Lactancia
Saioa Baletzena: “La lactancia no es una cosa de dos, es una cuestión colectiva”

‘Todas las lactancias molan’ disecciona las múltiples y diversísimas formas de lactancias y pone a su servicio el lenguaje inclusivo para no dejar fuera a nadie.
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Saioa Baleztena, autora de ‘Todas las lactancias’. David F. Sabadell

Cuando Mireia Serra quiso hacerse una sesión de fotos con su hijo recién nacido, se topó con una realidad: las imágenes de madres con bebés que tienen más likes en Instagram son las de mujeres amamantando felizmente a un bebé tranquilo en una búsqueda donde el biberón está ausente. Sin teta no hay like. Fue esto lo que impulsó a Serra a poner en marcha la etiqueta #totesleslactanciesmolen y a recoger testimonios de diferentes experiencias con la lactancia. Después se alió con la periodista Saioa Belentzena para dar a este trabajo forma de libro. 

Todas las lactancias molan (Txalaparta, 2024) hace un repaso por múltiples y diversísimas formas de lactar. En el camino, utiliza el lenguaje inclusivo para no dejar fuera a nadie, aborda con una mirada renovada la muerte perinatal y rompe algunos mitos sobre tetas y pezones con el objetivo de poner un granito de arena hacia unas crianzas más placenteras y menos culposas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda seis meses de lactancia materna exclusiva es un mantra que empiezas a escuchar de forma repetida cuando te metes en esto de ser madre. ¿De qué lactancia habla la OMS cuando habla de lactancia?
La OMS se refiere a la lactancia con teta, nosotras hablamos de lactancia materna o natural porque también incorporamos testimonios de personas no binarias y personas trans y queríamos encontrar un término que fuera un poco más inclusivo. Lo que pasa es que a nosotras nos parece muy peligroso hablar de los beneficios de la lactancia materna, porque genera como vemos en los diferentes testimonios que se incluyen en el libro, frustraciones e incomodidades. Genera que muchas mujeres como Mireia se dejen la piel para dar la teta, a veces a contracorriente, sin recursos y sin acompañamiento. Hay una frase que recogemos de Esther Vivas en en el libro, porque también hablamos con diferentes expertas, donde ella dice que la consigna de que la lactancia materna es lo mejor para las criaturas debería de servir para garantizar el derecho al amamantamiento, no para imponer a todas las madres que demos la teta, porque eso al final es peligroso.

Tú vas al pediatra y sabes que es la mejor opción, pero luego cuando tu criatura no tiene ni cuatro meses te tienes que incorporar al trabajo y sostener esa lactancia materna, y ahí tienes una serie de dificultades. A mí me gusta siempre insistir en la idea de que vale, sabemos que la leche materna tiene unos nutrientes que son muy buenos para nuestras criaturas, pero si una madre para dar la teta se está dejando por el camino la salud mental, pues igual esos beneficios no tienen que ir por encima de nuestra salud mental. 

Muchas de las personas que hemos entrevistado acababan diciendo, sea cual sea la realidad de su lactancia, que un día se vio llorando porque no podía más. Cuando tú estás haciendo algo por la presión que tienes en tu entorno, lo más probable es que acabe mal y lo fuerte es que no lo contamos. Lo vivimos en soledad. Por eso apelamos a este placer, a saber qué queremos hacer nosotras con nuestro cuerpo, que además tiene una historia, una serie de vivencias acumuladas que a veces también repercuten en esta experiencia. Porque al final apelar siempre a los beneficios deja de lado cosas importantes que desde nuestro punto de vista no se pueden obviar.

No es verdad que la lactancia materna sea hegemónica y tampoco es verdad que la lactancia materna sea placentera de manera hegemónica para todas

Habláis de una lactancia hegemónica. ¿Cómo es esa lactancia hegemónica?
Nosotras queríamos hacer a través de estas vivencias de las conversaciones con diferentes profesionales una radiografía de lo que es la lactancia en nuestra sociedad. Faltan datos que nos digan cuál es la lactancia hegemónica, nosotras nos referíamos al tipo de lactancia que más se implementa. Hay mucha gente que dice que la lactancia hegemónica ahora mismo es la lactancia materna. Y nosotras defendemos que no lo es, porque los pocos estudios que hay al respecto nos dicen que la gran mayoría de mujeres a partir de los tres meses de la criatura deja de dar la teta. A partir del sexto mes, que es cuando la OMS dice que hay que empezar con la alimentación complementaria, baja en picado esta cifra, entre otras cosas porque no tenemos políticas públicas que permitan que la gente que quiera dar la teta la dé. No es verdad que la lactancia materna sea hegemónica y tampoco es verdad que la lactancia materna sea placentera de manera hegemónica para todas, como vemos en Instagram o en las campañas de publicidad. 

Seguramente esa idea de la lactancia con teta pura solo exista de forma residual, ¿no?
Yo misma, que he tenido dos lactancias que yo digo que son buenas porque no he tenido los problemas que han tenido muchas amigas, tengo la experiencia de que mis hijos rechazaron uno de los dos pechos y se han alimentado solo con uno. Es habitual que tengan su teta preferida, pero que rechacen uno de los dos pechos también. Lo que quiero decir es que incluso las lactancias maternas que aparentemente no generan muchos problemas también tienen sus cosas. Y que al final yo creo que uno de los problemas que tenemos actualmente en la maternidad y en general en la vida, es que nos pintan todo de color de rosa, pero la vida no es así en general y entonces la maternidad tampoco. Visibilizar estas realidades  ayuda a que nos sintamos un poco menos bichos raros porque y siempre lo gestionamos desde la culpa y atacándonos a nosotras mismas. 

Las lactancias y los procesos relacionados con la maternidad que tienen que ver con el cuerpo son cuestiones que tensiones al feminismo y a las feministas. Vosotras en algún momento habláis de la lactancia como un un modo de una expresión de autonomía de las mujeres, ¿por qué crees que puede ser así?
Alguna ola del feminismo, sobre todo la de los años 70, reaccionó sintiendo que la maternidad era una imposición. Pero cuando la maternidad es deseada de verdad —y aquí hay que preguntarse hasta qué punto somos libres porque al final vivimos en el sistema que vivimos, que es absolutamente hostil a las maternidades— poder decidir nosotras lo que hacemos con nuestros cuerpos es una oportunidad para liberarnos de de esta opresión que en la que hemos sido educadas. Creemos y de hecho algunas mujeres nos lo cuentan que la lactancia puede ser una constatación de que hemos podido escoger. Yo misma lo he vivido así, porque siempre he tenido muchas inseguridades con mi cuerpo, pero en la maternidad vi una oportunidad de por primera vez en mi vida empezar a poner límites y decidir cómo gestionar algunas cosas. Entonces creo que la maternidad, en contra de lo que algunos sectores del feminismo creen, puede ser un camino para remar en esta autonomía.

El libro recoge testimonios de lactancia natural, lactancia de un solo pecho, lactancia inducida, no interrumpida, por citar solo algunas. ¿Cuáles crees que son las lactancias menos conocidas?
Depende del contexto en el que vivimos, pero sí que creo que socialmente está muy normalizada la teta y el biberón, pero que aquí hay una serie de cuestiones que se desconocen. La lactancia con un solo pecho es absolutamente desconocida para lo habitual que es. Hay otras lactancias, como por ejemplo lactancia inducida, que es una realidad muy desconocida y que genera mucho asombro. Fue importante que Bel Olid lo visibilizara en redes, porque a veces lo que no se cuenta y lo que no se nombra es como si no existiera. En el libro también recogemos la vivencia de una madre que después de diferentes pérdidas adopta una criatura y se induce la lactancia y lo consigue. Esta madre, Olalla, le dio la teta a su hijo adoptado, esto es brutal.

Y luego otra gran desconocida es también la gestión de la lactancia cuando perdemos una criatura. Porque la muerte general es tabú y si es con peques todavía más, y creo que esto genera incomodidad. Es como si no estuviéramos preparados para entender que, aunque una criatura muera, una madre puede sacarse la leche y hacer con esa leche lo que sienta y lo que considere. Vemos en el libro cómo una madre que no tuvo alternativas y que le impusieron la vía farmacológica para inhibir la lactancia lo vive de una forma súper traumática mientras que para otras madres que han podido donar su leche para criaturas prematuras esto ha sido una herramienta también de gestionar el duelo. Eso no quiere decir que a todas las madres les sirva la donación, pero lo que nosotras queremos exigir en el libro es que como mínimo tengamos la información de todas las posibilidades que tenemos para que luego libremente, como no puede ser de otra forma, podamos escoger. Para una de las madres, Mónica, que tuvo gemelos y uno murió estando en neonatos, donar leche y saber que su leche estaba alimentando a una criatura que como su hijo estaba en neonatos, fue como superpotente. 

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La muerte perinatal no es un tema del libro, pero se aborda con mucha delicadeza. 
Yo he entrevistado a diferentes madres que han perdido a sus bebés, ya sea durante la gestación o después, y una de las cosas que más veía es que hay esta necesidad de nombrarlos, porque la sociedad lo que hace es eliminarlos. Tenía la conciencia puesta en adaptar el lenguaje también para esto y decir a ver, hay que nombrar estas criaturas, porque estas criaturas existen y de hecho sabemos porque diferentes psicólogas así lo lo dicen, y las propias madres lo viven de esta forma, que estas madres necesitan que sus criaturas no sean olvidadas. Quisimos hacer un guiño para romper también este este tabú, porque al final también es un reconocimiento y un pequeño homenaje hacia todas estas familias que durante décadas han vivido la muerte perinatal en silencio y sin ser comprendidas. 

No nos creemos ya que la mayonesa se corte si la haces teniendo la regla, pero sí que la leche materna se vuelve agua cuando crece la criatura. ¿Por qué en una sociedad científica donde se puede googlear todo seguimos creyendo en muchos mitos en torno a la lactancia?
Hay muchos mitos, muchísimos. Mi suegra me dijo que no me podría bañar porque si te bañas se corta la leche. Pero, a diferencia de nuestras madres, ahora tenemos mucha más información y ya va siendo hora de romperlos. El problema de esto es que se nos infantiliza tanto a las mujeres que incluso actualmente que tenemos un montón de información, mucha más de la que tenían nuestras madres, seguimos cayendo un poco en la duda, en cuestionar nuestras capacidades. Y estos mitos perduran y creo que aquí, pues el patriarcado ha hecho muy bien su trabajo. Al final yo creo que no interesa que las mujeres sepamos que existen estos mitos y que los rompamos. Y por eso seguramente necesitaremos más tiempo para que nuestras hijas, dejen de tener toda esta desinformación integrada. 

Por poner un ejemplo, existe la creencia de que una buena lactancia depende de la forma del pezón o del tamaño de la teta…
Sí, y es absurdo, no por ser más grande vas a tener más producción de leche… es una de las magias de nuestros cuerpos. Las tetas son maravillosas porque sean del tipo que sean, respondan o no al canon estético que predomine en nuestra sociedad, son igual de válidas. 

¿Por qué hablar de lactancia trans?
Teníamos muy claro que si estamos hablando de una de la diversidad de formas de lactancia y hacemos un ejercicio por incorporar el máximo de realidades posibles, es un tipo de lactancia que hay que visibilizar. Además sabemos que, como nos cuentan los dos chicos trans que hemos entrevistado, se vive también como con una discriminación añadida. 

El otro día en una presentación me decían que es una cuestión que era una cuestión que generaba polémica. Y digo yo, es que a mí lo que me preocupa es que esto siga generando polémica. Al final es un hombre trans que ha dado la teta y que se ha enfrentado a a una serie de discriminaciones, a una doble discriminación. Cuando mi hijo de 3 años toma teta siento esta mirada de la sociedad, como si estuvieras haciendo algo que no toca. Pues si además eres una persona trans, esta discriminación es doble. Entonces teníamos clarísimo que que queríamos incorporarlo. 

En los espacios de acompañamiento a la maternidad o a la crianza habitualmente cuesta generar espacios en los que las personas trans o no binarias, las personas que se salen un poco de la heteronorma, se sientan cómodas 

¿Fue difícil encontrar testimonios?
Pues la verdad es que no ha sido fácil. Pol Galofre desde el principio quiso participar y se lo agradecemos infinitamente, porque creemos además que aparte de ser un referente en el activismo trans, tiene una historia que merece ser contada. Pero queríamos incorporar también alguna mujer trans y no lo hemos encontrado. Tenemos que aceptarlo como una vivencia más que también merece ser acompañada. Y además, de hecho, creo que a mí me preocupa porque en los espacios de acompañamiento a la maternidad o a la crianza habitualmente cuesta generar espacios en los que las personas trans o no binarias, las personas que se salen un poco de la heteronorma, se sientan cómodas. Y lo que acaban haciendo es lo que decía antes, vivir esto desde una soledad añadida porque no tienen estos espacios. Entonces también era una reivindicación, para en este sector de las maternidades, paternidades, crianza, incorporar esta realidad que creo que merece ser acompañada.  

Aprovecho para preguntarte por los grupos de apoyo a la lactancia. ¿Crees la diversidad de lactancias que recogéis en el libro está presente en estos grupos?
Yo creo que no lo está. Vivimos en un contexto en el que hay un modelo que se considera mejor, donde parece que hay que hacer unos checks: la teta, el colecho, el baby led weaning. A mí esto es algo que me preocupa mucho. Tenemos mucha más información y sabemos que hay cosas que pueden ser aconsejables, pero siempre teniendo en cuenta el contexto, el sistema en el que vivimos. Entonces creo que los grupos de apoyo a la lactancia han sido imprescindibles, sobre todo porque tenemos un sistema que no garantiza el acompañamiento a la lactancia. Para las personas que quieren dar teta, encontrar estos espacios ha sido un regalo de la vida, sobre todo cuando son acompañados desde lo voluntario sin tener que pagar una pasta, que es lo que acostumbra a pasar cuando quieres salvar tu lactancia, que normalmente acaba siendo un privilegio y no un derecho. 

Pero en la promoción del libro nos hemos encontrado con mujeres críticas con esta diversidad que nosotras reivindicamos. Esto a mí me entristece mucho, la verdad. El hecho de que se juzgue en función de si das la teta o el biberón, a mí me preocupa y por eso también nace este libro. Suficientemente complicado es la maternidad y paternidad en esta sociedad como para que además entre nosotras no pongamos  lactancias de primera y de segunda. 

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Saioa Baleztena durante la entrevista. David F. Sabadell

Entonces no existe un acompañamiento a las lactancias...
No existe un acompañamiento. El hilo conductor de todos los testimonios ha sido precisamente el abandono que han sentido por parte del sistema sanitario. Cuando pares, pasan por tu por tu habitación nosecuantas comadronas, enfermeras... un montón de profesionales diferentes y cada uno te dice una cosa. Entonces tú estás en un momento de vulnerabilidad absoluta. Al final, la primera recomendación de muchas profesionales, es “ten a mano el número de una asesora de lactancia para que te salve la lactancia”. Entonces la OMS, por mucho que venda y que insista en los beneficios de la lactancia, pero luego es un privilegio absoluto que depende también de los recursos económicos de cada familia. Faltan profesionales formadas y actualizadas y esto es un problema mientras tenemosa una institución como la OMS recomendando la lactancia.

¿Es esto campo abonado para empresas o marcas privadas que puedan suplir esa falta de atención pública?
Aquí hay un melón y tengo mis dudas. Lo ideal sería que esto saliera desde lo público, porque así no generas desigualdades, pero mientras hay iniciativas privadas que están dando respuesta a esta necesidad.

¿Qué tiene que ver la lactancia con la salud mental de las madres?
Todo. Puede ser que la lactancia materna sea sanadora, porque quizás hemos tenido una relación muy complicada con nuestros cuerpos, previamente y cuando das la teta y ves que tu cuerpo es capaz de alimentar a una criatura, puede ser brutal… Pero lo más habitual es que si hay problemas nos juzguemos, cuestionemos la capacidad de nuestro cuerpo, nos sintamos solas sin este acompañamiento. Y si tienes a una persona formada y actualizada no es tan difícil el obstáculo que tienes en el camino, pero al no tenerlo, lo que nos lleva es a vivirlo con mucha soledad y esto va en detrimento de nuestra salud mental. 

Hemos entrevistado a una treintena de personas y en todas ellas la lactancia ha tenido repercusiones de alguna manera en su salud mental

Nosotras hemos entrevistado a una treintena de personas y en todas ellas la lactancia ha tenido repercusiones de alguna manera en su salud mental. ¿Cuánta gente está viviendo depresiones posparto sin diagnosticar o sin llegar a una depresión posparto? Si no hay acompañamiento a la lactancia, tampoco tenemos un acompañamiento a la salud mental en el postparto, que esto ya me parece la repera. Estamos obviando un problema estructural de salud mental materna que tiene unas repercusiones, no solo ya en la madre, sino también en el vínculo con su criatura. A mí esto me parece aberrante.

¿Por qué dan tanto miedo nuestras tetas?
Pues dan miedo porque cuando no responden a la sexualización, al dar placer sobre todo a los hombres, eso incomoda. Lo que está pasando ahora es que estamos empezando a romper este mantra, estamos empezando a reivindicar también que las tetas son nuestras y con ellas hacemos lo que nos dé la gana. 

¿Incluido sexualizarlas como queramos?
Creo que sí. No es casualidad que la canción de Rigoberta generara este subidón general y esa polémica. Para mí la polémica que genera esta canción es la polémica que genera nuestra libertad y nuestro empoderamiento y punto, y eso es lo que la sociedad no está preparada todavía para recibir.

¿Para quién es este libro?
Es importante salir de la idea de que los libros sobre maternidades y crianza son para madres. Estoy un poco cansada de que pensemos que para cambiar la manera en la que maternamos. Estaría bien que nuestras parejas chicos, nuestros primos, nuestros hermanos, nuestros vecinos le echaran una ojeada, porque creo que la lactancia no es cosa de dos, es una cuestión colectiva y que, en el camino, mientras las instituciones sanitarias políticas sobre esto no remen con políticas públicas que nos acompañen más y mejor, podemos ir cambiando un poco la vivencia de las lactancias a través de nuestro entorno.

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