Kabilas de mesa camilla
Kabilas de mesa camilla
Más calor que segando, el mismo fascismo de antaño
Las familias trabajadoras sin conciencia de clase, las centinelas de los intereses de la casta, como decía el de la coleta, son las mismas personas que cobran “la paguita” del Perro Sánchez y que se quejan de que la paguita exista.
Kabilas de mesa camilla
Delivery identitario, etiquetas take away
Porque el capitalismo sabe que el consumo identitario (yo, mi colectivo, mi comunidad, mi tribu urbana) fagotiza la resistencia ante el orden establecido de parir con dolor y trabajar con placer
Kabilas de mesa camilla
Las flores no nos libran de la culpa de no ser vírgenes
Estamos maternando en una Andalucía cuajada de modelos religiosos cautivos en la lógica patriarcal, y está en nuestra mano ofrecer a la nueva generación de churumbeles una versión decente de las imágenes o una negación desfasada de lo que ven
Kabilas de mesa camilla
Pedigrí con presunción de culpabilidad
No puedo evitar imaginarme “la transición de etnia”, establecer analogías con la transición de género. Imaginar los relatos transétnicos y los discursos cisétnicos.
Kabilas de mesa camilla
¿Ramadán mubarak? o ¿ramadán digital?
La omnipresencia hace que las pantallas lo ocupen todo, incluso ese vacío que deja la abstinencia de comida y agua, y donde se supone que cada criatura se encuentra con lo que emana de sí misma.
Kabilas de mesa camilla
¿Por qué lees a Nawal El-Saadawi?
¿Sabéis a quien no leo? A la Europa islamófoba que usa la vivencias de las mujeres como argumentos falaces en debates amarillistas que no aportan nada y que para colmo son tan machistas, o más, como el islam del que quieren salvarnos.