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Desde hace unos días, en Alemania niñas y niños no llevan mascarillas en primaria (1) (en infantil nunca las llevaron, ni recomendaron). Entran en un nuevo escenario escolar donde se está ponderando entre las consecuencias sobre la infancia (aprendizaje, psicoemocionales, neuromotoras) y las evidencias (mucho papers y estudios que confirmar la nula transmisibilidad e ínfimo desarrollo de la enfermedad en la infancia). Decisión que se toma desde nuestra querida centropa-primermundo, no basada en pulsiones de anarcopitalismo ni turboneoliberalismo corrosivo, sino en el peso de la evidencia científica.
Así rápido —dado que no escribo desde una escritura con formación sanitaria cualificada— sí me gustaría recopilar datos que nos invitaran a poder abrir posturas, pero también proponer, como ejercicio entre todas, pensar en lo siguiente: esto que atravesamos es un proceso que necesita la apertura de debates, aunque sea una alteración social vírica, también es un tránsito que forma parte de la salud democrática de este estado. Instalar una manera única, un sólo camino, a la hora de abordar la excepcionalidad de esta pandemia, a la hora de manejar las restricciones de derechos sobre cuerpos vulnerables, y negar y desacreditar cualquier argumento crítico, nos tiene que activar todas las alarmas —ya Hannah Arendt advirtió de los peligros de cómo se va cociendo el pensamiento único, venga de donde venga, y ahí, la esencia democrática, se esfuma. Nos ponemos cerquita del totalitarismo, que ahora te puede parecer correcto porque lo percibes como una estrategiade contención ante una alarma sanitaria, pero mañana puede ser en otra direcciónque ya no te venga bien y ansíes que se abran debates, que se ahonde en las aristas y en las fugas. Entrar a investigar, públicamente, por dónde chorrea.
Instalar una manera única, un sólo camino, a la hora de abordar la excepcionalidad de esta pandemia, a la hora de manejar las restricciones de derechos sobre cuerpos vulnerables, y negar y desacreditar cualquier argumento crítico, nos tiene que activar todas las alarmas
Volviendo a los datos que maneja una mundana, según estudios en Chile en julio 2021, las niñas, los niños y adolescentes representan el grupo de menor riesgo de enfermarse grave de la Covid 19, incluyendo las nuevas variantes, donde su mortalidad es aproximadamente del 0.002% y la letalidad del 0.035% (y en esta cifran que más del 60% tenía comorbilidades) (2). Otros papers señalan que las niñas y niños y adolescentes prácticamente no transmiten la enfermedad (3, 4 y 5).
¿Por qué no se aplica el mantra que se ha instalado en el nuevo imaginario postcovid “riesgo/beneficio” sobre las consecuencias psicofísicas y socioadaptativas en las niñas y niños durante jornadas de 6 a 8 horas al día? ¿Qué pasa con las secuelas en sus pequeños cuerpos?
¿Por qué no sobrenarramos, como hacen los medios masivos, las consecuencias que están teniendo sobre sus cuerpos vulnerables el uso continuado de mascarillas en las aulas, en las actividades deportivas, en las clases de ballet de la academia de nuestro barrio? ¿Por qué se les sigue aplicando esta disciplina social? ¿Queremos perpetuar el cuidado autoritario del que intentamos salir, compañeras?
Coronavirus
Covid-19 Familias cuestionan la obligatoriedad de las mascarillas para el próximo curso escolar
Las adultas y adultos, mal que bien, estamos ya hechas, pero esos cuerpos pequeños, esos sistemas nerviosos, endocrinos, sinápticos, neuro-lingüísticos están en desarrollo. ¿No es alarmante esto? ¿Los estamos formateando para que se macho-adapten a sistemas que no priorizan en su bienestar, en sus derechos, en sus necesidades? ¿Les estamos enseñando a que acepten unas condiciones de vida que les dañan y vulneran? ¿Ese es el mensaje? ¿Te cuido sin pensar en tu bienestar? ¿Será que continúa aquello de quien no produce, quien no acumula capital, sus derechos no se ponen en práctica? ¿Sólo existe el paterfamilias y su representatividad? Todo lo que no sea paterfamilia que produce, ¿queda fuera del ejercicio de sus derechos fundamentales?
Las mujeres sabemos mucho de esto. Las que hemos crecido macho-adaptándonos a un sistema, como única estructura posible, donde todo estaba armado a partir de los deseos de unos cuerpos que no eran los nuestros. Aprendiendo a ficcionar desde pequeñas que nos podíamos acoplar a lo que se esperaba de nosotras, cuando nadie pensaba en nosotras. Conocemos bien los peligros de tener que ajustarte a un pensamiento único y como dice una colega: “todas hemos sido alguna vez maltratadas de una manera u otra”. Entonces, no es casual que nos aparezca en sueños la Arendt diciendo “¡Ojito culebra!”, al ser espectadoras de cómo no se está ponderando más el beneficio sobre los cuerpos de nuestras niñas y niños al sacar las mascarillas de su horario escolar frente al riego mínimo de contagio/transmisibilidad.
(2)Descripción epidemiológica de niños, niñas y adolescentes con covid-19 Chile. (Semana epidemiológica 9 a 11, año 2020-2021, Departamento de Epidemiología, Ministerio de Salud https://www.minsal.cl/wp-content/uploads/2021/04/Informe-epidemiol%C3%B3gico-COVID-19-en-ni%C3%B1os-ni%C3%B1as-y-adolescentes_SE_9-11_2020-2021.pdf
(3) Household secondary attack rate of COVID-19 and associated determinants in Guangzhou, China: a retrospective cohort study https://pesquisa.bvsalud.org/global-literature-on-novel-coronavirus-2019-ncov/resource/pt/covidwho-601834
(4) Cluster of Coronavirus Disease 2019 (COVID-19) in the French Alps, February 2020 https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32277759/
(5) “Escuelas abiertas, Covid-19 y morbilidad de niños y maestros en Suecia“ encontró que ”a pesar de que Suecia mantuvo abiertas las escuelas y los centros preescolares, encontramos una baja incidencia de Covid-19 severo entre escolares y niños en edad preescolar durante la pandemia de SARS-CoV-2 ... Ningún niño con Covid-19 murió ... Entre los 19,5 millones de niños que tenían entre 1 y 16 años de edad, 15 niños tenían Covid-19, MIS -C, o ambas condiciones y fueron admitidos en una UCI, lo que equivale a 1 niño de cada 130.000 ” https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMc2026670
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La imposición del uso de mascarillas a los niños ha sido un crimen mayor aún que en el caso de los adultos, con gravísimas consecuencias físicas, psícoemocionales y sociales que aún tendrán que analizarse y de las que han sido y continúan siendo cómplices padres y docentes.
Muy buen artículo.
Si seguís profundizando en esa dirección, nos sorprenderemos de cuántas barbaridades se han estado haciendo desde hace un año y medio.