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Con este grito de combate,la Plataforma Salvemos Doñana se plantó el pasado 3 de octubre en las puertas de San Telmo para librar otra vez su batalla contra la legalización de nuevas hectáreas de regadíos en Doñana. Y ha logrado su nueva paralización.
Es difícil que en Andalucía haya alguien que a estas alturas no conozca la Plataforma “Salvemos Doñana” y su lucha de más de 30 años para salvaguardar el paraje natural y humedal más importante de Europa, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1994. Pero es importante señalar que en su seno conviven sociedad civil, empresariado agrícola, organizaciones ecologistas y partidos políticos. Con una cualidad fundamental : anteponer el interés por la conservación del medio natural en su más amplia extensión desde un trabajo colaborativo y cediendo el protagonismo a las organizaciones ecologistas.
Desde el siglo XIV la propiedad de las tierras que hoy componen Doñana pertenecía a la Casa de Medina Sidonia. Durante seis siglos Doñana, un enclave privilegiado, fue coto de caza para satisfacer los más “exquisitos” deseos de la nobleza y realeza europeas. La familia decide vender la propiedad, a la par que,ya en 1900, va creciendo la reputación del lugar como un espacio de gran valor medioambiental. Durante el último siglo Doñana ha tenido varios dueños motivados por los más variopintos intereses y en el año 1969 el estado español lo declara Parque Nacional. Ya en Democracia y con el gobierno andaluz recién constituido se crea la figura del Parque Natural de Doñana (lo de Nacional se queda para el estado). Y así se van creando diferentes estructuras encargadas de vigilar y conservar el sin igual paraje. Como dijimos anteriormente, en 1994 la UNESCO lo declara Patrimonio de la Humanidad.
A lo largo de todos estos años Doñana, cuya titularidad ostenta el estado español, ha vivido serias amenazas. Recordemos el caso Costa Doñana en 1990 que se logró paralizar gracias a la presión social y política,o la ampliación del almacenamiento de gas en el subsuelo pretendido por una reconocida empresa gasística a la que ya el PSOE había concedido en 2011 derechos de almacenamiento por 30 años. Algunas catástrofes como el caso de la rotura de balsa de la mina de Aznalcollar que logró acabar con un paisaje singular del río Guadiamar. No quiero pasar por alto los diversos planes de reforestación o planes de desarrollo de la zona,cuyo exponente más singular fue el Plan Almonte Marismas. El referente más cercano al conflicto es el Plan Especial de Reordenación de las Zonas de Regadíos Ubicadas en la Corona Norte de Doñana de 2014 (Plan de la Fresa), un plan nacido del consenso en un proceso participativo y que su ejecución sólo alcanza el 5%(fuente:la plataforma salvemos Doñana).
La dialéctica entre el conservacionismo y el productivismo económico de la zona ha mantenido una tensión no siempre amigable (casi nunca).Y es que hay demasiados intereses en juego en una extensión territorial tan valiosa.
En esta pequeña y humilde síntesis quiero conjugar varios factores que opino son decisivos a la hora de entender que nos está pasando hoy en Doñana y cómo el gobierno andaluz (PP) se atreve a meter más presión con la ley que amplia la zona regable convirtiendo zonas de secano en regadío.
Lo primero que asalta y choca es que El Doñana siga siendo un Parque Nacional, propiedad del estado español, 40años después de que Andalucía se convirtiera en una comunidad autónoma con rango de nacionalidad histórica. Casi cuarenta años en los que han convivido estructuras administrativas, hoy desaparecidas, encargadas de resolver un problema socioeconómico y medioambiental en la zona. Un claro ejemplo colonial en tiempos modernos.
Así que la visita de la ministra al Palacio de San Telmo del pasado 3 de octubre tenemos que entenderla como la del “amo” que visita su cortijo para reprender a su capataz, a su guarda principal. Que traiga unas migajas en el bolsillo y que haya hecho que se le ponga la miel en los labios al presidente andaluz, además de quitarle un problema, nos sitúa de nuevo ante la dura realidad: también en Doñana estamos colonizados por el estado central.
Algunas personas dirán “menos mal que ha venido la ministra (PSOE) a poner orden y ha conseguido parar un atropello mayúsculo que empezaba a tener un coste reputacional a Doñana sin precedentes”. Y yo me pregunto, qué ha hecho el PSOE en el gobierno de la Junta de Andalucía durante casi 40 años.
Durante estos años el trabajo generado con el cultivo de los frutos rojos en la zona se ha convertido, además de potente generador de empleo y riqueza , en un instrumento para la implantación de los más viles sistemas de explotación laboral jamás conocidos en el campo andaluz. Esto también debe de acabar y su denuncia se debe ligar al resto de reivindicaciones ambientales. Esto también perjudica a Doñana.
Es curioso que nos tengamos que alegrar, que todo el mundo hoy nos estemos felicitando porque hemos parado el enésimo atropello que se cernía sobre este Parque Nacional. Es curioso que las plataformas sociales estemos hoy de enhorabuena cuando en realidad sabemos que es una congelación del problema y que nadie se atreverá a hablar de él en profundidad. Unos pocos de euros no servirán en este caso más que para paliar los efectos del fuego cruzado entre administraciones y el desgaste político o éxito según se mire (el PP logra cambiar el mapa político municipalista después de más de 40 años) Me permitiré ser algo escéptica al respecto pero demos una tregua para respirar.
Otra cosa es sentarse a planificar lo que Huelva,con el humedal más grande de Europa y reserva de la biosfera, necesita. Planificar en clave de País,desde abajo,con la ciudadanía y todos los actores sociales y políticos con interés y que podamos tener,de una vez por todas,una respuesta emancipatoria y definitiva para la comarca de Doñana. Tan importante como planificar es ejecutar y poner los cuartos si nos alargamos indefinidamente en el tiempo el mal se enquistará aún más y correremos el riesgo de perder al enfermo.
La convivencia de Doñana con su entorno social y económico pasa indefectiblemente por un profundo y participado trabajo donde todas y todos rememos en la misma dirección desde la asunción de que Doñana es nuestra, es de Andalucía para disfrute del mundo, pero nuestra.