Opinión
#Tirandodelhilo: la industria textil al descubierto

Comprar ropa se ha convertido en un gesto cotidiano y automático, pero detrás de cada prenda barata se esconde una realidad marcada por la explotación laboral, la violencia de género y el deterioro ambiental. Cambiar nuestra forma de consumir es clave para una industria más justa y sostenible.
Fotografía Abi Patriarcado
Ana Belén Pérez García Fotografías del Trabajo de Final de Máster Co-diseño y Sostenibilidad de Moda 2021, de Ana Belén Pérez García.

Abi PG es artista multidisciplinar y diseñadora de moda. Estudió Diseño de Moda, pasando un año en la ESAD de Oporto, y se especializó con el Máster en Co-diseño y Sostenibilidad de Moda en la EASD Valencia. Creadora de Abintage, un proyecto artivista multidisciplinario y autogestionado nacido en 2020 que fusiona diseño de indumentaria consciente y upcycling, fotografía, ilustración, performance y poesía.

22 abr 2025 07:34

Comprar ropa es un acto que el ser humano ha naturalizado por completo en las últimas décadas, aquellos pequeños comercios de arreglos de ropa parece algo ya olvidado y casi extinto en las calles de unas ciudades llenas de grandes cadenas de fast fashion por cualquier lado. Pero, ¿quién va a querer reparar una prenda producida para ser efímera?

Para quien aún no esté muy familiarizado con el concepto de tener que diferenciar un tipo de ropa según su método de producción, el fast fashion o moda rápida es un modelo de negocio basado en la producción de grandes volúmenes de ropa en cadena y constante flujo, bajo condiciones laborales precarias y explotadoras, abusos de los derechos humanos y salarios esclavistas, que consume recursos naturales limitados y no permite a la tierra tiempo para regenerarse. Este sistema induce una constante alienación de nuestras necesidades para poder permitir la continuidad de este sistema frenético de “usar y tirar” ya que estos productos siguen tanto la obsolescencia programada debido a su (escasa) calidad como la psicológica que nos imponen las tendencias fugaces.

Confeccionar una prenda conlleva conocimientos de diseño, patronaje, costura, manufactura de la materia prima, transporte… y mucho tiempo y esfuerzo. Si tuviésemos que calcular las horas y pagarlas justamente, una prenda no podría costar el precio que generalmente vemos en este tipo de negocios.


El 24 de abril de 2013 se produjo el colapso del complejo textil “Rana Plaza” en Dacca (Bangladesh), donde murieron 1134 personas y otras 2437 resultaron heridas. Es aquí donde comienza la lucha que lleva ya más de una década reuniendo a asociaciones, entidades y campañas de recogidas de firmas para mejorar y asegurar un trabajo digno, legislación y seguridad para las personas que confeccionan la ropa que occidente consume.

Estas condiciones de trabajo vulneran los Derechos Humanos, con jornadas laborales de 75 horas de trabajo semanales, sin salario mínimo y/o pagos por prenda confeccionada...
Estas condiciones de trabajo vulneran los Derechos Humanos, con jornadas laborales de 75 horas de trabajo semanales, sin salario mínimo y/o pagos por prenda confeccionada, horas extra sin pagar justificándose en las pérdidas económicas de la empresa por la presión de las grandes multinacionales, como ocurrió durante el COVID-19, sin condiciones de seguridad ni salidas de emergencia en los espacios de trabajo, falta de transparencia en la cadena de suministro, en la producción y en los informes de las grandes empresas, lo cual dificulta poder mejorar su situación. No estamos hablando de personas que trabajen por libre elección, sino por la completa necesidad de sobrevivir.


En esta situación se dan abusos, violencia e incluso violaciones a trabajadoras y una gran falta de reparación, justicia o ayuda para las víctimas. Más de la mitad de estas personas son mujeres, mayormente jóvenes y migrantes, quienes sufren violencia y presión no sólo por vivir esta realidad sino también tener que conciliar la vida familiar y el hogar. Las mujeres cobran menos por trabajos del mismo valor y es más habitual que trabajen en exceso e incluso que acepten trabajos al margen de las empresas para poder ganar más dinero. Niños y niñas son utilizados también para la confección y poder así aportar algo más de dinero a sus familias, lo cual atenta contra los Derechos Humanos y de la infancia. Según una investigación en las fábricas de Bangladesh por parte del Centro de Solidaridad de las Trabajadoras de Bangladesh (BCWS) y FEMNET, concluyen que el 75% de las más de 600 personas entrevistadas afirmaron haber experimentado violencia de género en las fábricas y, entre ellas, un 75% son víctimas de acoso sexual de manera habitual.

En países como Camboya, Bangladesh o Vietnam, los sindicatos son reprimidos o incluso prohibidos y sus líderes perseguidos, como el asesinato de Shahidul Islam, dirigente sindical de la Federación de Trabajadores de la Confección y la Industria de Bangladesh (BGIWF) en 2023
En países como Camboya, Bangladesh o Vietnam, los sindicatos son reprimidos o incluso prohibidos y sus líderes perseguidos, como el asesinato de Shahidul Islam, dirigente sindical de la Federación de Trabajadores de la Confección y la Industria de Bangladesh (BGIWF) en 2023. Generalmente las mujeres no tienen permitido participar en las asambleas ni formar parte de los sindicatos.


Numerosas asociaciones y campañas como Clean Clothes Campaign, Carro de Combate, Who made my clothes de Fashion Revolution y GreenPeace exigen a las marcas transparencia, salarios dignos y protocolos eficaces contra el acoso en las fábricas mientras se reclama a las instituciones una legislación de diligencia debida en derechos humanos y con perspectiva de género. Por parte de las grandes empresas no hay transparencia en sus informes de Responsabilidad Social Corporativa y aunque existen normativas por parte de los países de producción no se aplican realmente.


Más allá de todo aquello burocrático y legislativo que ya lleva muchos años de retraso y falta de eficiencia, está en nuestras manos y en nuestro bolsillo la elección de no poner nuestro dinero al servicio del sufrimiento ajeno. No aceptar, permitir o fomentar para otras personas lo que no aceptaríamos para nosotros mismos. Existen alternativas de consumo éticas y sostenibles para las personas y el medioambiente que están más cerca del consumo textil de antaño que de innovaciones futuristas.

Fuentes bibliográficas


- Vogue business, India’s garment worker abuse worsens, report says, Rachel Cernansky, April 21, 2022 https://www.voguebusiness.com/sustainability/indias-garment-worker-abuse-worsens-report-says

- SETEM Campaña ropa limpia/ Public eye https://stories.publiceye.ch/es/shein/

- La Campaña Ropa Limpia condena el brutal asesinato del dirigente sindical Shahidul Islam, 28/junio/2023 https://ropalimpia.org/noticias/la-campana-ropa-limpia-condena-el-brutal-asesinato-del-dirigente-sindical-shahidul-islam/

- La lucha por el salario mínimo en Bangladesh, 04/julio/2024 https://ropalimpia.org/resource/la-lucha-por-el-salario-minimo-en-bangladesh/

- ¿Cómo se relaciona la explotación económica con la violencia de género?, 22/abril/2024 https://ropalimpia.org/resource/como-se-relaciona-la-explotacion-economica-con-la-violencia-de-genero/

- Trabajadoras de la confección de Myanmar siguen luchando por sus derechos laborales, 26/febrero/2025 https://ropalimpia.org/noticias/trabajadoras-de-la-confeccion-de-myanmar-siguen-luchando-por-sus-derechos-laborales/

- Pongamos la justicia de moda, 10/diciembre/2021 https://ropalimpia.org/wp-content/uploads/2017/08/Informe-Pongamos-la-justicia-de-moda.pdf

- Fashion Revolution, Good clothes fair pay https://www.fashionrevolution.org/good-clothes-fair-pay/

- Patreon Abintage, Fast fashion, ¿qué es y por qué nadie lo detiene?, 29 jun 2022 https://www.patreon.com/posts/fast-fashion-que-68359165

[Agradecimientos a Celia Ojeda de GreenPeace por la conversación que tuvimos y a todas las personas y sobre todo mujeres que luchan para que todas las personas tengan una vida justa, digna y feminista, vivan donde vivan. 

Artículo escrito por Ana Belén Pérez García para el proyecto Me Toca la Fibra de la Asociación de Desarrollo Rurex, financiado por la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional para el Desarrollo, que tiene como objetivo concienciar a la ciudadanía sobre el impacto de la industria textil y fortalecer el sector de la moda sostenible en Extremadura".

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