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Periodismo
Reeditada la obra completa del periodista extremeño republicano Antonio Núñez de Herrera
El próximo sábado 18 de mayo, a las 11.30, en la carpa central de la plaza de San Francisco de Badajoz, se presentará Estampas. Literatura y periodismo de vanguardia, la obra completa de Antonio Núñez de Herrera que han editado David González Romero, César Rina y José María Rondón para "El Paseo".
Antonio Núñez de Herrera (Campanario, Badajoz, 1900 – Montegordo, Portugal, 1935) fue un prosista español de vanguardia, periodista de crítica afilada, promotor del grupo literario "Mediodía" y uno de los olvidados de la generación del 27. Su memoria ha pasado desapercibida durante décadas por la losa que impuso la dictadura, por su fallecimiento en los albores de la guerra y por su perfil poliédrico, difícilmente asumible por las culturas políticas que sobrevivieron al 18 julio.
Inició su actividad periodística en la prensa extremeña de los años 20, aportando una mirada vanguardista única. En 1927, antes incluso del homenaje a Góngora que supuso el pistoletazo de salida de la generación, publicó una antología de “la poesía moderna del 27” en La Libertad de Badajoz, que pasa por ser el primer intento de sistematización del grupo.
Se trasladó a Sevilla como funcionario de Correos y se convirtió en el cronista atípico de la Exposición iberoamericana de 1929 para la prensa española. Advirtió de la comercialización del tópico casticista andaluz y de los problemas de vivienda que estaban forjando un polvorín social en los arrabales de la ciudad. Rápidamente, se sumó al proyecto de literatura de vanguardia de la revista "Mediodía", donde adquirió un papel central.
En 1927, antes incluso del homenaje a Góngora que supuso el pistoletazo de salida de la generación, publicó una antología de “la poesía moderna del 27” en La Libertad de Badajoz, que pasa por ser el primer intento de sistematización del grupo
Republicano antes de la República, fundó dos proyectos editoriales: el semanario "Crítica" y el diario "Pueblo", con el ánimo de convertirse en referentes de la vía progresista y autonomista en torno a Martínez Barrio. Fue nombrado secretario del primer alcalde republicano de Sevilla, Rodrigo Fernández y García de la Villa, y en 1932 fundó la Hemeroteca Municipal, proyecto truncado por su pronto fallecimiento en las playas de Montegordo, el 23 de julio de 1935.
Recientemente, y fruto de la publicación de su obra completa, el personaje está siendo rescatado como uno de los escritores fundamentales para comprender las complejidades del primer tercio del siglo XX y la estrecha ligación del periodismo y la literatura. El ayuntamiento de Campanario le acaba de rendir homenaje público en su casa natal.
La obra que se presenta en la Feria del Libro recoge todos sus artículos periodísticos, políticos, literarios y sus crónicas culturales, así como su único libro publicado, Teoría y Realidad, la mejor obra sobre la cultura popular hispalense, “silenciada concienzudamente”, según le comentaba a Benjamín Jarnés, “por la prensa reaccionaria, es decir, por toda la prensa de Sevilla.” También incluye un poemario inédito que rescató David González Romero del archivo familiar y una amplia biografía firmada por César Rina y José María Rondón.
Reproducimos para El Salto el último de sus artículos publicado, que sus biógrafos rescataron del International Institute of Social History of Amsterdam. Trata sobre la falta de madurez democrática de la sociedad española y constata su compromiso con el proyecto regenerador de la República. Estas páginas del suplemento anarquista barcelonés "Tierra y Libertad" motivaron que Núñez de Herrera, dos años después de su fallecimiento, ingresase en el fichero de la Secretaria General y de la Sección Político Social para ser represaliado.
"Metáfora de la opinión pública"
(Antonio Núñez de Herrera, Tierra y Libertad, nº 3, octubre de 1932.)
1. Recuerdo una fábula de Esopo que contaba cómo un asno se quedaba impertérrito ante la noticia de que iba a ser vendido a un nuevo dueño. Razonaba el asno que con tal acontecimiento sólo mudaría el nombre del amo, pero no la esclava condición del jumento.Y la verdad es que el pueblo español lleva ya no sé cuanto tiempo haciendo el asno y cambiando, si no de señor, sí de arrieros espolistas y mayorales, serviciarios del dueño.
Por cada cambio de Gobierno aparecía en España un nuevo mozo de mulas. Por cada dictador, un cuatrero.
De aquí que el pueblo adquiera una provechosa filosofía que estaba al cabo de las mudanzas. Es decir, que aprendió a llevar dignamente su ronzal, dejándose conducir, cargado de paramentos, haciéndose el semoviente de la maquinaria del Estado, sin imaginar nunca que todo pararía en cuanto dejara de ser asno para convertirse en persona con todos los atributos del caso.
Mas no conviene esto a los mozos de cuadra, palafreneros, desbravadores y caballerizos. A los que cargan y rigen a los asnos, interesa sobremanera que los cuadrúpedos no deriven en bípedos.
Y como el peligro está en la cultura, que pueda ponerlos en dos pies permitiéndoles el uso de las manos para algo más que apoyarse, hace mucho tiempo que están nada más que entreabiertas las escuelas, enemigas de las cuadras y de las cuadrillas.
Porque hace falta decirlo; el problema político de España se reduce algún tiempo a la cría y administración de jumentos, de burros de carga. Por eso fue posible aquella racha de estadistas y gobernantes, que se decían, con mentalidad de arrieros. El mejor era el más chalán. Por eso alcanzó fama y prez el conde de Romanones, que es el más gitano de todos.
2. Conviene saber que para que el pueblo español sea republicano no hace falta que lo sea.
Claro está que es necesario el discernimiento y explicación de esta aparente paradoja. Para que el pueblo español sea republicano basta con que lo sean los que se encuentren capacitados para conmoverle.
La Opinión Pública española es casi en su totalidad un mueble.
El que quiera, por ejemplo, llevarla del campo de la Monarquía al de la República, tiene que cargar con el pueblo español y echárselo a la espalda. La revolución en España es una faena de levitación. No hay que llevar a rastras el mueble porque se deteriora. Hay que levantarlo primero y después transportarlo en peso a donde sea, con cuidado para que no se desgozne.
Basta, pues, que los promotores del traslado cuenten con la fortaleza necesaria. Así, cuando los encargados de la mudanza se llamen republicanos y lleven al pueblo al prado de sus ideas, el país será indudablemente republicano, por la misma virtud de atemperancia y acorde que se atribuye a los camaleones.
Sobre ser un mueble, el pueblo español barnizado con un especial tintura de camaleón que le hace no desentonar del color político que le adjudican.
Cuando Primo de Rivera decía que la Opinión Pública estaba con él, tenía razón. Ahora dicen lo mismo republicanos y también la tienen.
3. La Opinión Pública nacional es del género femenino, según la gramática y según la psicología. La Opinión Pública es, por femenina, esencialmente doméstica, en los dos sentidos: en el de demus y en el del doma. La Opinión pública española es, como muchas mujeres, un animal doméstico.
Schopenhauer, el misógino, decía de las mujeres que les gusta ser dirigidas y dominadas. «Si son jóvenes toman un amante; si viejas, un confesor».
La Opinión Pública española ha tenido las dos cosas en una: ha tenido un amante que era su confesor —coaligación de la tiranía y la teocracia—. Ha tenido un amante, en el sentido que tiene en las mancebías esta palabra, que le propinaba todos los palos que podía como Dios manda. Con toda religiosidad.
La concreción del personaje podía apreciarse, por ejemplo, en las procesiones, solemnemente acompañadas de la fuerza pública: símbolo dual de quien tenía por entonces a la Opinión Pública —al asno, al mueble y a la mujer— en casa.
4. Y en vano es que la motejen de adúltera los que no pudieron retener a la Opinión Pública no tiene domicilio conocido, vive donde la alojan los que cargaron con ella. Por eso ahora se la llevan los republicanos.
Hasta ahora la Opinión Pública fue como la mujer pública. Y hay que acabar con los chulos de la Opinión Pública.
Porque no se diga nunca de las dictaduras como de las casas de prostitución, que son males necesarios.
5. Pero cuando el rencor hacia quien se hizo soporte de siete años de ignominia deja lugar, imaginamos que la Opinión Pública de España es un niño grande, una especie de intermedio entre el hombre y la mujer.
Pero ved la transformación que dentro de esos lindes está sufriendo la Opinión Pública. Cuando ésta deje de tener las ideas sugeridas y provisionales, para encontrarse con las ideas propias, el criterio adulto y autonomía para la traslación, entonces la nación dejará de ser el Estado.
Y al mueble de la metáfora le retoñará una cabeza con que pensar en sus destinos y enderezar a su albedrío sus pasos y mudanzas. Y en los costados donde ahora las fáciles asas brotarán unos brazos de verdad capaces de hacer trizas la pica vergüenza y los latifundios de España.
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Menuda joya de artículo, desconocía x completo a este autor extremeño