Literatura
McKenzie Wark: “Mi transición fue como un montón de pequeñas ediciones”

‘Amor, dinero, sexo y muerte’ (Caja Negra, 2025) se presenta como un libro de “memorias”, pero no es exactamente eso. La obra recoge una docena de cartas en las que Warck se aproxima a los temas de sus obras anteriores de una forma íntima valiéndose de la segunda persona.

Una colección de cartas sin respuesta conforman Amor, dinero, sexo y muerte (Caja Negra, 2025), el libro de McKenzie Wark que se presenta como un libro de “memorias”, pero no es exactamente eso. Entre las cartas, las hay dirigidas a su madre, su expareja o algunas amantes, pero también a la diosa Cibeles y a ella misma, o a quien ella fue antes. Preguntada por las elipsis, por las cartas que quedaron fuera, menciona una carta de su yo con 20, una escritura (autoescritura) que tuvo como resultado un texto tan cabreado que su editor decidió dejar fuera.

También quedó fuera una carta dirigida a “el capital”, tema central ‘El capitalismo ha muerto’, publicado en 2021. Este tema no desaparece en Amor, dinero, sexo y muerte, pero sí se fusiona con la intimidad, la vulnerabilidad y la edición: “Tuve que editar los recuerdos mientras editaba la carne”.

Nació en Australia en 1961, vive en Nueva York, es profesora de Estudios Culturales y Medios de Comunicación en el Lang College de la New School for Social Research de Nueva York y ha publicado mucho: dice que escribe “compasivamente”. Entre sus libros están Vaquera invertida (Caja Negra, 2022), Raving (Caja Negra, 2023), Un manifiesto hacker, La playa bajo la calle y El capitalismo ha muerto.

Amor, dinero, sexo y muerte es una colección de cartas. ¿Qué te interesa del género epistolar?
En español no lo sé, pero en inglés la forma epistolar es rara. La novela inglesa comenzó como epistolar, con libros como Clarissa, de Richardson. Luego pasó a escribirse en tercera persona y, más recientemente, la novela pasó a la primera persona. Me pareció interesante volver a intentarlo con la segunda. La música pop es sobre todo en segunda persona y creo que estamos acostumbrados a la forma en segunda persona por la música, así que pensé que era interesante porque es una forma literaria común a la que todo el mundo está expuesto por las letras de canciones.

Y hay una manera en la que creo que el epistolario es útil para los escritores minoritario o, en este caso, para los escritores trans, porque puedes modelar dentro del texto, puedes elegir dentro del texto cómo quieres que el lector te lea fuera. Puedes decirle: no necesitas fetichizarme o convertirme en otro. Creo que ese es su potencial.

¿Crees que es una forma de escritura que está vinculada a las narrativas trans?
No la única, pero sí es cierto que, en inglés, muchos escritores trans lo han utilizado. Un ejemplo relevante es Faltas, de Cecilia Gentili, también en Caja Negra, que salió más o menos al mismo tiempo. Pero son libros muy diferentes. En los viejos tiempos solo había un libro trans, y la gente escribía el mismo libro una y otra vez: una historia de salida del armario. Eso aún existe, pero ahora hay muchos más enfoques diferentes de la historia trans, y es genial. Así que hay espacio de sobra para que podamos contar historias de diferentes maneras.

Escribir es más que haber puesto palabras incidentalmente una detrás de otra: es reordenarlas. Así que puedes pensar en la transición como una edición

En tu libro, comparas de varias maneras el proceso de escribir y editar con un proceso de transición de género. ¿Qué tienen en común?
Creo que soy escritora antes que cualquier otra cosa. Mi nacionalidad es escritora, mi religión es escritora, mi política es escritora, mi sexualidad es escritora y mi género es escritora. Así que interpreto todo a través de eso. Y yo creo que es escribir es editar. Escribir es más que haber puesto palabras incidentalmente una detrás de otra: es reordenarlas. Así que puedes pensar en la transición como una edición.  Susan Stryker dice que la transición en sí está llena de energía. Así que, como escritora, soy una reeditora extensa, por lo que creo que tal vez mi transición también fue como un montón de pequeñas ediciones una y otra vez. 

¿Una edición de la carne?
Sí, porque prácticamente todos los humanos editan sus cuerpos de una forma u otra, y resulta que el sexo del cuerpo es otra cosa que puedes editar.

Y no tienes que ser trans para ello…
No, todos hemos dado forma a nuestro cuerpo, no siempre intencionadamente. Lo que pasa con la transición es que es una forma muy intencional de moldear tu cuerpo con técnicas. Pero todo el mundo lo hace, a veces de forma un poco inconsciente, pero eso es lo que estamos haciendo.

McKenzie Wark  - 1

Existe una narrativa dominante en la que las personas trans van de un lado a otro, pero en tu caso hablas de la transición como una cuestión de fluidez. Tu transición fue en 2017. Pero dices: “Después de haber probado los tres géneros, me encuentro en algún punto intermedio entre todos ellos”. O: “Este es el género de este cuerpo ahora”. ¿Cuál es el potencial de eso? 
Hay que enfatizar que la carne no es tan fluida, cambiarla requiere trabajo. Es lo mismo si quisieras hacer culturismo, tendrías que dedicarte a ello durante un largo período de tiempo. El cuerpo se mueve muy despacio. Pero creo que nos estamos apartando de la idea de que se va de un punto X a un punto Y, o de un punto X a un punto Y, eso es todo. Algunas personas pueden ser de diferentes géneros en diferentes momentos de su vida y, a veces, solo quieres cambiar algunas cosas, y otras otras quieres cambiarlo todo. Y a veces puedes cambiar de opinión sobre algunas cosas en el proceso. Por ejemplo, yo antes pensaba que tenía que cambiar mi voz. Y luego me di cuenta de que la voz lo es todo, porque ahí es donde está la escritura. Así que, en realidad, no quiero cambiarla. Pero no hay una forma correcta de hacerlo, para algunas está bien ir de un sitio a otro. El objetivo es que hagas los ajustes que hacen que tu vida sea habitable.

En una entrevista con El Salto en 2021 hablabas de la muerte del capitalismo, de la clase hacker y de Marx. ¿Dirías que los temas son completamente diferentes a Sexo, el amor, el dinero y la muerte?
No del todo. He escrito libros durante treinta años y todos mis libros han tratado sobre diferentes cosas. No he escrito el mismo libro una y otra vez, como algunos de escritores hacen. Pero creo que este libro es también sobre la mercantilización y sobre pagar el alquiler. Simplemente, en esta ocasión elegí una voz más íntima, una voz más personal que la de algunos de los libros más teóricos que he escrito. 

Quería no escribir lo que considero la voz media burguesa, que presupone que puede hablar desde cierta neutralidad. Y creo que he intentado superar eso escribiendo libros que son mucho más abstractos y mucho más íntimos. Libros sobre cómo se siente en las carnes propias la economía de de las materias primas [commodity economy].

La autoficción es una tradición para la gente que no siempre puede decir exactamente qué está pasando en su vida porque los arrestarían si lo hicieran y para quienes la tercera persona no está disponible

Podría decirse que es autoficción. ¿Qué opinas del concepto de autoficción?
No sé si en el mundo español, pero en el mundo anglófono hay todo este discurso contra la autoficción que creo que es una tontería absoluta. Para mí, la autoficción comienza con Jean Genet y la puedes encontrar a lo largo de toda la historia literaria. Hay páginas en Cervantes que son de autoficción, no es nada nuevo. Además tiende a conectarse con formas de escritura minoritarias, por eso Genet es importante: Genet escribía Our Lady Of The Flowers en la cárcel. Básicamente es una especie de diario de masturbación, pero también de su propia transexualidad. Ese tipo de escritura es una tradición para la gente que no siempre puede decir exactamente qué está pasando en su vida porque los arrestarían si lo hicieran, y a quienes se les niega un lugar para hablar con su propia voz, por lo que la tercera persona no está disponible porque no son personas que tenga acceso hablar desde ese gran lugar. Además, la escritura de mujeres durante siglos es en forma de diarios y cartas.

La autoficción siempre ha estado ahí, y tal vez haya razones por las que sea interesante en este momento, una época en la que creo que desconfiamos de la tercera persona. Hay personas que nunca han conocido a ninguna persona trans y hablan siempre en tercera persona, como si fueran jodidamente expertos en mi vida, así que tienes que hacer valer incluso el derecho a hablar. Así que creo que nada es más neoliberal que afirmar que un género contiene todos los pecados de la literatura en su conjunto, y no hay nada más narcisista que afirmar que otros son narcisistas. Estoy un poco harta del discurso público al respecto, me parece muy superficial, analfabeto y aburrido. Y es que, lo siento, novelistas, muchas de las cosas interesantes están sucediendo en este otro espacio que no es ni novela ni memoirs. Es revelador que cuando las mujeres y las personas minoritarias aparecen escribiendo de una manera diferente todo el mundo diga que hay algo malo en ello.

“La actriz trans Hunter Schafer denuncia que su nuevo pasaporte la califica como hombre” es un titular de estos días sobre lo que está pasando en EE UU con el gobierno de Donald Trump. ¿Por qué la administración Trump está tan obsesionada con las vidas trans?
Creo que Hunter Schafer va a estar bien. No quiero tomar a la ligera sus problemas con el pasaporte. Pero hay personas trans para las que lo que está pasando es una cuestión de vida  muerte. A mí el ejemplo que me revuelve el estómago es que estén trasladando a mujeres trans en las prisiones. Imagina que eres una mujer trans en prisión y mañana te van a meter en una prisión de hombres.

Han empezado con la población más vulnerable, a la que pueden usar como chivo expiatorio, pero esto no va a parar ahí, luego irán contra el matrimonio igualitario, la igualdad de derechos de las mujeres en el lugar de trabajo, ya han eliminado el derecho al aborto… Lo que está pasando con las personas trans no es algo aislado.

Puede dar un poco de miedo entender que, en términos sastrianos, estamos condenados a la libertad. Entender que, de hecho, eres libre de cambiar el sexo de tu cuerpo

¿Qué es tan desafiante en las personas trans para la gente rica blanca?
A la gente que nos conoce no le importa que seamos trans, estar a nuestro lado es como estar al lado de una pelirroja. Pero creo que es fácil demonizar a una población muy pequeña que la mayoría de las personas no han conocido, o no saben que han conocido porque muchas personas trans actúan sigilosamente y no son visibles.

Puede dar un poco de miedo entender que, en términos sastrianos, estamos condenados a la libertad. Entender que, de hecho, eres libre de cambiar el sexo de tu cuerpo: no hay nada que te detenga realmente, aparte de la falta de voluntad, si quieres hacerlo. Prácticamente todas las personas cis que conozco se han hecho preguntas sobre su propio género, y la mayoría no quieren cambiarlo, pero hacen preguntas, particularmente a las mujeres cis porque para ellas el género ya es una maldita pesadilla. Así que a veces es desafiante. La gente que nos ha conocido se plantea preguntas y puede hacer que te sientas incómodo. Es fácil demonizar a esta minoría invisible que, ya sabes, te acechará en el baño. Yo al baño voy a hacer lo que hacen todos los demás, no es ningún misterio, pero utilizan eso como el principio de una campaña mucho mayor. 

Quería preguntarle sobre un concepto que menciona en su libro: femmunism.
¡Aún no sé qué es! Literalmente lo saqué de un meme que dice “feminismo” sobre una hoz que se cruza con un vibrador mágico [magic wand vibrator] en lugar de con un martillo. Y pensé que era una imagen perfecta, la unión de los buenos marxistas a la antigua usanza y la demanda básica de que nadie pase hambre, pero al mismo tiempo reivindicar el placer, la buena vida. Para mí, la imagen perfecta.

¿Qué podría ser?
Bueno, vamos a averiguarlo. Tal vez se pueda simplemente combinar dos grandes movimientos sociales. El comunismo no funcionó, es un proyecto fallido. Y tenemos que tener una conversación sobre las contradicciones internas del feminismo, sobre cómo pudo el feminismo alinearse con la Policía, por ejemplo, y tal vez esa fue una idea realmente terrible, y sobre cómo no está libre de racismo. Entonces, ¿qué pasaría si tratáramos de combinar lo mejor de esos movimientos sociales y también se pudiera hacer una crítica mutua? ¿Qué sería una buena vida que se centrara en los valores de la  empatía y atención a los detalles y cuidado? Hay conceptos en el libro que son como una apertura, una invitación a la conversación. 

Creo que estamos empezando a tener la conversación sobre cómo el feminismo no está siempre está del lado correcto y a veces hace tratos con las estructuras de poder

Hemos visto crecer este feminismo que es antiderechos de las personas trans en los últimos años. ¿Crees en el feminismo como movimiento transformador? ¿Ha ganado la batalla ese feminismo antiderechos?
Cuando era estudiante me especialicé en estudios de la mujer, lo que debería haberme dado alguna pista sobre lo que estaba pasando en mi vida… Pero en aquellos días lo llamábamos liberación de la mujer, con énfasis en la parte de la liberación, no lo llamábamos tanto feminismo. Y quizás perdimos la parte de la liberación.

Siempre desconfío un poco del feminismo que acepta un papel subordinado en una estructura de poder existente y luego se lo impone a otras personas. Así que si lees a las escritoras feministas negras en los EE UU, desde hace más de medio siglo han criticado bastante la forma en que la blanquitud está implicada en las formas dominantes del feminismo. El feminismo es un espacio de debate y conflicto en el que hay valores que quieres defender y cosas de las que desprenderse. Creo que estamos empezando a tener la conversación sobre cómo el feminismo no está siempre está del lado correcto y a veces hace tratos con las estructuras de poder. Y cuando decide que quiere el poder sobre los cuerpos trans, ahí tienes una versión del feminismo que… ¿Por qué alguien apoyaría eso? Y, si es así, ¿a quién más va a excluir?

¿Te identificas como feminista?
Con un asterisco, porque existe el feminismo transinclusivo que presupone que alguien, que otras, pueden incluirnos. Es como si nos incluyeran sin que nos lo pidieran...

Pero también hay movimientos feministas que se autodenominan transfeministas.
Sí, y me apuntaría a eso. Muchas mujeres trans, ya sea por elección o por necesidad, hacen trabajo sexual, y tampoco siempre están incluidas en el feminismo. Mucho de lo que les importa a las mujeres trans tiene que ver con el mantenimiento del orden, con la Policía, y el feminismo a veces intenta usar a la Policía como instrumento, cuando nunca es nuestra amiga si eres trans. Así hay que encontrar la línea divisoria de la liberación de la mujer dentro del espacio más amplio del feminismo, porque no todo el feminismo tiene que ver realmente con la liberación de la mujer.

Escribes también sobre tu propio privilegio.
Tengo seguridad financiera, relativamente hablando, y puedo ir relativamente segura en las calles. Puedo entrar a lugares porque me lo permite mi blanquitud. Por ejemplo cuando tuve un problema en la calle y simplemente entré en el lobby de un hotel de cinco estrellas y nadie me miró raro. Puedo viajar, escribir libros, puedo hablar de ello. Así que, sí, ¿qué puedo hacer con eso? No estoy particularmente cualificada como persona política, mi trabajo es más cultural. Por lo tanto, pienso en cómo organizar el espacio que hace posible la cultura trans y hacer que paguen por su trabajo a otras personas trans. También soy mentora académica, intento ayudar a las personas a terminar la universidad, a obtener el título. Eso puedo hacer.

En Nueva York, soy la tía abuela de todo el mundo: muchas personas trans jóvenes no conocen a las personas trans mayores, simplemente no las conocen porque no es que haya muchas mujeres trans de 63 años por allí. Las que están, están cansadas o están muertas, porque soy de la generación que era sexualmente activa antes del VIH y no muchas mujeres trans sobrevivieron a eso. Así que solo soy un ejemplo de una persona trans mayor, porque ¿cómo se puede ser vieja y trans? Esa es una pregunta que se hace la gente. Muchas personas trans no esperan llegar a ser viejas. Voy a llorar si pienso demasiado en esto. Solo quiero que todos vivamos, ya sabes. Quiero que la gente viva más que yo.

Y a veces, simplemente, pasas el micrófono.

En la vida cotidiana, es sorprendente la agencia que podríamos tener sobre el cuerpo si dejáramos de lado lo que en realidad son solo suposiciones culturales sobre cómo debe ser un cuerpo adecuado

“La transexualidad es el shock de lo posible”. ¿Para quién es el shock?
Para una persona trans puede ser un shock darse cuenta de lo que realmente puede hacer. Es lento y tienes que superar a los guardianes, y se van a romper todas las relaciones de tu vida, pero es algo asombroso lo que puedes hacer. Para mí, lo mejor fue cambiar toda mi vida emocional.

¿Emocional?
Sí, incluso más que cambiar mi cuerpo físico, lo que está cambiando es mi vida emocional. Y luego lo que cambió fue memoria, la forma en que recuerdo mi propio pasado.

¿Se puede editar el pasado a través de la transición?
Sí, es como si ahora estuviera en una película diferente. Así que también es un shock para el mundo que te rodea hasta cierto punto. Es un poco tropo en la literatura, esa figura de la persona trans que está conectada con la modernidad y la posibilidad de transformación. En la vida cotidiana, es sorprendente la agencia que podríamos tener sobre el cuerpo si dejáramos de lado lo que en realidad son solo suposiciones culturales sobre cómo debe ser un cuerpo adecuado. Es un estereotipo peligroso pensar que las mujeres son más emocionales, no creo que eso sea cierto, pero sí hay una relación diferente con las emociones: cambia la textura de tu vida emocional. Y para mí eso es muy bienvenido. Sintámonos de una manera diferente.

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