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Antiespecismo
Activistas denuncian la explotación animal en fiestas populares de Euskal Herria
Sobrecogedoras fotografías componen la investigación de Askekintza, organización antiespecista que ha documentado durante cuatro años la explotación animal en festejos populares de toda Euskal Herria.
Con el objetivo de acabar con la explotación animal en las fiestas populares, el colectivo gipuzkoano de activistas antiespecistas Askekintza y el fotógrafo recientemente galardonado Aitor Garmendia (Tras los Muros) han reunido durante los últimos cuatro años miles de horas de vídeo y fotografías que plasman “lo que padecen todos los animales explotados en cada una de las fiestas de Euskal Herria”.
El reportaje fotográfico está compuesto por 20 instantáneas que “evidencian la explotación que los animales sufren en las fiestas”. Tal y como explican desde Askekintza (término que se podría traducir al castellano como liberacción), “cada año, en las fiestas de Euskal Herria cientos de animales son aprisionados, explotados y asesinados. La sokamuturra, el arrastre de bueyes y caballos, los juegos de carneros, las corridas de toros, los campeonatos de caza y pesca… Los ejemplos son interminables, pero tienen algo en común: son injustos”.
Estos espectáculos de crueldad no solo trufan la geografía de Euskal Herria, se ofician hasta en el último rincón del Estado español. Según Míriam Martínez de la asociación FAADA, 3.000 festejos populares incluyen eventos de maltrato a unos 80.000 animales al año en toda España. En el sitio web de la Asamblea Antiespecista de Madrid indican que son “entre 3.000 y 16.000 fiestas populares en las que se utilizan unos 60.000 animales”.
Antiespecismo
Explotación animal en fiestas
Como declara para El Salto Maialen, portavoz del colectivo gipuzkoano, “la gran mayoría de personas rechazan las corridas de toros, pero asumen de forma natural otras fiestas en las que se abusa de animales, como la sokamuturra o el arrastre de bueyes. Creemos que esto es debido a que aquí [en Euskal Herria] es más fácil rechazar una tradición cuando se percibe como folclore español que cuando tenemos que revisar los valores morales sobre los que está construido nuestro propio pueblo. En definitiva, esta investigación surge de la necesidad de mirarnos al espejo”.
El reportaje fotográfico que han presentado esta semana precede a un documental dirigido y escrito por Askekintza que se estrenará el 23 de marzo en el cine Trueba de Donostia y estará disponible en abierto en internet a partir de junio, tras una gira de presentación por Euskal Herria.
Fiestas con maltrato: “Educando” para la psicopatía
Hace tan solo unas semanas, el Comité de los Derechos de los Niños de la ONU publicaba un informe en el que pedía a España que prohíba que los menores de 18 años participen o asistan a espectáculos de tauromaquia debido a los “efectos perniciosos que puede tener sobre ellos”.
Además de vulnerar los derechos de los animales, este tipo de celebraciones violentas tienen también como “víctimas a toda la sociedad, especialmente a niños, niñas y adolescentes”, tal y como comentaron varias integrantes de la fundación Franz Weber tras la presentación del informe de la ONU.
El Salto ha podido conversar a este respecto con la donostiarra Lide Treku, psicóloga infantil y terapeuta de juego, que trabaja en Kulunkan Psikologia. Esta especialista está convencida de que, para una persona joven o de corta edad, participar e incluso simplemente presenciar este tipo de maltrato puede ser “problemático para su desarrollo personal y social”.
Según nos explica la psicóloga, “el tema de la exposición a la violencia hacia los animales está muy relacionado con la cuestión de la empatía, y vinculado esto a cómo educamos hacia la empatía y los valores de nuestra sociedad”. “La empatía —continúaTreku— no entiende de especies. Cuando se tiene empatía se sabe ver el dolor en todo aquel ser que sufre”. Y añade: “Tenemos claro que si presenciamos cómo alguien agrede a una persona a nuestro alrededor nos influye a largo plazo, y sin embargo erramos al no extraer la misma conclusión con la violencia que se comete contra los animales”.
Al consultarle sobre la relación entre la violencia hacia los humanos y hacia los animales, la experta argumenta sin dudar: “Hay muchísimos estudios que lo vinculan, sobre todo en torno a la psicopatía. La psicopatía es un trastorno antisocial que se caracteriza por la ausencia de empatía. Existe una correlación directa entre la exposición a actos de violencia hacia los animales, ya sea porque la misma persona haya ejercido la violencia o porque la haya vivido cuando ha sido pequeño, y que en el futuro esta persona se convierta en alguien que tenga muchas dificultades para poder adaptarse a la sociedad, en ponerse en lugar del otro, en tener empatía”.
“Las personas no empáticas —prosigue Lide Treku— tienden a ser excluidas de la sociedad. No les importa que los demás sufran, y por tanto pueden acabar generando problemas sociales. Uno de esos problemas es que ejerzan la violencia, tanto hacia animales como hacia seres humanos. La máxima expresión de estos problemas sería la psicopatía. Sin llegar a la psicopatía, hay una escala en la que puede darse una mayor insensibilidad”.
“Celebrar la violencia en festejos populares”, según la psicóloga y terapeuta, “supone lanzar a las personas menores un mensaje de legitimación: les demostramos que nos parece correcto que se utilice a animales y que se ejerza violencia sobre ellos. Les hacemos entender que esto es algo normal. Esa persona, en su escala de valores, no incluirá ya el respeto a los animales, pero eso abarca también el respeto a absolutamente todo lo que nos rodea”.
Por otra parte, comenta Treku, “enviamos un mensaje de insensibilización al sufrimiento. Y a la vez, un mensaje de insolidaridad: la persona menor puede ver que, ante ese dolor ajeno, no actuamos, o incluso nos parece algo divertido. Con lo cual, se les graba además un mensaje de insolidaridad: aunque le ocurra algo malo a otro, no estoy obligado a anteponerme a la injusticia”.
Treku concluye con otros dos inconvenientes asociados a este tipo de violencia: el trauma y las fobias generadas: “He conocido algunos casos con otro problema: el trauma. Dependiendo de la sensibilidad que tenga esa persona menor de edad, al ser expuesto a muestras de violencia a una edad en la que se generan más fácilmente las fobias, esa violencia presenciada puede convertirse en una fobia o en un trauma, ya que el niño o niña aún no ha desarrollado los mecanismos suficientes y, al no ser ayudado por sus mayores a gestionar los sentimientos que surgen, puede quedar traumatizado o presentar fobias, pues no es necesario vivir en primera persona una experiencia violenta para que desencadene en un trauma, basta con atestiguar esa violencia infligida a terceros”.
¿Qué valor tiene una tradición que se basa en el dolor ajeno?
Según el antropólogo Ismael Sánchez Expósito, autor del artículoFiestas populares y maltrato animal. Los límites de la tradición, “la fuerza de la tradición nunca puede ser argumento justificativo para no censurar determinadas prácticas que pongan en cuestión los derechos de los animales”. Sánchez Expósito se manifiesta en contra de lo que él denomina "relativismo cultural”, explicando que “aquellas prácticas culturales que atenten contra los derechos humanos o incurran en el maltrato animal han de ser censuradas desde los principios de una ética elemental”.
El científico concluye en su publicación que “ninguna justificación puede haber para no combatir el trato vejatorio a las mujeres que en determinadas regiones de India son incapaces de proporcionar una dote a su familia política, del mismo modo que para mirar a otro lado cuando una multitud jalea a quienes torturan a un animal exhibiendo la mayor de las crueldades”.
Ante quienes anteponen la salvaguarda de la tradición frente al fin del dolor ajeno provocado, la portavoz de Askekintza también lo tiene claro: “A lo largo de la historia, nuestro pueblo ha dado grandes pasos hacia una sociedad más justa. Ya es hora de avanzar también respecto al uso de animales. Ha llegado el momento de celebrar unas fiestas para todas las personas, respetando al resto de animales y en igualdad”. Añade además que “sabiendo que los animales, al igual que nosotros, quieren vivir libres y respetados, creemos que estas actividades deben cambiar”.
Hay alternativas
La buena noticia es que existen alternativas con las que pasarlo bien sin hacer daño a nadie. Parece que el grado de diversión no está directamente relacionado con el nivel de sufrimiento que se inflige a los demás. Maialen nos cuenta que desde su colectivo han trabajado “durante varios años con distintos ayuntamientos en la zona de Donostialdea y se han propuesto y organizado varias alternativas a los juegos con animales”.
En 2015 organizaron con éxito “el primer encierro con bola gigante en Orereta, y junto a la comisión de fiestas se redujo el numero de días en los que se celebraba la sokamuturra”. En 2016 y 2017 se mantuvo este cambio y Askekintza continuó trabajando con la comisión de fiestas. El año pasado en Hernani varios actos en los que se utilizan animales fueron sustituidos por juegos como el de la silla y el encierro de la bola gigante.
Es posible evolucionar
Como explica Maialen, “vivimos en una sociedad profundamente especista en la que los demás animales son considerados meros recursos y aún no nos hemos dado cuenta de los privilegios que tenemos como humanidad. Asumirlo supone poner en jaque nuestros valores y darle la vuelta a una parte de nuestra cultura, pero debemos darnos cuenta de que vale más la vida de un individuo que nuestro disfrute”.
A través de Maialen, Askekintza hace un llamamiento “a todas las comisiones de fiestas, instituciones, promotores, colectivos y personas, “para que dejéis de usar animales en las fiestas y os suméis a nuestra reivindicación. Apoyando así a quienes tienen menos poder en este conflicto”.
La vocera de Askekintza nos remite al manifiesto, al que ya se han adherido 38 asociaciones de toda Euskal Herria: “Nos parece importantísimo que colectivos que hasta ahora no se habían posicionado lo hayan hecho ahora del lado de los animales no humanos, como Bilgune Feminista de Euskal Herria, el sindicato CNT, el barrio libre de Errekaleor o la Plataforma Stop Desahucios Bizkaia. Los grupos de movimientos emancipatorios cada vez son más conscientes de la importancia de incluir la Liberación Animal en su discurso”.
Para concluir nuestra conversación, Maialen acentúa: “Esperamos que pronto esto sea algo de nuestro vergonzoso pasado. Que las fiestas se celebren sin obligar o abusar de nadie debería ser una realidad en pocos años, aunque asumimos que todavía queda mucho para que los animales dejen de ser oprimidos”.
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