Música
Un coro para homenajear las luchas obreras: “La canción protesta del pasado es historia viva”

El coro de canción protesta de Madrid nació para rescatar del pasado las tonadas de la lucha obrera y ponerlas al servicio de distintos activismos en el presente: “Cantar durante una acción cohesiona a las activistas y desescala la situación con la policía”
Coro de canción protesta
Integrantes del coro durante su actuación en Madrid, este viernes en el centro social La Rosa. Deva Mar Escobedo

Durante la guerra civil, un grupo de anarquistas tomó la melodía de una tonadilla popular para crear una de las canciones de lucha más famosas del Estado español: “En la plaza de mi pueblo”. En sus versos, las personas obreras dicen que sus “hijos nacerán con el puño levantado” y cuestionan la propiedad privada: es propaganda en forma de canto. Casi 90 años después, un coro amateur de Madrid entona esta y otras canciones protesta como homenaje a las luchas obreras y herramienta para la acción directa no violenta.

La mujer que inició el proyecto del coro de canción protesta de Madrid, que responde al “nombre activista” de Cerve, cuenta que la intención del grupo es “acercar” la historia de las canciones protesta a la gente que los escuche. Es por esto que, en el primer concierto de la agrupación el pasado viernes, cada canción vino precedida de una explicación de su mensaje como forma de “aprendizaje colectivo”, explica Cerve.

“Me remueve bastante porque cantar nos conecta con las luchas que no hemos vivido, pero que no tenemos tan lejanas porque muchas cosas siguen igual”, cuenta Itzi, una de las coristas

Alexandre, uno de los integrantes del coro, siente “muchas emociones a la vez” cuando cantan canciones como “A la huelga”: “Me imagino como si estuviera en alguna de esas huelgas históricas”. “Me remueve bastante porque cantar nos conecta con las luchas que no hemos vivido, pero que no tenemos tan lejanas porque muchas cosas siguen igual”, cuenta Itzi, otra de las coristas.

El coro no se queda solo en el pasado —cantan canciones actuales sobre feminismos o la liberación palestina— o en los escenarios; quienes participan en él creen que la música es una herramienta más de lucha en el contexto de la acción directa no violenta y han cantado en protestas del movimiento en contra de la emergencia climática.

“Nuestra intención es que el coro sirva de punto de entrada al activismo y de punto de encuentro entre movimientos. Queremos poner en el centro del ecosistema de movimientos de Madrid la canción protesta”, expresa Cerve, que valora que mucha gente considera este tipo de tonadas como “algo de activistas más mayores” cuando en otros países no existe esta connotación.

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Himnos históricos

La agrupación de canto de canción protesta de Madrid nace de una experiencia previa parecida: el coro del movimiento ecologista Rebelión o Extinción en la capital. Cantaban canciones protesta climáticas en las acciones del colectivo porque “cohesiona a las activistas y desescala situaciones con la policía”, cuenta Cerve, que participaba en ese proyecto. Fue ella, junto con otra compañera, quienes pensaron en dar el salto a las cantinelas de reivindicación más allá del movimiento climático.

“Empezamos por canciones clásicas por tirar de memoria anarquista del siglo pasado”, dice Cerve en referencia a “En la plaza de mi pueblo” o “A la huelga”, himnos obreros del siglo pasado que fueron las primeras canciones en formar parte del repertorio del coro cuando este se creó en septiembre del año pasado. “Es un homenaje, pero también un aprendizaje colectivo para algunas personas nacidas en Madrid o que tengan poco más de veinte años y no conozcan las canciones”, dice la integrante del coro.

“Es un homenaje, pero también un aprendizaje colectivo para algunas personas nacidas en Madrid o que tengan poco más de veinte años y no conozcan las canciones”

Otra de las canciones históricas que estaba en el programa de mano del concierto del viernes pasado es “En el pozo María Luisa”, un himno emblemático de la minería asturiana en la que un trabajador le relata a su mujer un accidente en el que mueren varios compañeros en el pozo que da nombre a la tonada.

Para algunos integrantes del coro, las canciones tienen importancia a nivel personal. “Son historia viva, cuentan cosas que han pasado en nuestras familias”, dice Itzi, que añade que el canto la conecta con la parte de su familia que luchó contra los sublevados en la guerra civil. “Me hacen pensar en mi abuela y otras mujeres que llevaron a cabo una lucha sindical muy importante en las conserveras de Galicia”, cuenta Alexandre.

Herramientas en protesta

El I Encuentro de la Canción Protesta tuvo lugar en Cuba en 1967 y legó una resolución en la que se lee “la canción es un arma al servicio de los pueblos”. Muchas tonadillas han servido como medio para difundir ideas, como la canción feminista “Un violador en tu camino”, que nació en Chile en 2019 y se expandió por más de 40 países. “Si una canción está bien hecha estéticamente y te gusta, es más fácil que cale el mensaje”, asegura Enrique Sacristán Molla, de nombre artístico Sónfor y autor de una de las canciones que sonaron en el concierto del coro el pasado viernes.

Además de como método de propagación de ideas, cantar en protestas sirve para “cohesionar y desescalar”, cuenta Cerve. El proyecto de coro el que participaba antes esta mujer, el de Rebelión o Extinción, estuvo presente en una acción frente al Congreso en la que varias activistas tiraron sangre falsa a la fachada del edificio. “Hubo un momento muy tenso en que la policía estaba tirando a gente por las escaleras. Arrancamos a cantar varias canciones que teníamos preparadas y cambió la actitud. Nos recordó por qué protestamos y el personal de seguridad soltó a activistas, les agarraron menos fuerte o dejaron de zarandearles; algún policía incluso empezó a dialogar con ellos [los activistas]”, relata Cerve.

“Cantar en la acción me ayudaba a no ponerme nerviosa por lo que hiciera la policía, sirvió para conectar con otras activistas y propició que no hubiera tanta represión policial”

El coro de canción protesta es joven, pero ha tenido la oportunidad de poner en práctica esta visión de las canciones como herramientas de acción directa en dos ocasiones. La primera de ellas fue en una protesta ecologista en junio de este año en Madrid, e Itzi narra así la experiencia: “Fui un poco de los nervios porque era la primera vez que participaba en una acción directa. El hecho de que estuviéramos cantando me ayudaba a centrarme y no ponerme nerviosa por lo que hiciera la policía. Sirvió para conectar con otras activistas y suavizó el ambiente de cara a la policía. Ayudó a que no hubiera tanta represión”.

El proyecto de canto de canción protesta ha crecido “exponencialmente” en los últimos meses, hasta la treintena de integrantes, cuenta Cerve, gracias a pasar a ensayar en el centro social La Rosa de Madrid. Ahora, entre los objetivos del coro está ampliar su repertorio, cantar en grandes movilizaciones o hacer conciertos callejeros para “llegar a gente que no sea activista”, dice la integrante de la agrupación.

Mi pueblo no se vende

“Algunas de las integrantes del coro de canción protesta llevamos muchos años en el activismo climático y estamos dando el paso a participar en luchas fuera de las grandes ciudades”, cuenta Cerve cómo nació la intención de incluir en el repertorio canciones que hacen referencia a activismos lejos de los núcleos urbanos. Con esta idea en mente, el coro contactó con el cantautor Sónfor para pedirle permiso para cantar Mi pueblo no se vende en el concierto del pasado viernes.

El título de la canción hace referencia al lema “nuestro pueblo no se vende, se defiende” que enarbola la Plataforma de Afectados por la Minería en Teruel. Esta asociación se constituyó el verano pasado para oponerse al aumento de proyectos mineros a cielo abierto en la provincia aragonesa, que se están aprobando a un ritmo mayor del habitual desde la invasión rusa de Ucrania.

“Las empresas mineras saben que no van a encontrar mucha oposición para sacar adelante sus proyectos porque Teruel es parte de la España vaciada; se aprovechan de la despoblación”, considera Sónfor, cuyo pueblo está en esa provincia. Aunque no forma parte de la plataforma, va a las reuniones “cuando puede” y la canción “Mi pueblo no se vende nace” “vinculada al movimiento de oposición” a los proyectos mineros, cuenta el cantautor.

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