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Sanidad
La exclusión hospitalaria de mayores durante el covid en Madrid precedió a la existencia de protocolos
A partir del 7 marzo de 2020, las derivaciones hospitalarias de pacientes que vivían en residencias en la Comunidad de Madrid disminuían a medida que las muertes aumentaban en las residencias. La disminución en las derivaciones hospitalarias de los residentes y la estabilidad de las muertes de residentes en hospitales precedieron en dos semanas a la publicación de los protocolos de triaje: hasta cuatro protocolos firmó la Consejería de Sanidad, con fechas del 18, el 20, el 24 y el 25 de marzo, que impedían el traslado de pacientes que sufrían determinado grado de dependencia o de deterioro cognitivo a hospitales. Y, mientras disminuían los traslados, se incrementaban las muertes en las residencias de la Comunidad de Madrid.
Es la conclusión principal del estudio Hospital referrals, exclusions from hospital care, and deaths among long-term care residents in the Community of Madrid during the March–April 2020 COVID-19 epidemic period: a multivariate time series analysis, publicado a mediados de agosto en la revista BMC Geriatrics, una revista internacional de investigaciones en geriatría revisadas por pares y de acceso abierto y liderada por el profesor emérito de la Universidad de Montreal, François Béland, con los epidemiólogos María Victoria Zunzunegui y Fernando García López como coautores.
El responsable de la investigación, François Béland, explica que, aunque el objetivo de los protocolos (contribuir a la sostenibilidad del Sistema de Salud evitando las graves consecuencias que un colapso tendría), es legítimo en tiempo de epidemia con un cuadro de implementación cuidadoso, el problema en la Comunidad de Madrid radica en la forma de implementar el triaje.
Sobre la publicación del protocolo dos semanas después de que, como muestran los datos, se frenara el traslado de enfermos, el responsable del estudio, François Béland: “No se explica esta inversión de acontecimientos”
“Los criterios de restricciones al acceso al hospital de los residentes de residencias para mayores excluyeron, de facto, los casos graves de covid-19”, dice Béland. “Se basaron en criterios geriátricos generales, cuando la epidemia era de covid-19, no de envejecimiento no saludable; por lo tanto, no se ofrecieron cuidados alternativos eficaces fuera y dentro de las residencias”. Sobre la publicación del protocolo dos semanas después de que, como muestran los datos, se frenara el traslado de enfermos, es tajante: “No se explica esta inversión de acontecimientos”.
El estudio utiliza datos de fuentes oficiales para analizar las intervenciones del Gobierno de la Comunidad de Madrid en relación con los traslados hospitalarios y las defunciones ocurridas tanto en las residencias como después del traslado al hospital durante el periodo pre-covid-19 de enero y febrero de 2020; las fases ascendente y descendente de la primera ola de la pandemia covid-19 durante marzo y abril, y en el periodo posterior de mayo a junio de 2020.
Entre enero y febrero de 2020, antes de que la pandemia del covid-19 llegara a España —el Gobierno decretó el Estado de alarma el 14 de marzo— se realizaron 18.895 derivaciones de residentes enfermos de residencias para personas mayores a hospitales públicos de la Comunidad de Madrid.
Cuando empezó la pandemia, se observó una caída drástica de los traslados desde las residencias a los hospitales, a partir de que la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid pusiera en marcha el 7 de marzo la gestión centralizada de las camas hospitalarias. La media pasó de las 120 personas por día en febrero de ese año a tan solo 67 entre el 7 y el 29 de marzo, por lo que los protocolos posteriores solo vinieron a certificar la situación que ya se estaba produciendo.
“La restricciones al hospital funcionaron al revés de los que se espera normalmente: suban con el incremento de personas enfermas y bajan con el decremento; al final, la epidemia de COVID-19 en residencias empezó una semana después de en la población”. “No hubo medidas eficaces por impedir la entrada de la COVID-19 en residencias y, dentro de las residencias, la covid-19 se disparó sin que se aplicaran medidas de control epidemiológicas”, explica el responsable de la investigación.
Las residencias de personas mayores en la Comunidad de Madrid fueron las más golpeadas de España durante la primera ola de la pandemia, con un 21,5% de mortalidad
Sus conclusiones refuerzan lo que ya vienen denunciando colectivos por la Sanidad y familiares de las personas afectadas: que la gestión de la Comunidad de Madrid se tradujo en una mortalidad excesiva, tal y como recogió la Resolución del Parlamento Europeo, de 12 de julio de 2023, sobre la pandemia de covid-19, en su artículo 21.
La investigación certifica que las residencias de personas mayores en la Comunidad de Madrid fueron las más golpeadas de España durante la primera ola de la pandemia, con un 21,5% de mortalidad (9.470 fallecimientos durante los meses de marzo y abril de 2020), cifra que incluye tanto a los residentes fallecidos por COVID-19 como a los que murieron por otras causas. De ellos, 7.291 fallecieron sin atención hospitalaria: son el 77%.
Otras conclusiones
El estudio también recoge cómo, en los meses de marzo y abril del 2020, la curva de defunciones diarias en las residencias de la Comunidad de Madrid siguió con una semana de retraso la curva de las defunciones de la población de la Comunidad de Madrid, con un descenso algo más lento.
Además, en la fase ascendente de la pandemia (entre el 7 y el 26 de marzo de 2020), en ausencia de medicalización y con escasos traslados a los hospitales, las defunciones en las residencias aumentaron a medida que el virus entraba en las residencias a través de los trabajadores y aumentaban los contagios dentro de las residencias en un caos de organización de cuidados por falta de recursos profesionales y materiales y en ausencia de pruebas de diagnóstico y medidas eficaces de control.
Residencias de mayores
Pandemia en Madrid La mortalidad en las residencias madrileñas de gestión privatizada fue casi tres veces mayor que en las de gestión pública
El número diario de residentes que fallecieron en los hospitales se mantuvo constante y reducido mientras que la mayoría quedaron atrapados en las residencias.
Cuando empezó a disminuir la incidencia de casos en la población de la Comunidad de Madrid, se relajaron gradualmente las restricciones de traslado de residentes al hospital. En consecuencia, se produjo un aumento del número diario de residentes que fallecían en los hospitales.
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Aunque solo fuera por su negligente gestión de este asunto, Ayuso debería estar ya dimitida, por negligencia. Pero si tenemos también en cuenta lo que dijo de que "total, se iban a morir igual", los protocolos que aprobó y que 7291 personas murieron por culpa de la gestión de su gobierno, Ayuso debería estar imputada y juzgada por sus acciones cirminales durante la pandemia.