Derecho a la vivienda
Un tercio de los inquilinos cree que su casero le obligará a dejar el piso en el próximo año
@martincuneo.bsky.social
A través de encuestas realizadas en cuatro grandes ciudades —Madrid, Barcelona, Lisboa y Buenos Aires—, el instituto de investigación urbana IDRA traza un panorama poco alentador para el creciente segmento de la población que vive de alquiler. Muchos de estos hogares no han elegido libremente vivir donde lo hacen, sino que han sido víctimas de una “mudanza forzada”, bien porque ya no podía pagar el precio que demandaba su antiguo casero o porque su contrato no fue renovado. Otros motivos mencionados por las personas entrevistadas que llevan a estas “mudanzas forzadas” son las sentencias de desalojo o las presiones de la propiedad en forma de renuncia al mantenimiento del inmueble o a través de otras tácticas de mobbing inmobiliario.
El panorama general que describe IDRA en el informe El auge del rentismo y la fractura urbana global es de “inseguridad residencial”, “desplazamientos forzados” y “estrés financiero”. Una inseguridad residencial marcada por la posibilidad siempre presente de tener que buscarse un nuevo hogar en un mercado que se ha vuelto imposible. Según el estudio, seis de cada diez inquilinos en Madrid y Barcelona llevan menos de cinco años en su vivienda actual. En estas dos ciudades, un tercio de la población inquilina que se ha mudado recientemente lo ha tenido que hacer forzado por sus caseros. Un porcentaje similar en el caso de Madrid (25,2%) y Barcelona (35,6%) está convencido de que tendrá que abandonar su hogar en el siguiente año por las mismas razones: precios que no puede pagar, órdenes de desahucio y caseros que no renuevan el contrato o expulsan inquilinos a través de diversas tácticas de acoso.
Seis de cada diez inquilinos en Madrid y Barcelona llevan menos de cinco años en su vivienda. Un tercio de la población inquilina que se ha mudado recientemente lo ha tenido que hacer forzada por sus caseros
Entre los motivos de futuras mudanzas, la búsqueda voluntaria de una casa “más adecuada” y la compra figuran en primer lugar con porcentajes que varían entre el 50% y el 60% en Madrid y Barcelona. Les siguen entre las causas de mudanza el aumento del precio del alquiler, la no renovación del contrato y la imposibilidad de seguir pagando el alquiler.
La “inseguridad residencial” en la que vive la mayoría de la población inquilina se evidencia cuando se les pregunta sobre sus principales preocupaciones. El principal miedo, de lejos, es el aumento del precio del alquiler, que afecta a cuatro de cada diez personas en Madrid y a tres de cada diez en Barcelona. Le sigue el miedo a la finalización del contrato, las dificultades para poder pagar la renta o las preocupaciones por las malas condiciones del piso. En Barcelona, menos del 10% de los inquilinos reconoce no tener ninguna preocupación relacionadas con el alquiler. En Madrid, los inquilinos sin preocupaciones suben al 20%.
El “estrés financiero” es la norma en las tres grandes ciudades de la península ibérica. La sobrecarga del alquiler —cuando un inquilino debe dedicar más del 30% de sus ingresos a la renta— afecta a dos tercios de la población inquilina. En Barcelona, esta sobrecarga se define como “elevada” en el 30% de los casos; en Madrid, en el 33%; y en Lisboa, hasta el 45% de la población inquilina sufre una sobrecarga elevada. Esta presión sobre la economía familiar de estas cuatro ciudades es “creciente”, según el estudio.
El análisis comparado de Buenos Aires, Barcelona, Madrid y Lisboa revela, según el informe, “que el alquiler se ha convertido en una forma de tenencia estructural y generalizada, marcada por una creciente precariedad”.
Lejos de constituir una etapa transitoria, explican desde IDRA, el alquiler se ha consolidado como una “etapa permanente” para amplias capas de población. Alquilar hace tiempo dejó de ser cosa de jóvenes: la mayor parte de la población inquilina en las cuatro ciudades se ubica entre los 30 y los 64 años. Entre el 70% y el 80% de las personas encuestadas no tiene expectativas de heredar una vivienda. Y entre las personas que sí esperan heredar, la mayoría son pisos compartidos. La compra tampoco parece ser la opción mayoritaria: en Madrid solo tres de cada diez cree que podrá comprar para dejar de alquilar.
Además de la regulación del precio del alquiler, IDRA recomienda la prohibición de la compra especulativa de vivienda para la inversión siguiendo las experiencias de Nueva Zelanda, Países Bajos, Vancouver o Singapur
“La generación inquilina sigue en aumento y tiene muy pocas opciones para salir del régimen de alquiler, pues se encuentra compitiendo contra inversores que están acaparando viviendas”, concluye el informe.
Frente a esta inseguridad vital y los problemas que genera la burbuja del alquiler, desde IDRA defienden reformas legales que avancen hacia un modelo de alquiler indefinido, como en Alemania, para “dar seguridad” a quien vive de alquiler. Además de la regulación del precio del alquiler, recomienda la prohibición de la compra especulativa de vivienda para la inversión siguiendo las experiencias de Nueva Zelanda, Países Bajos, Vancouver o Singapur. Por último, IDRA señala la necesidad de ampliar la oferta de vivienda pública en alquiler a perpetuidad y las promociones “público-comunitarias” en régimen de cesión de uso.
Derecho a la vivienda
La ley de los sindicatos de inquilinos para regular los alquileres de temporada, un poco más cerca
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