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Tren de alta velocidad
No al Muro: el tren de alta velocidad que parte un pueblo
La solución al problema del tren Extremadura tiene que pasar por un tren actualizado a los tiempos y no por un proyecto megalómano y privativo como es el AVE. Estos planes se concretan en el caso de Navalmoral de la Mata, puerta de entrada desde Madrid, con la ejecución de un tajo brutal en el tejido urbano para que el AVE pase por allí. ADIF se niega a la solución exigida por los vecinos: el soterramiento.
A cualquiera que haya viajado alguna vez en el tristemente famoso recorrido ferroviario extremeño le es familiar el conjunto de emociones que Renfe garantiza como parte de la experiencia. La incertidumbre de la hora de salida, no digamos ya de la de llegada, las apuestas por el número de paradas no informadas o la sensación de ligereza en el bolsillo al comprar un billete que se encarece año tras año parecen ya signos de identidad de la Comunidad Autónoma más empobrecida de España.
Al vernos privados de expectativas laborales y de futuro en nuestra tierra, somos muchos los que vivimos en Madrid y otras ciudades, pero habitualmente vamos y venimos a visitar a nuestras familias y recorremos este particular viacrucis a gasoil. Somos muchos, por tanto, los que hemos venido acumulando un malestar que se ha traducido en una importante movilización por toda la región para reclamar un tren digno que conecte Extremadura con el resto del país.
Vaya por delante que quien escribe, como muchos otros, ve en el AVE más otro problema que una solución, que tendría que pasar por un tren actualizado a los tiempos y no por un proyecto megalómano y privativoSabiendo esto no sorprenden tanto, pero no por ello enfadan menos, los planes de Adif para hacer llegar el AVE a la región. Vaya por delante que quien escribe, como muchos otros, ve en el AVE más otro problema que una solución, solución que tendría que pasar por un tren actualizado a los tiempos y no por un proyecto megalómano y privativo. Estos planes se concretan en el caso de Navalmoral de la Mata, puerta de entrada desde Madrid, en la ejecución de un tajo brutal en el tejido urbano.
Quienes conocemos esta localidad, conocemos también la penosa vía del tren que pasa por el interior del municipio, haciendo necesaria la existencia de dos pasos a nivel de uso nada anecdótico. Una necesaria reforma de las estructuras ferroviarias podría haber tenido ya esto en cuenta y buscar soluciones que permitiesen una unión más fluida. En cambio, el plan que amenaza con ponerse en marcha acrecentaría la brecha con la construcción de un muro que separaría el propio municipio y el paso del tren. Aparentemente, no está clara aún qué forma tomaría dicho muro, puesto que, en fecha reciente, Adif negaba que se tratase de un muro de cinco metros y explicaba que serían barreras de 2,5 metros de altura.
Desde Adif niegan la posibilidad de ejecutar la obra escuchando la alternativa propuesta por las plataformas ciudadanas locales, como No al Muro, que se han organizado para oponerse a este plan y que consistiría en soterrar la vía a su paso por NavalmoralEn cualquier caso, desde Adif niegan la posibilidad de ejecutar la obra escuchando la alternativa propuesta por las plataformas ciudadanas locales, como No al Muro, que se han organizado para oponerse a este plan y que consistiría en soterrar la vía a su paso por Navalmoral. Alegan para ello que es tarde ya para realizar este tipo de propuestas, como si el proceso hubiera sido absolutamente transparente y se hubiera dado la oportunidad a la ciudadanía afectada de opinar o influir al respecto. Alegan también que, de tomarse en consideración, habría de realizarse un nuevo informe de impacto ambiental que podría resultar negativo, como si la propia construcción de un tren de alta velocidad no estuviera plagada de consecuencias negativas sobre el medio natural. Sería la primera noticia que tenemos de que se desecha un proyecto como el del AVE para no perjudicar algunos pequeños arroyos.
En la práctica, se separararía del centro del pueblo el barrio de Navarrosa y un importante polígono industrial que, supuestamente, tendría que contribuir a revitalizar una región ávida de cualquier posibilidad de empleoEn cambio, todo apunta a que los impactos sobre la población van a ser graves. En la práctica, se separará del centro del pueblo el barrio de Navarrosa y un importante polígono industrial que, supuestamente, tendría que contribuir a revitalizar una región ávida de cualquier posibilidad de empleo. Para conectar ambos lados del muro, Adif pretende ubicar pasos subterráneos en lugar de los actuales pasos a nivel. Sin embargo, la separación mediante barreras físicas, ya sea un muro u otros elementos, a pesar de que permita el paso en determinados puntos, impone una sensación de ruptura, de marcar un afuera y un adentro en la localidad. En vez de solucionar el problema, se ahonda en él.
Abriendo el foco, constatamos que no hablamos de una crisis local, sino de las consecuencias del abandono, cuando no directamente desmantelamiento, de las infraestructuras de toda una región. Una región formada por las dos provincias más extensas de España y que apenas cuenta con posibilidades de transporte intrarregionalMás allá de lo simbólico o lo emocional, este cierre supondrá, más que probablemente, una devaluación del precio del suelo en aquellas zonas que queden del lado exterior del muro. En tal caso, hablaríamos ya de que llueve sobre mojado en un barrio como el de Navarrosa que no es precisamente conocido por las altas rentas de sus habitantes. Supone también otro clavo en el ataúd que condena a Extremadura a ser una enorme finca a la que vengan a divertirse grandes empresarios, personajes de la nobleza e inversores. Que vengan todo tipo de clases pudientes en un tren que los demás nos tendremos que conformar con ver pasar.
Abriendo el foco, constatamos que no hablamos de una crisis local, sino de las consecuencias del abandono, cuando no directamente desmantelamiento, de las infraestructuras de toda una región. Una región formada por las dos provincias más extensas de España y que apenas cuenta con posibilidades de transporte intrarregional al margen del vehículo privado y en la que, necesariamente, todos los carteles señalan a Madrid. La desaparición del tren de la Ruta de la Plata o el que nos conectaba con Portugal son quizá los últimos ejemplos más palmarios, a los que podemos sumar la reducción de trenes que salen cada día o el abandono de estaciones. Frente al supuesto realismo que no es más que un recordatorio de una condición impuesta, podemos permitirnos imaginar y, de ahí, reclamar un tejido público de comunicaciones que facilite otra forma de movernos, que conecten nuestra región no solo con Madrid, sino entre el interior y con otras ciudades como Salamanca, Sevilla, Cádiz o Lisboa.
Parece que el plan no se llevará a cabo con el mudo asentimiento de la población, sino que tendrá que enfrentar un descontento creciente y el riesgo de que quienes apuestan por una alternativa se convenzan de que es posible una victoria. Hay precedentes muy similares, como es el caso de MurciaLamentablemente, los últimos años en Extremadura no se caracterizan por haber sido demasiado agitados en cuanto a movilización social. Resulta difícil articular respuestas en un territorio con un éxodo rural tan importante y que ha sido disciplinado desde largo tiempo con la amenaza del paro y la despoblación. Sin embargo, quizá porque la problemática en torno al tren ya viene cogiendo fuerza desde hace un tiempo o porque en este caso ha tocado una fibra sensible, parece que el plan no se llevará a cabo con el mudo asentimiento de la población, sino que tendrá que enfrentar un descontento creciente y el riesgo de que quienes apuestan por una alternativa se convenzan de que es posible una victoria. Hay precedentes muy similares, como es el caso de Murcia, con un proyecto claramente similar pero revertido debido a la intensa movilización popular.
Queda, pues, por ver si en los próximos meses o años asistiremos al desarrollo de un nuevo proyecto excluyente que sirva a intereses centralistas y privilegiados o a la efervescencia de la lucha popular y a la sonrisa colectiva de quienes son capaces, entre todos, de ganar el pulso al gigante.
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