos que, gracias a la apuesta por el ecodiseño, entre otras iniciativas, se han podido integrar fibras textiles recicladas, que reducen las necesidades de nuevas materias primas y minimizan los procesos químicos al prescindir de procesos de blanqueamiento y tinte. Además, la inversión realizada por las compañías ha desarrollado técnicas que permiten utilizar los residuos textiles para fabricar otros productos y dentro del sector ya se ha consolidado el uso de algodón orgánico”. A ARTE le pedimos ejemplos concretos, pero otra vez nos han argumentado “no disponer de esa información”.
Industria textil
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Disculpas (le di a intro antes de terminar el mensaje) https://www.nationalgeographic.es/2023/04/desierto-atacama-vertedero-prendas-de-ropa-lowcost
El desierto de Atacama en Chile es uno de esos lugares donde se tiran -y queman- toneladas de ropa ada año llegan millones de toneladas de ropa procedentes de Europa, Asia y América.