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Nanni Balestrini se nè andato.
Nanni Balestrini ha fallecido, se ha ido: se n'è andato. Me he enterado por un mail a eso de las 8:30 am. Intento —aún continúo— hilar todo lo que hay en mi memoria en torno a su persona.
Nunca he escrito un obituario pero sí que he leído muchos. Me gusta saber cómo las personas amigas de un ser que acaba de abandonar este mundo, le describen una vez muerto. Los recuerdos se convierten en fieles descripciones de un carácter y de lo que una persona deja por estos lares. En este caso, no es un obituario al uso. Solo pretendo recrear recuerdos y hacer un pequeño homenaje a Balestrini, al que solo vi una vez, pero que ha sido una pieza importante del engranaje de la la conexión con mi italianidad.
En agosto del 2013, una persona que por aquel entonces no conocía pero que hoy es un amigo muy querido, me envió un mensaje por Facebook. Después de saludarme, me comentó que había traducido al italiano una entrevista que había publicado en Diagonal y que la podía leer en la web de Alfabeta2. Cuando entré en para leerla, vi que entre los que figuraban en el equipo de la publicación estaban Umberto Eco, el querido Bifo y Nanni Balestrini. Me sentí muy agradecida. Es más, después de varios días y suspiros de emoción, comprobé que mi relación con el mundo italiano estaba comenzando. Durante los meses siguientes, me esforcé en leer los textos de la revista e incluso, traduje, con otro compañero y con el “Collins” recién comprado un artículo de Alfabeta2.
Meses más tarde, me invitaron a Roma para hablar del 15M y en un momento en el que el Vogliamo tutto (“lo queremos todo”) de Ballestrini más que un título era un lema. Aunque fue una visita muy breve, hubo tiempo para ir a una de las sedes de la redacción de Alfabeta2, sita en la que sería una de mis calles romanas favoritas: Regina Margherita. Como recuerdo, me llevé un ejemplar del número 35 y en donde se publicaba un dossier especial dedicado al 50 aniversario del Gruppo 63, ese Gruppo al perteneció Balestrini, surgió en octubre del 1963. Era una Italia en donde Aldo Moro y Togliatti todavía estaban vivos y se escuchaba la música de Rita Pavone y Nicola di Bari.
No sería la última vez que me obsequiaran con una Alfabeta2, aunque la segunda vino con una gratísima sorpresa. Fue el sábado víspera de las elecciones europeas de ese mayo del 14 y el regalo fue compartir mesa con Balestrini. Mi querido amigo me llevó a una reunión en la redacción y me dijo que me sentara al lado de él, de Nanni. “Lola conoce a la gente de Traficantes de Sueños le dijo, y Balestrini me sonrió diciendo: molto bene, molto bene... Me sentí regular. Estaba tan emocionada que no quería que se me notara la cara de gruppie quinceañera, pero ¿cómo podía perderme sus gestos o su manera de tomar notas? ¡Estaba al lado de un hombre que había sido parte activa de la izquierda italiana más rompedora de las últimas décadas! Al final, me limité a atender las intervenciones del resto de la gente que estaba alrededor de la mesa de esa sala modesta, decorada por los libros editados por Derive Approdi y con un acceso a un balconcito en donde se podía fumar. De Nanni recuerdo su sonrisa, su camisa color vino, ese olor de persona mayor —que no vieja— y esa postura seria y atenta mientras hablaban sus compañeras. Tengo que reconocer que también se me pasó por la cabeza lo de “hay que ver qué guapo ha tenido que ser este hombre” A mi amigo nunca le agradecí esa invitación lo suficiente.
No volví a ver a Balestrini. Seguí sabiendo de su presencia en conferencias, por las traducciones de sus libros al castellano por parte de Traficantes de Sueños o de Pepitas de Calabaza. Intenté, a través de dos queridos amigos, hacerle llegar el deseo de querer invitarle a Madrid pero no hubo forma de obtener respuesta...
Esta mañana, al mismo tiempo que iba leyendo mails de compañeras y compañeros de Italia, abría esa caja en donde guardo las revistas contra el ataque del hongo que amarillea el papel y he encontrado esas “Alfabeta2”. Al leer las portadas, vuelvo a verle sentado en esa sala, con su camisa.
Pienso en el día en que Nanni ha elegido para irse: en la radio nombran la nefasta sede del último festival de Eurovisión; se escucha la cacareante (disculpen señoras gallinas) y pesada voz de Dolors Montserrat en las tertulias de campaña electoral; y el corresponsal en Londres comenta cómo los británicos van a juntarse esta noche para ver el final de “Juego de Tronos”. Pienso que Nanni Balestrini no se merece fallecer y ser recordado en un día con tanta mediocridad. Me entristece que no fuera tan conocido como su compañero Eco. Recuerdo que también pintaba, que le gustaba la música contemporánea y que su defensa de la clase obrera se ha dilatado hasta estos días en los que se estaba preparando para reeditar Compagni aunque esta vez terminada en “e”.
Termino mandando abrazo fuerte a sus editores, a sus amigas y amigos y a sus compañeras de Alfabeta2, esa gran revista.
Addio, Nanni, tutti e tutte ti vogliamo bene!
Hemeroteca Diagonal
Nanni Balestrini: “En mis novelas el personaje es una voz que cuenta una historia colectiva”
Nanni Balestrini (Milán, Italia, 2 de julio de 1935 - Roma, 20 de mayo de 2019). Entrevista realizada por Diagonal en el año 2007.
Hemeroteca Diagonal
La 'lotta' continúa, pero de otra manera
El icono de la vanguardia italiana Nanni Balestrini acude a la Feria de libros radicales Literal.
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Una cosa que Balestrini no soportaba eran las erratas en los escritos publicados: 1) la frase correcta es "se n'è andato", con UNA T (no basta con poner dobles por doquier para escribir en italiano) y 2) se escribe "groupie" (de group, ya ves). No se entiende como en la era de internet la gente siga errando en escribir, con lo fácil que es controlar los errores. Arrivederci, studiate di più.