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Agroecología
La agricultura ecológica es menos productiva que la agricultura convencional y otros trampantojos (I)
Si tienen oportunidad vayan a visitar el pequeño pueblo cacereño de Romangordo. Se ha hecho famoso, entre otras cosas, por los preciosos trampantojos que adornan puertas y fachadas. Imágenes que parecen reales pero que no lo son. Las figuras humanas y animales están muy conseguidas, pero son una ilusión.
Lo mismo ocurre con los comentarios que dicen que la agricultura convencional tiene mayor rendimiento (entendido como producción en kilos o toneladas por superficie medida en hectárea o metros cuadrados) que la agricultura ecológica. Es una ilusión, pero no es real.
Lo mismo ocurre con los comentarios que dicen que la agricultura convencional tiene mayor rendimiento que la agricultura ecológica. Es una ilusión, pero no es real
Depende de muchas cuestiones que, como se comenta a continuación, no permiten hacer esa afirmación. Otros trampantojos que se abordarán en este texto son los de que no se pueden producir alimentos sin fertilizantes de síntesis química y que tras la “Revolución Verde” se han multiplicado los rendimientos gracias a estos abonos químicos. Vamos por partes.
Para empezar, es importante recalcar que para comparar el rendimiento de dos tipos de manejos diferentes (ecológico y convencional) siendo mínimamente riguroso, debemos hablar de las mismas condiciones temporales, edáficas, meteorológicas, hídricas, etc. De nada sirve comparar una parcela en ecológico en regadío con una convencional en secano y viceversa o una parcela en convencional un año con la misma en ecológico al año siguiente, así como dos situadas en diferentes pueblos, comunidades autónomas o países.
Lo riguroso es comparar, por ejemplo, la misma parcela (o dos muy cercanas) con 5 o 10 años en ecológico una y con el mismo tiempo en convencional la otra. Por supuesto, con los mismos cultivos y la misma cantidad de agua y sistema de riego en su caso. Son numerosos los ejemplos recogidos por la evidencia científica que demuestran que la agricultura ecológica es tanto o más productiva que la convencional. Depende de diferentes cuestiones. Y lo consigue, lógicamente, sin abonos de síntesis química, sólo con abonos de origen orgánico.
Son numerosos los ejemplos recogidos por la evidencia científica que demuestran que la agricultura ecológica es tanto o más productiva que la convencional
La revista Nature publicó el artículo de Verena Seufert (2012) según el cual la agricultura ecológica tiene una capacidad productiva por unidad de superficie igual a la de la agricultura industrial para algunos tipos de frutales y semillas oleaginosas y una producción del 75% en otros cultivos. En el estudio dirigido por Catherine Badgley en 2007 se compararon los rendimientos por unidad de superficie de alimentos ecológicos frente a los convencionales para un conjunto de 293 ejemplos diferenciando entre países desarrollados y en desarrollo. En la mayoría de los casos la media de rendimiento fue ligeramente superior para convencional en países desarrollados y superior en ecológico en países en desarrollo.
Ambos estudios demuestran que no se puede afirmar categóricamente que la producción ecológica por unidad de superficie es menor que la convencional. Depende de muchas variables.
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El equipo de David Tilman publicó, también en la revista Nature, un informe que compara dos formas alternativas de cultivar maíz (con estiércol la primera y con alternancia de leguminosas la segunda) que mantienen unos rendimientos equivalentes a los de la agricultura convencional, pero que, a diferencia de ésta, aumentan la fertilidad del suelo reduciendo las pérdidas de carbono y nitrógeno por lixiviación.
Los rendimientos medios durante diez años (1986-1995) en kilos por hectárea fueron casi idénticos: 7.140 (estercolado), 7.100 (leguminosas) y 7.170 (convencional). En cambio, la cantidad de materia orgánica del suelo y su contenido en nitrógeno aumentaron claramente con los dos sistemas orgánicos y disminuyeron ligeramente en el sistema químico. Además, durante 5 años se comprobó que con los agroquímicos se lixiviaba un 60% más de nitrato hacia las aguas subterráneas que con los sistemas orgánicos.
La Academia Nacional de Ciencias en EE.UU. publicó un estudio en 1989 sobre once fincas concluyendo que aquellas que apenas aplican productos químicos a sus cosechas obtienen tanta productividad o más que aquellas en las que usan plaguicidas y abonos sintéticos. Una investigación de Erik van der Werf realizada en 1993 en India meridional comparaba siete pares de fincas ecológicas y convencionales y concluía que las primeras eran tan productivas y rentables como las segundas. Y añadía que si se extrapolaban los resultados a la nación entera, la generalización de la agricultura ecológica no tendría efectos negativos sobre la seguridad alimentaria, reduciría la erosión y desertificación del país, mejoraría la fertilidad de los suelos y reduciría la dependencia económica del extranjero.
Centrándonos en nuestro país, diferentes estudios realizados en la Estación Experimental Agraria de Carcaixent (C. Valenciana) concluyen que en cítricos y hortalizas no hay diferencias apreciables de rendimiento entre agricultura ecológica y convencional.
Centrándonos en nuestro país, diferentes estudios concluyen que en cítricos y hortalizas no hay diferencias apreciables de rendimiento entre agricultura ecológica y convencional
Finalizo con el estudio de David Pimentel, en el que compara dos sistemas de producción de maíz: el procedimiento convencional (agricultura intensiva de altos insumos químicos) frente a un sistema más equilibrado con caballones, rotación de cultivos (maíz/ soja/ alfalfa o arveja) y buenas prácticas agroecológicas (la rotación reduce las plagas y enfermedades, la fertilización orgánica mejora la estructura del suelo, el cultivo invernal de alfalfa o arveja como abono verde nutre el suelo y lo protege de la erosión).
En este segundo sistema, todos los aportes de nitrógeno procedían de fuentes orgánicas (estiércoles, abono verde); se añadieron pequeñas cantidades de fósforo y potasio inorgánicos.
En el mismo trabajo David Pimentel estimó también –de manera muy conservadora— los costes ambientales anuales de la producción convencional de maíz, obteniendo las siguientes cifras:
Si añadimos estos “costes ocultos” a los costes de producción de 523 $/ha, obtenemos una cifra de 804 dólares por hectárea y año (¡sin incluir el precio del agua de riego!), frente a los 337 dólares del sistema más ecológico. En este caso, significa menos de la mitad de los costes monetarios, numerosos beneficios ambientales incuantificables pero no por ello menos reales, y por añadidura más empleo y un 8% más de cosecha.
Una vez revisados algunos de los artículos científicos publicados en diferentes revistas de prestigio, pasemos a la otra ciencia, la de a pie de campo, la de la experiencia diaria que no se escribe en los papeles.
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Les dejo el testimonio de este agricultor (entre otros) de la provincia argentina de Buenos Aires en el que a partir del minuto 15 cuenta cómo tras dejar de aplicar agroquímicos empezó a ver cómo mejoraba la producción por unidad de superficie en sus campos de girasol, soja y trigo y, sobre todo, cómo se redujeron los costes de producción y aumentaron, en consecuencia, sus ingresos.
La Fundación Entretantos ha sacado una serie de vídeos en los que diferentes productores y productoras en ecológico tanto en agricultura como ganadería cuentan de su propia voz cómo ha cambiado su vida y su negocio tras dejar la agricultura convencional.
Escúchenlos y párense a reflexionar.
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Entonces... los productos de agricultura ecológica deberían ser más baratos que los "convencionales". Eso haría, además, que toda la producción acabase yendo al lado ecológico. ¡Doble beneficio!