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Laboral
Casi la mitad de los trabajadores temen perder su empleo y siete de cada diez que disminuya su salario
Un informe de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) en colaboración con Comisiones Obreras refleja el enorme incremento de la incertidumbre laboral durante la pandemia. Los expertos alertan de lo que viene para quienes mantengan sus empleos: alta tensión laboral que puede llevar a enfermedades cardiovasculares y empeoramiento de la salud mental.
La pandemia ha agravado la inseguridad laboral que ya padecía una gran parte de la población española: el 46% de las personas trabajadoras afirma tener miedo a perder sus empleos, siete de cada diez a que disminuya su salario y tres de cada cuatro manifiesta su preocupación por no conseguir otro empleo en caso de perder el actual. Son resultados del estudio Condiciones de trabajo, inseguridad y salud en el contexto del Covid-19, realizado por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) en colaboración con el Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS) de Comisiones Obreras (CC OO), que ha sido presentado en rueda de prensa hoy, 1 de julio.
El informe, cuyos primeros resultados fueron compartidos a mediados de mayo, ya advertía de este empeoramiento de la salud laboral de la población asalariada y personas autónomas, derivado de las incertidumbres en el trabajo por la crisis del coronavirus. Unas semanas después las tendencias se confirman, y los expertos que han trabajado en el informe advierten de lo que puede venir tras la pandemia: más riesgo de enfermedades cardiovasculares o empeoramiento de la salud mental por la llamada “alta tensión” laboral, consecuencia de una mayor exigencia en el puesto de trabajo sin autonomía suficiente.
preocupaciones fundamentadas
El temor que manifiesta la población trabajadora en la encuesta de la UAB y CC OO está fundamentado en la crisis económica fruto de la sanitaria, y donde las primeras cifras empiezan a asomar: un reciente informe realizado por KPMG, Conversaciones: Remuneraciones y el Covid-19, advierte de que seis de cada diez empresas podrían congelar o bajar los salarios debido a la incertidumbre. “Lo primero que destaca es el aumento tan grande en la inseguridad sobre las condiciones laborales (horario, salario), que afectan a más de la mitad de personas trabajadoras, superiores en el caso de quien tiene salarios bajos”, introduce Salvador Moncada, epidemiólogo e investigador del ISTAS, en la presentación de los resultados del estudio que ha reunido para la muestra más de 20.000 respuestas.
Un reciente informe realizado por KPMG advierte de que seis de cada diez empresas podrían congelar o bajar los salarios debido a la incertidumbre
Moncada advierte también de que se ha disparado la denominada alta tensión laboral, un fenómeno que consiste en “la combinación de una alta exigencia laboral, mucho ritmo y horario amplio en un contexto de poca autonomía” que, vaticina, será “la epidemia que vendrá después”. “Prácticamente se ha duplicado el porcentaje que se encontró en la Encuesta de Riesgos psicosociales de 2016, sobre todo entre trabajadores manuales y mujeres”, detalla Albert Navarro, coautor del estudio e investigador de la UAB.
Navarro incide en las diferencias entre colectivos, añadiendo que tres de cada cinco trabajadoras de servicios esenciales se han encontrado en esta situación, aunque dentro de los mismos, personal médico y de enfermería ha estado por debajo del promedio, “no porque no hayan tenido muchas exigencias, sino porque su autonomía permite mitigar esta situación”. Precisamente sobre esto Moncada hace mención a que las dinámicas laborales en España están muy vinculadas al hecho de “no reconocer que quien mejor conoce su trabajo es quien lo está haciendo, por lo que si somos capaces de reconocer eso el problema de la alta tensión va a mejorar”.
Prácticamente se ha duplicado el porcentaje de personas con alta tensión laboral con respecto a la Encuesta de Riesgos psicosociales de 2016, sobre todo entre trabajadores manuales y mujeres
Esta alta tensión ha demostrado ser, explican los autores, un muy poderoso determinante de la salud, ya que aumenta el riesgo enfermedad cardiovascular y puede tener un alto salud mental. “Dos de los grandes retos que tenemos que controlar son hacer descender el aumento de inseguridad y controlar y hacer descender este aumento de alta tensión”, resume Moncada, haciendo mención a que se estima que la proporción de casos de enfermedad cardiovascular que son atribuibles a la alta tensión se aproximan al 5%, “por lo que en España hablaríamos de miles de casos”.
Precariedad laboral
Seis de cada diez trabajadores culturales recibieron propuestas para trabajar sin cobrar durante el confinamiento
Durante el confinamiento se ha producido un desarrollo “significativo y generalizado” de trabajos sin remunerar para su exposición y consumo online, según una encuesta de la Universitat de València que estima pérdidas superiores al 75% en los ingresos de la mitad de los trabajadores culturales en el segundo semestre del año.
En cuanto a salud mental, “el riesgo atribuible a las condiciones psicosociales en el lugar de trabajo llegarían al 19%”, expone el epidemiólogo. Cuestiones como los efectos de la alta tensión u otros derivados de la pandemia en materia de salud laboral, ha adelantado la rectora de la UAB, Margarita Arboix, serán previsiblemente estudiados en otro estudio colaborativo.
salud laboral y consumo de psicofármacos
A las preocupaciones de perder el empleo o empeorar las condiciones se suma la de ser contagiado o contagiar. Según los resultados de la encuesta, dos de cada tres trabajadores han temido ser infectados o infectar, y un 13% de quienes han ido a trabajar durante la pandemia asegura haberlo hecho con síntomas compatibles de la enfermedad, “un porcentaje que resulta superior [18%] en personas con tareas de atención al público o salarios bajos”, expone Navarro, quien añade que en el caso de profesiones sanitarias siete de cada diez considera que no ha tenido protección adecuada contra el virus, casi nueve de cada diez en el caso de celadores y tres de cada cuatro en profesiones sanitarias.
En total, una de cada tres personas trabajadoras considera que su salud ha empeorado durante la pandemia —el doble que en la encuesta de riesgos psicosociales de 2016—, una proporción que aumenta en el caso de mujeres o de personas con salarios bajos, y que supera la mitad en el caso de profesiones como auxiliares de enfermería. Siete de cada diez gerocultoras o auxiliares de enfermería, reseña Navarro, remiten haber estado en riesgo de mala salud mental. En referencia a las cifras de inseguridad frente al virus reseñada por las personas empleadas, Unai Sordo, secretario general de CC OO, incide en la necesidad de reconocer contingencias por exposición al virus y de reforzar en España “la cultura preventiva e incluir la salud laboral y condiciones de trabajo a la casuística de la salud pública”.
Aunque por edades consumen más psicofármacos las personas más adultas, llama la atención que el mayor incremento en el contexto de la pandemia se produce en el caso de jóvenes menores de 35 años
Ante la incertidumbre y el estrés laboral, son muchas las personas que recurren a psicofármacos, algo a lo que ya apuntaba la primera tanda de resultados de la encuesta: se ha duplicado el número de trabajadores que consumen somníferos, uno de cada tres ha aumentado dosis o pasado a uno más fuerte, donde de nuevo destaca el caso de mujeres y salarios bajos. “Aunque por edades son las de rangos más altos las que más consumen, llama la atención que el mayor incremento se produce en el caso de jóvenes menores de 35 años”, expone Navarro.
Por ocupaciones, hay colectivos más afectados que otros, los de la llamada primera fila: una de cada tres empleadas del sector sanitario o de limpieza han consumido psicofármacos y las médicas han quintuplicado el consumo. “Hay que tener en cuenta, de cara al fin de la pandemia, que ya había grupos que mostraban unas cifras muy alarmantes de consumo de psicofármacos”, concluye Navarro.
Salud laboral
El consumo de psicofármacos entre trabajadores se multiplica
Desigualdades acentuadas
Los autores alertan también del incremento en la desigualdad, pues los cambios laborales en el contexto de pandemia “aumentan de forma desigual en función del género y clase social”, según introduce Moncada. “En casi todos los inputs que se analizan en la encuesta, aquellas personas cuyos salarios son más bajos y no cubren necesidades básicas han ido más a trabajar”, introduce Unai Sordo. El sindicalista también hace referencia al factor de la edad en los efectos de la crisis: un 5,7% declara haber perdido el empleo, por despido o finalización del contrato, pero ese recurso al despido que han utilizado las empresas de una forma limitada se centra en las personas más jóvenes, pues en el caso de menores de 25 años el porcentaje se eleva al 17%.
Salud mental
Los síntomas de depresión y ansiedad se disparan entre jóvenes por la crisis del coronavirus
El secretario general de CC OO hace referencia a que “el 37,8% personas afirman que han ido regularmente a trabajar en el estado de alarma, lo que implica que el 63% ha visto alterada su vida laboral durante este periodo con todo lo que eso conlleva”.
“Hay que reducir las posibilidades de disminución salarial que tienen las empresas, que hoy en día poseen un abanico de opciones por la legislación producto de la reforma de 2012 que urge revisar”, subraya Unai Sordo
En este punto, Unai Sordo hace mención a un dato que considera positivo: casi la mitad de encuestados afirma que ha habido algún tipo de negociación en el ERTE por parte de las empresas con sus trabajadores, “teniendo en cuenta que el 90% son por fuerza mayor y no existe la obligatoriedad de consulta, el dato da pistas sobre el papel de la activación sindical, importante por las mejoras que implica a nivel de condiciones de desempleo”.
Sin embargo, reitera que los datos más importantes son los que tienen que ver con la sensación de inseguridad laboral y hace mención a la necesidad de reducirla. “Hay que reducir las posibilidades de disminución salarial que tienen las empresas, que hoy en día tienen un abanico de opciones al estar contemplado en la legislación, producto de la reforma de 2012 que urge revisar”, subraya el secretario general de CC OO.