Opinión
El seguro de los muertos

Cuando hablamos de población musulmana, hablamos de personas cuya religión es el islam, y entre las que se encuentran algunas con abuelas argelinas, marroquíes, pakistaníes, senegalesas y españolas.
Cementerio Melilla - 1
Álvaro Minguito Cementerio musulmán en la ciudad de Melilla.
13 nov 2025 06:00

Hace más de veinte años que la Comisión Islámica de España firmó con el Gobierno del Reino Borbón unos acuerdos de colaboración regulados por la Ley Orgánica de Libertad Religiosa. El objetivo de estos acuerdos era preservar los derechos religiosos de la ciudadanía musulmana en el ámbito estatal. La Comisión Islámica de España es un órgano representativo de las personas musulmanas del Estado español y está compuesta por diversas entidades y asociaciones con ideologías diferentes. A día de hoy, la mayoría de los miembros de la junta directiva de la Comisión Islámica de España son hombres, casi como en el consejo de la Fifa.

Sí, hay personas españolas de etnia gitana, paya y serrana cuya religión no es el catolicismo, sino el islam. A este paso, nos cargamos España

Los Acuerdos del 92 son la base de los derechos religiosos de la población musulmana del Estado español. Cuando hablamos de población musulmana, hablamos de personas cuya religión es el islam, y entre las que se encuentran algunas con abuelas argelinas, marroquíes, pakistaníes, senegalesas y españolas. Sí, hay personas españolas de etnia gitana, paya y serrana cuya religión no es el catolicismo, sino el islam. A este paso, nos cargamos España.

Muchas lectoras habrán oído hablar en sus casas del “seguro de los muertos”. Yo crecí escuchando a mi abuela hablar de eso y pagando anualmente la cuota, en aras de que, el día que ella faltara, la aseguradora se encargara de los gastos del féretro, el traslado del cuerpo y la gestión del entierro en el cementerio de su pueblo. Cada noviembre, a primeros de mes, sus hijas limpian la tumba y renuevan las flores. Ellas vuelven al pueblo donde vivió su madre a rezar un padrenuestro a los pies del nicho de hormigón y mármol.

No todas las familias, sin embargo, cuentan con esa posibilidad. Otras tienen que desplazarse muchos kilómetros para visitar la tumba de sus seres queridos, porque en sus localidades los cementerios no disponen de una zona reservada para otros ritos que no sean los católicos. Las personas musulmanas del Reino de España tienen derecho a un entierro digno. No solo por el hecho de ser españolas, sino porque existe una legislación que lo garantiza, una administración obligada a facilitar el trámite y asociaciones que trabajan en la formación de personal con conocimiento del rito islámico relacionado con el entierro.

En este punto, podría pensarse que la repatriación es otra alternativa, pero no siempre lo es. La opción de enviar los cuerpos a tierras de Berbería o Musulmania resulta, en muchos casos, inviable, puesto que hablamos de población española de “origen” español, tanto como lo fueron Lola Flores, Miguel de Cervantes o lo es Belén Esteban. Por contraste, sí serán repatriados, cuando llegue el momento, los cuerpos de origen español como el del rey emérito, que volverá de Musulmania, donde vivo está a mesa y mantel, para ser enterrado en tierras de Santiago Matamoros, patrón de España.

Volviendo a la vida de las gentes plebeyas: por mala que haya sido una criatura en vida, una vez fallecida, sus allegadas procuran disimular sus defectos, obviar sus mezquindades y echar sobre el cuerpo tierra. Esto lo hacen cristianos, moros y paganos.  Sin embargo, echar tierra sobre cuerpos que fueron musulmanes en vida no siempre es tan fácil como pagar una cuota, ya que no todos los cementerios andaluces —ni los del resto de España— ofrecen la posibilidad de un entierro islámico en su santo suelo. A veces se alegan trabas administrativas por mero desconocimiento y no por mala fe, ya que lo islámico, en el Estado español, sigue teniendo un aire áraboextranjero, si se me permite el término.

Según la interpretación más extendida, el rito islámico para el entierro es el siguiente: se lava el cuerpo, se amortaja en tela y se entierra sin nicho, ni cemento ni hormigón, sino que se deja que abone la tierra; se coloca mirando hacia la ciudad de La Meca, en la actual Arabia Saudí. Permitir un entierro semejante es, en realidad, una cuestión de voluntad política. Hoy existen asociaciones que negocian la implantación de programas de formación para que el personal del ámbito funerario esté capacitado para lavar, amortajar y enterrar según la tradición islámica vigente.

Cuando la población musulmana empieza a hablar de derechos religiosos suele recibir alegatos en defensa de la laicidad. Sin embargo, esas certezas laicas tienden a flaquear durante la Navidad

Se quedan otros asuntos en el tintero que exceden el alcance de este artículo y que son motivo de debate entre la población musulmana de “aquí”, sean de la misma comunidad o no, pues, como ya se ha mencionado al inicio, la Comisión Islámica de España está integrada por entidades islámicas de índoles ideológicas bastante variadas, aunque sólo se vean señoros en las fotos. Cuando la población musulmana empieza a hablar de derechos religiosos en el seno de una sociedad democrática —como la enseñanza del islam en los colegios, el derecho a descansar en sus festividades o a enterrar a sus difuntos según los ritos islámicos—, suele recibir encendidos alegatos en defensa de la laicidad. Sin embargo, esas certezas laicas tienden a flaquear durante la Navidad, la Semana Santa, el puente de Todos los Santos, la fiesta del Pilar o la Ascensión de la Virgen.

Si hay que cuestionar la existencia y los privilegios de alguna religión, que sea la del régimen que sembró de humildes cuerpos las cunetas de Al-Ándalus y Sefarad. Que ardan los templos, pero que se mantengan los puentes pagados, fruto de derechos laborales, aunque los hombres con estudios, en sus jornadas de escritorio, maten al dios de luengas barbas.

Kabilas de mesa camilla
Kábilas de mesa camilla
No son molinos, son gigantes (económicos)
Estamos de acuerdo antes todo era campo, en que para hacer una tortilla hay que romper los huevos y en que es mejor sacar la energía para cargar el satisfyer de una fuente renovable que de una central nuclear. Ahora bien: vamos a romper el huevo.
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