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Italia
El Ministerio de Interior italiano prohíbe una gran manifestación en Roma de solidaridad con Palestina
Sin haber detenido el genocidio en Gaza y Cisjordania, en los últimos días el ejército israelí ha multiplicado sus acciones bombardeando Beirut e iniciando la invasión terrestre de Líbano, al mismo tiempo que ha lanzado una ofensiva aérea contra posiciones en Yemen. Como respuesta, durante la tarde del 1 de octubre cientos de misiles fueron lanzados desde Irán, muchos de los cuales consiguieron superar las defensas israelíes en distintos puntos del territorio.
Mientras la escalada en Oriente Medio no tiene visos de disminuir, en la Unión Europea los movimientos de solidaridad con Palestina siguen sufriendo la represión de los Estados, cuyos gobiernos sostienen, con mayor o menor fervor, al régimen de Netanyahu. El gobierno italiano se ha significado, especialmente en el último año, por su apoyo sin fisuras al proyecto sionista, así como por su virulencia contra quienes se han posicionado del lado de la resistencia palestina.
El último episodio de esta represión ha sido la prohibición formal por parte de la cuestura de Roma, equivalente a una delegación del gobierno con competencias policiales, de una manifestación convocada para este sábado 5 de octubre por la Unión Democrática Árabo-Palestina (UDAP) y la organización Jóvenes Palestinos Italia (GPI).
Desde el primer momento en que recibieron la noticia de la prohibición, los organizadores declararon su voluntad de mantener la convocatoria. “Consideramos que la decisión de la cuestura de Roma es política, no tiene nada que ver con el orden público”, explicaba a la agencia ANSA Khaled El Qaisi, portavoz de la UDAP. Y continuaba: “Tratándose de una decisión unilateral hemos decidido no acatar la prohibición y mantener la convocatoria, así como iniciar la tramitación de un recurso al TAR [Tribunal Administrativo Regional]. Confiamos en que este tribunal pueda intervenir y frustar lo que consideramos que podría convertirse en un grave precedente antidemocrático”.
La relevancia de este pulso entre las autoridades policiales y los movimientos solidarios ha hecho que el ministro del Interior en persona, Matteo Piantedosi, haya decidido tomar la palabra: “He leído que algunas personas, a pesar de la prohibición, creen que harán la manifestación. Ya veremos: existe una posición de principio y otra operativa. Las noticias que llegan desde aquel frente, incluido Líbano, no son tranquilizadoras. Nosotros casi nunca prohibimos manifestaciones. Pero con comunicaciones que, de forma más o menos alusiva, tienden a celebrar la fecha del 7 de octubre como la exaltación de una masacre, francamente no era posible dejar que la llevaran a cabo”.
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Tras la prohibición, la manifestación se ha convertido en una cita aún más masiva y transversal. Además de los dos principales organizadores, se han sumado multitud de grupos procedentes de todo el territorio italiano: comunidades palestinas locales, asociaciones solidarias con Palestina y Líbano, colectivos universitarios, el movimiento No TAV, numerosos partidos y juventudes marxistas-leninistas, el partido Possibile, Potere al Popolo, Última Generación Italia, sindicatos de base, asambleas locales de vivienda, comités antimilitaristas, grupos BDS, asociaciones culturales, centros sociales, colectivos de parados y de personas migrantes.
A nadie se le ha escapado el evidente vínculo entre este acto concreto de censura y la amenaza estructural que representa el conocido como “decreto seguridad” del gobierno Meloni
Para Jóvenes Palestinos Italia, “la manifestación que hemos convocado junto con otras organizaciones palestinas de Italia asume hoy [tras la prohibición] un doble valor. Por un lado, expresa la necesidad de una respuesta urgente y masiva frente a la nueva escalada de terror sionista, con el carnicero Netanyahu que, tras haber arrasado la Franja de Gaza, intenta hacer ahora lo propio en Líbano. Por el otro, responde a la necesidad, igual de urgente, de volver a tomar la palabra y las calles frente al ensayo general de Estado de policía que el proyecto de ley sobre 'seguridad' pretende introducir — último acto violento y orgánico de agresión a la posibilidad de convocar huelgas, luchar, manifestarse e incluso simplemente disentir”.
Efectivamente, la manifestación de este sábado ha tomado un nuevo cariz tras la prohibición ministerial. A nadie se le ha escapado el evidente vínculo entre este acto concreto de censura y la amenaza estructural que representa el conocido como “decreto seguridad” del gobierno Meloni, esto es, el proyecto de ley (DDL por sus siglas en italiano) 1660, del que hablamos extensamente durante su debate parlamentario este verano. Un decreto que introduce nuevos delitos y endurece la pena de otros muchos, en todos los casos con el objetivo de reprimir las expresiones de disenso político y disciplinar a los sujetos sociales más marginados.
Así, la manifestación de este sábado 5 de octubre representará, además de una prueba de fuerza de los movimientos solidarios con Palestina, la primera gran cita en las calles de la creciente movilización contra el DDL1660. Una doble valencia que podría convertirla en un hito del antagonismo hacia el gobierno encabezado por Giorgia Meloni, que en sus dos años de andadura ha encontrado muy pocos baches en el camino.
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