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Sevilla
Sevilla protesta por una maternidad digna: “El dolor no es un daño colateral”

A las puertas del Hospital de la Mujer, el calor sevillano no impidió que se alzaran pancartas y voces. La concentración, convocada por Comisiones Obreras, reunió a profesionales sanitarios y usuarias del sistema público para denunciar lo que consideran un nuevo golpe a la sanidad pública: la supresión de una anestesista de guardia en uno de los centros de maternidad más importantes del país.
“Pasamos de tres anestesistas de guardia a dos, en un hospital que es referencia en Andalucía y en España”, denunciaba Esther Roca, responsable del Sindicato Provincial de Sanidad de CCOO en Sevilla. “Aquí no solo se atienden partos y cesáreas, también cirugías fetales, neonatales y complicaciones graves, dejar las noches y los fines de semana con menos personal es actuar como si no hubiera partos o emergencias en esos momentos”, explicaba Esther.
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La medida, que afecta directamente a la atención de las mujeres durante el parto, ha sido calificada por el sindicato como una “decisión economicista y machista”. La responsable no dudó en enmarcarla dentro de un proceso más amplio de desmantelamiento de la sanidad pública por parte del Servicio Andaluz de Salud y el gobierno autonómico.
Desde dentro del hospital, la preocupación es palpable. Víctor Gracia Rodríguez, anestesiólogo del centro, explicaba que la reducción de personal compromete gravemente la atención a las pacientes: “La analgesia epidural es la última en la cadena de prioridades cuando hay emergencias. Con solo dos anestesistas, habrá mujeres que tengan que esperar para recibirla. Y eso, en un parto, es inaceptable”.
Pero el problema no se limita al impacto sobre las pacientes. Los profesionales también denuncian condiciones laborales insostenibles. “Nos obligan a trabajar a destajo durante 24 horas, sin descanso. “Esto no es expectativa de trabajo, es esclavitud”, afirmó Gracia. La sobrecarga de trabajo, afirmaba, no solo afecta al rendimiento médico, sino también a la salud mental del personal: “La ansiedad y la depresión empiezan antes de entrar en la guardia. Sabemos que vamos a estar toda la noche sin parar, después de haber trabajado todo el día”.
La indignación crecía aún más tras las declaraciones del jefe de servicio, quien calificó como “daño colateral” el hecho de que una mujer pudiera quedarse sin epidural. “No hay necesidad de eso. Ponen en riesgo a las mujeres y a los profesionales. “Si no lo quieren entender, esto va a reventar”, comentaba el anestesiólogo.
La protesta de ayer no ha sido un episodio aislado, sino una muestra más del progresivo desmantelamiento de la sanidad pública andaluza, cuyas consecuencias no son abstractas: tienen rostro, cuerpo y dolor. En este caso, el de las mujeres que paren sin garantías, sin analgesia, sin el respaldo de un sistema que debería cuidarlas. Recortar anestesistas en una maternidad no es una decisión técnica: es una decisión política, que relega el sufrimiento femenino a un “daño colateral” asumible.