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Patrimonio cultural
Una ciudad Patrimonio de la Humanidad no es el lugar de una mina de litio
Profesor Titular de Derecho Financiero por la Universidad de Extremadura
Delegado de Hispania Nostra en Extremadura
El mundo está lleno de ciudades históricas, especialmente en Europa. España, junto con Italia, de una forma muy intensa. Dentro de ese amplio elenco, muy pocas ciudades a nivel mundial han recibido la calificación de “Patrimonio de la Humanidad”, porque para recibir tal reconocimiento mundial es necesario acreditar que tiene un valor universal EXCEPCIONAL. No se trata de que sean maravillosas ciudades históricas, como lo son Badajoz, Plasencia, o Trujillo en Extremadura, o tantas otras a lo largo y ancho de España, Europa y el mundo. Porque ser una importante ciudad histórica no es suficiente para el reconocimiento mundial; es necesario que cuente con una importancia cultural o natural extraordinaria, que trascienda fronteras y tenga un significado especial dentro de la historia de la Humanidad. Cáceres, en concreto, consiguió en 1986 tal reconocimiento con la obligación de contar con un sistema de protección y gestión que garantice su salvaguardia.
Minería
Minería frente a patrimonio cultural Numerosas afecciones patrimoniales de la mina de litio de Cáceres
Por si ello fuera poco, Cáceres es la ciudad en la que, en el año 2023, los ministros de Cultura de la Unión Europea ratificaron lo que ya se identifica a nivel mundial como Declaración de Cáceres, un documento suscrito por 27 estados que ha elevado la cultura a su máximo nivel. Todo esto convierte a esta ciudad en el referente mundial de la cultura y de la gestión sostenible del patrimonio cultural. Supone, además, que es la ciudad donde el patrimonio cultural tiene que recibir su máxima protección.
En Cáceres, Ciudad Patrimonio de la Humanidad, no se debe abrir, pegada a la ciudad, una mina de litio, que -según el proyecto presentado-, tiene que utilizar importantes reactivos químicos (al igual que todas las minas de litio), como ácido sulfúrico (18.627 kg diarios), sosa caustica, ácido fosfórico, sulfatos de potasio, sulfuros de azufre, etc. El que quiera informarse de la contaminación que provocan tales reactivos, y otros más, también necesarios en el proceso, le invito a que lea el artículo de Pilar Bacas Leal, una especialista en la materia, publicado en febrero 2023 en los Cuadernos Extremeños para el Debate y la Acción.
La mina de litio es un riesgo para la capitalidad europea de la cultura que no debe asumir esta ciudad
Ante esto, Hispania Nostra ha levantado la voz, llamando a la sensatez, con la publicación de un excelente manifiesto necesitado de difusión para concitar el mayor número de firmas y voluntades posibles.
Como ciudad que ha apostado por convertirse en Capital Europea de la Cultura 2031, Cáceres tiene que centrarse en trabajar por y para la cultura, por y para el patrimonio cultural, porque esas son sus señas de identidad actuales, porque ese debe ser el futuro de esta ciudad. La mina de litio es un riesgo para la capitalidad europea de la cultura que no debe asumir esta ciudad.
La competencia para otorgar este reconocimiento mundial a Cáceres es de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Competencia que lo es para la inclusión, la gestión y también para la expulsión. De este club privilegiado, al que sólo pertenecen 1223 bienes a nivel mundial, repartidos entre 168 países, han sido eliminados, excluidos o expulsados, entre otros, la ciudad Mercantil y Marítima de Liverpool, en el Reino Unido, y el valle del Elba en Dresde entre otros.
Declarar un bien cultural como valioso conlleva que su propietario adquiera unas especiales obligaciones, que pueden resumirse en el deber de conservar, mantener y custodiar dicho bien y, me permito añadir, con la colaboración, participación e intervención de todos los poderes públicos.
Evidentemente, ello es aplicable a la Ciudad Patrimonio de la Humanidad de Cáceres, que, además de ser Bien de Interés Cultural (BIC) por su valor relevante, es Patrimonio de la Humanidad por su valor excepcional y, por tanto, está dotada de una protección excepcional. Dicha excepcionalidad conlleva el deber de proteger dicho bien de una manera muy especial y única, o sea: muy por encima de cómo se protegen los bienes que tienen (a nivel de España) la máxima protección, como bienes declarados BIC por el gobierno de España o por la Junta de Extremadura. Todos ellos han de ser protegidos con arreglo a la Ley de Patrimonio Histórico de España (Ley 16/1985) y a la también ya obsoleta Ley de Patrimonio Histórico de Extremadura (Ley 2/1999). Pero los BIC no alcanzan la protección excepcional que deben tener estos bienes, que además de ser BIC, son Patrimonio de la Humanidad como la ciudad de Cáceres. La diferencia son las excepcionales medidas de protección, cada vez más exigentes y que, a nivel mundial, se demandan a las ciudades Patrimonio de la Humanidad.
En una Ciudad Patrimonio de la Humanidad ninguna actividad molesta, nociva o peligrosa puede instalarse en su entorno inmediato sin una evaluación de impacto ambiental y patrimonial, realizado por técnicos independientes y cualificados del más alto nivel científico. Pero, además, el conocido barrio Monumental de Cáceres tiene sus orígenes, como asentamiento humano, hace unos 65.000 años, por la existencia en sus proximidades de una extensa formación geológica llamada “El Calerizo”, que ha dado abrigo en sus profundas cavernas a los hombres, desde la más remota antigüedad. El Calerizo constituye también un rico acuífero, cuyas abundantes reservas eran el único recurso hídrico permanente que los cacereños hemos tenido hasta 1971.
Las cuevas de El Calerizo, que actualmente no se pueden visitar para no dañar las pinturas rupestres paleolíticas y porque tienen una enorme fragilidad ambiental, sufrirán esa contaminación hidrológica subterránea y de la lluvia ácida
Durante mis primeros 20 años no he bebido en Cáceres más agua que la de El Calerizo. Me horroriza hoy pensar en las balsas de decantación de lodos tóxicos, que la mina va a situar directamente sobre las cavidades de este acuífero cárstico.
La empresa de El Canal de Isabel II sigue sacando todavía, a través de los caudalosos pozos municipales situados sobre El Calerizo, el agua necesaria para apoyar la insuficiencia del Embalse del Guadiloba. El sulfúrico, el arsénico y demás productos químicos contaminaran el acuífero que ha abastecido nuestra ciudad desde sus remotos orígenes.
Las cuevas de El Calerizo, que actualmente no se pueden visitar para no dañar las pinturas rupestres paleolíticas y porque tienen una enorme fragilidad ambiental, sufrirán esa contaminación hidrológica subterránea y procedente de la lluvia ácida. Todo ello repercutirá, sin duda, en la ciudad y en los que en ella residimos y, así mismo, hará insoportable respirar el aire procedente de las cercanas instalaciones mineras.
A estas alturas, está claro que nada podemos esperar ni de nuestros políticos ni de las instituciones. Políticos e instituciones de Extremadura: ¿tan difícil es hacer público todo lo que se está gestando sobre la mina de litio? ¿Hasta cuándo vais a abusar de nuestra paciencia? ¿Hasta cuándo vais a servir intereses espurios, frente a los de vuestros conciudadanos?
Y, para terminar:
¿Qué medidas excepcionales está tomando la Junta de Extremadura, la Diputación de Cáceres y el Ayuntamiento de Cáceres para proteger de forma excepcional esta Ciudad Monumental que ostenta el título de Patrimonio de la Humanidad?
¿Cuáles son las medidas que, para proteger su reconocimiento mundial, se están exigiendo antes de aprobar la apertura de una mina de litio a las puertas de Cáceres Patrimonio de la Humanidad?