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Venta ambulante
Los mercadillos de Andalucía retrasan su vuelta hasta mitad de junio en situación precaria
Sin posibilidad de apertura durante la fase 1 de la desescalada, la Secretaría de Estado de Comercio, la FEMP y asociaciones del sector dan luz verde a las medidas planteadas por los vendedores.
La madre del pequeño comercio es sin duda la venta ambulante. El mercado nómada lleva siglos siendo una actividad esencial para las clases populares. Un oficio donde, según el investigador Ignacio R. Mena Cabezas en la Guía para el conocimiento y reconocimiento de la venta ambulante impulsado por la Federación de Asociaciones de Mujeres Gitanas (Fakali), la comunidad gitana recurrió al autoempleo ante la “pérdida de la condición de persona asalariada” resultado de múltiples factores históricos y sociales. En la actualidad, Andalucía, que es la comunidad donde reside más población gitana, es también aquella con un número superior de mercadillos. En total, 848 se levantan cada mes en la comunidad, posicionándose Granada y Málaga a la cabeza en cuanto a provincias andaluzas con mayor presencia (187 y 122), mientras que Sevilla se lleva la palma en cuanto a número de puestos, con 7.786.
Sin embargo, 41.000 puestos en Andalucía llevan más de 60 días preparados para una nueva jornada que no llegó a darse y que aún carece de fecha de reanudación debido a que el estado de alarma obligó a cesar la actividad del comercio ambulante. Con kilos de mercancía en stock que suman pérdidas a los bolsillos de estos pequeños comerciantes, la crisis ha traído consigo consecuencias socio-económicas a más de 400 familias, según Fakali. Su idiosincrasia, como la alternancia de las jornadas o la climatología, obligan al gremio a cotizar bajo la base mínima y, por ende, a que estos empresarios cobren desde el 14 de marzo algo más de 300 euros al mes. Entre estas familias se encuentra la de Tamara. Además de colaborar con Fakali, es vendedora ambulante y propietaria de un puesto de zapatos. Reconoce que al principio vivió una situación de “mucho desconcierto”. Por si fuera poco, en su caso, el comienzo del estado de alarma coincidió con la compra trimestral del género. Una pérdida que ahora lamenta tener que volver a invertir de cara a la temporada estival sin haber sufragado los gastos de la anterior.
Carlos Martí (Uneca): “Hay familias donde la única fuente de ingresos es la venta ambulante y la gente está pasando hambre”
Las asociaciones de vendedores se han mostrado críticos frente a este asunto. En concreto, la Unión Nacional de Empresas del Comercio Ambulante (Uneca) y la Asociación de Comercio Ambulante de Sevilla y su Provincia (ACA) lamentan la falta de comunicación por parte de las instituciones para abordar la gestión sobre el salto a la fase 1 de la desescalada que incorporaba a la actividad al comercio minorista al aire libre. Atendiendo a estas consideraciones, un conjunto de ellas —en su mayoría andaluzas, entre las que se encuentran Uneca y ACA— se reunieron el 15 de mayo con la Secretaría de Estado de Comercio del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo y la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP). En este encuentro se formalizó la disconformidad ante las medidas oficiales y se propuso un “plan de rescate” para este gremio con el fin de que ayuntamientos y comunidades diseñen un marco de actuación favorable a los trabajadores en base a estas medidas porque “hay familias donde la única fuente de ingresos es la venta ambulante y la gente está pasando hambre”, denuncia Carlos Martí, coordinador de Uneca. Las asociaciones pusieron encima de la mesa la pretensión de mantener las prestaciones por cese de actividad hasta el 30 de septiembre y su complemento con una renta mínima.
Entre las medidas gubernamentales de protección requeridas en la fase 1 destacan la reducción al 25% de los puestos y el control de la afluencia de público sin sobrepasar un tercio del aforo. Una normativa cuestionada por la mayoría de estos empresarios debido a las características concretas del gremio según refleja una encuesta realizada a más de 4.000 personas dedicadas a la venta ambulante sobre el reinicio de la actividad, elaborada por Gescomer y Uneca. Sobre estas limitaciones y la vuelta a la actividad en la fase 1, siete de cada diez encuestados se muestran disconformes, el 13% a favor y el 14% plantea alternativas. Por consiguiente, estos resultados evidencian un debate entre comerciantes en base a un único objetivo común: la ansiada “vuelta a la normalidad” atravesada por factores aparentemente incompatibles como son la recuperación económica y la protección sanitaria.
La mayoría de los comerciantes lo ven como una medida precipitada, según el estudio mencionado en párrafos anteriores. Tamara rechaza su rentabilidad y la posibilidad de implementar el 25% de la ocupación debido a la discriminación que supondría entre puestos “trabajar una vez a la semana”. Desde Uneca y ACA lo tienen claro: prefieren esperar hasta fases posteriores o hasta que cese el estado de alarma para garantizar así una mayor afluencia de clientes sin restricciones de espacio. Antonio Maya, presidente de ACA, manifiesta que quieren “volver juntos pero seguros, siempre y cuando se den unas condiciones óptimas de seguridad”.
Antonio Maya (ACA): “Queremos volver juntos pero seguros, siempre y cuando se den unas condiciones óptimas”
Sin embargo, estas pretensiones dependen sobre todo de su coordinación con las entidades municipales que poseen las competencias en materia de venta ambulante y que durante esta primera semana están empezando a mantener contactos en lo correspondiente al asunto. La gran mayoría de los puestos andaluces no fueron instalados a partir del lunes como correspondía y Maya augura que hasta mediados de junio no volverá esa “confianza general” de la población hasta que no se demuestre su “funcionalidad”. Asociaciones provinciales como las de Almería, Córdoba o Jaén, a través de un acuerdo con los ayuntamientos, han liderado la propuesta de empezar más tarde la actividad a la que se unió el colectivo sevillano mediante la celebración, el pasado lunes 11 de mayo, de la Comisión Municipal de Comercio Ambulante de Sevilla y a la que se espera que sean incluidas el resto de provincias progresivamente.
En cuanto a la puesta en marcha de los mercadillos, las asociaciones andaluzas han elaborado un decálogo de buenas prácticas para proteger a clientes y vendedores, como estipular puertas de entrada y salida que dirijan el recorrido en una dirección a través de un carril de hasta 6 metros de ancho, cerrar los laterales del puesto reduciendo así el espacio de la lona e higienizar antes y después de cada actividad toda superficie susceptible de ser tocada. Tamara, por ejemplo, al ser propietaria de un puesto de zapatos, ha comprado ya calcetines de plástico desechables para los clientes y plantea la proporción por parte de los ayuntamientos de mascarillas o geles desinfectantes: “Solo con esfuerzo, trabajo y usando estas medidas vamos a poder”, concluye.
Otro de los problemas que atañen a los vendedores son las tasas de ocupación municipales que se siguen cobrando. Son algo más de 200 euros los que desembolsa Tamara cada trimestre en dichas tasas, quien espera que en algún momento le sea retribuido lo correspondiente a los dos meses de estado de alarma. Aún ninguna capital provincial de Andalucía se ha pronunciado a cerca del cese de este impuesto —salvo Sevilla, que lo hizo en marzo pero aún no ha sido ejecutado— y son algunos pueblos como el de Osuna (Sevilla) los que han confirmado su puesta en marcha. “Los grandes ayuntamientos deberían ser los primeros en hacer pública la exención de las tasas para que arrastren a los demás”, afirma Martí y que sean “prolongadas hasta final de año”, apunta Maya.
Pero la pregunta a la que se atienen estos empresarios es cómo generar esa confianza en los clientes sin quedarse relegados a un segundo plano. “Cuando todo el mundo se ha acostumbrado a comprar por internet o a ir al supermercado, ahora llegamos los marginales”, lamenta Martí. En este sentido, Tamara cree que los ayuntamientos tienen en su mano proponer “medidas atractivas” para la reactivación de los mercadillos y es optimista al ver en esta crisis “una oportunidad de visibilizar la necesidad de apoyar a este negocio”. Este mes, Fakali ha lanzado una campaña de concienciación con un vídeo bajo el lema “Contigo, el mercadillo no se queda atrás”, en el cual la asociación propone la compra en este pequeño comercio, con el objetivo de apoyar la supervivencia de cientos de familias, presentándola como una alternativa a las grandes superficies.
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