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Política
Sánchez busca su propio hito con Catalunya, desconcierta a aliados y planta una larga batalla con el PP
“Hombre blanco hablar con lengua de serpiente”. Un proverbio que se atribuye a los native americans (como se llama en Estados Unidos a los indígenas) que pretendía destacar la hipocresía y discurso mentiroso de los conquistadores blancos. En el Estado español la expresión fue popularizada gracias a la canción ‘Cuervo ingenuo’, de Javier Krahe, para hacer referencia a la incoherencia entre praxis y promesas de Felipe González.
El hombre blanco en la política española es el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el PSOE en términos abstractos. No porque en el PP no hablen con lengua de serpiente sino porque desde hace seis años que quien viene enhebrando pactos de investidura y legislativos es el mismo partido y el mismo líder.
Pero sus aliados le creen poco y nada. Hacer cumplir a los socialistas los acuerdos es bastante difícil y no hay un solo partido de los que hayan apoyado las investiduras de Sánchez que no coincidan en esto. Quienes conocen el devenir de Esquerra Republicana señalan además otro dato: la desconfianza ha permeado también en sus militantes y el mayor peligro en la votación de las bases a la propuesta del pacto para investir a Salvador Illia no era el rechazo a la propuesta en sí sino el resquemor profundo para con la palabra empeñada de los socialistas.
Catalunya
Catalunya Las bases de ERC aprueban el acuerdo para hacer president al socialista Salvador Illa
Será por eso posiblemente que el aval al acuerdo por parte de los militantes haya logrado un exiguo 53% este viernes, dejando entrever que ERC está partida en dos. Tan solo 8.200 afiliados (el padrón se ajustó a la baja en los últimos días tras actualizar los datos de los pagos, perdiendo unos 300 votantes posibles) han tenido en sus manos el destino de la política española, no solo la catalana. Y fue de tan solo 550 la cantidad de sufragios que impidió que se fuera a una repetición electoral de alto impacto y resonancias y hasta posible réplica en el ámbito estatal.
El hecho histórico
“Lo importante aquí es el pacto de investidura de un territorio, no es un cambio en la financiación autonómica. Hay que desbloquear una situación y conseguir sobre todo que haya una Generalitat socialista. Ese es el gran paso adelante”, comenta un miembro de la Ejecutiva del PSOE en conversación con El Salto.
El también diputado, así como otro de sus pares también consultado, no oculta el objetivo estratégico detrás de todo esto: lograr el hito que es, tras casi una década y media, devolver al PSC al Govern de Catalunya, con toda la potente carga simbólica que eso significará en lo que hace al final concreto y real del ‘procés’. El final de la deriva soberanista ya tuvo varios síntomas claros, como el resultado de las urnas y los acuerdos legislativos con el partido de Puigdemont en el Congreso. Pero falta esta última página: las instituciones del autogobierno catalán. Y Sánchez va a por ellas.
Quienes se sienten leales a Sánchez no se permiten muchas críticas porque entienden que la meta es de partido
La importancia que el líder del PSOE le otorga a este hecho se pueden mesurar por la envergadura del riesgo que ha asumido para alcanzar la meta (o tirar ese triple, en jerga de baloncesto que tanto le gusta a Sánchez). Ha decidido abrir la caja de Pandora que significa el debate de la financiación autonómica de la forma más difícil, que es prometiendo más beneficios a Catalunya y acercándola al estatus vasco.
Otro legislador que pisa fuerte en la región mediterránea admite a El Salto que esto pueda “causar dudas” en las filas socialistas. “Yo también las tengo pero confío en la dirección. Hay que confiar”, responde, casi susurrando. Quienes se sienten leales a Sánchez no se permiten muchas críticas porque entienden que la meta es de partido. Los intereses del Estado no pintan tanto aquí como la ambición de poder a largo plazo de la familia socialista.
Por eso desestiman la actitud de García-Page, el barón más conservador de todos los socialistas. “(El presidente castellanomanchego) cae en el marco de la derecha, por el que el Gobierno es sospechoso. Esto es gobernar. Si alguien quiere estar en su espacio de confort y criticarlo todo, lo puede hacer. Pero nosotros estamos gobernando España”, opina la misma fuente.
“Con este acuerdo con ERC, Puigdemont queda noqueado”, sentencia un socialista con sonrisa irónica
Desde el PSOE se están documentando para dar la batalla ideológica contra las derechas y con el Madrid de Ayuso como eje. Fuentes del partido señalan que en la conversación pública que provocará el Concierto Catalán van a remarcar la falta de cuestionamientos de la derecha al “dumping fiscal de Madrid, que también afecta la igualdad”, y los 2.000 millones de euros que los recortes de impuestos a los más ricos han evitado recaudar al Estado.
Tribuna
Tribuna No esta reforma, no de esta forma
En Ferraz creen que no hay vuelta atrás en la estrategia de Feijóo y Abascal: “Quieren un marco emocional, de política afectiva. Los datos no les importan, quieren el conflicto permanente”.
Otro elemento nada desdeñable es el golpe a Junts. “Con este acuerdo con ERC, Puigdemont queda noqueado”, sentencia un socialista con sonrisa irónica. El líder más visible del proceso independentista, el de las posiciones más duras y confrontativas, queda ahora fuera del Govern y obligado a cumplir su palabra de retirarse de la política activa si no era investido (aunque nunca nadie le creyera tanto esa promesa).
Sánchez quiere su mausoleo simbólico al entronar a los socialistas nuevamente y ser el sepulturero del ‘procés’, mostrando, como dicen en Ferraz, “que con el PSOE la unidad de España es más fuerte que nunca”. Pero en ese camino ambicioso ha desconcertado a sus aliados y ha puesto en aprietos incluso a compañeros de partido siempre leales, como el presidente de Asturies, que ha debido salir a criticar preventivamente el acuerdo.
“Tengo muchas dudas que en el Congreso esto se apruebe. El PSOE vive el día a día, salvar los match-ball, no miran el largo plazo”, comentaba un dirigente soberanista del norte peninsular. Lo cierto es que la única formación que votó la investidura y que ha apoyado sin miramientos lo pactado es EH Bildu. Junts se ha opuesto a lo pactado en materia fiscal, al igual que Coalición Canaria, mientras que el PNV y el Bloque Nacionalista Galego no han sido muy entusiastas. Podemos la ha rechazado por ser poco ambiciosa.
Reacciones dispares en la izquierda
En el espectro de la izquierda han surgido voces a favor y en contra. La financiación autonómica tiene aristas que tienen que ver factores de población, impuestos y necesidades, y tiene también varios planos de análisis, porque algunos encaran el asunto desde un paradigma de territorios (o lucha entre naciones) y otros desde las clases populares y sus carencias.
Un ejemplo de contrapunto es el que tienen dos dirigentes de inobjetable posicionamiento de izquierda transformadora y reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado como es el caso de Carlos Sánchez-Mato (economista y dirigente en IU) y Joan Coscubiela, exsecretario de CC OO en Catalunya y exportavoz de Catalunya Sí que Es Pot. El primero en El Salto y el segundo en eldiario.es han publicado artículos en los que opinan diametralmente distinto y hacen un diagnóstico muy diferente de la situación.
Familias territoriales, como Más Madrid y la balear Ara Més dieron a entender su apoyo aunque con deseos que los cambios en la justicia fiscal lleguen a todos
Impera por ahora una nebulosa de confusión, en un asunto por demás árido y que está lleno de números y proporciones, y cuyo hilado fino vendrá más adelante, cuando vuelva el Congreso y esté investido Illa. Pero a pesar de ello en Sumar no se pudo evitar mostrar las ambigüedades.
Apenas se conoció el acuerdo, Compromís y la Chunta expresaron su negativa a votar un cambio que no contemple mejoras para sus territorios. En IU apoyan cambios pero que sean para todos y no precisamente creando nuevos conciertos económicos. Otras familias territoriales, como Más Madrid y la balear Ara Més dieron a entender su apoyo aunque con deseos que los cambios en la justicia fiscal lleguen a todos. Los ‘comuns’, por supuesto, están de acuerdo.
La vicepresidenta Yolanda Díaz dijo a RNE entender las críticas de tres de sus diputados pero avaló el acuerdo PSC-ERC a la vez que pidió una nueva ley de financiación autonómica. También se sumó a las críticas al “dumping fiscal de los gobiernos del PP” en sus comunidades.
Pero la ministra parece haber actuado tarde. Otra vez distintos diputados han mostrado las grietas internas y no hubo un procedimiento para homogeneizar voces. De hecho miembros del grupo parlamentario estaban sorprendidos que hasta el viernes por la tarde ningún dirigente ni nadie de la dirección del grupo conducido por Iñigo Errejón había comunicado algún tipo de argumentario o había hecho algún gesto de contención para tener una posición común. “No hay nadie al volante parece”, decía un diputado de los 27.
“Hay una sensación de que es todo teatro, fuegos de artificio. Sánchez se sabe ganador porque no tiene a nadie enfrente, no está el Podemos de 2019, no hay nadie con rocosidad para estorbarle. Están todos comprando tiempo, también ERC. Todos, menos el PSOE, tienen problemas internos en sus formaciones. Además, el antagonismo y la polarización son tal que los progresistas que tengan dudas apoyarán en silencio también esto”, reflexionaba en privado un dirigente de la izquierda confederal.
Hay quienes creen que la reforma de la compleja financiación autonómica empezará ahora, con Catalunya como excusa. Otros creen que no va a prosperar y que es solo el pretexto que hacía falta para que ERC pueda votar a Illa y bloquear a Junts. Hay tesis por doquier aunque el abrasador calor del verano recuerda una verdad irrefutable: la gente está a otra cosa.
En el PSOE lo saben y lo aprovechan. Como decía un miembro de la Ejecutiva con cruda sinceridad y envidiable optimismo: “El ciudadano de a pie no entiende lo que es un concierto económico o el cupo, la gente quiere un respiro y aprovechar el verano y los buenos datos de empleo”.
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¿Quo vadis PXXE/Sánchez? La empanada mental es de traca, todo por el valor supremo psoista de gobernar por gobernar. Las necesidades de la ciudadanía, si eso, para otro día. Da vergüenza ajena el tacticismo del socioliberalismo y más cuando es un hecho evidente que en las cosas de Estado PSOE, PP, la misma mierda es. Nos venderán enfrentamientos, tipo caso Begoña, como transcendentales y silenciarán temas como el genocidio, la guerra, el cambio climático, el feminismo transformador, la vivienda, la cesta de la compra o los bajos salarios. Pretenden enfrascarnos en peleas bipartidista para que lo fundamental, la vida difícil de la gente, no cambie. Hay que desenmascarar a los tácticos del bipartidismo y promover cambios estructurales.