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Opinión
La precariedad que no termina: sobre la salida de Disport y la subcontratación que se queda
El pasado 3 de diciembre, en la Comisión de Deporte del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, la concejala de Deporte Ana Rosa López de Uralde (PSE-EE) daba por cerrada la etapa de Disport y procedía a explicar “cómo estamos abordando un problema al que le estamos dando solución”. Respondía así a la petición de Garbiñe Ruiz (Elkarrekin Podemos) de que se resolviesen las dudas de las trabajadoras “aunque ahora mismo no estén en una mala situación porque están cobrando en tiempo y en forma”.
Entre agradecimientos mutuos, se lamentaban de la “tortuosa” situación de las trabajadoras en los últimos meses, pero se sacaba pecho de la buena gestión del conflicto. Todo esto, mientras obviaban que, una vez más, algunos trabajadores habían vuelto a cobrar tarde la nómina de octubre, algunos el día 20, e ignorando que 5 días más tarde la mayoría cobraría mal la de noviembre, que algunos volverían a sufrir retrasos en los pagos y que algunos socorristas irían a trabajar el día 16 de diciembre y encontrarían a otro trabajador en su puesto.
Disport ha cumplido perfectamente su papel de villano: incumplimiento sistemático del convenio, malos tratos a trabajadores y represalias a la lucha sindical
Esta contradicción entre el discurso del Ayuntamiento y la realidad de los trabajadores ha sido la tónica general que ha envuelto el conflicto de Disport y que ha dejado entrever el funcionamiento real de la subcontratación municipal que denunciamos desde la Red de Autodefensa Laboral (RAL) a finales del curso pasado. El objetivo del Ayuntamiento en la gestión de este conflicto ha sido hacer parecer a Disport como la excepción al funcionamiento normal del resto de subcontratas. En ese sentido, Disport ha cumplido perfectamente su papel de villano: incumplimiento sistemático del convenio, malos tratos a trabajadores y represalias a la lucha sindical.
Un ejemplo paradigmático de lo que es la subcontratación
Sin embargo, el caso de Disport, más allá de su particularidad, nos permite entender cómo funciona realmente la subcontratación y, por ello, debemos poner el foco en la gestión que hace el Ayuntamiento de esta crisis. En primer lugar, hay que señalar que la relación del Ayuntamiento con esta empresa adjudicataria viene de largo y que ha sido una de las subcontratas de servicios que más dinero público se ha llevado en los últimos años, sólo entre 2012 y 2024 se ha llevado 30.897.550 euros. Esa relación económica entre Ayuntamiento y empresa se ha mantenido en el tiempo a pesar de las denuncias de los trabajadores de malos tratos y amenazas por parte de la dirección, incluyendo un juicio por agredir a un delegado.
De igual forma, la falta de liquidez, bajo la que se escudaba la empresa para pagar tarde a sus trabajadores, tampoco ha sido motivo suficiente para que el Ayuntamiento dejase de concederle adjudicaciones. En octubre de 2023 los trabajadores ya reclamaban públicamente que se les pagase a tiempo. Desde ese momento, Disport consiguió cinco adjudicaciones diferentes por valor de 1.486.236 euros, la última con fecha de 14 de junio.
Buen ejemplo del modo de funcionar de la subcontratación fue el concurso de “Servicio de mantenimiento de pistas y campos de hierba artificial”. Este servicio salió a concurso por un presupuesto de 245.417 euros y Disport se presentó con una baja de 57%. En el informe se menciona que la oferta de Disport “debe ser considerada presumiblemente baja desproporcionada”, pero tras recibir la justificación, la oferta económica se acabó considerando viable, adjudicando el servicio de forma definitiva el 27 de marzo, un mes más tarde de que el Ayuntamiento exigiera de forma pública a Disport que se dejara de excusas y pagara a sus trabajadores.
Sólo entre 2012 y 2024 Disport se ha llevado 30.897.550 euros de dinero público
Esto nos demuestra cómo la lógica misma de los procedimientos de licitación hace que las empresas pujen por los contratos, bajando los precios y obteniendo sus ganancias mediante la precarización de las condiciones de los trabajadores subcontratados. Pero es fundamental entender que bajo la excusa de abaratar costes, se esconde también una función política que permite a las instituciones evitar el desgaste de los conflictos laborales. El Ayuntamiento ha repetido hasta la saciedad que no tenía potestad de interferir en la relación contractual entre la empresa y los trabajadores. Cuando el comité de empresa reclamaba en marzo sanciones, haciendo referencia a los artículos 13.1.2. o 13.2.4. de los pliegos de cláusulas administrativas o la resolución del contrato mediante el artículo 211.i de la Ley de Contratos del Sector Público, que hace referencia al incumplimiento de los convenios colectivos, el Ayuntamiento decía tener las manos atadas.
La solución del Ayuntamiento
Sin embargo, la entrada de la subcontrata en concurso de acreedores a principios de curso ha obligado al Ayuntamiento a mover ficha utilizando todos los recursos legales y políticos que estaban a su disposición. Esto demuestra que, en última instancia, la resolución al conflicto pasaba por una decisión política, que ha sido tomada, no porque se quisiera dar solución a las condiciones precarias de los trabajadores, sino porque suponía una situación incómoda para el Ayuntamiento. La situación de Disport hacía que unos servicios utilizados por miles de usuarios quedasen en el aire y que se pusiera en entredicho la necesidad de una empresa intermediaria a la hora de dar esos servicios.
La respuesta del Ayuntamiento a una situación que se prolonga desde finales de curso ha sido pedir calma y que se confiara en su gestión. Y mientras los trabajadores veían cómo peligraban tanto su puesto de trabajo como su salario, el Ayuntamiento blindaba su posición, por un lado, preparando nuevos pliegos que incluyen nuevas sanciones para desincentivar a las subcontratas a incumplir el convenio colectivo (habrá que ver el efecto de estas medidas cuando en el pasado el Ayuntamiento no ha querido aplicar las que ya existían). Y, por otro lado, garantizaba el servicio alargando la agonía de Disport y negociando con otras subcontratas para dar el servicio hasta anunciar los nuevos contratos y hacerse cargo de las deudas de Disport con la seguridad social (sólo en la gestión de frontones y campos de fútbol esta deuda ascendía el 31 de agosto a 118.563 euros). Estas adjudicaciones a dedo y de dudosa legalidad demuestran claramente que el Ayuntamiento podía haber dado respuesta a las exigencias de los trabajadores si hubiese tenido voluntad para ello.
El futuro de la subcontratación municipal
Y con la salida de Disport, ¿en que situación se quedan los trabajadores subcontratados? La entrada de Prismaglobal en el servicio de rocódromos el pasado octubre nos da alguna pista ya que la plantilla subrogada de Disport vio con asombro y con resignación cómo la nueva empresa les pagaba tarde el primer mes. Por otro lado, la entrada de Sedena en la gestión de algunos campos de fútbol también apunta a que las condiciones de los trabajadores seguirán siendo parecidas ya que esta empresa experta en concursos de contratación pública cuenta con una larga trayectoria de conflictos laborales (biblioteca de Tabakalera, centros culturales de Navarra, Museo Reina Sofía, Cortes de Aragón…).
Por último, la gran ganadora tras la salida de Disport ha sido Aiteko, otra empresa experta en licitaciones que en los últimos trece años ha recibido 23.654.837 euros del Ayuntamiento. Aiteko ha tomado la gestión de los servicios que Disport ha dejado pendientes de concurso (habrá que ver si casualmente los gana…). En su caso, hay que señalar cómo, siendo la salida de Disport inminente, propuso toda una serie de mejoras en la negociación del convenio, con el objetivo de que esas mejoras estuviesen contempladas en los presupuestos de unos pliegos que con toda seguridad iban a ser suyos y evitándose así la conflictividad. Pero los tiempos, debido al bloqueo que produjo Disport en la negociación, han hecho que esas mejoras vayan a tener que correr a su cargo en vez de a cargo del Ayuntamiento. Por lo tanto, ahora, junto con el resto de empresas del sector deportivo que han entrado a la mesa de negociación, han retirado esas mejoras y han dicho que las mejoras salariales de 2024 son innegociables debido a que deben pagar la deuda de Disport, siendo la plantilla la que paga los platos rotos una vez más.
Las instituciones públicas son responsables directas de la precariedad y utilizan a las subcontratas para desentenderse de la situación de los trabajadores y de los conflictos laborales
Si bien nos hemos centrado en los servicios deportivos, no hay que mirar muy lejos para encontrar problemas similares en otros sectores subcontratados: huelga de las trabajadoras de atención al público subcontratadas por AMVISA, huelgas por el convenio de tiempo libre del pasado curso, denuncia del convenio y del retraso en la licitación del SAD… Ante la precariedad generalizada en las subcontratas no sólo debemos señalar abusos concretos, sino a la propia subcontratación. Todas las empresas expertas en licitaciones obtienen sus ganancias de parasitar dinero público y precarizar las condiciones laborales y del servicio. Y las instituciones públicas, el Ayuntamiento en este caso, son responsables directas de la precariedad, ya que utilizan a estas empresas, con las que tienen una relación de complicidad, para desentenderse de la situación de los trabajadores y de los conflictos laborales.
La lucha del curso pasado contra los retrasos en los pagos o la de principio de este curso en defensa de las libertades sindicales, deben servirnos para sacar lecciones y afrontar más fuertes las luchas y movilizaciones que vienen. En ellas se denunciaron las diferentes represalias, exigieron la salida de Disport y la readmisión del trabajador despedido por luchar. La conflictividad en la subcontratación municipal no va a cesar mientras continúe la precariedad. Se trata, por tanto, de intentar que cada conflicto sirva para señalar la lógica de la subcontratación y sus responsables, fomentar la organización y solidaridad entre trabajadores, desnormalizar cualquier tipo de abuso, defender las libertades sindicales y luchar por unas condiciones laborales de calidad e iguales para todos y todas. Desde la RAL llevamos un tiempo trabajando en esa dirección y seguiremos haciéndolo, apoyando las diferentes luchas y extendiendo la solidaridad de clase. Animamos a todos los trabajadores a que se organicen y participen en la lucha contra la subcontratación y sus responsables.