Opinión
¡Fuera casas de apuestas de nuestros equipos!
Es intolerable que estas empresas que se enriquecen a costa de la ludopatía y la necesidad de conseguir un dinero extra que no se consigue con sueldos miserables, estén presentes en las camisetas y campos de los equipos que animamos, intentando normalizar lo que debería ser repudiado.

Esta semana el Athletic ha comunicado quien será uno de sus nuevos patrocinadores oficiales durante esta temporada: la casa de apuestas Bet 365. La decisión ha creado revuelo en las redes sociales y han sido muchos y muchas las que han su mostrado su indignación. “¡Qué más da! Otra empresa patrocinadora más. Como si las otras fueran mejores…” habrán pensado algunos, y aunque las demás empresas (Petronor, Kutxabank, San Miguel…) también puedan generar repulsa por parte de una gran parte de la afición, este caso tiene un especial significado.
Las casas de apuestas se están apoderando de cada vez más espacios, muchas veces juveniles (sobre todo en barrios obreros y zonas de ocio), y ahora también en la publicidad de los grandes clubs de Euskal Herria. Algunos lo llevan en la misma camiseta (Alavés y Osasuna), en el propio nombre del equipo (RetaBet Bilbao Basket y KirolBet Baskonia) y otros en la publicidad ligada al club. Obviamente, lo que buscan con estos nuevos patrocinios es normalizar las apuestas deportivas, que ya tienen un alcance preocupante, ante el público y las aficiones. Apuestas que parecen no tener nada de maligno ni preocupante hasta que analizamos cual es su realidad social.
Si nos remitimos a los datos económicos —véase el hilo en Twitter de @Hugo_saez— las casas de apuestas en 3 años han pasado a ganar el doble de lo que ganaban en 2014 (de 256 a 560 millones). Multiplicación que también se ha dado en los jugadores de apuestas online. En todo este abanico de apuestas, las apuestas deportivas representan el 97% del mercado, una auténtica barbaridad.
En lo social, en ciudades como Bilbo, pero también en cada vez más pueblos, los locales de apuestas deportivas y salones de juego se han multiplicado de una manera escandalosa. Mención especial merece que gran parte de estas se han abierto en barrios obreros, donde han encontrado una mina de extracción de dinero rápido y barato a costa de los pequeños ahorros de sus vecinos. Los sueldos cada vez más irrisorios y los precios cada vez más altos hacen buscar a muchos trabajadores un dinero que al final acaban perdiendo. Es decir, el sistema precariza cada vez más a la clase trabajadora, y después le quita lo poco que tiene en las apuestas.
¿Y todo esto por qué? La respuesta es sencilla. El capital ha encontrado un nuevo mercado de dinero rápido y sobre todo fácil. Sí, fácil, porque si bien todos tendremos amigos o amigas (sobre todo amigos) que apuestan y nos dicen que ellos ganan dinero, en las apuestas, como en Las Vegas, la casa siempre gana.
Como bien demostró el psicólogo estadounidense B.F. Skinner, los animales son capaces de repetir acciones constantemente a cambio de una recompensa parcial y de forma variable. Es decir, las personas son capaces de perder dinero una y otra vez en apuestas o loterías a cambio de pequeños incentivos variables. A este efecto deberíamos de sumarle los casos de ludopatía, que se han multiplicado en los últimos años, que convierten en todavía más salvaje el enganche. El negocio perfecto.
Viendo esto, y pudiendo extendernos mucho más, la indignación de gran parte de la afición ante estos patrocinios en los equipos que solemos denominar como “los nuestros” es totalmente comprensible. Comprensible porque es intolerable que estas empresas saqueadoras de los trabajadores, que se enriquecen a costa de la adicción, la ludopatía y la necesidad de muchos de conseguir un dinero extra que no consiguen con los sueldos miserables, estén presentes en las camisetas y campos de los equipos que animamos, intentando normalizar lo que debería ser repudiado. Esperemos que el Athletic y los demás clubes tengan que terminar quitando de sus camisetas y estadios lo que claramente es un despropósito.
Sector del juego
Madrid, territorio de apuestas
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