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Memoria histórica
'Cuentan de un viejo que un día...' o lo que nos contaban nuestros abuelos

¿Saben ustedes de esas personas que tienen una capacidad para construir relatos de lo cotidiano (hipérbole transversal mediante) que los hace tan vívidos, tan presentes, tan tangibles que una o uno acaba creyéndoselos?
Los americanos lo llaman ‘storytelling’, porque los americanos para todo tienen un concepto bien chulo que en boca de un publicista notorio quedan fenomenal e indican que el susodicho está muy viajado. Normalmente, esos relatos o cuentos (porque los construyen auténticos cuentistas) están trufados de detalles y cada vez que los presentan frente a un público, que puede ser el de siempre u otro, le cambian alguno o algunos pormenores, haciendo de la misma narración otra distinta y consiguen que te vuelvas a quedar y meter dentro en él.
Lo suelen hacer con un gracejo natural, muy propio. Característica que además los identifica e incluso se les reclama para que cuenten aquella anécdota de cuando participaron en una carrera ciclista en un contexto de postguerra o aquella historia de cuando durante La Guerra Civil bebieron vino de un agujero de bala. Historias que suelen ser propias, pero también las hay ajenas, porque un ese que cuenta hace relato de muchas cosas, pero las hace suyas y te las crees igualmente.
‘Cuentan de un viejo que un día…’ de Jorge B. Ortiz (Baker St ediciones, 2024) va de eso y de las historias que un abuelo les cuenta a sus nietos. Y también va sobre La Guerra Civil.
¿Recuerdan esas palabras?: “Están todo el día con la guerra del abuelo, con las fosas de no sé quién, con la Memoria Histórica…”. Las dijo un muchachote de derechas qué vete tu a saber dónde anda.
“Lo de ‘Cuentan de un viejo que un día…’ no va en alusión a Pablo Casado, son los versos de Calderón de ‘La vida es sueño’. Pertenezco a una generación que estudiaba La Guerra Civil con pinceladas, si llegabas con el libro, porque antes no había que completar los temarios. Yo no empecé a leer sobre La Guerra Civil hasta que empecé a escribir la novela, porque te provoca rechazo cómo te lo han contado.”, nos cuenta Ortiz a la sombra de los árboles del Paseo del Salón de Granada.

“Pertenezco a una generación a la que unos nos decían que era demasiado pronto para contar estas historias porque las heridas estaban abiertas y hemos pasado de ese extremo, al otro de ‘¡Otra vez vas a hablar de eso!’”
‘Cuentan de un viejo que un día’ es la primera novela de Jorge B. Ortiz, pero su relación con la literatura es anterior ya que tiene publicados unos cuantos poemarios y, además, dirige el podcast sobre cómic ‘¿Cuándo se come aquí?’. En dicho espacio entrevista a dibujantes y guionista de cómic: “Cuando hablo con gente que hace temas de Memoria, como a Paco Roca y Jaime Martín siempre les hago la misma pregunta que es ‘¿Cuándo tú te pones a escribir algo sobre Memoria cuánta gente te pregunta que ¿ya estás escribiendo una cosa sobre La Guerra civil? y Paco Roca me contesta que nadie se cuestiona que tenga que existir otro cómic de Spiderman”
En definitiva, ‘Cuentan de un viejo (sabio) que un día..’ es una novela que trata de muchos asuntos: El contexto de preguerra, La Guerra Civil y la postguerra, en Andalucía, y concretamente muchos de sus episodios en Alcalá la Real, de dónde es la familia del autor, pero sobre todo es una novela sobre la memoria familiar y de un abuelo que contaba historias a sus nietos.
“Yo buscaba una historia para hacer una novela y mi abuelo siempre había contado la historia de la carrera ciclista y las que hay en el libro. Se te agarra la idea a la cabeza y lo meditas durante meses y le pregunto a alguien: ¿Y si escribo esta novela? A lo que me responden ‘¿Otra novela sobre La Guerra Civil?’. Y así fue, por un lado, la necesidad y que no me pude deshacer de esa idea.”
“Mi abuelo era un gran contador de historias, no sé cómo lo hacía, podría intentarlo hacerlo igual pero no sería capaz. Era capaz de contarte los tres cerditos y te metías en la historia, cómo lo hacía, no lo sé, ¿le daba muchas vueltas?, pues no, al contrario, era muy sencillo. Yo creo que las vivía mucho, y te metías a través de que él que las vivía mucho. Le daba mucha épica a cualquier cosa, tenía esa capacidad, de contarlo sin adorno y, aparte, se le daban muy bien los niños. Te contaba algo y te tenía embelesado y te lo creías, aunque te lo hubiera contado veinte veces.”
La generación de Domingo, el abuelo de Jorge B. Ortiz era una generación de granito, rocosa y dura, y muy longevos/as. Domingo superó los noventa años y en buen estado de salud, tanto que la primera vez que lo ingresaron en un hospital fue semanas antes de fallecer. Muchas y muchos abuelos y abuelas no hablaban de La Guerra Civil por miedo, por el miedo que tenían metido en el cuerpo después de haber sobrevivido a aquella parte de la historia que se cuenta mal y poco. En un pasaje del libro se puede leer la frase: Durante una guerra el producto interior bruto de un país se basa en el terror.
“Es una adaptación de algo que decía mi abuelo. Mi abuelo decía que una guerra era lo peor porque es un país no produciendo nada. Pero sí produces algo, el miedo que se le mete a todo el mundo durante muchísimos años. No contaba muchas cosas sobre la guerra civil, y entiendo que no se quisiera contar, porque muchas personas se tuvieron que sobreponer a la situación y cada uno lo hizo como pudo. Entiendo que los abuelos no quisieran contar nada porque también estuvieron callados mucho tiempo, y si contaban de más era porque eran de una manera y que hoy no se pueda hablar de eso, que sea un problema, que se diga que hay muchísimo escrito…”
El miedo es una cosa extraña con la que convivimos, va pegada a nosotras y nosotros como el resto de emociones, ¿Ustedes creen que se puede cuantificar? Jorge B. Ortiz responde: “Algún Elon Musk lo cuantifica, te cobra y te dice ‘¿Cuánto miedo tienes?’ Pues no tengas miedo y haz ‘burpees’. Pues yo creo que se puede cuantificar y se ve en los votos.”

‘Cuentan de un viejo que un día…’ es un homenaje: “Me genera mucha presión, pero no es mi abuelo, es mi historia de mi abuelo la que está ahí. Porque yo no quería hacer un homenaje a mi abuelo, yo quería contar las cosas guais que me contaba mi abuelo y después hay una investigación posterior.”
“Cuando era pequeño en las vacaciones de verano y Navidad iba a casa de mis abuelos a Alcalá la Real porque mis padres trabajaban en Granada y yo me quería quedar en Granada con ellos. Iba a regañadientes, la novela también es una manera que tengo de resarcir el tiempo que no aproveché con mi abuelo. Nuestras generaciones han tenido suerte de que pillamos a nuestros abuelos jóvenes”.
¿Qué es la memoria?
"La memoria es “Cuentan de un viejo que un día…”