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Memoria histórica
“La dialéctica: 'tú pides democratización' y 'yo te asesino' sigue vigente en América Latina”
Manuel Blanco Chivite y Pablo Mayoral Rueda forman parte del “Colectivo por los Olvidados de la Transición–COT”. Como consecuencia de la lucha antifranquista, ambos fueron condenados a muerte en 1975 por su militancia en el PCE (m-l) y el FRAP.
En primer lugar, desde la Asociación Jorge A. Freytter Romero agradeceros esta entrevista y que podáis colaborar con nosotros en esta coyuntura en Colombia, que se caracteriza por los procesos de paz que se abrieron gracias a la movilización popular, con la llegada de Gustavo Petro a la presidencia de la República. Tuvisteis una gran cercanía con el movimiento guerrillero del Ejército Popular de Liberación - EPL desde los años 70 llegando a participar, entre otros acontecimientos, en la III Conferencia Nacional de Combatientes, en las montañas de Córdoba, en 1985. ¿Qué experiencias destacáis de esos años de fortaleza de las guerrillas en Colombia y América Latina?
La mayor parte del EPL se desmoviliza en 1991 junto al M-19 y al Movimiento Indigenista Armado Quintín Lame, sin embargo, un sector comandado por Francisco Caraballo continúa la lucha armada hasta su detención en 1996. ¿Cómo explicáis esa continuidad del conflicto armado colombiano que llega hasta nuestros días?
Manuel Blanco Chivite: Ese es un problema histórico de Colombia, de la resistencia colombiana. Ya desde la época de “la Violencia”, entorno a los años 50, había unos problemas de pobreza, de explotación, de unos modelos políticos de la oligarquía realmente gangsteriles. Entonces ese poder oligárquico cerrado, vendido a los Estados Unidos y a las finanzas internacionales, ha sido y sigue siendo todavía hoy, extremadamente difícil de desalojar. Y en esa época, producía una enorme cantidad de pobreza y una gran acumulación en pocas manos en la propiedad de la tierra, etc. Entonces, la voluntad de paz estaba siempre adjunta a una voluntad de democratización por parte de los grupos guerrilleros. No se trataba de “la paz por la paz” sino de “paz y democratización”. Ese era el problema. Por un lado, teniendo en cuenta que el mayor número de muertos los ponía el pueblo, pues evidentemente que interesaba la paz a las fuerzas guerrilleras, interesaba la paz pero al conjunto del país y al conjunto del pueblo; lo que interesaba era una democratización de un régimen gangsteril, que todavía hoy continúa. Eso hace que haya momentos donde la opción paz se imponga y momentos en los que insistir en la vía armada; digamos que había margen, o había personas que consideraban que había margen en el sentido de un apoyo popular, para una continuación. Caraballo en ese momento consideró, era del ala de los que opinaba que el elemento de democratización o la mejora de las condiciones de vida del campesinado, etc, no eran lo suficiente como para llegar a una paz. Bien, eso ya va un poco en las consideraciones políticas de cada grupo y en considerar también el desarrollo de la sociedad y las nuevas situaciones sociales, como por ejemplo la disminución de la población campesina y el aumento enorme de la población urbana; esas cuestiones también daban como para reacomodar las tácticas políticas.
El paramilitarismo se convirtió en un fenómeno de unas dimensiones incontrolables combinado con el narcotráfico desde los años 90. Ese fenómeno provocó el genocidio político de la Unión Patriótica, del partido Esperanza, Paz y Libertad, de la Organización A Luchar y en la actualidad el permanente y sistemático asesinato de líderes sociales, defensoras de derechos humanos y excombatientes de las FARC, ELN, EPL, y otras organizaciones populares ¿Cómo se explica ese poder del narco-paramilitarismo en Colombia? ¿Qué consideráis que se debería o se podría hacer desde un gobierno de izquierdas para abordar esta cuestión del “desmonte efectivo” de las estructuras paramilitares?
Pablo Mayoral: La cuestión del poder militar de las grandes oligarquías o de las grandes detentadoras del poder económico en los países, es una cuestión de plena actualidad en todos los sitios, en mayor o menor grado. Por ejemplo, aquí en el Estado Español hemos vivido toda la época en la cual el Estado hacia la represión directa y también hacia la represión indirecta; aquí hemos vivido los GAL y hemos vivido otros grupos al amparo del poder, que se han dedicado a asesinar y a matar por todos los lados y por todos los sitios. Yo creo que la democratización del poder militar depende también de quitarles el poder a las clases oligárquicas, a quienes detentan el poder real. Mientras tienen las cosas más o menos controladas ejercen ellos directamente, y cuando necesitan o quieren hacerlo de otra manera, ponen en marcha grupos paramilitares ligados con la delincuencia como puede ser el narcotráfico o directamente mediante otras vías de ejercer ese poder militar; y eso estriba en el poder real. Hay un poder real y, o se le quita ese poder real o vamos a estar siempre a expensas de ese poder militar, en sus propias manos. A veces lo ejercen directamente mediante servicios policiales o a veces lo ejercen con otros medios que son los paramilitares o grupos fascistas o grupos de otras tipologías. Entonces estamos siempre en una batalla política en la cual si ellos tienen mucha fuerza, pues la van a utilizar contra nosotros. Por lo tanto, en cierta medida, pues estamos siempre intentando acumular la suficiente fuerza como para hacer frente en este sentido al enemigo, al enemigo de clase. Lo que se puede vivir en Colombia tiene que ver con ese poder oligárquico de la propiedad de la tierra, de las grandes o medianas industrias y con todo el poder económico ligado al propio imperialismo americano.
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Manuel Blanco Chivite: Esto que preguntabas de “¿qué se debería hacer?”, pues hombre, lo que se debería hacer lo tendrán que decidir los colombianos, evidentemente, ¿no? Lo deberán decidir las fuerzas políticas democráticas de Colombia. Ahora, se debe tomar en consideración lo que es el ‘Estado profundo’; y en Colombia ese Estado profundo es particularmente agresivo, particularmente criminal, particularmente gangsteril. Ese Estado profundo económico, militar y policial, que esto es lo que podríamos llamar el Estado profundo, y que pasarán elecciones, pasaran candidatos, pasaran presidencias, diputados y parlamentos, pero ese Estado profundo se mantiene permanentemente con la bestialidad que representa ese mismo Estado profundo gangsteril de Colombia. Y entonces ese es un problema muy serio. Es decir, desde aquel narco-político que hubo antes de Petro, que ya no me acuerdo ni cómo se llamaba, aquel heredero de Al Capone… Y ahora Petro ha intentado o está intentando hacer algo. Pero ese Estado profundo de propiedad, finanzas, policía, militarismo, alianza con Estados Unidos, se mantiene en Colombia. Y el narcotráfico es una derivación de eso: es una fuente económica para alimentar el paramilitarismo. Es decir, digamos que el paramilitarismo es un brazo del militarismo, ni más ni menos: no es una cosa aparte del ejército. No: el paramilitarismo es un brazo más del ejército, que digamos, funciona de forma “paramilitar”, la palabra es adecuada. Teniendo en cuenta que es un brazo que está dirigido, armado, financiado con el narcotráfico y cuyas directrices salen del ejército, directamente del ejército. Quien se crea otra cosa es que ha nacido en otro planeta. Entonces, eso es una dificultad: es un problema muy serio. Y la lucha armada hoy, que prácticamente se puede decir que es ya residual con respecto a lo que fue en los años 60, 70 o los 80, incluso de alguna manera podríamos encontrar la paradoja de que puede resultar beneficiosa para este conjunto gangsteril, porque sirve como de argumento para continuar los asesinatos de activistas sociales, de activistas por los derechos humanos, etc. Con esos antecedentes de la Unión Patriótica donde asesinaron, creo recordar que a 5.000 dirigentes y militantes de la UP, ahora, quizás las proporciones de asesinatos sean menos, no lo sé, yo creo que no. No se ha reducido el número de asesinatos de personas, como digo, líderes comunitarios, activistas sociales, etc, siguen siendo el objetivo del aparato militar del Estado profundo colombiano, bajo los intereses del aparato económico. Entonces es una situación muy difícil, no tanto complicada, cuidado, como difícil. ¿Qué se debería hacer? reitero que no entro en eso porque es un problema que incumbe al pueblo colombiano y a sus fuerzas políticas.
La propuesta de la Asamblea Nacional Constituyente fue una bandera de los hermanos Oscar William y Jairo Calvo Campo, reivindicando la soberanía popular. Ambos, dirigentes del EPL, fueron asesinados por el Estado colombiano entre 1985 y 1987. El Acuerdo de Paz de 1991 trajo consigo un proceso constituyente. Después del Proceso de Paz con las FARC-EP, cuyo Acuerdo Final se ha caracterizado por la perfidia y el incumplimiento por parte del Estado, ¿Consideráis que la apuesta por un Proceso Constituyente en la actualidad puede ser una vía para avanzar hacia la construcción de Paz con justicia social en Colombia?
Pablo Mayoral: Todo lo que sea dar participación al conjunto del pueblo, a las distintas clases trabajadoras, pues es realmente positivo, yo creo que, aunque no conozco bien cómo están estructuradas las reglas del juego político en la actualidad en Colombia, todo lo que sea dar cauces y posibilidades para que haya una participación lo más masiva posible, en un proceso de establecimiento de las reglas del juego, pues es muy positivo y muy necesario. El esfuerzo de los años 80 le costó la vida a mucha gente y era un periodo en donde se podían haber establecido nuevas reglas del juego político, que dieran participación a la mayoría de la población. Ahora mismo, pues supongo que cualquier esfuerzo que vaya en ese sentido sería bueno, sería deseable. No conozco muy bien las formas y la realidad concreta de lo que está pasando en Colombia en estos momentos… pero supongo que sí, que es un buen punto de partida.
Manuel Blanco Chivite: En su momento resultó un buen plan, cuando la época de Oscar William y Ernesto Rojas y demás, pero resultó que la otra parte no estaba dispuesta, para nada, pero para nada, a entrar en un proceso constituyente: la otra parte optó por el asesinato. ¿Tú quieres Proceso Constituyente? Yo te asesino. Ni más ni menos. Esa fue la decisión del poder real en Colombia.
Si tú quieres proceso constituyente yo te asesino. Y así sigue siendo hoy. Y además con algunos elementos comunes a otros países de América Latina, que es el aumento de la pobreza y de la tendencia general a que esta pobreza vaya en aumento. Y este aumento de la pobreza es lo que alimenta la mano de obra del narcotráfico, lo que aumenta el pandillismo, lo que aumenta todas esas cuadrillas que hay por ahí, desde el Tren de Aragua hasta el Cartel de Sinaloa, etc. Que por cierto, el Cartel de Sinaloa, hace ya tiempo que estaba recibiendo y comprando armas al ejército ucraniano, que les vendía las armas que Estados Unidos estaba enviando a Zelensky, en fin, paradojas de estas… que incluso salieron en los telediarios de México. Todo esto lo que alimenta son Estados cada vez más autoritarios, dictatoriales… y se hacen difíciles de llevar a cabo los procesos de democratización y sobre todo los procesos con una elemental justicia social. Y se van haciendo más difíciles por esto, porque está aumentando la pobreza. En el caso de Argentina lo estamos viendo delante de nuestras narices y en el caso de Ecuador también lo estamos viendo; y hay otros casos, como los problemas de Bolivia. Y luego la amenaza de los Estados Unidos, respecto a que no se interfiera en América Latina, que no interfieran otros países que no sean los mismos Estados Unidos, como las intervenciones recientes de la General Laura Richardson respecto al litio, etc.
Entonces, la cuestión yo la veo realmente complicada porque en ese cambio por el que tú pides “democratización y justicia social”, y yo te asesino; en esa dialéctica, está perfectamente y totalmente vigente hoy en día en América Latina.
Estos días se está instalando en Venezuela la Mesa de Conversaciones para negociar la Paz con la insurgencia de la Segunda Marquetalia, sector guerrillero comandado por el jefe negociador en la Habana Iván Márquez, tras el fracaso de la implementación del Acuerdo de Paz con las FARC-EP. ¿Qué demandas realizaríais al Estado colombiano y que recomendaciones a las partes para el buen desarrollo de esta negociación política que ahora comienza?
Pablo Mayoral: Yo creo que la base, por lo menos para mí, es la acumulación de fuerzas en tu propio bando; si de alguna manera, la intervención de la lucha política mediante fuerza armada te consigue mayor acumulación de fuerzas, pues sigue con ella; pero si no, pues establece un mecanismo en donde tú pierdas lo menos posible y tú puedas rescatar o puedas acceder a algunas posibilidades de mayor eficacia en la lucha política: en definitiva todo es una lucha política. Y luego de cara al poder, pues arañar lo máximo posible, todo lo que se pueda hacer.
Pero yo creo que incluso lo básico, es que una vez que dejas las armas, que no te maten; y esto creo que es una cosa que está por conseguir. No solo para quienes están negociando la paz, si no para quienes han firmado anteriormente la paz, ¿no? Porque firmaron la paz pero les siguen matando, o sea que tampoco en este sentido, la otra parte está jugando limpio. La otra parte está intentando desarmar a un enemigo para poderlo abatir de mejor manera, entonces eso no es lícito: esto hay que denunciarlo. Entonces por una parte, a las fuerzas guerrilleras, les pediría que analizaran mucho el sentido de la acumulación de fuerzas para donde va, si en un determinado momento hay que ejercer otro tipo de forma de lucha política. Y luego la reivindicación de parar los asesinatos por parte de la cúpula del poder efectivo, del poder oligárquico, de los grandes negocios o de la representación del imperio, pues digamos, parar la criminalidad de esa gentuza es una cuestión que atañe al movimiento alzado en armas y al movimiento que no está alzado en armas. O sea que es una reivindicación del conjunto de las organizaciones populares.
Manuel Blanco Chivite: El problema ahora es conjugar este tema, que me parece fundamental, de si la lucha armada acumula fuerzas o no acumula. Si la lucha armada está a la defensiva, es decir, si lucha por defenderse, si lucha por sobrevivir… o si está luchando por avanzar. ¿Hay avance? ¿Hay acumulación de fuerzas? ¿O es simplemente que se sobrevive, se mantiene? Porque una lucha armada que se limite, que no pueda ir más allá de la sobrevivencia, de la autodefensa, del mantenerse sin más, en un determinado momento puede ser útil para el militarismo. Por eso: si tú firmas la paz, te matan ¿para qué? Para que no la firmes. Esto es una metáfora, pero podría ser… podría tener algún viso de realidad.
La cuestión hoy en día es ¿se avanza o no se avanza? Es un problema muy serio. No se puede mantener una lucha armada durante medio siglo, donde el 80% de los muertos los pone el pueblo: eso no tiene sentido. Es decir, por ejemplo, cuando la guerrilla anti-franquista aquí después de la guerra civil en España se fue evidentemente disolviendo, los fueron asesinando, los fueron apresando y se fue disolviendo, en todo ese proceso ¿qué es lo que pasaba? Pues que no se avanzaba. Es decir, que no desarrollaba, que estaba sobreviviendo.
A veces por pura necesidad: porque te están matando y tienes que responder y tienes que sobrevivir. Evidentemente, había que cambiar el modelo de lucha porque eso ya no te unía a la gente, si no que te separaba. Es decir, ¿qué le importa a un poder oligárquico gangsteril que haya 200 personas con un armamento bastante deficiente, por no decir muy deficiente comparado con el armamento de cualquier ejército moderno, en el monte allá a no sé cuántos kilómetros? Cuando la inmensa mayoría de la población está en las grandes ciudades, está en los grandes centros de producción, de servicios, etc. ¿Qué pasa con los sindicatos? ¿Qué pasa con el asociacionismo popular en los barrios? ¿Qué pasa con todo eso? ¿Qué pasa con las universidades? No lo sé, tampoco estoy ahora allí… no lo sé. Pero simplemente son reflexiones básicas. Entonces, claro: no son problemas fáciles. Por eso digo ¡que lo hagan lo mejor posible!
América Latina ha sido y continúa siendo “el patio trasero de los Estados Unidos de América”, sin embargo, la emergencia económica de China está suponiendo un reequilibrio de la influencia de las potencias imperiales en la región. ¿Cómo puede afectar este fenómeno a los intereses de los gobiernos de izquierdas, los movimientos sociales y los pueblos?
Pablo Mayoral: La verdad que estamos viviendo un momento bastante agresivo por parte del imperialismo americano, que está masacrando en Gaza (Palestina), a través del ejército Israelí, que está amenazando al Líbano, que hace no mucho arrasó Iraq… y sigue imponiendo o tratando de imponer su ley en todos los sitios. Hay sitios donde la paz está complicada como en Taiwán, en el estrecho que separa a Taiwán con la China continental, es decir, hay bastantes amenazas. Y luego está la amenaza que hay sobre Rusia y sus pozos de petróleo, donde están decididos a acabar con el poder ruso de una parte de la oligarquía, que representa Putin, para poder hacerse con sus pozos petrolíferos y con sus yacimientos de gas. Y están haciendo cosas tan impensables como volar el gasoducto Nord Stream, que llevaba el gas ruso a Europa y eso lo han hecho los americanos… y aquí nadie ha dicho nada, ni ha planteado nada. Están haciendo y deshaciendo a su antojo. Y sin embargo, bueno, pues se están encontrando con un poder económico y sobre todo, con otra forma de ejercer el poder económico por parte de China. ¿Dónde va a acabar o cómo va a acabar esto? Pues no se sabe, no está muy claro. Lo único que sí está siendo verdad es que muchas de las peleas de este matón del mundo, que es el ejército de los Estados Unidos, pues no le está yendo tan bien cómo parecía. No les ha ido bien en Afganistán; en Gaza ahora han masacrado todo lo que podían masacrar, pero después de mucho tiempo, muchos meses, tampoco hay una victoria militar aplastante, ni que se pueda decir definitoria. Y en Ucrania, pues ya estamos viendo cómo les está yendo también en su pelea con Rusia. Ahora, esto no quita, para que el poderío militar de Estados Unidos sea enorme, como no lo ha sido nunca: un ejército que es el único ejército que ha utilizado la bomba atómica contra población civil. El hecho de que el ejército estadounidense tenga tanto poderío militar, atómico, pues digamos que no es nada esperanzador; porque en definitiva, es el único que lo ha utilizado contra población civil, llevando a la muerte a millones de personas. Entonces ¿cómo va a influir en América Latina? Pues la verdad es que mal. Mal, cómo nos puede ir en Europa o como les está yendo en África. La voracidad de la oligarquía estadounidense ya sabemos hasta donde llega; y ya lo han dicho sus poderes políticos: “harán lo que haga falta hacer”. Y de hecho están aglutinando, a través de la OTAN, a lo más reaccionario y a lo más oscuro de Europa, a las élites más oscuras, que están siempre llamando al recrudecimiento de la guerra en todos los sentidos.
Manuel Blanco Chivite: Bueno, me quedo con esa palabra con la cual has formulado la pregunta de “reequilibrio”. Esto que se dice de que ‘el capitalismo está en crisis’, que todos los días desde que yo era niño estoy oyendo que el capitalismo está en crisis… Entonces, una crisis es una recomposición, no es una caída, no es un hundimiento, ¿puede serlo? sí, pero normalmente los hundimientos son más esporádicos en la Historia. Sin embargo, las recomposiciones no son esporádicas, son cíclicas. Cada crisis se resuelve en una recomposición. Entonces el reequilibrio, que está en el aire, que está ahí, ya planeando por todo el planeta, es una recomposición del sistema, en definitiva del capitalismo, lo llamemos como lo queramos llamar. Y en este reequilibrio, para América Latina, es también desde el punto de vista nacionalista o nacional de cada país, pudiera ser una oportunidad. Claro, siempre que, en ese reequilibrio sepan manejar la situación con unos y con otros. Porque si pasas de que te roben el litio los EEUU a que te lo robe China, pues me parece que eso más que un reequilibrio es hacer el primo con unos, y fotocopiar, para hacer el primo con otros. Son menos agresivos, porque que yo sepa, China de momento, no tiene militares fuera de sus fronteras, mientras que EEUU está cubriendo el planeta con sus militares y con su armada nuclear, etc. Entonces ahí manejarse es difícil, muy difícil, pero ahí está la capacidad de los políticos con un talante más democrático, de alejar la pobreza de sus pueblos. Porque yo creo que no hay muchos que tengan esa disposición, más allá del parloteo de las épocas electorales. Es una cuestión complicadilla, pero esa es la situación en la que estamos. Una recomposición planetaria del capitalismo mundial, y ese reequilibrio hay que saber manejarlo para que la salida no sea a peor. Para que no sea peor la solución que el problema, que a veces suele pasar ¿no? Y es un reequilibrio donde, entre otras cosas, Europa no pinta nada. Es decir, Europa quedó liquidada en el año 1945: entre la derrota alemana y la victoria pírrica anglo-francesa. A partir de ahí, Europa inició un proceso de provincianismo de EEUU, dependiente de los EEUU. En lo económico, a través del Plan Marshall, se convirtió en un mercado cautivo de los EEUU y en lo colonial fue perdiendo sus colonias políticamente, aunque económicamente seguían manteniendo sus garras; y en lo militar, no pintaba nada sin las bases norteamericanas en Europa. Es decir, y ahora, en esta última fase de recomposición del sistema, se está poniendo en una evidencia escandalosa la inanidad, el carecer de entidad política y económica de Europa. Se está demostrando que es “el que trae los cafés”. Y este fenómeno también forma parte de ese reequilibrio.
Por lo tanto, América Latina tiene un problema ahí muy serio, porque la bota militar de EEUU la tiene encima. Todavía la tiene encima, entonces a ver cómo juega. Sin embargo, la presencia económica de las empresas chinas es relativamente importante ya en algunos países. Vamos a ver cómo se maneja.
Aprovechamos aquí para preguntar por el papel que puede jugar Cuba en este contexto, tomando en cuenta que Cuba es esa referencia que también abrió todos esos procesos de cambios guerrilleros y que a día de hoy sigue siendo una referencia, pero en una situación compleja.
Manuel Blanco Chivite: Ahí no sabría que decirte… bueno, Cuba siempre ha sido un caso un poco excepcional, siempre lo ha sido. Vamos a ver qué pasa, porque Cuba está bastante machacada por el boicot y el bloqueo histórico, que no la deja en paz por parte de EEUU. Y ese es un problema que sigue siendo real y serio. Y puede ser, podría ser, una baza que utilice la Federación Rusa. Y que la utilice, además, con cierta astucia y, sin duda, con inteligencia. El hecho de que hayan trasladado allí a una serie de elementos como un submarino nuclear, etc. tiene su importancia. Es decir, que si tú me vienes a imponer bases militares y a tus “camareros” como los soldados en Estonia, puesto que España ha enviado unos cuanto batallones a Estonia, porque se lo ha dicho la OTAN y ¿quién manda la OTAN? Pues EEUU. Así que dejémonos de rollos. Y además, has puesto bases en Polonia, en Lituania, en Ucrania, en las mismísimas puertas; rompiendo todos los Acuerdos anteriores con la Federación Rusa y has puesto bombas nucleares con un alcance que pueden llegar a Moscú, a una “distancia de escupitajo” de Moscú… pues evidentemente si fuerzas la situación, van a procurar ponerte submarinos nucleares en Cuba, como mínimo. Con el peligro para Cuba que eso conlleva; porque es un gesto, pero es un gesto que pone en peligro también a Cuba. Todavía recuerdo cuando Jhruschov y Kennedy en aquel asunto de la ‘Crisis de los Misiles’ con el armamento atómico, que lo acabaron retirando. Lo retiraron porque en definitiva, quien iba a pagar los platos rotos era Cuba. Entonces ahora es una situación no semejante, pero sí que puede tener alguna referencia. La lógica es: si tú me pones una pistola en la sien, yo también te la pongo en la sien. Esa es la cuestión. Quizás, de cara a Latinoamérica, cabría apuntar la finura política y la buena forma de gestionar la expansión económica que tiene China. Esto puede ser aprovechable para el conjunto de los pueblos más hambreados del planeta.
Por último, en el trabajo de recuperación de la memoria histórica frente al olvido y el revisionismo que alimentan las derechas internacionales, vosotros habéis venido colaborando con la Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina para enjuiciar los crímenes del franquismo. ¿En qué momento se encuentra ese proceso?
Pablo Mayoral: En estos momentos, lo que es en la justicia española, sigue igual que en los últimos tiempos. Nosotros teníamos una leve esperanza en que la Ley de memoria democrática, aprobada hace dos años por el Congreso, estableciera unas nuevas pautas en torno a la justicia. Yo creo que eso ha quedado otra vez cerrado, recientemente por parte del Tribunal Constitucional, que ha dicho que no, que todo sigue igual. La Ley de memoria democrática está redactada de manera que no cambia nada porque no es una Ley Orgánica; es decir, sigue teniendo preponderancia la Amnistía de 1977, que exoneraba a todos los criminales de la Dictadura Franquista. Sigue mandando e imponiéndose el tiempo pasado de los crímenes de la Dictadura de 1936 a 1975, que son muchos años y también van pasando muchos años del período de la Transición. Estas dos cuestiones siguen mandando en el terreno de la justicia y de la memoria histórica. De todas maneras, desde mi punto de vista, hay dos votos favorables de dos Magistrados, que han dicho que “ya está bien”, que los crímenes de la Dictadura hay que juzgarlos, hay que revisarlos y hay que dar amparo a las víctimas. Yo creo que, en ese sentido, es a lo que nos podemos agarrar, porque al igual que estos dos Magistrados del TC, supongo que hay muchos jueces en esta línea y hay una mayoría parlamentaria. Es decir, sigue habiendo una mayoría parlamentaria proclive para facilitar este tipo de justicia. Entonces nos podríamos agarrar a eso, pero en definitiva, sólo hay ahora mismo una querella abierta, que es la Querella Argentina. Y en este proceso estamos muchas personas, hay cerca de 300 querellas, que agrupan a centenares de víctimas, que están reclamando justicia y que han sido escuchadas por el juzgado de la jueza María Servini.
Esto es ahora judicialmente lo único que sigue en marcha, supongo que, con el gobierno de Milei, gobierno que pretende salvaguardar a los asesinos de la propia Dictadura Argentina, dificultará el desarrollo de esta querella. Pero en definitiva, esta es la única querella abierta por la que están encausados personajes como Martín Villa por 4 asesinatos y otros 8 en proceso de investigación; y que están encausados bastantes más. Hay muchas organizaciones, muchas asociaciones que seguimos en esta tesitura.
Particularmente, desde el Colectivo por los Olvidados de la Transición (COT), estamos buscando la extradición de uno de los asesinos de Arturo Ruiz, que se le localizó, lo localizaron amigos y compañeros y familiares de Arturo Ruiz en Argentina, 40 años después de que los poderes fácticos aquí en España, le resguardaran y le guardaran su identidad. Ha sido descubierto, está a 40 kilómetros de Buenos Aires y en estos momentos, la jueza María Servini también le ha procesado por tenencia ilícita de armas y documentación falsa. Queremos movilizar de alguna manera al Gobierno aquí para que solicite su extradición y que sea sentado en los tribunales; además, como un asesino confeso…. porque ha reconocido los hechos delante de los periodistas de ‘El País’. Esa es la situación en definitiva: aquí en el Estado español a nivel parlamentario y a nivel de algunos jueces se sigue reclamando el derecho a la justicia para las víctimas del Franquismo y la Transición, pero que como único proceso abierto, sigue estando el de la querella Argentina del juzgado de María Servini.
Memoria histórica
La Justicia Universal busca a El Posturas, presunto asesino de Arturo Ruiz
Sus siete hermanos, todos a una, han recurrido a la Querella Argentina para encontrar la verdad, justicia y reparación que les negó la justicia española desde 1977.
Manuel Blanco Chivite: Nada, si acaso remarcar algún detalle que ya ha aludido Pablo. Es decir, que el Tribunal Constitucional, la mayoría del TC con dos votos en contra nada más de María Luisa Balaguer Callejón y Ramón Sáez Valcárcel, ha establecido que la vigencia de la Ley de Amnistía cubre a todos los asesinos del franquismo. Y es curioso porque el argumento es que el rango de Ley de la Amnistía de 1977 es un rango superior al rango de la Ley de memoria democrática de Pedro Sánchez; porque la Ley del Gobierno de Pedro Sánchez no es una Ley Orgánica. Y simplemente señalar, que los que elaboraron la Ley de memoria democrática del Gobierno de Pedro Sánchez sabían perfectamente y muy estudiadamente, que no podría afectar a los asesinos franquistas, a los servidores de la dictadura, a los que asesinaron y torturaron al servicio de la dictadura; porque no podía sobreponerse, o dejar de lado, los artículos de la Ley de Amnistía del 77 que, con vistas para el futuro los amnistiaba. Y digo con vistas al futuro porque, en aquel momento, no amnistiaban nada: porque nadie estaba procesado, nadie estaba en la cárcel, etc. Entonces, cuando ellos dicen “te amnistío” pero ¿de qué me vas a amnistiar si no estoy procesado? ¿Si no he cometido ningún delito? Si solamente he obedecido… Entonces, la cuestión es que fue una “Amnistía preventiva”.
Una amnistía por si en algún caso sucediese que tal… Entonces, los que han elaborado esta última ley, más amplia aparentemente que la de Zapatero, lo sabían perfectamente, y por eso lo hicieron, le dieron ese rango inferior a la ley de amnistía, simplemente remarcar eso.