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Hoy en día quien crea que la identidad extremeña popular, radical, de clase no tiene sus propios trabajos de expresión por abajo elaborados desde el campo de la cultura musical está equivocado. Y para muestra un botón, dos canciones, de grupos extremeños contemporáneos, de los tantos que hay aportando, sumando, construyendo, reinterpretando lo que significa a día de hoy ser extremeño y extremeña para la mayoría de la población que habita esta región rica pero tan desigual o empobrecida. Hablamos de Natacha y de Kalerizo.
Desde “Extremadura no existe, Extremadura fue aniquilada” de “Himno” (Natacha, 2022) a “Extremadura existe y poco a poco resiste” de “Extremadura explota” (Kalerizo, 2020), hay dos visiones de Extremadura, pero que pretenden llegar al mismo camino, y que incluso, aunque parecieran antagónicas, se van entrelazando con el transcurrir de las estrofas, haciendo una especie de simbiosis.
Una habla desde las entrañas, desde la derrota, reconociéndola con sinceridad revolucionaria, porque también, reconociendo derrotas se pueden construir victorias. “La verdad es siempre revolucionaria”, decía Lenin. La otra habla desde ese lado más rebelde extremeño, desde del lado de los que no se resignan.
Canciones que no serán nunca compradas por los partidos defensores del régimen del 78 para promocionar “su Extremadura”. Hablan de un regionalismo alejado de la mantilla, de los trajes regionales festivos, de canciones del pasado evasivas, sin compromiso, del folclore marcado por el calendario católico (sin pretender aquí hacer una crítica a quien se gana la vida así, con toda la legitimidad que tiene del mundo el vender la fuerza de trabajo de esta forma). No son la antítesis a esto, pero el traje de estas canciones no es el de los domingos, es el de la siega, el de la emigración, el de los cuidados, el de la lucha, el de la oficina del SEXPE. Es el traje del sudor de los días de diario, el que llevamos puesto en la mayoría de nuestras vidas.
La canción de Natacha habla desde la tesis de la resignación, del caciquismo, para en la última frase hacer un llamamiento revolucionario a romper con ello, a la antítesis que construya una síntesis que suponga un horizonte de rebeldía y emancipación en la región. Una canción preciosa, que continúa el hilo de rojo, por ejemplo, del libro de Víctor Chamorro Extremadura afán de miseria. “Himno” o Extremadura afán de miseria son nombres perfectamente intercambiables para la tarea que pretenden proyectar en la sociedad extremeña. Y es que ya lo decía Chamorro al inicio de esta obra: “Hasta hoy, pasado y presente extremeño se entrenudan en una historia de resignaciones y sometimientos forjada en una explotación de siglos. Tirando de sarcasmo, podíamos decir que quien no tenga tiempo para leerse el libro, en este caso, no que vea la película, sino que escuche la canción.
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“Extremadura no existe, Extremadura fue aniquilada”, comienza la canción. Natacha, con esta dura afirmación, nos retrotrae sin decirlo a la matanza de Badajoz, donde fueron torturadas y asesinadas por los franquistas unas 4.000 personas. Nos recuerda que “la de Badajoz fue la segunda provincia más afectada por la represión franquista”. Nos recuerda que en la región aniquilaron a 14.200 personas, unas 12.000 solo en Badajoz, y que, a día de hoy, la inmensa mayoría sigue en fosas comunes y cunetas (desde 1978 hasta 2019 solo se habían exhumado y enterrado dignamente 400 víctimas). Pero también nos recuerda que durante la dictadura fue expulsada de la región casi la mitad de la población, bajo el concepto de emigración, entre 1960 y 1975 como recuerda Moisés Cayetano. Víctor Chamorro lo califica de una forma similar a Natacha, lo llama directamente genocidio: “Se trata de un genocidio programado desde despachos burócratas. Porque es genocidio ir acabando con todo un pueblo utilizando el arma de la emigración, el arma del expolio; pero, sobre todo, utilizando el borrador que lentamente hace desaparecer el sentimiento de identidad de ser de algo, de pertenecer a una tierra, a un clima, a una historia compartida, a unas raíces, que es el derecho primero y más natural de todo hombre”.
Y es que, parafraseando de nuevo a Natacha, “quien no conoce su pasado difícilmente entiende su presente”. Un presente amenazado, por ejemplo, por la Ley de Concordia que pretenden crear las derechas en la Junta, una vez que eliminen la Ley de Memoria Histórica y Democrática. Concordia para que todo continúe igual.
Y es que, parafraseando de nuevo a Natacha, “quien no conoce su pasado difícilmente entiende su presente”
“Señorito de cortijo, 4x4 con su escopeta de balines desde niño. Nunca se acabó el caciquismo. Os odiamos a muerte”. La letra de Natacha es incómoda para el poder actual porque no solo habla de los caciques del pasado, de los caciques de la dictadura, como el memorialismo enlatado y servil al poder, sino también de los caciques actuales. Un caciquismo creado por el latifundio, que ya lo definió Víctor Chamorro como “conjunto histórico absurdo monumental”.
“Y entre sus gentes, hoy puedes encontrar miles de corazones, sensibles y aterrados, bocas cosidas con grapas, obediencia, a la autoridad, incapacidad para sentir, más allá la libertad”. La letra de Natacha es incómoda porque no solo habla de caciquismo, sino también de clientelismo en una misma canción. Dos conceptos que son diferentes, pero que van de la mano y que, en muchas ocasiones, cuesta diferenciarlos. Habla del “si te quejas no te llamamos para el plan de empleo” o del “por qué no te afilias a nuestro partido y te irá mejor, que controlamos la Junta, las diputaciones, los ayuntamientos, los barrios y hasta tu frigorífico”, situaciones y frases que son vox populi en Extremadura pero que todo el mundo calla por miedo. Por miedo al paro, al hambre, al señalamiento e incluso al destierro social.
La letra de Natacha es incómoda porque no solo habla de caciquismo, sino también de clientelismo en una misma canción. Dos conceptos que son diferentes, pero que van de la mano y que, en muchas ocasiones, cuesta diferenciarlos
“Si no se lucha, si no se siente inevitablemente siempre se pierde. Si no se lucha, si no se pierde será la muerte lo más consecuente”. Una estrofa que encierra a las dos Extremaduras. La que es consciente de que solo luchando es capaz de defenderse, y que a día de hoy sigue demostrándolo con decenas de plataformas, movimientos, asociaciones en pie contra el colonialismo y el expolio de la región; y, por otro lado, la Extremadura resignada, la apática, callada, emigrante y errante. La pulsión identitaria viva y rebelde, crecida desde abajo, frente a la pulsión identitaria sumisa y servil, construida desde arriba hacia abajo. Porque es necesario reconocer también a esta última Extremadura, que sigue siendo la mayoritaria en la región, y que permite que nada cambie, de momento.
“Himno” va dirigida, por tanto, a esa mayoría social extremeña y acaba con una invitación a la rebelión, a la negación de la identidad extremeña oficial y oficialista: “Quema tu identidad”.
Por su parte, “Extremadura explota” es un canto alegre a la gente organizada de Extremadura y a la construcción de esa identidad insumisa, inconformista, revolucionaria y anticolonial de Extremadura. Es un homenaje a las plataformas, partidos, sindicatos, asociaciones... que a día de hoy representan esa Extremadura: “Extremadura existe y poco a poco resiste […] Extremeño siempre libre y orgulloso de su tierra, seguiremos aquí luchando puño en alto y defendiendo la dehesa, los recursos para nosotros, no para las grandes empresas, ya está bien con conformarse solo con tener un trozo pan debajo de la mesa”. “Extremadura explota” habla de rebelarse frente a seguir siendo los santos inocentes de Miguel Delibes. “Ya es hora de levantarnos como ya hicieron los campesinos ocupando los campos”. “Extremadura explota” habla del 25 de marzo, esa fecha secreta de la identidad extremeña que cada vez tiene menos de secreta y más de presente y horizonte.
Pero también es capaz de entremezclarse con las letras pesimistas de Natacha, convirtiendo ese pesimismo en crítica, para hablar de los nuevos caciques, cada vez más supranacionales y anónimos: “Hablan de trenes y son solo falsas promesas, ríos parados y pueblos incomunicados por culpa de las presas. Extremadura pobre y se enriquecen las grandes empresas, Iberdrola, Endesa”. Son una negación del modelo actual político, social y económico: “No queremos minas, no queremos nucleares, solo queremos cervezas en los bares”.
“Hablan de trenes y son solo falsas promesas, ríos parados y pueblos incomunicados por culpa de las presas. Extremadura pobre y se enriquecen las grandes empresas, Iberdrola, Endesa”
“El problema del campo no es la subida de salarios, el problema son los intermediarios, como siempre benefician a los grandes empresarios. Las grandes superficies son monstruos voraces que devoran nuestro campo y lo echan todo para su saco”. En medio del conflicto que está naciendo en el campo, ante la movilización del mundo del campo, estas frases de Kalerizo son una gran síntesis crítica y anticapitalista que ofrecer como lectura alternativa frente a los voceros y voxeros de la patronal del campo, apuntando en direcciones muy diferentes.
En definitiva, “Extremadura explota” es un canto a cambiarlo todo, a romperlo todo y de las cenizas crear una nueva Extremadura. Tirando de sarcasmo lo que ellos llaman como ‘kalebellota’.
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Como colofón, poniendo en diálogo ambas canciones aprovecho de nuevo el texto de Víctor, quien ya hablaba en la edición de 1979 de que “se hace necesario, desde ahora mismo, impregnar las orientaciones autonómicas de un nítido contenido de clase, avanzando alternativas sociales profundas, así como perspectivas de transformaciones socioeconómicas que decanten la necesidad de una auténtica opción anticapitalista”.
Bonus track: si quieren escuchar una gran recopilación de canciones que hablaron y hablan en la actualidad de Extremadura, la Asociación 25 de marzo está elaborando un CD edición limitada que presentará el próximo 23 de marzo en Valdencín.
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Qué buenas, qué verdaderas las dos canciones, los dos grupos...y la kalebellota ✊✌️😍