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Derecho a la vivienda
Inquilinos para siempre: el 70% de la población que alquila no cree que pueda comprar o heredar una vivienda
Muchas cosas cambiaron con la crisis inmobiliaria de 2008. Además de la concentración bancaria, un millón de desahucios y el desembarco de los fondos de inversión —o quizá precisamente por todo esto—, la “sociedad de propietarios” ha comenzado a resquebrajarse. Vivir de alquiler cada vez es más común, ya no solo de jóvenes, se ha convertido en un factor de empobrecimiento y la enorme mayoría de la población inquilina no tiene expectativas de acceder jamás a una propiedad, ya sea a través de la compra o de una herencia familiar. Estas son las principales conclusiones del estudio De inquilinos a propietarios. Informe sobre la creciente desigualdad en el acceso a la propiedad, hecho público este 9 de octubre por el instituto de investigación Idra.
Aunque la población inquilina sigue siendo minoritaria, en las últimas décadas no ha dejado de crecer. Entre 2007 y 2023, el porcentaje de residentes que recurre al alquiler trepó del 13,5% al 18,7%. Esta tendencia es mucho más aguda en la Comunidad de Madrid y Catalunya, donde la población inquilina representa el 23,7% y el 24,9% respectivamente. Y mucho más aún en sus capitales: en Barcelona, el porcentaje de hogares que viven de alquiler ha llegado al 44,1%.
Los porcentajes son muy distintos si se habla de población con nacionalidad extranjera: el 61,3% de la población con nacionalidad de la UE y un 71,6% de extracomunitarios vive de alquiler. Entre la población con nacionalidad española, la tasa de inquilinos ha pasado del 9% en 2005 al 14% en 2023. Los datos recogido por este informe muestran un aumento sustancial en todos los tramos salvo en los mayores de 64 años.
Aunque la población joven vive principalmente de alquiler, en términos absolutos más de la mitad de los inquilinos de Madrid ya no son jóvenes: el 52,9% tiene entre 35 y 64 años
El informe confirma la tendencia y derriba la leyenda de que el alquiler es un rito de juventud, una escala antes de llegar a la vivienda en propiedad. Aunque la población joven vive principalmente de alquiler, en términos absolutos más de la mitad de los inquilinos de Madrid ya no son jóvenes: el 52,9% tiene entre 35 y 64 años. Y en Barcelona, el 43,8% de la población inquilina está en esta franja de edad, casi el mismo porcentaje que entre 16 y 35 años. Alquilar ya no es solo de jóvenes y la herencia ya no suele ser la solución. Solo tres de cada diez inquilinos tienen expectativas de heredar en las dos grandes ciudades españolas, según el informe de Idra.
Menor expectativa de heredar tienen las personas inquilinas mayores de 35 años y las personas de nacionalidad extranjera: el 81,3% de los inquilinos con nacionalidad extranjera no tiene expectativas de heredar una vivienda en Madrid y una cifra casi idéntica en Barcelona. Y no todos aquellos que hereden tendrán el asunto de la vivienda resuelto: el 80% de las personas que tienen previsto recibir propiedades de familiares tendrán que compartirlas con otros herederos.
Jaime Palomera es uno de los autores del informe. Para este investigador y activista, la relación de las personas con la vivienda marca en buena parte el encaje que tendrá en la sociedad y sus expectativas: “Hay una parte de la sociedad que va a heredar y eso define su futuro. Hay otra a la que la moneda le ha salido cruz y eso significa que no solo no heredará, sino que, además, vivirá de alquiler y eso le empobrecerá. Así se va generando una sociedad de dos velocidades”.
Si hay pocas esperanzas de resolver la crisis personal de vivienda a través de la muerte de un familiar, tampoco hay mejores expectativas en las posibilidades del ahorro y el ascenso social. En Madrid, un 70% de la población inquilina desconfía de sus posibilidades de acceder en el futuro a una vivienda en propiedad. Entre las personas de entre 35 y 64 años, el 75,2% no cree que pueda comprar una vivienda nunca.
El origen del problema, explican en el estudio, es una “distribución cada vez más asimétrica de la vivienda en propiedad, que está disparando la desigualdad en España”. La principal razón de esta falta de expectativas de convertirse en propietarios, aducen desde Idra, es la necesidad de “competir con personas, inversores y fondos que ya poseen viviendas en propiedad y patrimonios muy elevados”. De esta forma, los hogares inquilinos, con una renta media de 22.183 euros anuales, no tienen opción de acceder a una propiedad y se ven obligados a transferir buena parte de sus ingresos a los hogares rentistas, con ingresos medios de 46.725 euros anuales. Así es como millones de personas “acaban siendo expulsadas del sueño propietario por multipropietarios y rentistas”.
De esta forma, explican, “la riqueza fluye de quienes tienen menos ingresos y no tienen propiedades a quienes tienen más ingresos y cada vez acumulan más propiedades”. En esta “inquilinización” de la sociedad o en la creación de la también llamada “generación inquilina” una mayoría creciente de la población “está experimentando un deterioro en las condiciones de acceso a la vivienda, en forma de alquileres caros e inseguros, muy diferentes a las de generaciones anteriores”. Entre las transformaciones de las últimas décadas, el alquiler ha dejado de ser un rito de paso. “Vivir de alquiler es una condición duradera con alta probabilidad de prolongarse hasta la vejez”, concluyen desde Idra.