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Violencia machista
“Bichos”, “jolgorio” y “apasionamiento”: estos son y así sentencian los jueces más machistas
Jueces activistas contra lo que llaman “ideología de género”, preguntas acusatorias a las mujeres que denuncian violencia machista en pareja o agresiones sexuales, insultos y prejuicios. De Rodrigo Pita a Ricardo González, estos son los nombres de algunos jueces machistas y sus sentencias.
De preguntar si “cerró bien las piernas” a insultar a una mujer cuando acude a la justicia a denunciar violencia de género, pasando por el juez Calamita o quienes no ven ensañamiento en un asesinato a 70 puñaladas. La justicia patriarcal dicta sentencias bañadas en prejuicios machistas que intenta vender como imparciales. Estas son algunas.
Francisco Javier Martínez Derqui, insultos en la sala.
El titular del juzgado de Violencia sobre la Mujer número 7 de Madrid Francisco Javier Martínez Derqui, llamó “bicho” e “hija de puta” a María Sanjuán, la mujer que había denunciado violencia de género en el ámbito de la pareja. Así se puede constatar en el vídeo grabado por el juzgado en la sala de vistas que ayer publicó la Cadena Ser. “Verás el disgusto que se va a llevar la María Sanjuán cuando vea que tiene que darle los hijos al padre. Estará por la noche en el Sálvame poniéndome de vuelta y media”, dice el juez en una conversación que se produce cuando termina la vista de la demanda de divorcio para decidir las medidas sobre la custodia de los dos hijos, dos bebés de 21 y 10 meses.
El juez, hasta ayer responsable de instruir los procedimientos civiles y penales derivados del divorcio y de las dos denuncias presentadas por malos tratos psicológicos, por amenazas y coacciones, ha anunciado que se aparta del caso y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ya ha abierto diligencias informativas contra este magistrado tras la queja de la ofendida. Sin embargo, se trata de un juez con más de once años de experiencia en juzgados especializados en violencia de género, que ha dictado numerosas sentencias.
El “jolgorio” de Ricardo González, juez discrepante de La Manada.
La indignación que generó la sentencia del caso de La Manada que condena por abuso y no por violación a los cinco acusados de violar a una joven de 18 años en los Sanfermines de 2016 es en buena parte responsable de que los jueces tengan que dar explicaciones, aunque no les guste. Así ocurrió con el juez Ricardo González, magistrado que firma el voto particular de la sentencia a La Manada. En su argumentación, González asegura que en los vídeos que fueron aportados al caso, los gestos y sonidos de la víctima le sugieren “excitación sexual” en “un ambiente de jolgorio y regocijo”. Ricardo González ha sido ponente en más de 60 casos de violencia de género. La Asociación de Mujeres Juristas Themis ha presentado una denuncia contra este magistrado.
La sentencia fue recurrida por todas las partes y tendrá que ser revisada por el Tribunal Superior de Justicia de Navarra, donde entre los cinco magistrados que tiene este encargo hay uno que considera que la violencia sexual no es violencia de género.
Rodrigo Pita: iba provocando.
La justicia patriarcal no es original del nuevo machismo reaccionario. En 1990, un juez indignó a los movimientos feministas al firmar la “sentencia de la minifalda”. Rodrigo Pita argumentó entonces en una sentencia en la Audiencia de Lérida, luego confirmada por el Supremo, que la joven de 17 años agredida por su jefe “pudo provocar, si acaso inocentemente, al empresario Jaime Fontanet por su vestimenta”. El empresario fue condenado a una multa de 40.000 pesetas por un delito de abusos deshonestos con su empleada, dando por hechos probados que el procesado efectuó tocamientos a la mujer en los pechos y glúteos por encima de la ropa y le manifestó que a cambio de acceder a sus deseos sexuales le renovaría el contrato de trabajo.
El mismo año de la “sentencia de la minifalda”, se fortalece la presión del movimiento feminista que desde los 70 había alertado de los anacronismos en el sistema de justicia con respecto a los delitos relacionados con la libertad sexual y en 1989 se producen algunas reformas clave.
Carmen Molina Mansilla, “¿cerró bien las piernas?”.
Los estereotipos sexistas persisten entre los jueces y las juezas que tienen que juzgar la violencia de género en todas sus variantes, también la sexual. Así lo demostró en 2016 la jueza María del Carmen Molina Mansilla, titular del Juzgado de Violencia de Género de Vitoria, al preguntar a una mujer que denunció una violación si “había cerrado bien las piernas”.
La asociación Clara Campoamor pidió explicaciones a esta jueza y exigió su suspensión. Para esta asociación, la pregunta –“¿cerró bien las piernas, cerró toda la parte de los órganos femeninos?”– es “ofensiva, degradante y humillante, y carece del mínimo rigor profesional y ético para con la víctima”. La asociación Clara Campoamor explicó que la víctima “acabó atónita y extenuada el interrogatorio, más parecido a una culpable que a una denunciante”, actitud que agrava el hecho de que no siempre existan protocolos claros de actuación ante la violencia sexual.
Juan Manuel Piñar, el juez del caso Juana Rivas.
Pasados más de diez años de la Ley de Igualdad, y catorce de la Ley Integral de Violencia de Género, los prejuicios sexistas siguen permeando las decisiones judiciales, como puede verse en varias sentencias de Juan Manuel Piñar, el juez del juzgado de lo Penal Número 1 de Granada que condenó a Juana Rivas a cinco años de prisión por sustracción de menores y a seis de inhabilitación para ejercer la patria potestad.
Así, en 2011, Piñar ya se autorretrató en sus argumentaciones contra la Ley Integral de Violencia de Género en una sentencia que condena a una mujer por denuncia falsa. En 1999, este juez condenó a una mujer a pagar las costas por denunciar a su exmarido por “venganza”.
El juez es, pues, todo un activo de lo que Themis ha llamado esta semana en un comunicado “injusticia patriarcal”. El comunicado de Themis menciona también el caso del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, que no aplicó el agravante de ensañamiento y sí “apasionamiento” en un caso en que el acusado de matar a la víctima buscaba “deleitarse con la muerte” de ella “procurándole una tortura en la que el objetivo fuera hacerla sufrir todo lo posible”.
Francisco Vieira, 37 puñaladas no es ensañamiento.
Sobre jueces que no ven ensañamiento en los asesinatos con hasta 70 puñaladas hay múltiples registros. En 1999, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña declaró que no hubo “ensañamiento”en el asesinato de una mujer a la que el marido de una amiga asestó 70 puñaladas. El Supremo revocó esta sentencia. Pero esta consideración se sigue repitiendo veinte años después, por ejemplo, en la sentencia que firma el juez Francisco Vieira de la sala de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
Del argumento de este juez que considera que el proceder del agresor no causó “un sufrimiento innecesario” a la víctima se deriva que lo ocurrido fue un homicidio y no asesinato, lo que redujo la pena en este caso de 17 a 12 años de prisión. Por suerte, hay señales de que algo está cambiando, como demuestra esta decisión del Tribunal Supremo.
Las medallas de Fernando Pignatelli Meca.
En un caso que mereció un Premio Garrote a las sentencias más machistas de la asociación Women's Link, el Sargento Primero del Ejército del Aire, Juan José B. A., fue condenado penalmente por los tribunales españoles por pegar a su mujer, quien sufrió varios hematomas debido a la agresión. El Ejército lo sancionó disciplinariamente a 9 meses y un día de suspensión del Ejército, medida que él recurrió judicialmente. La sala de lo militar del Tribunal Supremo de España, que tuvo conocimiento de su caso, consideró que la sanción de suspensión fue una medida apropiada, pero “desproporcionada”, dado que –argumentaron los jueces de esta Sala– no fueron debidamente valoradas las condecoraciones, distintivos y menciones honoríficas del sargento ni su participación en las misiones de Afganistán.
Martirologio de los jueces machistas: Ferrín Calamita y el juez Serrano.
Y ningún ranking de injusticia patriarcal puede obviar a los jueces machistas Fernando Ferrín Calamita y Francisco Serrano. El juez de Murcia Ferrín Calamita, que fue inhabilitado en 2009 por el retraso “malicioso” de los trámites de adopción de una menor por parte de la esposa de la madre biológica de la pequeña, llevaba años haciendo méritos de su ideología machista y declaró en varias ocasiones haber sido perseguido por la “ideología de género”.
En este martirologio está también el juez Francisco Serrano, para quien la Ley Integral está “inspirada en la dictadura del “feminismo radical” y encierra “efectos perversos como las denuncias falsas”. Serrano, que fue inhabitado por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) en 2011 al ser considerado culpable de prevaricación culposa por prolongar durante dos días el período de estancia de vacaciones de un menor con su padre sin escuchar a la madre, volvió al ejercicio de magistrado en 2017, por decisión del Tribunal Supremo. El reingreso de Ferrín Calamita, en cambio, fue rechazado en abril de 2018 por el CGPJ.
Machismo
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El programa ¿Cómo lo ves? invita a un tertuliano conocido por sus columnas machistas para opinar sobre las denuncias por acoso de miles de mujeres después del caso Weinstein. El acoso sexual ha puesto patas arriba Hollywood y Westminster, pero es motivo de chascarrillo en la televisión pública.
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Esto es así. Este juez ya no está en Vigo. Lo ascendieron. Ahora está en Santiago.
Es impresionante lo que sale de la boca de algunos jueces! Aquí en Vigo, un juez pregunto a una mujer si el marido le había llamado puta o zorra. Ella
le respondió que no y el dijo que entonces no eran malos tratos!