Palestina
Ana Sánchez Mera: “Tenemos un marco legal para un embargo a Israel, el Gobierno no lo hace porque no quiere”

La portavoz de la Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina (Rescop) ha visitado la Universidad de Jaén durante las jornadas 'Tendencias militaristas en el mundo actual y sus repercusiones en Andalucía'.
AnaSanchezMera
Ana Sánchez Mera, la portavoz de la Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina (RESCOP) Javier Díaz Muriana
16 dic 2024 06:00

Ana Sánchez Mera es experta en derecho internacional, portavoz de la Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina (Rescop) y una de las voces más contundentes de la campaña Fin al Comercio de Armas con Israel que desde hace más de un año, exige al gobierno de España cumplir con sus obligaciones internacionales y dejar de comprar y vender armas a Israel. Una campaña que cuenta con el apoyo de más de 500 organizaciones sociales y sindicatos, pero también de más de 260 personalidades del mundo de la cultura y que ha puesto en serio aprieto la narrativa propalestina del Gobierno denunciando, a través de la revelación de datos e informes, las relaciones armamentísticas entre España e Israel. Actualmente coordina una red global de embargo energético por Palestina. 

Visita la Universidad de Jaén, invitada por la Plataforma Jaén con Palestina, en las Jornadas Tendencias militaristas en el mundo actual y sus repercusiones en Andalucía, desde donde responde a nuestras preguntas.

¿Vende o compra España armas a Israel?
Sí. Sin ninguna duda. Desde el último año, las relaciones en materia militar y de seguridad entre España e Israel se han mantenido prácticamente intactas y el último informe que ha publicado el Centre Delàs es bastante claro al respecto. 

Lo que ha hecho el gobierno ha sido no otorgar nuevas licencias de venta de armas, pero tampoco ha revocado las existentes, por lo tanto siguen saliendo armas de nuestro territorio, seguimos comprando (armamento, tecnología, servicios militares y de seguridad) y seguimos permitiendo el tránsito de barcos con cargamento militar por nuestro territorio, tanto por el puerto de Algeciras, por el que han pasado entre mayo y septiembre de este año 25 barcos con más de 13.000 toneladas de cargamento militar, como por Barcelona y València, que forman parte de las rutas regulares de varias navieras conocidas en tránsito de armas hacia Israel. 

Sin embargo, el Gobierno de España afirma que no lo hace. ¿Quién miente?
El Gobierno. Claramente. Los datos están ahí. No entendemos por qué. Sobre todo, cuando muchos de estos datos salen de bases de datos oficiales del propio gobierno, como Datacomex, que es una base de información del Ministerio de Economía, en el que se recogen las exportaciones que hace España. Es verdad que esta base de datos no es tan detallada como el informe de exportaciones de armamentísticas que está todavía pendiente de salir y es el que nos dará la información completa de todas estas exportaciones del año 2023.

En este informe podremos ver detalladamente todo lo que se ha ido exportando, catalogado según los diferentes criterios que se recogen. Pero los datos están ahí, y los barcos están ahí, con sus códigos, con las fechas de entrada y salida de los diferentes puertos, con la carga que llevaban… no entendemos esta insistencia del gobierno en negar una realidad contrastada con hechos, con datos… como digo con datos propios, datos formales de sus propios ministerios.

El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, dijo en la tribuna del Congreso de los Diputados el pasado jueves, 28 de noviembre, que España no concede nuevas licencias para la exportación de armas a Israel desde el 7 de octubre de 2023. Sin embargo, las que siguen activas previas al 7 de octubre, ¿no se pueden anular?
Se pueden y se deben cancelar. Porque la ley española de comercio de armas así lo indica. En el artículo que regula las condiciones para poder, tanto otorgar como revocar licencias, uno de los criterios explícitos y que aparecen muy claro en la ley es que, si esas armas se pueden utilizar para vulnerar derechos, para atentar contra población civil, estas licencias deben ser revocadas. Tenemos también la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, que en el artículo 2 también insta a todas las partes firmantes, de la que España es país signatario, a no proporcionar ningún tipo de ayuda para sostener genocidios.


Tenemos un marco legal, tanto a nivel legislación doméstica, como europea e internacional que permite revocar estas licencias e imponer un embargo completo a Israel. El gobierno no lo hace porque no quiere. 

El ministro Albares dijo en sede parlamentaria que se dejara de desinformar, en clara referencia a la RESCOP. ¿Se ha convertido este asunto en una batalla por el relato? ¿Qué impide a España cortar esta relación armamentística?
Lo único que lo impide es la voluntad política. El no querer. Porque poder, pueden hacerlo. Es curioso cuando hablan (desde el Gobierno) de que se deje de desinformar, cuando precisamente lo que pedimos es que se informe sobre ello. 

Hace unas horas, salía una noticia en un diario afirmando que el Gobierno había respondido a una solicitud que le había hecho Sumar, para que se desclasificara la información en materia contractual en compras y ventas militares y de seguridad entre España e Israel. Pero hay un acuerdo de confidencialidad que firmó el gobierno de Mariano Rajoy sin fecha límite. Un acuerdo que está vigente a día de hoy que hace precisamente que no tengamos acceso a la información. 

Nos acusa (el ministro Albares) de desinformar, cuando lo que pedimos es que se informe a la ciudadanía de qué tipo de relaciones se están manteniendo entre nuestro Gobierno y el israelí, un régimen colonial, genocida y de apartheid, cuyos dirigentes están siendo perseguidos por crímenes de guerra por la Corte Penal Internacional. 

Uno de los puntos calientes donde la campaña ha puesto el foco es en los puertos españoles, por donde se han denunciado, circulan decenas de barcos con origen o destino a Israel. ¿Qué pide la RESCOP al respecto?
La primera demanda es que nuestros puertos dejen de asistir a un genocidio, que es algo que debería ser el mínimo deseable y exigible a un Gobierno que se dice defensor de los derechos humanos y solidario con la lucha del pueblo palestino. Lo que estamos intentando también es saber exactamente qué tipo de cargamento llevan estos barcos, pero debido al sistema de codificación, a la información que aportan que es muy genérica; y esto lo tenemos contrastado también con trabajadores y trabajadoras portuarias; hace complicado conocer con exactitud la carga que portan.

Como esto supone un problema, lo que pedimos es un protocolo de inspección sistemática de todos los barcos que tengan destino final Israel. Así nos aseguramos de cuál es la carga y, en el caso de que ésta sea material armamentístico, que se requise. En este sentido, se envió una carta, firmada por más de 20 sindicatos, entre los que se encontraban los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, para exigirle al ministro de Transportes, Óscar Puente, competente en materia portuaria, que pusiera en marcha este protocolo. 

Al final son muchos actores los que están involucrados y los que están facilitando, cada uno desde su ministerio, desde su competencia, que se siga manteniendo esta complicidad y esta cooperación en materia armamentística con Israel. 

¿Qué respuesta os ha dado el ministro Óscar Puente?
Ninguna. Ni a nosotras ni a ninguno de los sindicatos mayoritarios. Hablamos de que CCOO y UGT representan a millones de trabajadores en nuestro estado. 

Lo venimos denunciando. Lo que esto está visibilizando es una crisis democrática. Cuando tenemos a millones de personas saliendo a las calles durante más de un año para exigir poner fin a la compra, venta y tránsito de armas con origen o destino Israel y la respuesta del Gobierno no es que sea insuficiente, sino que nos atacan tergiversando la realidad, acusándonos de promover desinformación, de estar generando una alerta social, como dijo Albares en el caso de Borkum, otro barco que llegó a Cartagena cargado de explosivos… Lo que genera alerta y alarma social es que nuestro gobierno siga siendo cómplice de un genocidio. 

Que el gobierno, tras más de un año de movilización por el embargo de armas, siga manteniendo estas relaciones, genera alarma social y una profunda crisis democrática

Habéis presentado una propuesta de Ley en el Congreso, con el apoyo de todos los partidos a la izquierda del PSOE, incluido Sumar, para imponer un embargo de armas a Israel. ¿En qué consiste?
Lo que intentamos con esta propuesta de ley es, reformular la ley actual de comercio de armas para introducir la figura del embargo militar a países que estén actualmente investigados por crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad o crímenes de genocidio. 

Lo que intentamos con esto es hacer si cabe, aún más explícito, cuándo un gobierno tiene que romper sus relaciones militares y de seguridad con un estado criminal. Que insistimos: es algo que el gobierno podía haber hecho con las herramientas legislativas de las que dispone actualmente. No era necesario. Pero como parece que les está costando, pues queremos ponérselo todavía más fácil. Y además, creemos que esto no es solo positivo para este contexto actual en Palestina, sino que persigue que esto no vuelva a pasar, nunca más para nadie más. Lo que busca esta reforma es que este embargo militar se active de forma automática en estos casos. 

Hemos visto cómo el embargo de armas a Rusia ha sido rápido y eficaz desde el primer momento. ¿Hay una aplicación selectiva de la normativa sobre la venta de armas a países que violan el derecho internacional por parte de Europa?
Claramente. Lo que estamos viendo es una hipocresía. Una doble vara de medir en la que los intereses geoestratégicos priman sobre la defensa de los derechos humanos y de la vida de las personas. Que parece que algunas valen menos que las de otras. 

En 2014, el gobierno de Mariano Rajoy suspendió la venta de armamento a Israel valiéndose de la normativa actual, y en plena ofensiva militar Margen Protector, que se saldó con más de 2.300 personas asesinadas en la Franja de Gaza. ¿Qué ha cambiado para que diez años después, sea imposible tomar esta medida para el gobierno de Pedro Sánchez, en un contexto mucho peor?
Nosotras no entendemos realmente por qué no hacen algo, porque están obligados legalmente, moralmente, éticamente desde un punto de vista de la humanidad más básica. El romper estas relaciones debería ser el primer escalón para poder seguir avanzando en la construcción de un mundo más justo para todas las personas. 

La pregunta que hay que hacerse es, ¿qué estamos sacando de todo esto? ¿Qué ofrece Israel al mundo para los gobiernos sean incapaces de romper estas relaciones? La respuesta es que Israel ofrece al mundo un modelo securitario basado en la represión, en la opresión y en el control de la población, que son mecanismos que Israel tiene muy bien controlados porque los lleva testeando durante décadas sobre el pueblo palestino. 

Estos servicios que Israel ofrece al resto del mundo, son los que impiden a estos gobiernos y regímenes romper relaciones en materia militar. 

“Las licencias de armas en curso se pueden y se deben cancelar. Si el gobierno no lo hace es porque no quiere”

¿Dónde está el principal obstáculo para tomar estas decisiones dentro del gobierno?
En el PSOE. 

Pero en todo el trabajo parlamentario para la reforma de la sobre la Ley del control del comercio exterior de material de defensa y de doble uso, así como en las peticiones de embargo militar ¿no habéis hablado con el PSOE?
No nos hemos reunido, a pesar de las múltiples peticiones de reuniones, de invitaciones de actos que organizamos en el Congreso, etc. Aún no hemos conseguido reunirnos todavía con representantes institucionales con los que podamos, simplemente, establecer una conversación para explicar y proponer medidas que creemos, representan las demandas de gran parte de la ciudadanía y de las personas que viven en el estado español. 

De hecho, en una encuesta realizada por YouGov para el grupo de responsabilidad corporativa Ekō, se desveló que el 88% de los votantes socialistas estarían a favor de poner fin al comercio de armas con Israel. Son sus propias bases las que hablan. Y sin embargo, no hemos logrado tener un espacio de encuentro y de coordinación efectivo para poder, ni siquiera, debatir o trabajar las propuestas que estamos haciendo. 

Sin embargo, España parece ser un oasis en el contexto europeo…
España, dentro de un territorio profundamente hostil como está siendo la Unión Europea, parece que ha dado pasos positivos, como es el reconocer el Estado palestino, por ejemplo, aunque son medidas que no dejan de ser parte de una retórica que no es útil pero sí, hay que reconocer ciertos avances. Hay otros países europeos en los que el movimiento de solidaridad con palestina está siendo fuertemente criminalizado, y ese no es, aún a esos niveles, el caso aquí. 

Pero creemos que en una situación de genocidio en la que hay más de 50.000 personas asesinadas, necesitamos pasar de las palabras a los hechos. Un genocidio no es algo que se hace de un día para otro, ni se sostiene con un solo actor. Por pequeña o insignificante que nos pueda parecer la responsabilidad del Estado español, el hecho de que España impusiera un embargo de armas formal, podría animar a otros países a hacer lo mismo y desencadenar una serie de movimientos que ayudaran terceras partes a imponer medidas similares.

Lleváis en RESCOP décadas de denuncias de las complicidades institucionales, pero también empresariales, culturales y académicas con Israel, especialmente en el último año. ¿Qué se ha logrado cambiar y porqué parece que es insuficiente?
Creo que ha habido grandes logros, y que a veces es difícil reconocerlos, pues seguimos viendo las imágenes que nos siguen llegando desde Palestina y que son realmente desgarradoras. Pero sin nos abstraemos un poco, y damos un pequeño paso al lado y miramos las declaraciones que hicieron los dirigentes de los diferentes partidos el 7 de octubre de 2023 y cómo hablan ahora de Palestina, creo que ha habido un cambio notable. 

El hecho de problematizar y poner en el centro las relaciones militares y de seguridad con Israel, problematizando no solamente la venta, sino también la compra, es importante. Porque recordemos que Robles (la ministra de Defensa), también hace unas semanas, habló de lo problemático que podía ser comprar, diciendo que habían dado orden de iniciar un proceso para romper una compra de armamento con otra empresa israelí. Son solo dos ejemplos de éxitos que antes no estaban en el debate político. Esto es algo que es importante señalar. 

Luego, victorias absolutamente indiscutibles es que se ha logrado visibilizar el problema de los puertos y se han conseguido detener varios barcos con cargamento de armas a Israel. A Borkum, a Vertom Odette, a Santorini, varios barcos de la naviera MAESK que tenían como destino Algeciras fueron redirigidos a otros puertos y todo eso se ha conseguido gracias a la presión y a la movilización desde abajo. De la sociedad civil. Y estos movimientos no habrían tenido lugar sin este tipo de organización, sistematización y estructura para ponerle fin a la complicidad y al comercio de armas. 

¿Qué puede hacer la ciudadanía para exigir que sus instituciones no presten asistencia al genocidio en Gaza ni hagan negocios con Israel?
Seguir hablando de Palestina. Seguir participando en jornadas de movilización que se convocan de manera mensual en diferentes territorios. Por pequeñas que parezcan estas movilizaciones. Aunque a veces nos parezca que no cambian las cosas, eso no es cierto. Sí que cambian las cosas. Mantienen vivo un movimiento que está consiguiendo que se abra un debate sobre qué tipo de seguridad queremos en nuestro Estado. 

No todo el mundo tiene claro qué es lo que ocurre, por sorprendente que parezca. Es clave seguir explicando que la cuestión palestina es una cuestión colonial y hay que seguir visibilizando la realidad, siendo enormemente didácticos, incidiendo en cómo nos afecta de manera directa en nuestro día a día esas complicidades con la industria militar israelí y seguir llevando a cabo acciones que, por pequeñas que nos parezcan, tienen un gran potencial transformador. No hay acciones pequeñas, sino acciones que se quedan sin hacer. 

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